Voy o no?

Estaba yo el sábado pasado dispuesto a todo, me iba a ir a ver unos caminos por Esporles (más bien por la zona de la Mola de Son Pacs) que me faltan para completar el listado y de los que tengo vagas referencias, desde luego ninguna en página bikera de la isla, y ninguna de ellas favorable para la práctica del deporte que nos ocupa, aunque eso no iba a ser óbice para que no fuera a verlos. Bueno, eso era la teoría, porque en domingo la cosa ya no era tan segura, voluntarios ni uno había esperándome en el portal, ni en la gasolinera, ni tan siquiera en el Decathlon, punto de encuentro donde suelo recalar ahora los domingos. No intenté convencer a nadie ya que una ruta en la que no sabes dónde vas ni cuándo tienes previsto acabar no es de las preferidas de la manada, así que debía elegir entre ir solo o ir con ellos, y elegí lo segundo, así que sin tener tampoco ellos la ruta clara nos empezamos a mover en sincronía rumbo a Son Rapinya.

Así entramos en Son Vida para cruzar hacia el PT3 y probar de marcar un cero (otro día será) mientras conducía el grupo hasta el cortafuegos. Tiramos por el sendero sin nombre hasta el camino sin nombre también, alguno había pasado por allí en sus años mozos, yo también y por mis niños que no me acuerdo quién fue que me lo enseñó. Más sendero hasta el Coll des Vent y ya tienes una ruta perfecta para llegar ahí y no tocar un metro de asfalto. También se podría saltar la barrera de enfrente pero desde que la pusieron lo cierto es que se me quitaron las ganas de pasar por ahí, además pasaron la pala también, y lo que era una subida rota y pedregosa se convirtió en una pista apta para vehículos sin ningún aliciente y de ahí que perdiera todo el interés.

¿Izquierda o derecha? Izquierda y para arriba por supuesto y tramo nuevo para algunos. Corono sin novedad y voy detrás de Toni melenas por el sendero para observar que tal se porta la bici nueva, pronto se dará cuenta de que ése es el terreno ideal.y natural para esas bicis. Parece que no hay tiempo para ir hasta el mirador así que enfilamos hacia la cuesta de hormigón, que me pareció más plana que nunca, y voy tirando hasta el Coll des Pastors donde llego a pensar de que ha habido algún percance dado el tiempo que tardan en aparecer, pero no, solamente iban a un ritmo diferente.

Algunos tiran directos hacia el monumento y únicamente logro convencer a Toni para hacer algo más, y elegimos la trialera Bendinat para fustigar un poco los amortiguadores. Vamos haciendo los tramos con alguna pausa pero en general, con bastante continuidad, y eso ya es mucho porque el camino aún sin ser excesivamente difícil tampoco es sencillo. Decidimos hacer esta vez toda la pista hasta el final, hasta el túnel de la autopista, hasta la escombrera de la autopista diría yo, y del camino asfaltado del cementerio no te digo nada, un vertedero de principio a fin, una vergüenza.

Bajamos temprano y dio tiempo a tomarnos un refresco a la sombra del patio cortesía de la casa y quedamos en ir a probar esa montura en una rutita de montaña, montaña, en un sitio de esos que parecen estar ahí sólo para ir a saborearlos con nuestras cómodas máquinas. Piedras y pedales, la simbiosis perfecta.