Míner Gran (al fin)

Había habido salidas por la zona y fui a algunas pero todas las veces pasamos por Alcanella; por lo tanto llegamos a Míner Gran sin utilizar la pista de acceso asfaltada, la que viene desde el llano. Solamente la había hecho en parte llegando a Míner Petit hace mucho tiempo. Encontré la barrera cerrada y gente en las casas. Dudaba si estaría ya donde debía y me dediqué a investigar un poco por la zona buscando el enlace con el camino que me debería llevar hacia Alcanella y Lluc pero al no estar en el sitio correcto lógicamente no lo encontré, volviendo a bajar, aunque me desvié por un ramal que me llevó hasta la parte trasera de las casas de Biniatró.

El once de noviembre del 2006 Pepefz se acopló a una salida de los Toys pero se desviaron hacia Alcanella. Yo no fui porque tenía cosas que hacer en casa, en esa época hice algunas reformas. Debió gustar porque el veinticinco del mismo mes nos juntamos una buena peña para volver por allí pero desde Lluc, pasando por Míner Gran, Fartàritx del Racó y bajando por el Ninot. Yo aún iba con la bici vieja por lo que no me afectó mucho en la bajada.

No volvimos hasta enero de 2008, en esa ocasión empezando desde Pollença dirigiéndonos hacia Lluc, por lo que es obvio que no subimos por las rampas. Hicimos la segunda bajada desde el altiplano, esta vez con la bici nueva y aunque los comentarios fueron muy benévolos, la trialera la pasé regular (casi diría tirando a mal). Ese mismo mes volvieron por las rampas y yo no fui; había salido el jueves con Pepe precisamente por ese motivo. Ese sábado era especial para mí.

Esa ruta, la del diecinueve, se repitió casi idéntica en junio de 2008 y no fui y no se porqué. No he visto la excusa que tuve en ese momento pero sí hice algún comentario al respecto. Tampoco fui con Pepefz que se paseó por la zona.

Todo esto viene a cuento porque aunque se ha ido por la zona unas cuantas veces no había coincidido aún que yo subiera por las rampas y claro mientras va pasando el tiempo los recuerdos se van enredando y todo se difumina. Sabía que había unas buenas cuestas pero las sensaciones hace ya tiempo que desaparecieron, y ese tramo que me faltaba por hacer, entre Míner Petit y Míner Gran, me estaba reclamando ya con insistencia. Por eso, aunque estos últimos meses he tenido acontecimientos importantes en mi vida y la bici ha quedado relegada a veces y que supiera que iba a costarme más de la cuenta, no quise renunciar a ir cuando la vi programada en la página de los Toys. Tenía otros temas en marcha pero los pospuse, esta no me la iba a perder.

Así pues todo empezó en Caimari a las ocho y media con Tomeu cambiando definitivamente su rueda trasera por otra idéntica cerca del aparcamiento improvisado preparado para los coches de los visitantes de la doceava fira de l'Oliva. Ocho bikeros, más uno, Crop, que nos esperaría en Campanet, empezamos nuestra ruta por asfalto hacia Moscari y Campanet para empezar a calentar el músculo. Tomamos el Camí vell de Pollença buscando el desvío de Biniatró para girar en seguida a la derecha y una vez atravesada la barrera en el linde del bosque, donde aprovechamos para quitarnos algo de ropa y descargar líquidos sobrantes, empezar a subir las rampas sin tiempo siquiera a echar una maldición. Bueno si, tienen una pendiente considerable en algunos tramos, pero nada que no pueda pasarse medianamente bien dado el buen estado del firme. Y en ésas estábamos cuando arribamos a la barrera de Míner Petit donde hicimos un reagrupamiento, excepto de dos que no pararon, y reconocí en ese punto el lugar donde acabé mi ascensión en mi anterior (y única) incursión en esos parajes.

Ahora iba a empezar lo nuevo para mí. Pasamos en primer lugar por delante de las casas, ya semiderruidas, e intenté localizar algunos puntos de interés de la zona, como un enorme hueco que se ve en el GE, parece un impacto de meteorito o quizás una cantera, en todo caso parece de origen natural. Muy cerca de él debería pasar un camino que uniría Sa Mola con Míner Petit pero tampoco lo localizé, desde luego en marcha, no. Y para hacer de subida, descartado por completo, si es que existe. Lo que si es cierto es que esta parte es la menos dura, hasta tiene algunos metros en bajada. Con solamente seis curvas superamos cien metros de desnivel y después va bastante tendido. Pasamos primero el desvío hacia el Coll del Puig de Ca y continuamos hacia el Coll de Míner, adonde llegamos en pocos minutos, dejando atrás el desvío hacia Sa Mola.

Parecía que no había nadie en las casas de Fartàritx del Racó y pasamos rápidamente las bicis por lo alto de la pared para bajar sin perder tiempo no sea cosa que nos salga l'amo y nos envíe allà on no hi plou. Llegamos abajo y algo tenía que pasar, siempre pasa algo en esa bajada, llegué sin frenos tal fue el calentón que les metí. Ni delante ni detrás. Tendré que revisar las pastillas esta semana. Quizás no sea problema de las pastillas sino de los discos, falta de ventilación, ya que más fríos volvieron a coger potencia.

Quería ver como estaba la zona de Fartàritx d'en Vila después de las últimas noticias sobre su venta. Pues está igual por ahora y ya nada nos detuvo hasta el sementer de Fartàritx Gran o d'en Roig, quién sabe. Lugar idóneo, tanto por las vistas como por el tiempo que hacía, para merendar. Lo malo es que no llevaba más que dos manzanas. Ingenuo de mí no había comprobado el día anterior si había algo en la nevera para prepararme unos bocatas y resultó que no había nada. Se me hizo tarde y no se me ocurrió prepararme uno de atún, por ejemplo, y cogí lo primero que vi, dos manzanas. Y después lo pagué caro, porque en la trialera de bajada, quieras o no, gastas mucha energía. Es dura de narices, y si eres torpe como yo, más, porque cuesta encadenar tramos largos con un mínimo de velocidad, sobre todo en la primera parte, la de más desnivel, y aunque el camino esté empedrado, en muchos tramos no es liso y quedas enrocado. Fue el tramo donde hubo las averias más gordas, una cadena partida y un cambio a tomar viento.

En el segundo tramo, más llano, es donde el camino está más invadido por la vegetación y casi no ves el suelo, pero se puede pasar más o menos dignamente. Ni quería mirar las piedras, estaba casi seguro de que iba a salir volando en cualquier momento después de quedarse la rueda clavada en cualquier roca que sobresaliera más de la cuenta. Fue por allí donde le di un llantazo a las dos ruedas con la misma piedra pero debía llevar la presión justa para no reventar porque pude seguir sin problemas. El tercer tramo ya por el interior del bosque hasta Can Huguet se puede hacer bastante rápido si eres un buen piloto.

Tuvimos que recorrer un tramo de asfalto hacia Pollença para enlazar con la carretera, la cual seguimos hasta el Pi de Son Grúa dada la reparación chapucera del cambio de Fibras que, todo sea dicho, aguantó hasta el final pese a mi sorpresa ya que lo único que lo mantenía en su sitio eran dos bridas. Fuimos agrupados hasta el inicio del GR donde nos separamos en dos grupos. Yo tiré por la pista con tres más, el resto por el bosque. Ritmo constante y agrupados hasta que no me quedó más remedio que meter el plato pequeño cerca de las casas de Muntanya. La verdad es que no podía más, me tuve que parar a comerme la manzana que me quedaba porque tenía las reservas a cero y además parecía que me habían metido un pebre de banyeta por el trasero, echaba fuego. Después pude continuar y llegar el último a Binifaldó donde me estaban esperando tumbados a la bartola y poniéndome a parir. ¡Qué diferencia con la subida anterior donde llegué mucho antes que todos los que subían por el GR! Y mucho más relajado. La verdad es que pequé de inocente al pensar que podría hacer toda esta ruta con tan mínima ingesta calorífica. Por la tarde tenía agujetas hasta en los omóplatos.

Tomeu había petado el freno trasero (no sé dónde ni cómo) y bajó a Lluc por la carretera, los demás seguimos por el camino de tierra para volver a subir hacia el Coll de sa Batalla, donde me quedé descolgado subiendo con el molinillo puesto. Juan me alcanzó y llegamos juntos arriba donde vimos que habían parado en Can Gallet para comer y solamente me pude despedir de los que había fuera, en lo único que pensaba era en llegar a la Bretxa vella para no volver a pedalear cuesta arriba (de hecho lo único que me quedaba cuesta arriba lo hice andando) y disfrutar de la bajada, cosa que hice de principio a fin.

No me arrepiento en absoluto de haber ido. Discurrió peor de lo que me imaginaba pero fue también por mi dejadez. No llevar comida no puede considerarse un fallo, es una rotunda gilipollez, y que estuviera mojada la bajada y en lugar de bajarla casi me arrastrara por ella tampoco es culpa de nadie, es que es así y punto. Pero yo quería subir a Míner Gran y el sábado pasado se cumplió. Me quedo con eso.


Llucmajor en Esporles

Tras un fin de semana de parón rutero por mi parte y dado que he estado medio constipado toda la semana mi participación en alguna salida no estaba garantizada. Alguien sacó el tema de unos caminos inexplorados y Tomeu que está a la que salta últimamente recogió el guante y la anunció oficialmente. Lo que pasa es que desde el día del pateo por el Puig del Vent y la Galera donde pillé un cabreo de tres pares decidí que me lo pensaría dos veces antes de acometer ciertas rutas, y ésta era una de ellas. Una de esas donde el pedaleo pasa a un segundo plano, y eso sí se sabía de antemano.

La de la semana pasada tampoco era para echar cohetes pero tenía muchas escapatorias, allí no había problema. Más o menos como en la de esta semana; siempre hubiera podido optar por una retirada estratégica pero otras noticias surgidas a lo largo de los días previos me llamaron la atención. Miguel, de los Llucmabike, estaba preparando una salida por Esporles y parecía que se iba sumando gente de diversos grupos. L'amo Andreu había confirmado su asistencia tras algunas dudas. Esa ruta totalmente ciclable, aunque conocida, y la asistencia de diversos personajes, conocidos y desconocidos, me animó a enrolarme.

Llegamos justos de hora pero aún faltaban unos cuantos por lo que pudimos saludar con tiempo a los conocidos, que eran más bien pocos. El resto, integrantes de diversos grupos, Quintana, Dimonis, llucmajorers, y algunos acoplados con los que no suelo relacionarme. No pude retener el nombre, ni posiblemente la cara, de todos ellos. Yo me puse el maillot de Fumigado, que es como un DNI en tela, y así me ahorro algunas presentaciones, aunque lo llevé por poco tiempo, el justo para empezar a sudar. Porque eso fue lo que pensé cuando los vi, aquí hay mucho rutero camuflado, con el alma dividida entre el asfalto y los senderos.

Así que para tener un poco de todo plantean la ruta empezando por subir por asfalto hacia es Verger y girar hacia la Ermita de Maristela por las rampas de cemento. En la barrera ya me quité el pijama y dejé que los picaos se machacaran ellos solos. El chófer del Pasquali nos dejó pasar a todos pero tras las malas sensaciones que tuve en las rampas decidí parar y tratar de solucionar el roce del disco trasero con las pastillas; me parece que no lo logré. Juan se me escapó y yo iba haciendo la goma con el Pasquali pero preferí esperar a Andreu que venía aún más atrás, así que subimos los dos ringo rango hasta arriba.

Ya debían estar cansados de esperar cuando llegamos así que no perdí mucho tiempo en ponerme las rodilleras, coger agua y salir para abajo, hacia los marges. Bajé el primero y algunos venían detrás. Nos hemos reunido en la losa donde alguno se tiró y después los he visto pasar por el primer marge, con dispar resultado. De lo que he hecho yo mejor no hablar, aún tenía en la mente los revolcones de hace quince días. Y en el pequeño tramo de bajada hasta la carretera hubo un pinchazo. Está en restauración y era lo normal dar algún llantazo en las tiras de piedras que lo cruzan.

Hicimos un tramo de carretera hasta el cruce de arriba y en la Granja se nos unieron los que habían bajado por el Pas de sa Granja (aún quedan clases). Allí se decidió bajar directos por la Branson acortando un poco la ruta inicial. Buena bajada sin contratiempos donde me sentí muy cómodo, sin apenas embozos y a buen ritmo. En el recuento de la explanada faltaba uno, Andreu había pinchado y el horario, su horario, empezaba a trastocarse. Como no lo tenía claro nos fuimos Juan y yo abajo a merendar. Otros estaban en uno de los bares. Al parecer, siendo un grupo tan numeroso, había disparidad de criterio respecto a ese tema y algunos empezaron a irse. Andreu no aparecía y cuando llegaron los del bar les conminé a que se fueran tras sus compañeros. Juan y yo le esperaríamos y seguiríamos a nuestro ritmo. Finalmente apareció unos minutos más tarde, se había perdido por el torrente.

Hicimos la ruta prevista a paso lento pero constante. Quedaban aún unas cuantas subidas y nos lo tomamos con calma, más que nada porque no había más tela que cortar, aunque Juan se rehízo milagrosamente de sus dolencias y constantemente nos dejaba atrás, cosa que le dejó bastante sorprendido por cierto. Cuando nos paramos para ponernos las protecciones nos alcanzaron Bonus y Joséllarg que venían de realizar su periplo particular y juntos hicimos toda la bajada hasta la Granja. Ellos quedaron allí y nosotros volvimos al pueblo por los escalones donde no las tenía todas conmigo y los pasé un poco más lento de lo que debiera pero al menos con el rebote mejor ajustado.

Tampoco era tan tarde cuando llegamos, digamos que estuvimos dentro de nuestro horario habitual, lo que pasa es que otros se ve que están más habituados a correr contra el crono y no pedalear como que les crispa un poco. Nada que decir, de hecho aunque no hubiera sucedido el incidente de Andreu, yo mismo les hubiera advertido de que no nos esperaran en el caso de que no hubiéramos podido seguirles por la Volta des General, cosa que, por otro lado, hubiera sucedido con total probabilidad. Tampoco es cuestión de chafar la ruta a otros si vas de acoplado. Por lo demás, buen ambiente, que es siempre de lo que se trata.


Cosas que pasan

Ha sido un poco extraño tal y como lo he visto ya que he tenido una visión parcial de la situación. Se ve que estaba medio dormido pero me ha parecido oír que un coche circulaba de manera un poco brusca y me ha sacado de repente del sopor. Lo que he visto por tanto no me ha sorprendido, un coche patrulla con la puerta abierta y el motor en marcha parado en medio de la calle. Pero lo que no me esperaba ver es que había una bicicleta, una BTT para ser más exactos, apoyada sobre la carrocería, pero no he oído gritos de persecución ni nada parecido. Finalmente ha aparecido otro coche patrulla y después otro, con todos los policías deambulando arriba y abajo sin muchos nervios. Algunos le echaban un vistazo y hasta la sopesaban intentando supongo apreciar su calidad.

Y cual ha sido mi sorpresa cuando al mirar hacia la otra esquina veo allí otro coche patrulla y otra bici. No he podido oír sus conversaciones pero está más que claro que eran robadas. Una de ellas era roja, no se si doble o no, y la otra blanca, semirrígida. Lo que no acabo de ver claro es cómo se han apoderado de ellas sin agarrar al ladrón, aunque eso son solamente conjeturas. También es posible que quién las condujera fueran sus legítimos propietarios, aunque esa es una posibilidad que me parece muy remota. No creo que hayan escapado por no llevar las luces reglamentarias, y menos movilizar a seis coches patrulla porque aún había dos más en la otra calle. Cuando se han ido los he visto. Ni que fuera este barrio Son Banya.

Sea como fuere aquí quedan estas líneas por si a alguno le falta la bici del garaje y no sabe por dónde tirar aunque seguramente ya lo habrá denunciado y recuperado. Y si no lo ha hecho quizás haya tenido suerte y sea alguna de esas dos.