Catálogo 3

Lo vi en el catálogo y no me pude resistir, ni siquiera la pésima predicción meteorológica me desanimó, ayudó a que ayer dieran bastante malo y no fue tanto por lo que me imaginé que hoy mejoraría, pero vamos, los chubascos a las nueve y a las doce no te los quita nadie. Entre que los colegas, están remolones a más no poder; la peña, muda hasta última hora; algún forero que se lo toma con calma a la hora de salir y yo que quiero salir temprano para tener tiempo de comprobar diferentes alternativas pues todo ello hace que no sea seguro si va a venir alguien conmigo esta mañana (por sábado).

En un principio Carlos sí iba a venir pero un mal entendimiento entre ambos hace que le deje plantado esperándome en su casa así que estoy solo en el aparcamiento aunque por poco tiempo ya que van apareciendo coches con caras conocidas en su interior. Son los inqueros (y aledaños) de Tramuntanaenduro que vienen a hacer una ruta en las proximidades. Tardo en enterarme de qué quieren hacer exactamente, al final una clásica de la Fita del Ram. Yo no estoy para clásicas y solamente los acompaño hasta el coll de s'Heura por el camino viejo aprovechando que alguno lo conoce; yo lo bajé una vez pero no me acordaba de por donde se tomaba en el pueblo. Ellos siguen hasta Bunyolí y yo tiro hacia el área recreativa para buscar el sendero que me llevará hasta el estanque. No ha sido difícil encontrarlo ni seguirlo ya que es evidente, lo único que no hay que hacer es saltar la rejilla que da a Son Tríes, está electrificada, y me ha tenido que dar dos veces para convencerme.

El estanque tiene un camino ancho que baja hasta el pueblo y está muy cerca del camí des Correu, a muy pocos metros, pero aún así me he perdido, dando un rodeo de 360º volviendo a la alberca pero al segundo intento he podido salir de allí. Estoy en la carretera de la que recorro solamente unos metros y me meto por la primera pista a mano izquierda que debe llevarme hasta cerca de Son Vich y así es no sin antes confundirme en algún ramal y abrir y cerrar unas cuantas barreras. No hay que subir tanto como para llegar a la font des Rafal, la pista tira en dirección Puigpunyent casi plana hasta empalmar con la carretera sobre un puente saltando a su vez otra barrera mientras justo enfrente tenemos otra, ésta abierta. Por esta barrera debería haber salido una vez pero mi indecisión arriba me llevó a bajar por el acceso principal de las casas situadas en lo más alto.

Tras comer algo en la entrada llego hasta una casa y me entran dudas por lo que vuelvo atrás hasta la carretera donde hago unas idas y venidas hasta convencerme de que estaba en el sitio correcto por lo que vuelvo a la casa y empiezo la ascensión por una pista moderna. Tiene su tema la cosa, se van alternando tramos bastante durillos con otros más suaves, me recordaba la subida al coll des Jou en la parte del olivar y con una traca final más que dura pero la sorpresa al llegar arriba es que la pista se acaba y su continuación, si es que puede llamarse así, nos lleva hasta cul de sac sin posibilidad casi de salir de allí por cualquier medio.

Mientras retrocedo voy pensando que la subida que estoy buscando es más que evidente en los mapas y fotos así que seguro que estoy muy equivocado pero tampoco llego a sospechar dónde puede estar el desvío. Buscando en los ramales, que tampoco son tales, veo al otro lado de una especie de torrentera lo que parece ser un camino y me propongo atravesarla pero desisto a los pocos metros, va a ser muy difícil y vuelvo a bajar hasta la casa no sin antes investigar los desvíos y ninguno te lleva más allá que unos pocos metros.

Entonces me acuerdo de otra barrera que he visto que está abajo del todo y hacia allá voy. Está cerrada pero la rejilla tiene un paso por lo que no tengo que saltar nada. Tras una cuesta viene otra barrera que también se puede abrir y empiezo una subida por lo que parece más un camino de carro que una pista, además es de color marrón, color tierra, mientras que la anterior es blanca como la leche. No tiene repechos a destacar y la ascensión es bastante sencilla y así, casi sin darme cuenta, llego hasta las casas, con sus dos barreras evidentemente, y se pueden abrir ambas, eso me dí cuenta después de saltar una de ellas.

Como algo allí mismo antes de afrontar la última subida del día porque sé que voy a perder tiempo por allí arriba, cuando bajé pasé por multitud de cruces y va a ser casi imposible recorrer el mismo itinerario en sentido contrario por eso ya me desvié en el primer ramal. Enseguida toma una configuración de camino de carro por el interior de un encinar y descarté casi de inmediato encontrar la bajada que estaba buscando. Tomar ese camino ha sido todo un acierto, precioso, va tomando bastante altura a base de lazadas muy limpias, lástima que no tuviera el cuerpo lo bastante fino como para hacerlas todas montado. Aunque todo fuera nuevo me era muy familiar, todo es viejo, ya visto, conocido, pero no por ello impide que te invada la emoción al recorrerlo por primera vez. La sorpresa ha sido al coronar cuando me he encontrado un elemento sorprendente del que me habían hablado y visto en fotografías pero lo que no sabía es que había más de uno aunque medio derruidos y mientras estaba mirándolos y fotografiándolos es cuando ha empezado a llover, ya era mediodía.

El camino como tal acaba en ese altiplano y no se ve continuación ni siquiera como sendero claro, además no hay marcas de pintura, tampoco hitos y hay que guiarse un poco por la intuición. Al principio me he ido hacia la parte más empinada pero llega a empinarse tan peligrosamente que he vuelto atrás y he ido rodeando la montaña pegado a las rocas, mayormente andando, hasta llegar a una pared medianera con un hueco para pasar y justo al otro lado hay un hito, el único que he visto. A partir de ese punto se van sucediendo los ranchos de carbonero y el camino los va enlazando hasta tomar una forma ya definida. Como ya estaba lloviendo fuerte le estaba dando a la bajada un toque especial y aunque no tenía ningún problema con la rueda delantera sí los tenía con los frenos ya que eran los primeros kilómetros de unas pastillas nuevas y no frenaban un carajo por lo que iba con el freno de mano echado por si acaso. Enlazo con otro camino de carro que ya me es familiar y no tardo en llegar al camí des correu en el punto preciso y sabido. Después ha sido todo para abajo como digo, sin ningún contratiempo, ni siquiera en la zona después de la barrera donde está más empinado y con las piedras más lisas.

He podido apreciar como sí funcionan los vierteaguas que han levantado en las zonas restauradas aunque hay que atacarlos por su lado más suave para no cascar las cámaras y parece que el método de regenerar el empedrado aguanta los aguaceros. Veremos si al alcalde de Esporles no le da también por erigirse en guardador de caminos restaurados y nos quiere hacer la puñeta a los ciclistas. Bien estaría que se diera una vuelta por los supuestamente caminos públicos de su municipio para hacer recuento de las barreras que hay y comprobar cuántas están abiertas y cuántas cerradas e ir abriendo expedientes. Cierto, y lo quiero reconocer, que hoy me he encontrado muchas aunque solamente dos cerradas, una de ellas con paso (a base de tenazas) y la otra hay que saltarla. También he saltado otra pero por gilipollas.

Varios objetivos cumplidos, la subida por el camino antiguo desde el pueblo al coll de s'Heura, perfecto para obviar el asfalto pero mucho más duro para el inicio de una vuelta; el sendero de Son Tríes, una de las opciones para enlazar con el camí des Correu; la pista de la Granja y la subida hacia el Moletó de sa Granja y posterior enlace con el camí des Correu, este último era el que más interés tenía por hacer porque lo quiero incorporar a una nueva ruta que tengo en mente, básicamente se trata de trazar una línea recta entre Palma y el Port des Canonge sin tocar asfalto. Me falta algún fleco por pulir, sobretodo para la vuelta, pero me está gustando el resultado, quizás la semana que viene quede lista del todo.