Vueltica

El domingo quería salir a rodar, y cuando digo a rodar, me refiero a hacer unos kilómetros con ritmo y que no me exigiera mucho esfuerzo, por eso descarté (aunque no del todo) la invitación de Albert para salir juntos. Si me llego a meter por caminos irregulares hubiera sido un lastre para él, por eso desistí también de presentarme a la salida de los Bous Bufats, puestas a una hora más decente.

De todas maneras quería un poco de desnivel y eso no me dejaba muchas opciones sin tener que coger el coche y me decidí por subir al Coll de sa Creu pero para alargarla un poco más pasé por el castillo de Bellver subiendo y bajando por el asfalto. Después hacia la base militar y para arriba. Solamente me encontré con una pareja que subía hablando y muy despreocupadamente a mucha más velocidad que yo y uno que les quería dar caza bastante forzado. Yo subí bastante bien casi hasta arriba pero para llegar hasta el Coll des Vent tuve que regular un poco más.

Vi bajar a alguien por la trialera de la derecha y no se porqué me imaginé que seria alguien de los Bous y sin perder mucho tiempo fui tras ellos. Luego para bajar hacia Palma opté por los atajos hasta el interior del campo de entrenamiento de la base hasta salir a la carretera. Más adelante salí de ella para coger el desvío de la torrentera y rodar por toda la zona de bosque de las afueras de Son Rapinya. Cuando subí a la carretera, delante de la entrada del colegio Madre Alberta, había una gran concentración de coches y corredores que se preparaban para algún evento y fue cuando me topé con los Bous confirmándome que eran ellos los que había visto por la trialera. Venían del monumento. Me quise enterar de primera mano de la situación de la barrera de la carretera del Clot d'Aubarca y me comentó Carlos que ni la habían visto. Eso quiere decir que si está, está abierta de par en par, y que habían encontrado gente en las casas y no les habían puesto ningún tipo de pegas. Buena señal. Él no estaba enterado de ningún tipo de restricción, simplemente fueron y pasaron. Veremos por cuánto tiempo.


Ruta 3 Son Roca

Después del fracaso entre comillas de ruta de la semana pasada decidí dejarlo claro el mismo lunes. Entiendáseme, no es que la ruta que hicimos por Na Burguesa no valiera la pena, pero comparada con la que tenía en mente pues como que no tiene color. Jauja también debía pensar más o menos lo mismo y me lo planteó ese mismo día. Le eché un vistazo a sus rutas y ví que había un hueco por la zona de Puigpunyent, precisamente por donde discurre mi Ruta 3. Entonces vamos a rellenar ese hueco con un buen track, le propuse, y aceptó. Solamente quedaba perfilar algunos flecos, avisar a la peña y estaría todo listo para el sábado.

Me vi con Xavi entre semana y me planteó acortar el principio; se podría hacer un poco larga aunque hubiera dado igual acortar de inicio o al final. Dudaba si Tomeu podría venir, finalmente confirmó que sí y anunció la salida en la página. Yo por mi parte lo hice en el foromtb. Creía que algunos personajes que por allí campan podrían aparecer, como así fue. Propuse vernos, que no salir, a las ocho y cuarto en las cercanías del Ono Estadi y así fueron apareciendo hasta quince bikeros, amigos, amigos de amigos, medio conocidos y algunos foreros de nuevo cuño. En cuanto todo el mundo estuvo listo nos marchamos.

En el último momento se decide empezar por La Vileta y después ya se vería. La subida del coche quemado bajó los humos al personal y la bajada siguiente los volvió a encender. Después teníamos un tramo de subida por el Bunyolí muy conocido y apreciado por los bikeros palmesanos y alrededores. Justo al empezar a subir veo a todo el grupo parado y algunos manipulando una bici. ¡Pero qué bici! Del año de la pera, totalmente rígida, con unas ruedas finísimas y con aquellas típicas potencias de colores. Y desde luego los bikeros con sus vestimentas iban a juego con ellas. Puro anacronismo.

Esperando al último rezagado en la barrera de arriba aparecieron otros que sí conocía pero a los que no pude convencer de que se vinieran con nosotros. Hubieran hecho la bajada corta de Son Roca en lugar de volver sobre sus propios pasos. Según la traza deberíamos haber bajado por el asfalto hasta el inicio de la pista principal de Son Roca aunque nosotros realizamos un itinerario alternativo. Alguien propuso una variante, más directa, que lógicamente acorta el recorrido y el desnivel acumulado. Solamente había pasado una vez en una seminocturna y sabía que las dificultades se solventaban en unos minutos, como así fue. Unos metros de subida y ya estábamos en los terrenos cultivados de Son Roca donde, por cierto, encontramos al payés que nos dió algunos consejos y donde perdimos a Joselinx. No sabemos cierto donde se paró pero de él nunca más se supo. Llevaba un GPS y creía que seguía el track por lo que esperaba verlo aparecer de un momento a otro.

Tomamos el camino viejo de carro que comunica la posesión con la carretera de Puigpunyent aunque no lo hicimos de una tirada porque hubo un parón para reparar un pinchazo, que después fueron dos, pero, al estar cerca de la barrera, bajó el tramo que le faltaba andando y reparó en la carretera. Allí nos enteramos de que el ausente ya estaba en la carretera pero muchos kilómetros más abajo. Llegamos al pueblo rápidamente y buscamos un bar donde pedir un bocadillo. Realmente me extrañó esa circunstancia ya que no solemos merendar en bares. Otra cosa es al final, pero a media ruta creo que es romper el ritmo de la salida de forma innecesaria. Ya hay suficientes parones no previstos como para programar otros superfluos. Hay que comer, desde luego, pero puede hacerse de forma escalonada y en menos cantidad de una sola tacada. Además fuimos a parar a un establecimiento que no pudo hacerse cargo de unos pedidos la mar de corrientes y pretendían que esperáramos más de media hora por unos bocadillos. O sea que los que confiaban en la merienda quedaron escaldados.

Al momento empezaron las deserciones; gente que necesitaba estar más temprano en casa y era el último punto donde poder dar la vuelta, a partir de allí habría que realizarla completa. La subida cementada no ofrecía dificultades, tal es así que se me pasó rápido comentando con Jauja algunos temas. Excepto el tramo de sendero que comunica ese vial con otro superior el itinerario es totalmente ciclable. En todos los cruces giramos a la izquierda hasta llegar a una barrera que se puede sortear y empezamos a circular por una pista que va picando hacia arriba de forma suave, pero vamos, que si te empeñas puedes llegar a creer que es plano.

Llegamos al pozo para enterarme de dónde se partía exactamente para ir hacia el paso, y es justo desde ese mismo punto, hay varios hitos repartidos. ¿tan mal iba la vez anterior que no vi ninguno? Me hice el caminito dos veces arriba y abajo, investigué en algunos puntos y no vi nada por lo que no me quedó más remedio que llegar hasta la carretera para ir a coger el camino de Calvià desde la misma barrera. Esta vez, como llevábamos guía local, no hubo problemas. La pared está muy cerca y es un poco engorrosa de salvar si vas solo, que no era el caso, aún quedábamos once de los quince que salimos de Palma.

Una vez arriba disfruté de un buen tramo de camino endurero que desemboca en uno de los caminos de carro de la zona, el cual nos lleva, bordeando la rota a los pies de Na Bauçana, hasta el camino principal que se dirige a Son Font, el cual abandonamos unos metros más adelante pasando por unos sembrados hasta empalmar con un camino de carro que bordea la coma. Tramo rápido y divertido. Acaba con una pequeña subida para empezar al otro lado una serie de lazadas con giros rápidos que nos conducen hasta lo más hondo del terreno donde disfrutaremos de una muy buena bajada, muy rápida y revirada pero sin grandes dificultades técnicas aunque hay que estar constantemente variando la dirección para sortear las matas de carrizo.

Me había quedado atrás, cerrando barreras y controlando algunos integrantes del grupo, aunque llegué a pillar a alguno bajando pero no pasarlo. Cuando llegué a la pista principal de Son Sastre Tomeu, que no iba nada bien, se había adelantado y le seguimos los demás, no sin antes decidir por donde seguiría la ruta. La original sigue por el Coll des Tords hacia Palma y sube a lo alto de la Serra de Son Marill. Mi idea era enlazar ese tramo con la trialera de la cantera de Pinar Park, pero algunos ya habían decidido irse directamente a casa. De hecho a varios no llegué a verles más. Quizás si no hubiera ido con el llucmajorer si me hubiera ido para arriba pero no se lo planteé para no ponerle en un compromiso y pasamos de largo el desvío.

Al final, con algún kilómetro añadido por los carriles de Palma, salieron unos cincuenta kilómetros que cundieron bastante bien aún sin hacer exactamente la ruta programada.

Mañana más.


Na Burguesa???

Pues si, ¿pasa algo?. A ver si no vamos a poder ir adonde hemos pasado tan buenos momentos, sobretodo antes de probar cotas más elevadas; ya éso me parecía más que suficiente. Una serranía corta y baja según los estándares actuales pero con más posibilidades totalmente ciclables que otras con más metros.

En un principio no teníamos que ir por allí pero un viernes perro, perro por Menorca, con vuelta a deshoras incluida, me hizo optar por hacer algo saliendo rodando desde casa aprovechando ahora que casi están acabados los carriles bici. Mis compinches estaban esperando que les contara algo dada la escasa actividad de la lista durante la semana y quedamos acercarnos a Na Burguesa y aunque había pensado en llegar hasta las antenas de Calvià y bajar por la trialera hasta Palmanova hemos optado por hacer algo más cercano ya que Juan quería irse a ver los entrenos de los coches en Sóller y había quedado a la una y media con otra gente. La enduro (también conocida como la trialera Bendinat en estas páginas) estaría bien ya que tampoco la conocían y yo aprovecharía para ver si estaba tan estropeada como se ha comentado en los foros.

De lo primero que nos hemos dado cuenta es de que podemos ir desde casa (pongamos la Plaza Pedro Garau) hasta Son Dureta por los carriles bici, ¡hasta hemos estrenado el de las Avenidas! Y la verdad, me parece bien, desde luego hoy no había tráfico pero aunque lo hubiera habido tienes el carril bus de separación que te da mucha sensación de seguridad. Y como conductor debo decir que no creo que haya afectado ni mucho ni poco, más ha influido en la circulación el hecho de que la policía esté mucho más estricta respecto a la circulación por el carril bus; antes se ocupaba mucho más con el pretexto de tener que girar unos cientos de metros más adelante, ahora te sacan y te hacen girar cuando estás enfrente de la calle por donde quieres girar. Cierto que esto provoca retenciones en el carril de circulación pero sin graves consecuencias.

Pasamos también por delante del colegio San Cayetano a comprobar el tramo que ha generado tantas críticas entre los padres de los alumnos ya que se ha suprimido uno de los dos carriles que había para ensanchar la acera y meter el carril. No me parece mal. La pretensión de querer hacer prevalecer la comodidad de la descarga de niños justo delante de la puerta frente a la mejora de una infraestructura colectiva me parece que no tiene por donde cogerse. Creo más bien que es el colegio el que puede aportar alguna solución imaginativa. Poner un bus lanzadera con un punto de carga alejado, por ejemplo. Es lo que hacen muchos hoteles que están alejados de las playas para trasladar a sus clientes hasta la costa; quizás la EMT o la Consellería de Educación tenga alguna idea al respecto.

El paseo de viandantes de Génova también está acabado en cuanto a piso se refiere, aunque falta el equipamiento y ayer ya nos encontramos con algunos corredores y paseantes que lo utilizaban. A partir de allí empezaba nuestra ruta propiamente dicha, con la subida al monumento aunque sea por asfalto. En principio con alguna reserva dado el nivel de ingesta calorífica del día anterior que fue más bien escasa (menos mal de la media olla de macarrones que me encontré hechos cuando volví del aeropuerto) pero a medida que íbamos subiendo pude comprobar que iría todo bastante bien, a plato mediano y sin pasar agobios, aunque arriba se impone descanso (siempre con el pretexto de la consabida reagrupación, claro). En esas estábamos, comentando porqué Juan no acaba de rular fino pese a que físicamente no tiene nada fuera de lo normal, cuando aparece una furgo grande de la que se bajan tres chavales con tres bicis más o menos normalitas. En un principio pensé que venían a hacer descenso porque eso de empezar desde el monumento era la primera vez que lo veía, pero no, se fueron para arriba y se metieron hacia la casa. Uyyy, muy novatos son estos me parece a mí. Efectivamente, al momento volvieron sobre sus pasos y afrontaron con nosotros las primeras rampas donde ya pusieron pie a tierra. Poco después dejamos de verlos.

Carlos estrenaba calas y todo ese tramo de subida es idóneo para probarlas y comprobar la mejoría. No tuvo ningún problema y su única preocupación es saber cómo se comportará su rodilla cuando se baje de la bici debido a un problema físico en una de ellas. Con un terreno perfecto con algún charco y un día espléndido nos presentamos en el Coll des Pastor y seguimos cuesta abajo por la rampa de hormigón buscando el desvío al Mirador de n'Alzamora.

Venía un grupo de gente por la pista de la carretera hacia nosotros y uno de ellos íba en bicicleta y contó Carlos que le preguntó qué piñón debía poner en ese terreno. Son de estas cosas que te dejan un poco descolocado, como si te preguntara el del coche de al lado mientras estás parado en un semáforo qué marcha tiene que llevar para circular por las Avenidas, o algo así. Una absurdidad. Pero lo que a mí me interesaba de verdad era volver a pasar por el tramo de subida hacia el mirador, un tramo de estos que me gustan a más no poder, tanto de subida como de bajada, y que solamente aspiras a poder decir que lo has pasado de una tirada y sin poner pie. Ayer no fue ese día pero faltó muy poco. Me dejó contento.

Mientras estábamos en el desvío del mirador oí una voz conocida que se dirigía a mí; se trataba de una amiga de excursión en solitario por la zona y pudimos charlar un rato. En eso fue llegando el grupo del ciclista y también se pararon. Era de lo más variopinto pero el más original era el ciclista, un hombre mayor con una bici que no creo que vuelva entera a su casa. A la hora de partir me fijé en un detalle que me dejó más que sorprendido, iba con el manillar al revés, es decir, con la potencia dirigida hacia él y el tío tan pancho. Madre de dios, cuando se lo comenté nos partimos la caja, los demás no se habían dado cuenta; fue el mejor momento del día con diferencia. Después lo vimos partir hacia el mirador y el hombre parecía muy feliz, como si estrenara bici nueva.

Por nuestra parte queríamos volver arriba y partimos antes que Rafaela aunque nos pilló en la trialera donde estaba intentando convencer a Juan para que se tirara pero no lo vio claro y no la hizo entera. Después nos costó cogerla subiendo, la pillamos casi arriba del todo. Muy buen tren motor, creo que encima de una bici sacaría los colores a más de uno. Nos acompañó hasta el inicio de la enduro y la convencí para que bajara por allí ya que no la conocía y ya no la volvimos a ver. Había un grupo de moteros pero se iban a ir por otro lado. No se cómo está el asunto de la circulación con vehículos a motor por esos parajes pero no parecían muy preocupados por ello.

Al fin íbamos a bajar por la enduro otra vez, bueno yo, para Juan y Carlos sería la primera vez. Ya me habían advertido de su degradación y aunque en los primeros metros esté bastante bien antes de salir de la coma ya su deterioro es bastante evidente. La parte de pista por la zona reforestada se mantiene en buenas condiciones pero cuando llegamos al fondo, justo después del tobogán, vuelve a deteriorarse y la conducción se hace difícil por la gran cantidad de piedras que han quedado al descubierto. Hablando del tobogán, he de decir (porque no se puede decir otra cosa) que hice uno de los mayores ridículos de mi carrera. Hay un reportaje fotográfico que así lo demuestra aunque, al ser yo el editor, lo voy a censurar sin ningún pudor. Me queda el consuelo de que hice el ridículo intentándolo, no como otras veces, que ni a eso llegué. Lo de las rampas y toboganes no es una cosa que me vuelva loco ya que dejas de tener el control sobre la bici, baja sola, y si el miedo te puede, por poco que sea, la pifias. Ayer me pasó, me tiraba pero inconscientemente cruzaba el manillar para quedar encajado en el surco y pararme, me pasó unas cuantas veces y al final no pudo ser, en cambio los demás lo superaron sin problemas.

Juan ya se había ido porque lo esperaban para otra movida y nosotros dos nos pusimos en marcha después de hacer las últimas fotos. Quedaba el peor tramo hasta el desvío de la 374 y allí optamos por bajar por la pista, mucho más erosionada si cabe desde la última vez que pasé. En los túneles encontramos a Juan que había llegado hacía poco y los tres desandamos el camino de la mañana hacia Palma aunque, por las prisas que tenía, pronto dejamos de verlo y volvimos con más calma nosotros dos.

Entre volver a subir a Na Burguesa y el tema de la carrera de las cuatro horas y la Sense Aturar de Juan Mayol se me ha ocurrido una idea para una ruta un poco diferente de lo que solemos hacer habitualmente y que iré madurando poco a poco así como el recorrido que quiero que sea ciclable cien por cien. Esa es una condición indispensable para la ruta. Habrá más noticias sobre ello.


Arriba y abajo

Había buenas propuestas en la web para el sábado, sobretodo una de Xisco por la zona de Bunyola, de esas que al final te dejan tiritando porque tiene dos subidas largas bastante exigentes, sobretodo la segunda, pero no podía ir y no pensé mucho en ello. Lo que no sabía era si saldría el domingo y a medida que pasaba el día ví que sí, que sería posible al menos hacer una rutilla corta, en tiempo y distancia, para al menos matar el gusanillo. Una opción que tenía segura era la de los Bous Bufats, pero es que eso de estar en el punto de encuentro a las siete y media es criminal, prefiero sudar saliendo más tarde.

Na Burguesa o Bunyolí, casi no había más opciones si quería un poco de desnivel. Me decidí por el segundo, algún forero había anunciado su intención de rodar por allí y quizás pudiéramos coincidir pero no me planteé despertarme a una hora determinada y como ahora, con la bajada de temperaturas parece que duermo más, pues me levanté ya con el tiempo muy justo. Así pues me lo tomé con calma y me fuí tranquilamente hacia Establiments. Lo que me chocó fue ver un bikero por la vía de cintura; le pegué cuatro gritos, ¿dónde iría por el arcén?. En el semáforo de Establiments me alcanzó, parecía guiri y algo perdido así que no le comenté nada y se fue hacia Esporles.

Yo me crucé con un bikero frente a las casas de Bunyolí, luego estuve un rato intentando destaponarme las narices en la primera barrera hasta que me decido a subir y es cuando me cruzo con otros dos que bajan (después he sabido que eran los dos foreros que habían anunciado su salida) y continuo hasta la barrera de arriba sin ver a nadie más. Creía que sufriría más pero fue mejor de lo que esperaba. A ritmo y plato mediano sin forzar casi en ningún momento. Pero después, al llegar arriba, casi me hago una siesta, tranquilidad absoluta, solamente algunos coches pasaron arriba y abajo.

Demasiado tranquilo para acometer una buena bajada por la trialera; además de no regular el tren trasero (demasiado rebotón) y las ruedas que parecían piedras. El resultado, una adherencia comprometida aunque no hubo que lamentar ningún sobresalto de importancia. El resto de pista siguió con la misma tesitura.

Como se ve una salida sin historia, solamente para desgastar un poco el sillín y sudar la camiseta. Al volver no fui a probar el nuevo carril de las Avenidas pero tendré que ir a ver si son tan peligrosos como se ve desde fuera los separadores de goma que han puesto en el suelo. Cogí el de la calle Balmes que está ya casi terminado que me lleva directo a casa.


Sa Duaia

Sa Duaia: alqueria del terme d'Artà (Mall.). N'hi ha una altra que es diu Sa Duaieta.
Etim.: de l'àrab dwaya, dim. de dáya ‘llogaret’.

Conociendo la seriedad en cuanto a preparación de las rutas de Xisco cuando me dijo que quería ir a “hacer un ocho” por el Parc de Llevant prácticamente me decidí al instante, el mismo lunes. Tendría que tronar para que no fuera. Ni me miré los mapas, suponía que por fin pasaría por los caminos principales de acceso a las fincas de los que había oído hablar más bien pestes. Lo que era seguro es de que seríamos pocos de Palma. La mayoría se iba de la isla a practicar descenso y del resto, unos están lesionados, otros trabajan o bien tienen compromisos. El viernes solamente éramos cuatro decididos a ir y nos acomodamos en dos coches para estar a las ocho y media allí. Lo raro fue que llegué el primero y era casi la hora (faltaban unos minutos). Para más inri el teléfono murió con las baterías puestas y dudaba si debíamos vernos en otro lado, quizás el aparcamiento de la entrada del parque, pero al poco rato llegó Torito y Yarik y un poco más tarde el furgón de los pobleros. Solamente eran cuatro, Xisco, Biel, Sebastià y Xavier. Con Carlos que venía conmigo se completaba el grupeto.

No sé exactamente a qué hora nos pusimos en marcha dirigiéndonos en primer lugar hacia la carretera que lleva a Cala Torta. Hacía un montón de tiempo que no pasaba por allí y tardé en darme cuenta de que era la misma; está perfectamente asfaltada y no la reconocí a primera vista. Después de coronar el primer puerto nos desviamos por una barrera (¡la primera de muchas de ellas!) para hacer la primera bajada del día. Hacer constar que se encuentra recubierta de una capa de restos vegetales y que fue una suerte que no se enganchara ninguna rama en las ruedas y reventara algún radio o los cambios. Asimismo, en la parte más pedregosa, empezó el rosario de averías; empezó Biel Villa reventando la primera cámara y le siguió Sebas, Carlos y Sebas otra vez. Yo ya estaba con Yarik en las casas de Sa Duaia de Baix, reconvertidas actualmente en hotel rural, viendo como el grupo se iba acercando y volviendo a parar y así sucesivamente hasta que consiguieron llegar todos arriba.

Bajamos el ramal de carretera hasta enlazar con la principal que hemos abandonado unos kilómetros antes para volver a dejarla prácticamente en el mismo punto, entrando en los terrenos privados de Sa Cova. Es muy difícil querer relatar el itinerario exacto, hay demasiadas intersecciones, pero se puede decir que vamos directos al mar, hacia la Torre d'Albarca y que mucho antes incluso de verla nos desviaremos a la izquierda para entrar ya en terrenos de Es Verger y enlazar con el itinerario de Els Horts vells d'Albarca. Todos ellos se encuentran señalizados con los postes correspondientes. Éste se trata de un recorrido circular que sale y vuelve a las casas. Nosotros lo recorremos en sentido contrario a las agujas del reloj para pasar cerca de las casas y encarar la pista que se dirige hacia el Coll des Verger y a continuación las casas de s'Alquería vella d'Avall, donde se encuentra el aparcamiento y la recepción del parque. En el inicio de la subida Yarik abre la cadena y necesita reparación; además Sebas ha vuelto a pinchar. Los demás comemos algo e interrogamos a Toni para que nos cuente algunas historias del periplo de los Alpes. Una vez todo está en orden continuamos el ascenso para encarar la rápida bajada hasta la entrada del parque.

Desde aquí tomamos la carretera en ascenso para volver hacia la costa y realizar el segundo bucle pero Carlos y yo ya tenemos la intención de regresar y frente al antiguo campamento nos despedimos; yo me quedo cambiando la cámara trasera que perdía aire lentamente y Carlos se va a hacer un reportaje fotográfico del entorno. Le metí demasiado aire, iba de lado a lado en la bajada pero no sucedió ningún percance en ese corto descenso.

Ahora mismo me han pasado el track de la ruta porque estaba un poco desorientado sobre el mapa y ya lo tengo más o menos claro. Porque ésa la voy a repetir completa aunque por la gran cantidad de averías que se suelen producir en esa zona hay que ir dispuesto a pasarse del horario. Es una lástima lo alejado que se encuentra de Palma porque tiene enormes posibilidades. Lo único que nos recordó la forestal con la que charlamos un rato en el aparcamiento es de que debemos solicitar permiso si el grupo es de más de cuatro, más que nada para tener el tema un poco controlado. Ellos siguieron hasta el final para bajar por el Camí d'en Mondoi hasta el Arenalet y vuelta hasta las casas de Albarca regresando a Artà por Son Puça.