Una de cal y siete de arena

Tal podría ser éste el resumen de la salida de ayer con una primera parte muy buena y la parte final para olvidar, con numerosos contratiempos mecánicos. Pero para ubicarnos correctamente y por cronología empezaremos por el principio.

El principio es el viernes, con la lista de correo que seguía muda en cuanto tema salidas de fin de semana se refiere, porque para la del jueves sí hubo tema. Ese día me vestí de bikero y salí pero fuera de horario. Entre que no había preparado nada y mirar el final de etapa del Tourmalet (total para qué?) se me pasó el tiempo. Aún así decidí tirar hacia donde habían ido ellos pero rodando, y eso significa cruzar Palma con lo que en condiciones normales no esperaba encontrarme con nadie. Pero sí me encontré con alguien, y fue justo donde tenían aparcados los coches, y el encuentro fue providencial. Charlamos un rato y yo volví por donde había venido; al final la salida quedó en paseo aunque mi intención no es que fuera hacer mucho más después de salir a deshoras.

Como decía, en estos casos de mutismo rutero, suelo tener un plan B preparado y esta semana tocaba volver a Esporles a ver algunas cosas nuevas, tanto a un lado como al otro de la carretera de Puigpunyent. Juan y Carlos iban a ser los elegidos para acompañarme en tamaña gesta, ya habían venido en los primeros intentos de hilvanar la Ruta 41 y sabían lo que les esperaba pero confiaba en el factor sorpresa. Así pues, después de efectuar algunos recados mañaneros nos dirigimos hacia Esporles.

Empezaríamos por el Gravet, que es por donde pasa el camino de subida principal de la ermita, el de Son Ferrà, el de cemento, en pocas palabras. Ya se sabe que cuando se sube por ahí hay que hacerlo entero, pues no lo hice pero casi, por metros no llegué al mirador, pero en general fue una subida bastante aceptable, a buen ritmo. Solamente en la ermita nos encontramos a alguien, senderistas con perros y senderista sin perro, éste último muy preocupado porque se le había escapado el suyo y llevaba un rato largo tras él. Lo dejamos con su búsqueda y nos fuimos a empezar la nuestra.

Llevaba en mi poder el croquis de la ruta, ahora solamente faltaba que coincidiera con la realidad y en los primeros momentos así fue por lo que encontramos lo que buscábamos enseguida, y más, por lo que se imponen nuevas exploraciones más adelante. Caminito sin muchas complicaciones aunque mientras bajábamos nos dimos cuenta de que ya nos habíamos desviado y entrado en el principal otra vez, se nos pasó un desvío pero no fuimos a buscarlo (mal hecho). Llegamos cerca del enlace del Cristo y buscamos el siguiente tramo, la verdad es que una vez parados y sabiendo dónde mirar se ve, lo que no se aprecia es lo que te vas a encontrar, un precioso camino de bajada que salva un desnivel importante a base de giros muy bien construidos y pasables con un poco de maña. Sitio precioso, estamos sobre la vertical de La Granja, refrescándonos y comentando la jugada, ha valido la pena la salida y aún podría ser mejor si consiguiéramos enlazar con la bajada de enfrente pero antes habría que salir del bosque por lo que nos lanzamos sendero abajo hasta el portillo y en campo abierto nos liamos porque bajamos en dirección a las casas, más bien unas nuevas que hay junto a las antiguas con un nuevo acceso desde la carretera con una barrera enorme que tuvimos que sortear. Después me fijé que desde el aparcamiento se puede acceder pero también tiene barrera. La salida natural creo que sería por la carretera un poco más abajo donde no hay barrera o sin descender tirar hacia la Font de sa Turbina y desde ahí a la Font de Son Tríes.

Nosotros nos fuimos a buscar el Camí des Correu y decidimos merendar algo en la entrada del bosque, al final de la subida empedrada, pero ahí empezaron las penurias. Antes de llegar a la barrera Carlos abrió la cadena dos veces y en la rampa de después, otra. Los ánimos eran altos pero el tiempo se nos echaba encima, además no veíamos la causa que provocaba ese contratiempo. El cambio no tenía holguras y parecía bien ajustado y los dientes de los platos y piñones no estaban torcidos. Lo único que vi es que el eslabón cambiado quedaba agarrotado, no sé si eso bastaría para engancharse y abrirse otra vez. Después de forzarlo un poco para coger juego seguimos un poco hacia arriba y decidimos ya volver dado que lo que hubiera podido hacer yo solo hubiera sido lo mismo que hice la otra vez por lo que lo dejamos para otro día mientras Carlos estudiaba un poco las regulaciones de su horquilla y parecía que por fin las iba a usar.

Volvimos al pueblo por el Camí des Correu no sin antes tener que cambiar una de mis cámaras, la delantera, ya que en una de las hileras de piedras que han quedado ahora al descubierto desde que le han quitado un poco de tierra de encima pasé entre dos de ellas en forma de V y mordí la cámara. Eso es por llevar flancos finos. Sin más contratiempos, aunque con algún sustillo en los escalones finales, hasta el pueblo donde, mira que casualidad, encontramos al senderista del perro desaparecido que nos ha contado que al final lo ha encontrado bajando hacia casa pero que alguien más lo ha hecho porque le habían robado el collar, hay que joderse!.

Pues eso, que ha habido de todo, cosas muy buenas y otras no tanto, aunque estas últimas de rango menor y fácilmente solucionables, no ha habido que lamentar daños personales aunque la ruta no fuera de especial dificultad, pero no hay que fiarse que aún así alguno ha estado retirado durante una buena temporada participando en alguna de estas rutas relativamente sencillas. Nunca se sabe dónde va a estar el revolcón traidor que te retire unas cuantas semanas de la circulación.


Albarca

Me habían invitado a ir al Parc de Llevant para darnos un capfico en s'Arenalet des Verger. Lo del baño no me importaba mucho dadas mis reticencias a meterme dentro del agua pero eso no iba a ser la excusa para no ir, más bien me rondaba la cabeza mi pobre estado de forma (el bajón de siempre por estas fechas) y si a eso le añadimos la desnudez del territorio y el día soleado que íbamos a disfrutar podríamos decir que me planteó algunas dudas iniciales. Aunque solamente fueron eso, iniciales, ya que pronto las descarté y acepté. Íbamos a ser tres, Agustí (bou), Desi, bikero de Inca con quién había coincidido en otras ocasiones, y yo.

La ruta la había diseñado Agustí y me comentó que pasaríamos por algunos lugares en los que no había estado. Desde la gasolinera de Artà, la que está al lado del campo de fútbol, nos dirigimos hacia la entrada principal del parque frente a las casas de s'Alquería vella d'Avall por carretera y enfilamos la larga recta hacia las casas de Es Verger y es justo ahí, en las antiguas rotes, donde nace uno de los torrentes de la zona que se va cruzando con la pista en numerosas ocasiones y cuyo recorrido parece que seguimos hasta la zona de llano. Al final de la recta, en el Coll de sa Gerra y cerca de un pequeño pinar entramos en la parte más empinada de la ruta (solamente de pensar en regresar por allí me entraban temblores en los gemelos, aunque una vez ya lo hicimos) para desembocar en ses Monjoies, un amplio terreno cultivado de olivos que nos indica la cercana presencia de las casas de Albarca. Accedemos a la pista principal de acceso a éstas, giramos en dirección al mar y enseguida encontramos el ramal que nos invita a visitarlas y lo hacemos. Precioso conjunto de dos casas unidas por unos arcos carpanells actualmente es el refugio de s'Alzina y la casa dels amos es utilizada como vivienda por los cuidadores del parque.

No bajamos hacia els Horts vells por desconocimiento pero luego comprobamos que sí podríamos haberlo hecho ya que el destino final sería el mismo, la Cala de sa Font Celada, que mira que hemos estado unas cuantas veces y aún no he visto la fuente. Se trata de una cala con una arena finísima y que se adentra en la costa más de un centenar de metros gracias a la acción erosiva del Torrent des Porrassar, aunque algunos opinen que se trata del Torrent des Castellot. También se cuenta que la temperatura del agua es más baja debido al desagüe de dos fuentes cercanas directamente al mar.

De allí al Arenalet por la costa que a esas horas estaba desierto, solamente vimos a algunos que se desperezaban en la terraza del refugio. Comimos algo bajo la única sombra (artificial) de la playa mientras Agustín nos informa de por donde nos vamos a meter, parece ser que por el Camí de Mondoi (casi ná). Esa parte de ruta tiene dos tramos claramente diferenciados, la primera parte de pista dura y empinada hasta llegar al Pla de ses Bitles que nos hizo poner pie a tierra a falta de diez metros para coronar y la trialera ascendente hasta el Camí des Presos, muy exigente física y técnicamente, reservada únicamente a bikeros muy preparados.

A mí me costó llegar arriba y si hubiera sido prudente me habría ido directo hacia la salida, pero no lo fui y volvimos a bajar por s'Esquena Llarga, que no conocía. Buena bajada, sin complicaciones, muy rápida, por una pista rota de principio a fin, directos a la Caseta dets Oguers y hacia s'Arenalet otra vez, ahora ya ocupado por los bañistas. Mis compañeros, después de arreglar dos pinchazos, se tiraron al agua mientras yo estuve ocupado comiéndome un mísero sandwich que no me acababa de poder tragar ni con la ayuda de los sorbos de agua confiando en que la vuelta por el Coll d'Albarca no me pasara factura. Pero si me la pasó. Ya llegué descolgado a las casas pero al menos llegué montado aunque solamente fueron los últimos estertores, ya que al llegar a la cuesta cementada, a los pies de la antigua cantera, caí como fruta madura. No es excusa que no pudiera engranar el último piñón, el más necesario, ni que se me acabara el agua justo ahí, me había fundido ya la reserva y era imposible continuar rodando, y casi caminando. Ese último kilómetro y medio entre el Coll d'en Pelegrí y el Coll d'Albarca me sobró y eso que es una pista sencilla y con una pendiente muy suave de principio a fin. Los compañeros me esperaban en la barrera de salida muy cerca de Son Puça para recorrer los últimos metros de asfalto donde me recuperé un poco (no mucho la verdad).

Se cumplió el axioma de los pinchazos en esta ruta, pocos se libran de ellos cuando circulan por ahí aunque ayer me tocó ser la excepción ya que alguno pinchó por mí. Conocimos lugares e itinerarios nuevos y también nos dimos cuenta de los que nos faltan por descubrir por lo que las ganas de volver siguen intactas a pesar de los “contratiempos” sufridos, los tomo como parte del juego y que solamente supusieron un pequeño retraso a los compañeros, perdonable en todo caso, creo yo.

Un inciso: de todas las veces que he ido por la zona en ninguna de ellas hemos parado cerca de una fuente, que me consta que existen pero que no hemos utilizado para abrevar. Solamente ayer me fijé que manaba agua de un aljibe al lado del camino pero no quise tomar de ese flujo aunque es posible que existiera el ojo de la fuente unos metros más arriba, donde sí es seguro beberla. Sería interesante tenerlas localizadas en caso de necesidad.


Quin baf!

Literalmente el suelo ha hervido esta semana y los que hemos estado por ahí fuera, también. Y que el sábado no fuera a cambiar el panorama te coarta ya de inicio. Nada de rutones con desniveles exagerados ni pateos prolongados pero tampoco será liso como un velódromo ya que podré salir con la doble. Está la biela reparada con un helicoide y monté el jueves todo lo que había desmontado, básicamente la transmisión. Así pues la bici parecía lista (a falta de algunos ajustes), pero no tanto el bikero. No había quedado con nadie en concreto así que planeé una salida medianamente sencilla, Comuna de Bunyola, con sesión de exploración incluida, aunque eso pueda parecer antagónico por esos lugares. En concreto un nuevo acercamiento hacia els Freus por el Picot, sobre el papel parece factible aunque debido a ese factor imprevisible he preferido empezar desde Bunyola.

He dejado el coche lejos de los sitios habituales de aparcamiento ya que se siguen produciendo robos en vehículos de ciclistas por las inmediaciones y he subido por la pista hasta la caseta des Garriguer y solamente me he cruzado con bikeros bajando, casi todos de la tercera edad. Lo raro ha sido conocer al dueño de la camiseta que me he encontrado sobre una roca, un chaval extranjero que bajaba caminando a pecho descubierto.

No pensaba estar mucho tiempo parado en las mesas, aquello es un hervidero de moscas muy desagradable pero como han empezado a llegar unos bikeros me he quedado por allí, parecían el team rigid power, así venían todos por la pista menos uno que ha llegado por el caminito con una doble y hasta que no ha estado cerca no le he reconocido, en Guiem Bou Bufat. Iban todos juntos más Fran que ha aparecido también por detrás. Estaban ya de vuelta y ninguno se ha quedado conmigo cuando les he explicado el plan que tenía pensado aunque alguno ha estado a puntito a puntito de hacerlo. Cuando lea esto pensará que ha hecho bien pero en ese momento no podía saberlo, por eso en la próxima dirá que sí.

Ya me iba cuando veo sentado en el pozo a otro bikero conocido, Pep Sancho, que me cuenta que está esperando a los chavales que están de entreno por la zona, los cuales van llegando poco a poco. Un muestrario de bicis de rally de alta gama es lo que se monta ahí en pocos minutos, chavales, chavalas y no tan jóvenes conforman el grupo de bikeros. A Mar la vi muy en forma, más delgada, se ha tomado los entrenamientos en serio ahora que tiene más tiempo y los resultados cantan por sí mismos.

Me despido y continúo por la pista rodeando la Comuna. Lo que no me gusta es que está prácticamente forrada de viruta y eso con los problemas de patilla que he tenido me produce cierta desazón al poder enganchar un trocito de rama en cualquier momento y volver a liarla otra vez. Menos mal que la parte de bajada está limpia y puedo bajar más tranquilo, pero solo en ese aspecto porque tengo la suspensión en su punto óptimo de regulación y me permite lanzarme a más velocidad de la que creo poder controlar sin preocuparme casi del estado del terreno y tengo que retenerme para no corroborarlo; algunos le llamarían prudencia, otros simplemente acojono.

La pista es larga, muy larga, no me extraña que tan poco gente la recorra, pero si encuentro un buen paso hacia els Freus quizás la utilicemos con más frecuencia. Un hito y un sendero ciclable marcado es un buen comienzo pero hay que descabalgar enseguida por los árboles caídos con lo que pierdes la continuidad y más que eso, perdí el camino al sortearlos. El terreno no permite ir empujando la bici y puesta en la chepa me hace ir con la cabeza gacha con lo que la orientación es complicada al tener que ir parando continuamente para ver por donde tirar si no hay sendero marcado.

Después de un rato intentando subir de esta guisa sin que la cumbre parezca que se ha acercado unos metros siquiera decido volver ya convencido de que el itinerario no tiene ningún valor para nosotros pero encuentro los hitos que enfilan directamente hacia arriba y la curiosidad me vence y los sigo. Realmente son necesarios porque atravieso a duras penas un roquedal empinado y arriba los vuelvo a perder, si es que existen. Pasé un buen rato buscándolos y no vi nada, probablemente andando hubiera llegado arriba en pocos minutos pero con la bici es otra cosa, no es un cacharro que esté diseñado para transportarlo a la espalda entre el ramaje, caí unas cuantas veces por resbalones y enganchones por lo que, tras comer un poco, decidí volver atrás y salir de allí cuanto antes.

No me apetecía subir la pista, sabía que sufriría mucho y me dirigí hacia el Coll des Picot (1). Se puede hacer rodando si hay piernas pero desde luego ayer no era mi día por lo que lo hice andando hasta el desvío de la Cabra y allí pude volver a montar. Volví tranquilamente a Cas Garriguer a acabarme las almendras y ponerme las protecciones para bajar por la Coma Gran. No me extraña que guste a tanta gente, es muy rápida, y si la bici y tus instintos te lo permiten, muy, muy rápida. La parte de camino ya fuera de terrenos municipales bastante segura gracias a la goma nueva de delante.

Llegué al coche a las dos y aún sin ser larga ni mucho menos estos días de calor hacen mella en el cuerpo desentrenado (también cuenta el día a día, claro) y se notan a nivel de cansancio y recuperación. Habrá que ir calibrando bien las rutas para no pasar excesivos agobios y encontrar un punto de equilibrio entre la diversión y la paliza agotadora.

1. Lo que yo llamo Coll des Picot y Picot sobre el Alpina lo nombra como Coll des Picó y Picó respectivamente. Sobre los mapas que yo manejo estos últimos están situados sobre la pista del Penyal d'Honor siendo el Picó una de las cumbres de esa cadena montañosa.


Monti-sión

Ya tenía la ruta casi completa para el sábado. Sin bici doble la cosa se decantaba por caminos tipo pistas y sin mucho o ningún desnivel o carretera. De lo primero hay pocos en montaña y de lo segundo pues que decir, que hay que compartir la calzada con los vehículos, con lo que ello comporta. Aún así decidí ir hasta Sóller y volver por Deià y Valldemossa, si las fuerzas acompañaban, claro, porque después de la salida del miércoles estuve bastante cansado durante el jueves.

Pero la cosa iba a cambiar porque Jauja me invitó a salir con él por su zona, Llucmajor, de la que no sale últimamente; el gran día se acerca y hay que estar localizado y de vuelta en el menor tiempo posible en caso de alarma. En un principio íbamos a salir los dos solos pero se apuntó más gente (o nosotros con ellos, no sé) y formamos un grupito de seis. Seis pero que pronto se vió que éramos tres grupitos de dos. Tià y Tòfol, muy curtidos en esto del pedaleo, delante y además el primero estrenando un bólido de diez quilos; Miquel y Ramón a la zaga, ayer un poco más tranquilos y por detrás, Jose y yo, los más rezagados. A menudo esa era la disposición del grupo cuando aparecían por delante los metros suficientes. De hecho fuimos haciendo el acordeón todo el rato.

Por eso no paré cuando Tòfol se detuvo a averiguar porqué iba tan flojo de atrás, pensé que me cogería más adelante. Aún así paramos un poco más tarde pero fuera de la vista y cuando Ramón llegó nos informó de que habían vuelto al pueblo por falta de presión en el amortiguador pero no imaginaron que yo llevaba bomba. No había cobertura telefónica (después nos enteramos de que sí pero que no paró a coger el teléfono) y Ramón fue tras él pero no los cogió. Volvió pero con media bomba, había perdido el émbolo y regresé a buscarlo yo porque él no lo había encontrado. Lo encontré pero lo que no ví fueron las gafas que también había perdido pero de eso se dió cuenta aún más tarde, y también volvió atrás a buscarlas y esta vez sí las encontró.

Parece que estamos todos y continuamos. Por mi parte intento ir asimilando el recorrido pero es imposible, de repente estamos en una carretera en obras como en un camino sin asfaltar como metidos en algún bosquecillo para salir de repente casi dentro de una cantera que está a los pies de Monti-sión adonde íbamos a subir. Nunca lo había hecho y lo hicimos por algunas de las trialeras que por allí abundan, los bikeros han marcado senderos por todos lados. Arriba no hubo visita cultural, solamente comer y beber para conservar algunas energías para la vuelta. Dejamos de lado por razones obvias el recorrido del circuito de descenso.

Abajo nos esperaban Tià y Tòfol que ya habían vuelto de la reparación y juntos otra vez nos dispusimos a volver. Hubo algunas indecisiones para tomar por un sitio o por otro; yo no opinaba, estaba fuera de juego y aunque tomaba nota mental de algunos sitios preferí esperar el track oficial para ver por donde me había movido. Al final nos fuimos a Randa directos, lo que no quiere decir rectilíneo, el campo es grande pero hay que respetar las lindes. Pero en carretera ya es otra cosa, me quedo atrás irremisiblemente y ni siquiera intento, porque no puedo, forzar el ritmo, solamente se trata de llegar. No es el calor, que lo hace, es que aún no me he recuperado del todo.

En los lavaderos de Randa nos separamos otra vez, Ramón y Tòfol vuelven directos por carretera para ganar un poco de tiempo y los demás nos vamos hacia Gràcia. Yo subo pero me lo he tenido que pensar dos veces aunque subiré por el asfalto en lugar del sendero paralelo. En la bajada también nos separamos, trialera larga para unos y trialeras cortas para otros. La verdad, las recordaba más divertidas con la otra bici pero es lo que hay.

Imposible redactar una descripción detallada de la ruta. O sigues un track o te lo aprendes de memoria o mejor, te dejas llevar por los compañeros y disfrutas de la ruta y de la compañía porque el sudor y el cansancio desaparecen pero los buenos momentos perduran.


Son Sales

Me llama Carlos el miércoles para concertar una salida dado que está de vacaciones y tiene ganas de salir. Yo también, siempre y cuando no nos pille la noche por ahí. No hay ruta prevista, solamente un poco de pedaleo por alguna zona entre Palma y Santa María.

Antes pasamos por el taller donde dejaré la biela para que me la reparen pero se lo toman con calma, estoy en cola de espera por ahora, por eso no pretendía meterme en caminos complicados para mi vieja montura. Ya tenía algo pensado, llegar a Santa María cruzando por Son Sureda, esa enorme extensión de terreno a la izquierda de la carretera, y que no fuera el Camí de sa Bomba, claro.

Primera parte, Son Macià. Después, Planera, que debe estar escondida en medio de la urbanización, y al final de la calle Neopàtria continuamos por un camino en medio del campo. He comprobado que lleva directo hasta las casas de Son Sales pero nosotros nos fuimos por peteneras, tanto que hasta tuvimos que dar un rodeo y saltar una pared para volver a enganchar con la pista que seguíamos al principio. Me llevé una buena sorpresa cuando llegamos a las casas, por su gran extensión, por su abandono, por su complejidad. Por lo que he podido ver antiguamente se trataba de una verdadera factoría agrícola dedicada al cultivo del olivar sobretodo, además de cultivar en gran cantidad cereales y viñedos. Tal era la producción de aceite que la finca contaba con cuatro prensas de viga, de las poquísimas de Mallorca con tal número. También pastaban numerosas cabezas de ganado en sus tierras.

Tal riqueza productiva siempre fue objeto de litigio a lo largo de los siglos hasta que diferentes ramas de la familia Salas lograron la partición de la finca en dos naciendo la que ahora conocemos como Es Caülls, vinculada a la rama familiar propietaria de Son Verí vell, colindante con la misma, al otro lado de la carretera. Hoy en día Es Caülls como tal ha quedado reducido a una pequeña porción de lo que fue en su día porque en su mayor parte ha pasado a ser una urbanización residencial a ambos lados de la autopista.

Quisimos entrar en Son Sureda, también propiedad de los Salas, aunque antes hay que atravesar unas cuantas fincas al otro lado de la carretera y sortear una colina. No pudimos hacerlo, había gente por allí y no quisimos meternos más así que dimos la vuelta y salimos por donde habíamos entrado. Seguimos la carretera en obras ya casi asfaltada en su totalidad y nos metimos por un camino lateral hasta la carretera de Bunyola hacia Santa María para intentar encontrar una entrada accesible a Son Sureda pero están todas cerradas. Lo habíamos intentado por el sur y después por el norte y no ha sido posible. Otro día lo intentaremos por los otros puntos cardinales.

Así rodando llegamos hasta el Camí de sa Bomba (1) que recorrimos hasta la carretera que seguimos hasta la estación, que cruzamos y nos dirigimos hacia Bunyola para volvernos a meter por otro camino en dirección a Son Pizà y Can Arbona para volver por el Camí de Muntanya y Son Macià.

Es una ruta completamente llana, muy buena para imprimir ritmo, tipo entrenamiento, pero que dio para ver algunas cosas que no conocía aunque según Juan ya habíamos ido por allí alguna vez. Yo, la verdad, si te he visto no me acuerdo.


Representa aquest camí un dels millors restes conservats d’una tipologia de construcció de camins que ha perdurat durant segles. Encara que la tradició popular el denomina «es camí romà», consideram que la seva actual configuració correspon a un traçat segurament medieval. Per la seva orientació i emplaçament, podria formar part d’un important itinerari que recorreria Es Raiguer. És probable que tengués continuïtat per l’àrea de Son Bonet de cap a Palma i en sentit contrari cap a Santa Maria i Alaró. Precisament entre la vall de Son Torrella i sa Teulera Vella trobam encara un tram empedrat semblant al de sa Bomba, que es desvia cap a Alaró, circumstància que es produeix a prop de la possessió de cas Cabrit, a Binissalem (s’Empedrat). A uns 3 Km a l’est del nostre camí s’emplaçava la basílica paleocristiana de cas Frares, que solien situar-se al costat de vies transitades o nuclis rurals importants.

El camí de sa Bomba conserva un bell empedrat, de pedres polides pel pas del temps, i amb una amplària notable. A més, com és característic d’aquests camins, conserva el dibuix de línies de pedres travades longitudinalment i transversalment, per reforçar el trespol. Se’n conserva més d’un centenar de metres, però probablement, baix del ferm del camí hi podríem trobar alguna continuïtat.

Texto extraído de Pòrtula 248.


Comentarios

Algunos comentarios aparecidos en los últimos días. Lo que se comenta en los tres nos interesa especialmente dado que son regresiones de situaciones donde anteriormente los problemas eran menores.

El Teix tancat i electrificat!

Dissabte capvespre, aprofitant que no feia molta calor, vaig anar a caminar una mica. Vaig decidir pujar al Teix i em vaig trobar amb un parell de sorpreses desagradables.
En arribar al gran botador de fusta que salva la paret que dona accés al pla de sa Serp, vaig trobar-me la primera sorpresa. Han renovat les pintades a la roca, han afegit cartells nous que ara amenacen amb “reses bravas sueltas” i han posat una reixa de filferro electrificada. Aquí no hi ha problema, la reixa elèctrificada passa per davall el botador i se passa tranquil·lament. Les “reses bravas” que jo vaig veure eren mitja dotzena d’ovelles i dues vaques que pasturaven ben tranquil·les. A mitja pujada final cap al cim vaig tornar a trobar el filferro electrificat que aquesta vegada obligava a arrossegar-se per terra per a poder passar. Aquests filferros electrificats no solen dur molta càrrega elèctrica, però jo, per si de cas, no ho vaig voler comprovar.

Bé, ja estava, havía fet unes quantes fotos de la posta de sol des del cim i vaig començar a davallar per la carena per anar a pegar al camí des Caragol. En arribar a la paret de partió que dona entrada al bosc em vaig trobar la darrera sorpresa desagradable del día. Han col·locat una reixa de filferro aferrada a la paret. Vaig enfilar-me a un arbre mig mort per a poder botar-la i sortir d’una vegada d’una finca on està clar que no ens hi volen. Només fa uns mesos que vaig passar per darrera vegada per allà i res d’això hi era. A més, el filferro de les reixes estava ben nou. Jo diria que l’han posat la setmana passada.

El Teix deu esser el cim més popular i concorregut de la serra i amb això no evitaran que la gent hi puji, que deu ser el que pretenen.

Ja ja! I parlen amb boca plena que el “turisme ha de ser de qualitat”. Fantàstic! ara, enrampem l’excursionista!.

Ara bé, aquesta agressió contra l’excursionista també s’ha implantat dins l’Administració. Ja ho he dit en altres ocasions: per la mola de Planícia ara circulen guardes de la Consellería que posen multes de 100 euros qui tresca per la finca pública!! No és conya! Esper que aviat se’n faci ressò els diaris perquè això ja no té empena! A la llista de llocs “prohibits” de la serra, és a dir, allà on els propietaris no deixen passar i te treuen de mala manera, ara hem d’afegir “els que te treu l’Administració” i a més a més TE MULTA! I mentrestant, els camins tancats.

El pas per la carretera vella de Pollença a Lluc continua tancat, per obra i art d’un familiar d’un propietari d’una finca collindant. Es un cami públic construit amb els diners de tots els ciutadans a principis de segle XX.

L’anterior conseller Miquel Angel Borràs va fer a tots els mallorquins la malifeta de acordar amb aquest propietari, NO DEL CAMI, sinó d’una finca veina, tancar el cami, amb l’aquidiscència del batlle de Pollença, malgrat ara que hem aconseguit còpia de “l’acord”, gracies a la major transparència en assumptes públics de la Consellera Tugores, el batlle no havia signat dit acord, i per tant , el conveni, inicialment no valid, ara ho és menys.

Però els dies, els mesos passen i el cami no s’obri. Es repugnant que una ilegalitat manifesta pugui portar tants d’anys sense resoldrer-se, i que el barrut de torn s’en pugui veure tan afavorit.