Batualmón

Batualmón, casi me pierdo la salida del sábado. Le dió por llover justo a la hora de levantarme y ya se sabe que ésta es una razón de peso para tomar la última decisión. En este caso opté por acudir y una vez en el lugar, decidir. Llevaba ya una buena temporada sin acudir a las citas programadas y encontraba a faltar la compañía de mis amigos. Cierto que estamos en contacto permanente a través de la lista de correo privada pero no se puede comparar con la emoción del directo.

Seguía lloviendo al llegar pero se ve que pasó bastante rato antes de partir y dió tiempo a escampar. De hecho, en la barrera del Correu ya habían desaparecido los chubasqueros. Y más después de las primeras rampas, las más duras del recorrido. Aún con la humedad en el empedrado se superaron bastante bien. La bici, excelente en ese terreno. Ningún contratiempo hasta el final. Hasta la zona de bajada con más confianza que nunca. Como la zona de saltos en la vieja fábrica de yeso la han destruido pasamos de ello y nos dirigimos a s'Arboçar a atacar las rampas. Iba con algunas dudas sobre la bici y sobre mí mismo, que quedaron rápidamente dilucidadas. La bici sube muy bien, con una postura cómoda, firme en las curvas. El bikero puso los límites en este caso.

Pude hacer una buena tirada seguida; un poco menos de la mitad, pero más de lo que me esperaba. Esa subida no se me puede atragantar, me gusta demasiado como para llegar a sufrir. Una vez en el mirador parece que ya no queda nada pero evidentemente no es así, aunque hay que estar muy fuerte para poder rodar los cinco kilómetros seguidos que tiene de longitud.

Hubo una cosa en la que casi todos se fijaron, y eran unas marcas de grandes dimensiones en el camino; como si lo hubieran arado. Llegué a pensar que podría haber sido el Suzuki o un quad de los cazadores, pero era en unos sitios muy concretos, sin continuidad, por lo que no me pareció muy factible. En els Aljubets se comentó y volvió a salir el asunto de los cerdos salvajes que campan por aquellos bosques, aunque hace tiempo que no he vuelto a saber nada de ellos. Tampoco me extrañaría que los cazadores les hubieran dado caza en alguna batida por los alrededores. Eso si han llegado por allí, ya que en un principio estaban localizados por la zona del Coll d'Estellencs y Galatzó.

Pasamos el desvío dels Puntals y del Pas des Cingles y un poco más lejos hay otro señalizado, por ahora inexplorado. Esta vez sí llegamos hasta la cima con sesión fotográfica toy completa incluida, a pesar de que el fotógrafo no parecía muy dispuesto a conseguirlo. Hicimos un buen parón para reponer fuerzas y divagar un poco sobre esto, aquello y lo de más allá. Creo que no había reparado en la caseta que hay arriba y como yo, otros; por eso fuimos a verla. Aún se conserva muy bien. Alguno la situaba en la guerra civil pero me parece que era solamente una caseta-refugio para el guarda forestal, del estilo de la que hay en el Galatzó.

Nos proponemos bajar una vez pertrechados y cada uno se motiva como puede. No tenía yo el día de lo más animado. Me lo había tomado todo con demasiada calma, y se notó en la bajada. La minitrialera del inicio necesita concentración y ayer no me sobraba mucha. El llevar otra montura tampoco ayudaba en este caso. Sabía que no haría estragos al menos hasta llegar al camino de carro. Después de la pared hay que patear un poco pero no mucho. Le sigue un tramo en el que suelo perderme al tener que estar más pendiente del firme que pisas que de las marcas pero al llegar al rancho se te olvida todo y las pulsaciones aumentan.

Buena bajada, rapidísima, disfrutando a tope otra vez. Y no fuí el único. Alguno rodó por el suelo en el tramo más erosionado sin consecuencias. Tras la reagrupación en el camí des Correu nos dimos cuenta de que era bastante tarde y se formaron dos grupos, los que se iban a quedar a comer en algún lado y los que volveríamos a casa. De todas maneras nos fuimos directos a la carretera y pasamos por la gran pendiente, que parece nada pero que se las trae si no controlas la frenada. Ya la habia intentado una vez y me fuí contra el árbol. Esta vez no quería que pasara lo mismo, y no pasó. Sorteé el segundo árbol pero en ese momento hice el zoom, al tiempo que oía como la rueda delantera desllantaba. Tengo la duda si la caída fue por eso o no. Quiero creer que no. Lo malo es que al perder presión ya no pude seguir. Y al llegar a la carretera me doy cuenta de que la rueda trasera va con todos los radios destensados. Eso necesita la mano de un profesional.


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