Crónica de una petada anunciada

Parecía que estaba escrito en mi horóscopo con letra clara y concisa: hoy vas a petar. Entonces ya salí con calma desde casa y con la idea de subir lo menos posible. Me acerqué al Decathlon imaginándome que no me encontraría a nadie porque habían quedado para ir a la Comuna y el lugar de encuentro suele ser otro así que si no pillaba algún desertor iba a ir solo otro día más, pero había uno, Chus, con el tiempo justo para dar una vuelta por los alrededores, y esto es lo que hemos hecho, llegar a Son Malferit pasando por Bunyolí y él ha dado la vuelta en la misma barrera. Yo ya había podido comprobar que iba más parado que marchando pero sin forzar en exceso aún podría hacer unos kilómetros más.

Han pasado dos bikeros junto a nosotros pero no han hecho ademán de querer parar así que cada uno ha seguido su camino. Yo me he tirado por el empedrado hasta llegar a Esporles y me ha ido de coña porque me he cruzado con dos senderistas justo en la barrera y me la han abierto por lo que he podido hacer una bajada limpia de obstáculos de principio a fin.

Carretera hasta s'Esglaieta y Palmanyola (no me quedaba más remedio) hasta encontrar el desvío del hospital desde donde he continuado después por las vías del tren y justo ha pasado uno por delante petado hasta arriba de turistas, parece que la temporada aún se mantiene en pie. Para no ir por las vías he seguido por el bosquecillo de la derecha y está absolutamente trillado por los caballos del centro hípico próximo llegando hasta la misma puerta del área recreativa con los coches de los compañeros aparcados y los primeros domingueros ocupando algunas mesas.

Se me ha olvidado merendar, aún era muy pronto para mí, así que me he vuelto a meter por las vías para ir a buscar algún camino por el margen derecho y he seguido una pista que llega hasta Son Amar continuando después por territorio conocido cruzando torrentes, barreras y campos de cultivo hasta llegar al desvío de Son Reus.

Sabía que era pronto y no estaba para mucho más, quería más, eso seguro, pero no iba a forzar más de la cuenta, no serviría de nada y además es tontería. Lo que es seguro es que sea como sea estar montado en la bicicleta me divierte y me hace sentir bien a pesar de los pesares; no es deporte, es vida.