La petita Costera

A ver, ¿por dónde empiezo?. Hoy está difícil. Tenía que salir el sábado, eso estaba claro. Y la peña por ahí, de travessa.¿Quién queda? Pues, aparte de Pepe, nadie más da señales de vida. Entonces era el día perfecto para ir a trescar. Propuse varios itinerarios por Sóller como excusa para rutear un rato con el resto de peña.

Nos vimos allí e hicimos la primera parte de la ruta juntos. Sa Capelleta hacia el Mirador de ses Barques y Bàlitx d'Amunt y d'Enmig, a merendar a la fuente. Debo decir que fué el día que me pareció más corta la subida. No se porqué pero sin darme cuenta ya estábamos en el Coll d'en Pastor. Después de la merienda nos despedimos. Podríamos haber hecho la ruta hasta Cala Tuent con ellos pero las ganas de investigar podían más.

Tiramos para arriba para coger el desvío de la Tanca des Bous por una pista ancha que sube en sus primeros metros y después baja sin pausa hacia ese rincón. Existía un antiguo camino empedrado del que solamente restan unos tramos que la construcción de la pista respetó y que pudimos ver parte cerca del pozo pero que solamente utilizan los animales y no está suficientemente marcado. En el porxo nos entretuvimos en buscarlo y en retratar todos los elementos que instalaron allí, pozo, abrevadero, sesteadores, la mayoría de las veces aprovechando sabiamente lo que la naturaleza podía ofrecerles. Animales no vimos ninguno por la zona pero puedo asegurar que haberlos, haylos.

Llegamos al final de la pista y te encuentras una tapa en el suelo, cerrada. Ahí me lié. Contaba cosas de Gesa, de una línea eléctrica, no, no no. Se trata de un simple pozo. Me confundí con un tramo de pista que hicieron hace unos años cerca del Coll de Biniamar, por donde veíamos ascender pesadamente a nuestros amigos, para realizar unas catas del terreno y evalúar la posibilidad de hacer un túnel por donde transportar el agua de la fuente de la Costera hacia Sóller. La construyeron para poder transportar la maquinaria necesaria para ello. Como ya sabréis, la opción final elegida fué llevar el agua por una conducción submarina hasta el Port de Sóller. Es posible también que sea ése el motivo que la pista del coll sea tan ancha, que sea tan diferente el camino en un lado y en otro. Lo cierto es que la pista del coll tiene tres ramales. El primero sale muy cerca de las casas y va paralelo y muy cerca del torrente. Lo veíamos muy bien desde arriba. El segundo está a media subida y el tercero casi arriba. Los tres parecen ir a ningún lugar. Lo cierto es que no sabría decir para qué fin fueron trazados. La próxima vez que pase por Bálitx d'Avall habrá que preguntarselo a la madona.

No vimos continuación directa desde el final de la pista y nos fuimos a investigar unas fitas esparcidas por los bancales ya abandonados. A mí me parecía más bien una bajada hacia el torrente, dando la espalda al Puig de Bàlitx, por eso dudé desde el principio. Convencidos del error reemprendimos la búsqueda desde la pista en dirección al mar y no tardamos en encontrarla. Está a la vista; andando no te la pasas, pero bajando en bicicleta es otra cosa, no puedes desviar la vista del suelo.

Fuimos subiendo hasta encontrar un tramo de camino en muy buenas condiciones pero es como un espejismo en el desierto, desaparece de repente y debes seguir las marcas repartidas por doquier, no en vano ésta es una de las excursiones más renombradas de la isla y precisamente ese duro tramo de terreno lapiaz se presta a extravíos ya que no tienes referencias de hacia dónde vas. De repente, en la parte más elevada del recorrido, con algo más de visión del terreno, se ve, y bastante abajo, nuestra meta, el Coll de Cala Ferrera. Mencionar que algunos autores, digamos de los consagrados, lo citan como Coll de la Cordellina o Na Cordellina. Yo no ví ni una cosa ni otra, ni calas ni cordeles, o sea que no sé a quién dar la razón. Lo dejaré como el de la cala.

Cuando lo ves por primera vez sientes un alivio, todo hacia abajo. Craso error, porque eso significa que aún queda mucho por bajar, y hacerlo con la bici a cuestas es bastante incómodo. Hay que seguir las marcas correctamente porque estas te encaminan directamente al Pas de l'Heura, el único punto donde puedes salvar el escalón en que acaba todo este lado de ladera con cierta comodidad, y con bici, seguro. El estrecho comellar a los pies del paso es el que se utiliza para subir a lo alto del Puig de Bàlitx.

La pega es que cuando llegas al paso te das cuenta de que el coll está ahora muy arriba. Parece como si mientras vas ascendiendo por la ladera tu moral siguiera aún bajando por su propia inercia. Quería llegar arriba sin parar y al final me costó más de lo que pensaba. El tipo de calzado tampoco ayuda. Patinas en las rocas y patinas en la tierra. Pero llegamos arriba a pesar de todo. Aquí también estaba un poco confundido ya que no supe reconocer en un primer momento la mole que teníamos sobre nuestras cabezas: el Penyal Bernat del Joncar.

Objetivo cumplido. Sabíamos que ahora todo sería mucho más fácil aunque ninguno de los dos hubiera hollado ese camino; ni siquiera andando. Tiene un primer tramo dificultoso debido a la excesiva pendiente y ya al entrar en el pinar algún que otro paso comprometido, con saltos en las rocas y pinos atravesados. En general permite su circulación. Acaba como tal cerca de una barrera, ya sobre el camino de carro. Este sube ascendiendo pero solo para llegar hasta la última casa de la zona, toda ella dominada por el olivar, y conocida como la Illeta, que tenemos a nuestros pies.

Podemos optar por hacer un descenso rápido por el camino ancho, siempre con las debidas precauciones porque seguramente encontremos algún vehículo que baje o suba. Cerca de las casas de Es Sementaret, con una miranda natural que no vimos (desventajas de ir en bicicleta), existe un pequeño tramo de camino antiguo empedrado, que tampoco vimos, que salva unas cuantas curvas del camino ancho.

A los pies del Penyal Bernat de s'Illeta el camino está asfaltado hasta el Coll de s'Illa. Desde este punto, si hubiéramos tenido tiempo, podríamos haber bajado hasta ses Puntes a darnos un bañito o hacer una visita a la Torre Picada. Pero era tarde, nuestra exploración por la tanca y el trayecto hasta el Coll de Cala Ferrera habían durado más de lo previsto y, aunque no teníamos hambre, optamos por llegar a Sóller directamente.

Sé que es un trayecto que no se va a realizar asiduamente aunque se han hecho peores en cuanto a dureza se refiere, pero aquellos en que hay que arrastrar la bicicleta a través de la vegetación se hacen especialmente duros, y en ese lugar es bastante salvaje, aunque no me arrepiento en absoluto de haberlo hecho. Era uno de aquellos que siempre tienes en mente cuando piensas dónde puedes ir que no hayas ido.


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