Sa Torre

Aún llevo arrastrando el constipado y me es imposible sumarme a la expedición sabatina. De hecho había pensado no salir pero el viernes el gusanillo me estaba royendo y llamé a Juan para que me contara que tal seguía él. No me contestó y lo dejé para el sábado. Quizás saldría bien el plan porque quería acompañar a mi hijo al Aqualand del Arenal y saldría desde allí a dar unas pedaladas pero cuando quise llamarle me di cuenta de que había dejado el teléfono cargando o sea que me fui solo.

Descarté la ruta costera porque no me la había mirado y pasé de investigaciones. Tiré por lo seguro, las vías del tren; bueno, donde estaban antes las vías del tren. Hasta Las Palmeras no tiene pérdida pero todas las veces que hemos llegado allí vamos a enlazar con la carretera e hice lo mismo esta vez pero hay que mirar si se puede continuar por la vía. La verdad es que no me fijé mucho; había un vehículo de la Guardia Civil parado delante de la barrera y no me entretuve mucho.

Enfilé hacia Cap Blanc sin perder ritmo en las subidas aprovechando la bondad del asfalto. No tardé mucho en llegar a la intersección del Camí de sa Torre por el que me metí. Aún en llano tampoco apreté, enseguida me pesaban las piernas, y continué con mi ritmo constante. Tuve unas tentaciones de pararme en el Hilton Sa Torre a tomarme un piscolabis especial para ciclistas, café y tarta por 7,50€, pero era aún muy temprano para ir haciendo paradas. Iba haciendo cábalas sobre si sería capaz de llegar al Puig de Randa pero las descarté por ilusorias. Seguiría con el plan inicial que no era más que volver al Arenal sin desfallecer en el intento.

No se me hizo largo llegar hasta la autopista donde cogí uno de los ramales del Camí del Palmer pero enseguida me desvié por el Camí de Son Granada. Ingenuamente pensé que me podría llevar de vuelta al punto de partida aunque me encontraba bastante lejos. Tras merendar un poco en la sombra seguí mi camino bordeando el Golf de Son Antem para comprobar que el Camí de Son Granada no me llevaría donde quería por lo que volví atrás y continué rodando, con el campo de golf a mi espalda.

No tardé en llegar otra vez a la autopista donde tomé la vía de servicio y el carril bici después que es todo cuesta abajo. Me sirvió para comprobar que aún le falta un poco a la llanta para estar centrada del todo pero algo le hice. No me crucé con muchos cicloturistas, ya quedan pocos. En total dos horitas de rodar que te cambian el día.

P.D. He estado mirando después el trazado de las vias y tiene que ser factible el poder realizarlo, al menos hasta el polígono de Son Noguera. De hecho creo recordar haber visto algo al respecto aunque ahora mismo no sabría por donde empezar a buscar. Me suena una salida cicloturista de algún grupo excursionista o algo así.


Por los suelos

Y no es metafórico. La semana pasada parece que pillé un resfriado? anginas? o algo parecido. El caso es que no notaba más que unas molestias leves en la garganta y no le di más importancia. Ya sabía de la salida de Xisco desde el martes y me apetecía bajar hasta Sa Cova y el Port des Canonge. Íbamos a seguir un track de otra salida de hacía un par de años a la que yo no fui. Además recordé una variante costera directa hasta la playa que había visto hacía tiempo y decidimos explorarla. Dos palmesanos más se unirían al evento.

Quedamos a hora no muy tardía en Esporles y fueron apareciendo los más habituales de los últimos tiempos, Emilio, Pep Capó, Monic, Xavier, casi completamente recuperado de la última piña, Xisco y otro compañero por ahora sin nombre; subtotal, seis y en total, nueve. Buen número para no ir perdiendo mucho tiempo. Pero ya en la primera subida me noto “raro” y no es atribuible solamente a la falta de calentamiento, hay algo más. Decidimos no saltar la barrera de Son Dameto para evitar posibles incidentes y total es la parte que menos acorta y que no quita asfalto por lo que decidimos seguir por el camino oficial hasta la carretera, que recorremos hasta encontrar una barrera cerca de Cas Barberet. Al otro lado una pista semiabandonada recorre el bosque cuesta arriba. Aquí ya la cosa se puso difícil, en condiciones normales la podría haber subido (aunque es larga) medianamente bien pero tuve que bajarme de la bici con una pesadez en las piernas desaforada.

Desembocamos en uno de los viales de la urbanización Nova Valldemossa y desde estos, a la carretera, justo en lo alto del Coll d'en Claret, para bajar durante unos cientos de metros y entrar en la urbanización George Sand, donde lo primero es visitar el Mirador des Coloms y saborear la panorámica desde tan privilegiada atalaya. A nuestros pies nuestro objetivo, Sa Cova.

Para empezar el descenso debemos recorrer toda la calle hasta la curva y allí desviarmos y sortear el primer obstáculo, una barrera cerrada sin paso peatonal. El segundo obstáculo es la propia vía, rota y con muchas piedras sueltas. Bajé como subí, mal, pero al menos no sentí molestias en el pecho. La segunda barrera parece que suele estar abierta; mejor, porque aún es más difícil de sortear que la primera. De lo que no se ha librado la zona es de la caída de árboles restando aún algunos en medio del camino, pero al menos la pista es de tierra y por tanto más rápida y divertida que la primera parte.

La barrera de Sa Cova tiene un paso peatonal abierto y no hay que saltar nada. El track costero nos indicó a los pocos metros un desvío que nos acerca a unas casas que podemos rodear sin problemas y continuar hacia la costa. Hay aún otra barrera que superar antes de llegar abajo. Una vez en la costa nos desviamos para franquear el torrente mientras el camino sigue hasta unos embarcaderos cercanos. Después del paso del torrente sigue un sendero bastante sucio pegado a una rejilla hasta que llegamos al jardín de una casa y salimos de sus dominios por otra barrera franqueable a los viales de la población.

Comimos algo en la explanada y dimos algunos retoques de presión a algunos amortiguadores y horquillas. Unos cuantos chavales daban por allí algunos saltos en un mini bike park que se habían montado. Yo preferí tumbarme a verlas venir ya que estaba fundido o más bien aplatanado del todo. Dudaba de todo pero aunque hice el comentario de que subiría por la carretera confiaba en llegar a Banyalbufar con el grupo, más no sabía.

Efectivamente me dejaron atrás en la primera parte de la subida, la fácil o al menos la más cómoda, pero eso es previsible cuando vas con los pobleros. Ver una pista o asfalto y parece que se les enciende el motorcito. Pero precisamente fue en la parte de subida y llana de camino donde mejor me encontré y no sé si fue psicológico o no pero la regulación de presiones de la horquilla en la playa fue muy acertada. O será que solamente sirve para esos terrenos, para XC. Vete a saber.

Lo que es cierto es que para subir el tramo de asfalto hasta el campo de fútbol tuve que poner plato pequeño, he de reconocerlo, y sin forzar. En el campo me despedí, me sentía completamente incapaz de afrontar la siguiente subida y la continuación; estaba molido. Joan se queda conmigo y a Carlos lo enviamos a ver mundo; después me lo agradeció, le gustó. Después de descansar un rato nos fuimos a por el resto de subida y tuve que poner un pedaleo de supervivencia para poder llegar, lento pero seguro, y sin parar, a Esporles, más muerto que vivo todo hay que decirlo. De hecho estuve toda la tarde y parte del día siguiente como si llevara una losa en la espalda. Puede que el calor me cociera los virus y éstos se rebotaran dejándome para el arrastre, lo cierto es que una ruta casi de paseo me tumbó a base de bien. No lo atribuyo totalmente al calor aunque hizo bastante, es que no supe apreciar cómo me encontraba realmente. De hecho a día de hoy no estoy bien, pero para el día a día no me afecta en demasía pero otra cosa es hacer deporte y exigir al cuerpo algo que no puede dar.


Lo prometido es deuda

Inicio del camino y ya encontramos las primeras pegas.

Caserón en venta. Vistas espectaculares. A prueba de corrimientos.


Será por barrerón.

Menos mal del taco de tronco.

Pared con rejilla para que no se escapen las ovejas (o no entren las cabras).

Un poco de hormigón enmedio de la montaña no hace daño.

El mismo grifo te refresca a la vez la cabeza y los pies.

Fin del camino en medio de la nada.


Marcha del Silencio

El tercer miércoles de cada mes de mayo se celebra desde hace unos años una concentración en muchas ciudades del mundo para recordar a aquellos compañeros que han sido víctimas de accidentes de circulación. No tenía idea de que esto se celebrara y si había tenido ocasión de leer la noticia ya no me acordaba. De hecho yo la leí en el nuevo blog de los Maifren aunque ahora ya no está. Era una simple convocatoria.

Me presenté en el Palma Arena a las siete y media y efectivamente había un grupo numeroso de carreteros y algunos montañeros (prácticamente un par de Maifren, yo y algunos más). Los carreteros estaban bien representados por el grupo de Ses Tortugues, básicamente porque la última víctima mortal de accidente era de ese grupo y llevaban fotos colgadas en los maillots.

Se leyó un comunicado antes de empezar que es idéntico en todas las marchas y se procedió a dar la salida. Esta se realiza agrupados y en silencio, con casco y gafas oscuras, aunque esta última premisa no fue mayoritaria. Había un coche de la federación de ciclismo abriendo el camino y algunos motoristas de la Policia Local controlando los cruces y semáforos. Fue un recorrido básicamente por la Avenida Argentina, Paseo Marítimo (ida y vuelta) y Avenidas, para volver al Palma Arena por General Riera.

Tienes toda la información en la página web oficial del evento.

Esperemos que el año que viene no haya que sumar más fotografías a los maillots aunque lo dudo mucho, y desde luego que haya más presencia de bikeros, sean del tipo que sean.


Domingueando

Tenía unas horitas el domingo por la mañana y decidí salir pero no para acabar a las dos, o sea que no contesté a los correos que había sobre ese tema aunque a primera vista parece que quedó a medias, sin concretar nada, pero bueno, no insistí debido a lo limitado de mi horario. O sea que salí dispuesto a comprobar si podría llegar desde mi casa hasta la UIB por un carril bici, menuda ruta.

Ahora lo tengo cerca, desde la plaza Pedro Garau tira por Luca de Tena hasta la calle Aragón y continúa por Balmes y Rosselló y Cazador, donde las obras de las acometidas de Gesa y Emaya lo han hecho desaparecer momentáneamente. Llegamos a la plaza Abu-yaya y la mala sincronización de los semáforos nos hacen perder mucho tiempo para cruzar hasta la calle Bartolomé Pou, que está enfrente. Continúa hacia la calle Jesús y el Parc de sa Riera. Allí, en la esquina, había montada una carpa con un montón de bicis y una furgoneta de Bimont que me despertó la curiosidad y pregunté. Al parecer se trata de una iniciativa del Ajuntament para potenciar el uso y disfrute de los carriles bici de Palma. Con alguna de las tarjetas, ya sea verde, ciudadana o de un periódico local puedes alquilar una por dos euros al día, aunque por ahora solamente están los domingos de ocho a tres. Me llevé un folleto y proseguí mi camino carrilero hacia la rotonda del cementerio.

Al otro lado del parque se acaba el carril y tuve que enlazar circulando como uno más con General Riera para dirigirme hacia el Carrefour y coger allí el que se dirige a la UIB. Ningún problema hasta allí, ancho, señalizado, pero no por ello obligatorio para las bicicletas. Me viene al caso un comentario que leí sobre la circulación de bicicletas por la carretera de Valldemossa, donde se preguntaba el posteador porqué circulaban por la carretera teniendo el carril, entendiendo esa actitud como una provocación. No parecía entender que la bicicleta es un vehículo que puede circular por cualquier vía donde no se le prohiba expresamente y que todos tienen unas normas claras que cumplir al respecto. Ni más ni menos. Puedo entender que los ciclistas de carretera prefieran la uniformidad del asfalto a los inconvenientes del carril, pese a sus potenciales peligros.

El carril entra por la avenida al lado de la estación del metro y continúa hasta el Parc Bit, del que salí enseguida por el camino que vemos enfrente justo después de sobrepasar la estación generadora. El objetivo era Ses Rotgetes y desde allí a Esporles por carretera.

Cuando llegué me quedé un rato por la plaza, cerca del chiriguinto de los Ermassets desde donde comentaban la carrera de montaña que estaba teniendo lugar por la Fita del Ram. Estuve tentado de subir a la Ermita por el cemento pero preferí no alargar más y volví por Son Malferit, en cuya pista me encontré un quad conducido por un chavalín. Iba el padre también montado y cuando llegamos a la barrera de salida había un bikero por allí al que sobrepasé enseguida y no volví a ver hasta Establiments. Allí me alcanzó y me preguntó si oía ruidos raros en su bici, una Jamis semirrígida acabada de comprar, según me explicó. Me preguntó de todo, cómo limpiar, cómo engrasar, cómo ajustar cada pieza. Me debió ver cara de saber de que le hablaba porque otra cosa no sería. Lo cierto es que me recordaba a alguien pero no sabría decir.

Yo bajé hasta Palma y volví a coger el carril bici en sentido contrario de como lo había recorrido por la mañana y en 31 de Diciembre otro bikero, éste con una Mendiz sacada de algún museo (y el mismo también) me pregunta si sé donde está la peña. ¿Qué peña? le respondo. Al parecer parecía que algún grupo de personas iba a salir el domingo para celebrar la iniciativa del Ayuntamiento y recorrer los carriles bici. No estaba enterado de nada y a nadie vi.

Por ahora no creo que pueda dársele más que un uso recreativo a esta infraestructura porque no enlaza sitios estratégicos sino que se va repartiendo por aquí y por allá pero tendría que hacerse un esfuerzo por parte de los que nos gusta más ir en bici para provocar un efecto mimético en el resto, siempre y cuando nuestra actitud sea muy comprensiva y tolerante ya que es seguro que en muchos momentos vamos a invadir el espacio de los peatones pero hay que hacerlo sin molestar ni avasallar, pasando lo más desapercibido posible, cosa harto difícil por otra parte. Solo así puede que dejen de vernos como un incordio.


El Puig de Suro

Estuve revisando las rutas del blog y noté que algunas se merecían unos retoques y me dispuse a dárselos. Elegí la Ruta 9. La hice unas cuantas veces, la primera con un grupo local de bikeros de Mancor que me encontré por el pueblo cuando fui a husmear por allí. Es muy probable que no memorizara correctamente el itinerario porque las otras veces que estuve (no sabría decir si fueron una o varias) no acabamos el bucle. De lo que sí me acuerdo es de que nos echaron. Por eso quería volver a ver como seguía el tema por esos lugares. Otra de las razones de elegir esta ruta fue que aún arrastro molestias en el dedo pulgar desde la caída impidiéndome cerrar correctamente la mano con lo que las largas y pedregosas bajadas están descartadas.

Como la ruta así como estaba descrita era un poco corta decido que la voy a alargar con otra subida que también tengo que ir a catar porque solamente la he hecho de bajada, y no es lo mismo. Así pues, tras algunas llamadas telefónicas, tres intrépidos bikeros van a salir a sortear todo obstáculo que se le ponga por delante (siempre y cuando no sea muy alto). A las nueve en Lloseta y lejos del bar. ¿Porqué en Lloseta? Pues porque Mancor está cerca y hay que estirar un poco las piernas antes de atacar las rampas de Biniarroi. Efectivamente nos vamos hacia Biniamar y Mancor pasando por la cantera, la cual por cierto, está desapareciendo porque están rellenando el agujero de nuevo.

El primer obstáculo que nos vamos a encontrar es la barrera de Can Pau Carro en la misma carretera de subida, junto al inicio del camí vell, pero que tiene una especie de paso por la derecha que nos exime de tener que saltarla, por lo que podemos subir ya hasta arriba sin problemas. Tampoco físicos ya que la pendiente no es muy pronunciada. Aún así hacemos un alto en el caserío para ir observando los cambios que allí se producen. Por cierto, el que quiera también puede comprarse una casa allí, al menos hay una en venta, totalmente restaurada.

Seguimos la ascensión hasta llegar al bosque y hasta lo más alto donde nos encontramos otra barrera cerrada. Esta vez hay que saltarla sin más opciones. Entramos en terrenos privados sigilosamente pues hay que pasar cerca de las casas, donde no vimos movimiento, desviándonos hacia el bosque para encontrar muy cerca la barrera de salida con un letrero con unas indicaciones de buena actuación. Eso me hizo pensar que estaría abierta pero no, estaba cerrada y también hay que saltarla pero tampoco es muy difícil, así que rápidamente podemos continuar pista abajo. Pasamos junto a otra casa sin señales de vida mientras seguimos bajando hasta que la pista acaba en unos campos de sembrado. Sabremos que vamos bien si vemos los restos de un Seat 124 allí abandonado junto a una pared seca y una barrera grande. Seguimos la pared hasta un portillo con una barrera con un candado pero la sorpresa es que se puede abrir si vamos un poco vivos, con lo que pasamos cómodamente al otro lado donde adivinamos otra pared seca con una pista que pasa cerca.

Por ahora todo sigue el plan previsto y saltamos la última rejilla (y van ya...) antes de desembocar en la pista. Me suena el sitio y no es de la primera vez que estuve, he estado después. Y sí, lo recuerdo bien cuando veo unos puntos rojos en las piedras, es justo el final del Camí des Pinatons. Entonces en esa ocasión tiramos hacia arriba, ahora lo haremos hacia abajo. No estaba muy seguro de esa decisión porque creía recordar haber leído o escuchado algún comentario en el sentido de que no tenía salida pero iba decidido a comprobarlo. No fue difícil, seguimos hasta que la pista vuelve a subir y vemos un desvío que baja. Allí nos paramos a merendar que estaban los dos ya protestando. Yo, como no llevaba...

La pista que baja pronto se convierte sin quererlo en un camino empedrado que desciende hacia el torrente que ya se vislumbra entre los árboles. Pero antes queda bajar, y realmente es todo un reto hacerlo montado. En el lecho del torrente encontramos una pista que en algunos tramos se confunde con éste ya que no hay prácticamente espacio para los dos y vamos vadeando el torrente muchas veces. Al salir a campo abierto nos damos cuenta de que estamos junto a las casas de Can Bajoca, que es precisamente donde queríamos ir ya que nuestro próximo objetivo es la pista de Ses Rotes. Lo único que pasó es que cuando nos dirigimos a la acequia pasamos por debajo y tomamos la pista equivocada. Me dí cuenta enseguida de que no recordaba de que estuviera asfaltada pero lo achaqué a un lapsus, pero cuando llevábamos unos cientos de metros subiendo comprendí de que no íbamos bien pero confié en que hubiera conexión en la parte superior. Por ello no dije nada y los dejé saborear la subida. Realmente hicimos bastante y no pude llegar arriba sin poner pie, en algunos tramos está empinado.

Debajo de una encina me paré a coger aire y esperarlos. Tampoco les comenté la buena noticia en ese momento y seguimos subiendo. No pudimos hacerlo mucho más porque la pista acababa prácticamente allí mismo, en una especie de circo rocoso sin salida visible. Les confirmé lo que ya se imaginaban, que me había equivocado. Yo seguía pensando que la conexión era posible pero lo empinado de las paredes hacía impensable salir de allí con la bici a cuestas. No nos quedaba más que bajar y me volví a sentir muy incómodo, con pinchazos en el pecho y el dedo dolorido. Volvimos hacia Mancor por la pista de Massanella y desde allí a Biniamar por el Camí de Biniatzent. Ya en el valle cultivado volvimos por la Comuna en un tramo fácil para dar pedales.

En general estuvo muy bien la salida, por tramos muy poco transitados, paradójicamente por ser un terreno poco complicado, pero la intención de esta ruta no es esa sino rodadora precisamente, aunque no es llana. No tengo datos técnicos pero si tendré fotos próximamente.


KDD

Un día a uno se le ocurre que quiere juntar a cien bikeros (ya son ganas) para hacer una rodada juntos y pone el tema en marcha a través del foromtb y de la página de Xisco. Excusa: ninguna. No había ningún lema que corear ni pancarta que seguir, simplemente porque sí. Tuve mis dudas al principio sobre la conveniencia o no de asistir pero tampoco encontré una razón de peso para no hacerlo. No hice referencia ni comentario sobre ello en el blog porque tampoco hacía falta, otros ya lo habían hecho y quién más quién menos se había enterado. Creía que asistirían algunos miembros de la cuadrilla pero a última hora del viernes hubo cambio de planes y solamente Juan estaba dispuesto a secundar la iniciativa, arrastraba molestias físicas pero la bondad de la ruta le animó a venir.

No había mucha gente en la plaza cuando llegamos y era casi la hora pero aún faltaban muchos de los que habían confirmado y así fueron llegando de por todos lados de la misma manera que se habían repartido los coches en los distintos aparcamientos. De Sa Pobla, Xisco/Xaragall; de Palma, los Tira-tira sin Tolo, Maifren, Bous Bufats, Webbalear, todos con sus mejores galas; algunos foreros del Coll, l'amo Andreu, muchos de Alcúdia y así hasta completar el pelotón de casi ochenta que pululábamos por ahí. El resto de gente que no he ubicado que no se ofenda, no pude conocerlos a todos, lo importante es que estábamos allí.

La ruta la tenía más o menos clara pero en las primeras de cambio nos metemos por el Camí del Puig Xacons que no conocía. Es un camino lateral que empalma con el Camí de Muntanya a medio camino. El ritmo era bastante tranquilo y había paradas en todos los puntos conflictivos. Pasamos el cruce del Camí de s'Alou y llegamos al portillo. Seguimos recto por la pista bordeando el golf y bajando hasta la cadena. Desde allí solo queda el último repecho hasta el Coll Baix. Reagrupamiento y charlas, algunas fotos y unos cuantos hasta comieron algo.

La idea era volver por donde habíamos venido y desviarnos por el portillo para bordear la urbanización de Bonaire, rodear el campamento y salir a la carretera de subida a la ermita. Eso es lo que había entendido y nos vamos para abajo. Yo bajaba por la pista pero antes de llegar a la cadena ya voy flaneando de atrás, con toda la cubierta por los suelos. Juan estaba cerca y se para mientras voy desmontando la rueda. Llantazo? Dónde? Si no he notado nada extraño. Venga, a cambiar la cámara y nos vamos. Pero si voy vacío de delante!!! Juan me presta una cámara porque, iluso confiado de mí, solamente llevaba una.

Está claro que no los vamos a pillar por lo que se plantea un cambio de planes. Podríamos tirar por Ses Fontanelles que es un teórico atajo, y digo teórico porque no he ido nunca. Mira por donde aún vamos a explorar un poco hoy y nos metemos por el desvío cerca de la losa. Está marcado, no hay problema, y así vamos haciendo tramos hacia arriba, bastante ciclables por cierto. Me gustó. Presentía que sería un sube baja y si la parte de bajada es como la de subida pues iba a ser divertido. Llegamos pues al Coll de Na Benet, donde una serie de piedras colocadas a modo de bancos debajo de los pinos invitaban al descanso, pero no podíamos si queríamos alcanzarlos, aunque visto el itinerario sabía seguro que no lo lograríamos ya que su camino era mucho más ciclabe y con menos desnivel.

En ese lugar hay un cruce de caminos. Vemos un sendero señalizado como Camí des Pujadors que se dirige hacia la zona de Bonaire. Otro día será la excusa para volver. También se ve al fondo del valle el que veníamos siguiendo y presentía que iba a tratarse de una bajada divertida pero teniendo como tengo aún hinchado el pulgar de la mano izquierda no me permite agarrar con fuerza el manillar y eso se nota bastante con el traqueteo de las piedras con lo que realicé una bajada bastante discreta (huelga decir que con la mano buena tampoco es que la hubiera mejorado mucho, pero bueno). Tampoco vi nada que me recordara a unas fontanelles, Fontanelles fondes y Fontanelles sobiranes, que existir debieron existir en algún momento pero que ahora me vi incapaz de ubicarlas sobre el terreno. Lo que se es que cruzamos el torrente bastantes veces y supongo que tras algunos días de lluvia deben brotar por algún lado.

Al llegar al cruce con el ramal de Bonaire unos extranjeros alemanes nos preguntaron por la Talaia o eso creímos entender ya que mi inglés es macarrónico, y del alemán no digamos. Menos mal que había un cartelón con un mapa y con un poco de idioma gestual los encaminamos en la dirección correcta; de todas maneras lo único que tenían que hacer era seguirnos. De hecho lo hicieron pero en la zona de trialeras de bajada se quedaron atrás. Luego nos siguieron por la de subida y llegaron a la explanada de la ermita con una cara bastante alegre, como dándonos las gracias y seguramente pensando a ver por dónde habrían subido los coches que con certeza sería mucho más fácil que por donde lo hicieron ellos y nosotros.

De toda la peña ni rastro, ya debían estar arriba, pero como nosotros teníamos hambre nos quedamos allí a comer y a esperarlos. No tardaron mucho en bajar, unos quince o veinte minutos, y una vez reunidos bajamos por la carretera ya que el último tramo de trialera de subida es para expertos, aunque alguno si creo que bajó por allí. Nosotros pillamos lo fácil y salimos de la carretera frente al desvío de la zona militar para llegar al cruce llaneando y volver por donde habíamos venido. Allí se formó tapón, tanto en las subidas como en las bajadas, que eran bastante sencillas por cierto. Desandando nuestros pasos (o rodadas mejor dicho) volvimos al cruce del campamento, cruzándolo y saliendo a la carretera hacia el Mal Pas y girando a la derecha para dirigirnos a la zona de Manresa donde hicimos una parte de costa por las rocas hasta el paseo costero y al acabar éste, vuelta al pueblo, al mismo sitio donde habíamos comenzado, donde nos despedimos todos de todos.

En resumen, fue un buen día de ciclismo compartiendo con nuevos compañeros la afición aunque me perdiera parte de la ruta por un percance desgraciado pero que me permitió por contra tener alguna alegría conociendo lugares y caminos nuevos. La ruta en sí no es muy exigente pero hay que tener en cuenta que no se hizo la parte más dura y técnica como es la bajada desde la Talaia al coll Baix; lo más la bajada desde el Coll de na Benet. De todas maneras si hubiera sido algo más dura lo habría tenido mucho más complicado para poder mantener la mano sobre el manillar.

La opinión generalizada, que comparto cien por cien, es de que fue un éxito, hasta dicen que vino uno de Eivissa aposta, y seguramente, y espero, se va a repetir en otros lugares de la isla, pero vamos, eso es adelantar acontecimientos. Por tanto solo me queda felicitar al organizador y en general a los que lo hicieron posible y transmitir, aunque sea unas migas, parte de la ilusión que nos provocó un acto como este. Trabajar por nada, por una idea o cabezonería, pero con un buen resultado.

Que se repita.


Una ruta con trastada

Iba a ser la repera la salida del sábado. Cuando me dijeron que se proponía en serio ir a Formentor me animé de lo lindo y quise hacer extensible esa animación a la peña para que no se lo perdieran. Envié videos, fotos, textos y casi súplicas para que vinieran. Unos me hicieron caso y otros no, otros fueron porque querían ir y otros a ver que les depararía el día aunque para todos era una ruta inédita, solamente conocida por referencias y comentarios de terceros.

Como el viernes hacía mal día, con lluvia, me quedé en casa y no salí (a montar me refiero). Solamente me di una vuelta al mediodía pero sobre esa hora empecé a tener frío. El día no acompañaba pero tampoco era para tanto. Iba a más y noté calentura y flojera. Me puse el termómetro y tenía fiebre. La jodimos. No fueron suficientes los paracetamoles para mitigar todo el cuadro clínico y por la noche ya daba casi por descartada la salida; no al cien por cien pero casi. A la mañana siguiente se confirmó mi descarte. No me quedaba más que intentar recuperarme y quizás podría salir el domingo.

Sobre ese tema rápidamente Juantrans había empezado a tentar al personal. Albert confirmó, Xavi también. Mis compis ni salieron el sábado ni se manifestaron para el domingo, o sea que nada. Por ahora seríamos cuatro y debido a la limitación de timing sobre la una treinta pensé que la Ruta 10 sería la apropiada. La había completado con mis dos colegas y resultó muy fácil y factible para una mañana de domingo para el que busca algo diferente. Se lo propuse y les pareció bien. Después me enteré de que para muchos eran tramos totalmente desconocidos por lo que se añadía un plus de satisfacción, o al menos eso pensé.

Para ir un poco sobrados de tiempo propuse empezar desde lo alto del Coll de Sóller y vernos un poco antes, sobre las ocho treinta. Todos conformes. Nos agrupamos en Can Penasso, donde por cierto a la vuelta nos anunciaron de que el párkin se va a cerrar, será exclusivo de la clientela del restaurante, pero que podemos utilizar sin ningún problema el de abajo. Enterados quedamos. Sorpresa cuando se presenta Monic, el poblero, animado sobre todo por la definición que puse en un correo sobre lo que es una “ruta contrastada”. Ruta ciclable 100%, sin sorpresas ni malos rollos y ya realizada por mí. Desde luego ante tal rotundidad quién no se esperaba una rodada tranquila y hasta si me apuras aburrida. Desde luego por los participantes confirmados debería haber bajadas, y de las guapas. Confiaba en que la que tenía en mente les colmara.

Puestos ya en movimiento hacia el primer camí de metre nos damos cuenta de que no va a ser todo ir de rositas. Este camino sube bastante, sino en pendiente, si en longitud, y empezar esa subida en frío te limita, aunque he de decir que lo iba superando bastante bien. Cuando los dejé atrás hubo algún despiste por su parte pero el grito montañero (el eoeoeoeo de toda la vida) los recondujo a la senda correcta. La espera me dio tiempo a buscar el desvío ya que no estaba en el lugar en el que recordaba que debía estar. Un paseo a pie me sacó de dudas.

Tras el tramito a pie cogemos el segundo camí de metre. Doscientos metros y en una curva despejada, el siguiente desvío. Llegamos a la curva en cuestión pero no me suena el lugar y voy a reconocerlo. Me parece que seguimos estando demasiado altos por lo que seguimos bajando unas cuantas curvas, por mi parte ya cada vez con menos convicción, que se confirma con total rotundidad al efectuar el camino un cambio de sentido en dirección a Palma que nos deja a todos parados. No queda más remedio que volver a subir todas las curvas para encontrar el camino correcto que está a esa distancia dicha aproximadamente pero ni por asomo en una curva despejada.

Primera gambada: no cicló ninguno la bajada, tan solo un tramito hasta la rossaguera. Se lo decía, recto, recto, pero se fueron para arriba y claro tuvieron que volver a bajar. En éstas que oigo voces y veo aparecer a un grupo de senderistas que viene subiendo. Cada vez es más larga la fila. Ostras, yo conozco al guía de la gorra. Si es mi padre!. Se van hasta el Racó d'en Barona y más allá pero a la velocidad con que iban algunos se les hizo muy, pero que muy larga (yo creo que se pasó con la rutita, todo cuesta arriba, y con una bajada penosa; en algo teníamos que parecernos).

Saludados todos mis conocidos y sin conocer logramos reemprender la marcha pero con poco ciclar. Se oyen algunas voces discordantes emitiendo opiniones desfavorables que tan solo se apagan tras pasar la pared y empezar a circular ya sobre la bici, pero es corto, muy corto. Mientras Albert se detiene a apretar alguna cosa me adelanto para buscar el paso sencillo de la rejilla que hay más abajo, junto a las casas, es el que nos evita tener que saltar la barrera. Yo ya he pasado y ellos bajan pero no me oye ninguno cuando les llamo y acaban todos al otro lado de la reja por lo que no les queda más remedio que volver atrás. Más protestas.

Bajamos por la pista hacia el Pujol d'en Banya y consultando la hora me doy cuenta de que nos hemos pasado de hora. No tenemos tiempo suficiente para bajar al pueblo, volver a subir por el Racó y llegar al coll de hora. Sin bajar al pueblo es probable que sí pero no quieren privarse de la única bajada buena del día y convenimos en hacerla pero habrá que volver por carretera directamente. A todos nos va bien y así lo hacemos, partiendo por el primer tramo del Camí de Castelló hasta el cruce del Camí de Rocafort, justo donde señala la segunda foto del articulo anterior de este blog.

Esta bajada era uno de mis retos del día, realizarla completa sin poner pie, trazando todas las curvas. En la ocasión anterior estaba mojada y fue un descenso bastante mediocre. Más o menos lo iba consiguiendo cuando en una de las curvas me topo con todos parados. Yo la vi más o menos factible y, después de Monic, me lanzo a intentarlo. Ya había girado cuando se me dobla el manillar y se me cruza la rueda de delante y es cuando noto que la bici me está levantando de atrás. Intento reconducir la situación pero el vuelo se hace inevitable y veo acercarse amenazadoramente esa roca hacia mi cara. Dicen que grité aunque yo no podría jurarlo y debí poner los brazos por delante pero lo cierto es que me clavé la piedra en el pectoral y el brazo izquierdo está completamente arañado mientras el derecho no tiene nada. Y me debí torcer el pulgar izquierdo porque ha crecido bastante de tamaño. Las rodillas también se llevaron lo suyo pero en mucha menor medida.

Enseguida estaban los compañeros levantándome y examinándome y yo evaluando los daños. Parecía confirmarse que no había ninguna rotura y pude continuar el descenso. Éste sí gustó más pero la caída me cortó un poco el rollo. Yo aún no me había visto las heridas del brazo pero notaba en éste una cálida sensación, casi placentera. Era la sangre que iba cayendo. Menos mal que pude atajarla con un poco de agua fresca de una de las numerosas fuentes del pueblo.

Con alguna reserva por mi parte por si alguno de los golpes de las rodillas me impidiera pedalear con fuerza hacia arriba emprendimos la vuelta por el asfalto. Íbamos a ritmito y en fila y no sé porqué pero a casi todo el mundo se le atraganta ese primer tramo hasta el túnel, pero después es un paseo, esa es la verdad. No encontramos mucho tráfico a esa hora, ni de coches ni bikeros, algún grupito nos sobrepasaba sin apenas esfuerzo. En un momento dado siento un ligero empujón en mi hombro izquierdo y me veo un guiri de carretera que me está diciendo con la mano que me aparte, y me lo sigue haciendo mientras se aleja. Uf, me despaché a gusto, menudo personaje, como si no tuviera carretera para pasar, desde luego es algo que no me esperaba. Luego pasó una pareja y detrás de la señora un grupeto con todas las pintas de ser de la tierra. Me pareció bastante descarado pero seguro que a ellos les debía parecer un buen espectá-culo.

Al final, lo de la ruta contrastada, 100% ciclable y sin malos rollos, no lo fue tanto y nos perdimos la mitad entre una cosa y otra, el pasarme el desvío en el segundo camino, el encuentro con los senderistas, el pateo, la caída, pero he de constatar que antes de ese momento el timing ya se había ido a norris. Cierto es que no controlo nada el aspecto horario ya que ni siquiera llevo reloj pero la diferencia entre lo que tardamos en una u otra ocasión no me cuadra, pero pasó así y desde luego el disfrute fue mucho menor tras tomar la decisión de bajar hasta el pueblo. La otra opción era no bajar e ir a encontrar la subida al Racó d'en Barona directamente pero preferimos bajar aún a costa de comer asfalto. Además fue cuando tuve el descalabro y eso retrasó un poco más el horario pero esa bajada era precisamente casi la excusa de la salida porque la primera vez que la hicimos estaba húmeda y no pudimos disfrutarla en condiciones.

Lo que he dicho al principio, una ruta con trastada.


Camí de Castelló en fotos


Lástima de primera foto. Avería irresoluble y fin de la excursión


Menos mal que tenía el camino de bajada cerca. El poste de la derecha lo señala


Carrera de Can Mico y Can Prohom


Se aprecia el pujador junto al portal de entrada


El Pont de sa Cala


Hacía años que no bajaba hasta aquí


La fauna


Llogaret integrado en el rocamen. Debajo de la teulada los guiris disfrutando de las vistas y la cerveza fresca


Las fotos son de Carlos, el calvo.