Son Gallard

Con el grupo revolucionado con la Sense Aturar de Joan Mayol durante toda la semana preveía que haríamos una salida con pocos participantes, como así ha sido. Y yo sin decidirme hasta el viernes por la noche aunque alguna idea venía sopesando durante la semana. Me apetecía volver a la Cala de Deià a recorrer esa red de caminos que suben y bajan desde el pueblo y alrededores a la cala y viceversa. Pero eso solamente tenía que ser una parte, la intermedia, porque mi idea era ir desde Valldemossa a Alconàsser y volver. Sobre el papel no era complicado pero dependía de diversos factores muy variables aparte de los humanos por eso no metí mucho desnivel (más bien poco) para no depender en demasía del horario.

Quería encontrar un enlace entre Son Gallard y Son Rullán que no fuera la pistorra que encontré cuando bajé por allí un día en solitario y no encontré una salida franca a la carretera que no fuera saltando barreras. Sabía que existía ese paso porque Pepe lo había recorrido pero no ví claro en el GE de que tipo de vía se trataba, simplemente tomé nota mentalmente de su trazado aproximado. Bueno, tengo que reconocer que me hice un pequeño mapa a mano para echarle un ojo en caso necesario.

Empezamos en Valldemossa dirección hacia la Ermita de la Trinitat por carretera para calentar un poco. Digo por carretera porque por Son Moragues no tengo la salida muy clara. El día que estuve tuve que hacer un poco de excursionismo por los bancales y además al final, saltar la rejilla para llegar a la carretera. O sea que vamos directos por el asfalto. Desde la ermita hasta las ermites velles por el sendero y después por el camino ancho hasta el desvío hacia la subida del mirador de Son Gallard. Justo cuando empieza la subida hemos visto un desvío y estaba seguro que iba en la dirección correcta pero hemos tirado hacia arriba y sin perder tiempo en el mirador empezamos a bajar enseguida por el camino principal. Ese tramo nunca lo había hecho y es una divertida pista con algunos tramos que hasta podrían considerarse como trialera. Más o menos como la parte que sube al Coll de Son Gallard.

En una de las curvas hemos visto a la izquierda un desvío marcado y hemos parado. Oteando en esa dirección se veía un claro de luz al fondo y efectivamente cuando ha vuelto Carlos de la exploración ha confirmado que es el punto donde se inicia el ascenso hacia el mirador, y está a unos doscientos metros escasos. Se confirmaba pues mi corazonada. El camino baja en rápidas lazadas a derecha e izquierda hasta que llegamos a una plazoleta desde donde la pista se encuentra asfaltada. Hemos visto varios coches por allí, seguramente de los que habíamos oído durante la subida pero no hemos llegado a ver a nadie.

Al desembocar en una pista nos hemos dirigido hacia la derecha para rodear la montaña dejando algunos desvíos a la derecha. La pista gana metros en altura hasta que se estabiliza ya con las casas de Son Rullán a la vista. Entonces deberemos saltar dos paredes ya que todos los portillos entre las dos fincas han sido tapiados. Muy cerca de la segunda pared se encuentra el enlace con la pista cementada que sube desde las casas. Decir enlace es mucho decir porque el camino acaba cerca de una caçera y se baja a la pista a las bravas.

Lo cierto es que una vez en el cemento debemos remontarlo hasta el primer desvío hacia la izquierda y en un momento dado la pista atraviesa la pared, sale del bosque y parece que se dirige hacia las casas, hecho que me ha llevado a pensar que debíamos seguir sin cruzarla, aunque ya sin un trazado claro. Las esperanzas se iban disipando a medida que subíamos por el bosque saltando paredes y andar sorteando ramas y matas. Después de coronar y empezar a dar la vuelta a la montaña no nos quedaba más remedio que ir bajando campo a través entre la maleza con la esperanza de que aquello no se hiciera muy largo.

De repente hemos visto una pista entre los árboles ya fuera del bosque y hasta ella hemos llegado. No la he reconocido en ese momento y parecía que debíamos ir hacia la derecha. No ha tardado en entrar en el bosque y empezar a subir de forma muy pronunciada (porqué?). Ha sido una buena subida aunque con la sensación de que íbamos mal encaminados. Efectivamente al poco hemos llegado a un sitio reconocido. Entonces me he dado cuenta de donde habíamos contactado con la pista y debíamos volver atrás y lo hemos hecho porque todo lo que quedaba por delante era subida, aunque eso no es totalmente cierto y luego explicaré porqué.

Buen tramo de bajada ya sin abandonar la pista hasta la barrera donde giramos hasta la Caseta de ses Rotes y tomar ya el camino empedrado. Para mis compinches era la primera vez y yo personalmente lo he disfrutado. Parece ser que el cambio de potencia y manillar se nota bastante en la mejora de postura y conducción lo cual me produce gran satisfacción, aunque sigo conservando antiguos vicios que hay que seguir puliendo y nada mejor que hacerlo en ese tipo de terrenos. He tenido allí una caída sin consecuencias producto de una topada con una mata que me ha frenado y doblado el manillar saliendo por delante pero he podido caer de pie sin más problemas. Por lo demás, una gozada.

Quería ver otro camino además, el que baja hacia el Pont de la cala desde la carretera. Según el catálogo del Consell continúa al otro lado del torrente subiendo otra vez hacia la carretera; es el tramo marcado como GR. En el catálogo está nominado como Camí del Pont de la Cala. Hemos tenido un pequeño despiste y ha habido que remontar el asfalto y al subir otra vez ha habido un intento de amotinamiento que casi me deja solo ante el peligro. Finalmente lo hemos reintegrado al redil. Al pillar el itinerario correcto ya no ha habido quién nos parara, a excepción de las barreras. Divertido, divertido, divertido, aún así, en unos escalones, Carlos ha salido volando. Me he enterado abajo donde me he cansado de esperar que llegaran.

El que se quería ir había bajado con la condición de volver a subir enseguida e iniciar el regreso por carretera. Ya era tarde para intentar siquiera llegar a Llucalcari y además ha empezado a llover y ha caído una buena pero ha durado poco aunque lo suficiente para cambiar el trayecto de subida que quería hacer por el Camí de sa Vinyeta por el dels Ribassos, más directo, y aunque ha parado de llover en los primeros metros ya no los he podido convencer para intentarlo con lo que al salir a la carretera hemos vuelto a Valldemossa directamente sin desvíos.

Al llegar a casa he podido comprobar dónde he fallado siguiendo la traza, y no ha sido en el paso de la pared, como decía Juan, aunque hubiésemos podido ir por allí pero se acerca demasiado a las casas para mi gusto. El desvío que debíamos haber tomado era uno a derechas, más o menos por donde oíamos a los que por allí estaban. Eso nos hubiera acercado a la bajada de los Cingles en un punto conocido y ahora exactamente localizado. Sabiendo eso hubiéramos tardado bastante tiempo menos en llegar a Deià y no hubiera habido problema en continuar hacia Llucalcari y más allá, hacia Alconàsser. Queda pues pendiente para otro día.