Parc de Llevant

Hace cinco meses estuve por primera vez y me quedé con ganas de volver. Hicimos la ruta larga, desde las antenas hasta Cala Agulla, por el sendero de los carabineros, donde tuvimos ocasión de juntarnos un buen grupo de bikeros de diversos puntos de la isla. Esta vez no ha sido así, pocos y de los habituales, excepto Empeny, que se prodiga menos. En total, Pepe y Manu, su amigo granaíno, de visita en la isla, Fibras, Tomeu (único Toy), Bonus, Botets y yo.

Quedada tardía, pasadas las nueve, para lo que tenía que acontecer pero al final la cosa ha sido rápida y sin percances, solo algunos pinchazos. La hemos hecho al revés de lo habitual, es decir, empezando desde Cala Agulla. No nos hemos complicado la vida para llegar hasta allí, hemos ido por la carretera para empezar a calentar. Pasada la playa empieza enseguida la pista en ascenso. Una vez arriba la bajada en línea recta te lleva hasta Cala Mesquida pero hemos preferido caracolear un poco por un sendero que sale a mano izquierda. Cuando te vuelves a encontrar las pistas hay que orientarse bien para no dar vueltas de acá para allá inútilmente. Terreno arenoso y divertido, pero no conviene meterse en las dunas. Entramos en la urbanización y buscamos la rotonda de entrada enfilando la pista que tenemos enfrente, aunque para hacerlo bien debériamos haber ido por la costa, que se puede.

Iba el primero, cosa rara, y al llegar a Cala Torta no he visto a nadie. He dado una vuelta por ahí y al volver estaban Bonus y Empeny. Como sabía que Tomeu había pinchado, justo al pasarme en la bajada, los hemos esperado durante un buen rato, pero no aparecía nadie. Al parecer acortaron por una trialera para dar a mitad de playa y no los oímos pasar. Es que nos quedamos en mal sitio, sin visión directa de la cala. Creo que Juan llamó por teléfono (o tal vez lo llamaron a él porque yo tenía una llamada perdida de Fibras a esa hora) y les dijeron que estaban de camino hacia la torre. De primeros pasamos a últimos.

Cuando subes el repecho enseguida ves la torre, y parece que está a un tiro de piedra. Lo que no se ve son las tres calas que hay entre medias, Cala Mitjana, Cala Estreta y Cala Matzocs. Y el senderillo sube y baja, y roca por todos lados. La verdad es que lo disfruté. Llegamos a la torre casi a los postres. Cuando nos íbamos llegaron la pareja de guiris que nos iban siguiendo durante toda la ruta. Fueron de los pocos que vimos en toda la etapa. El descenso desde la torre es lo más complicado de la etapa solo factible para los más atrevidos. Después del siguiente repecho entramos en terreno público tras atravesar la rejilla que llega hasta el mar aunque no hay ninguna indicación que así lo indique.

Nos queda un largo tramo sobre el roquedal, con una menor coloración del suelo por donde pisamos como única señalización que podamos encontrar. Aunque a primera vista pueda parecer plano nos cruzaremos con varias torrenteras que nos obligan a poner pie a tierra pero a la vez a intentar superarlas. Este tramo de un kilómetro es de lo más gratificante de la etapa. Realmente impresionante.

En la Cala de sa Font Salada estábamos descansando al sol sobre una losa mientras Pepe mantenía una conversación con el conductor de un todoterreno blanco con el emblema del Consorci, si no voy equivocado. Después nos la resumió en varios puntos. Era el encargado del refugio del Arenalet y nos advirtió que podíamos ser multados por la brigada del todoterreno verde si nos pillaban circulando fuera de los caminos. Vamos, que en el tramo costero que acabábamos de realizar está completamente prohibida la circulación rodada o montada. También que, aunque se permite en los itinerarios señalizados, los grupos no pueden superar las cuatro personas. Si son más numerosos hay que pedir permiso. Los comentarios fueron variopintos pero iban todos en la dirección de protesta mayoritariamente. Como a continuación tenemos pista no nos preocupamos en demasía. No sabemos si el otro grupo ciclista que apareció por allí lo había hecho o no; lo cierto es que salió de la playa por la pista. Ni tampoco si volvió a Artà o fue a rodearla siguiendo la pista tierra adentro para continuar después hacia la torre, ya fuera de los límites del parque.

Sin pararnos en el Arenalet des Verger enfilamos hacia arriba. Acordándome de mi primera bajada por allí preveía una subida larga pero no tanto. Casi todos la superaron sin poner pie, yo no. Aparte de la nula tracción de la rueda trasera en los tramos más empinados había que poner muchas ganas. Lo que sigue a continuación acaba con todo lo que lleves pero a la vez te deja con mal regusto si no consigues encadenar algunos metros montado ya que tiene tramos bastante factibles. Pero vamos, el pateo no te lo quita ni dios. Llegar a la carretera es solo un descanso psicológico ya que sigue subiendo aunque no con la pendiente anterior. Llegar al antiguo campamento es un alivio. Allí tomaremos una dressera por el bosque muy rápida y divertida con vuelta a la carretera frente a las casas de s'Alquería vella, al parecer en proceso de restauración.

Queda poco para salir del parque, por la barrera junto al aparcamiento, y en las señales de la entrada no se nos restringe la circulación, solamente a los vehículos a motor, aunque ésto es general para cualquier monte público de la Comunidad Autonóma. Habrá que enterarse mejor en el Centro de información de Artà.


2 comentarios :

Anónimo dijo...

es que encara no sabeu que és un Parc Natural??
No es permet l´us de vehicles rodats de cap tipus dins espais naturals protegits i naturals com el de Llevant...
amuntsailla

Woody dijo...

Estimat anònim, ¿per que no revises el Pla d'Ordenació de Recursos Naturals (PORN) de la península de Llevant, i assabentes de que parles?

Si tens versa trobaràs un resum en la següent entrada d'aquest blog.

I sense anar mes lluny, el propi personal del parc hauria de donar exemple i deixar els seus 4x4 que també tenen rodes a més de deixar sortir fums per el tub d'escapament

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