Trialera de la cantera

Domingo a las siete de la mañana y que monazo de bici. Como el sábado por la noche no había abierto el correo no sabía si alguno de los domingueros habrían quedado, por lo que salí solo. No iría muy lejos; dudé al pasar a la altura de la carretera de Establiments y seguí hacia el parque de Sa Riera. Los peruanos aún no habían llegado y las pistas estaban vacías. Subí hasta la Avenida Picasso y crucé hasta Son Moix por la urbanización nueva. Desde allí hasta la Vileta. Y ya estaba convencido de que subiría por el cemento. El camino que sube hacia el Coll de Son Marill es complicado; el primer tramo tiene bastantes piedras y hay que acertar con la trazada; el segundo está mucho más limpio pero a cambio de una mayor pendiente. Hay que estar muy, muy fuerte para pasarlo seguido.

Como iba de tranqui me paré en el coll a comprobar el tornillo del pedalier; volvía a estar flojo. Busqué por allí y encontré un tenedor que doblé y pude dejarlo al menos más apretado de lo que estaba. Me lo llevé por si acaso y me dispuse a atacar la rampa de hormigón. Vamos a ver, pasarse se pasa, lo difícil es llegar a ella. Y lo más jodido es que después te quedan aún dos rampas más hasta lo alto del Puig des Revells. No voy a compararlo con las rampas del Rafal pero tiene su aquél. No iba a tirarme por la trialera del golf, hubiera sido muy cortita la vuelta y seguí hasta abajo. Allí me paré y mientras comía algo pasaron dos Garrigós. A uno de ellos no podría asegurar que no lo hubiera visto el sábado; al otro seguro que no. En esto pensaba cuando me dí cuenta de que tenía la trialera de la cantera delante y por ella me tiré sin dudar. Iba controlando bastante bien, y hasta llegué a creer que podría llegar abajo sin poner pie a tierra, pero no pudo ser. En una curva, como no podía ser de otra manera, tuve que apoyar. Pero tampoco pasa nada, disfrute máximo.

Decir que han tenido que cerrar la carretera de la cantera debido a la gran cantidad de residuos de obra y basura allí depositados. Son parte de las toneladas que le faltan a Tirme, ¡que las vayan a recoger ellos!. Esa carretera ya da directamente al golf y están aún en obras, aunque con una cantidad importante de golfistas jugando.

De vuelta crucé Palma hasta Sa Faixina. El día era agradable para pedalear y continué hasta el Parc de la Mar, que lo tenía muy olvidado. Para ir en bici no hay problema pero caminando es otra cosa, el piso de marés está muy deteriorado y es incómodo. Después me dirigí a casa cruzando por sa Gerrería hasta la Porta de Sant Antoni, donde había ya varias señoras de la calle en busca de clientes. Hasta alguna intentó iniciar un posible contacto. Me dió pena la mujer, tendría que estar desesperada para creer que un tipo que circula en bici todo sudado se puede parar a tener sexo en la calle a las once de la mañana. ¿Dónde iba a dejar la bici mientras?.


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