Martes de fiesta

Dejo pasar el domingo, no puenteo el lunes y parece que el martes habrá salida por mi parte, esto pinta bien. Los compañeros han preparado una ruta con Jesús por la Fita del Ram y casualmente otros me preguntan por esa ruta y les invito a participar pero no ha sido posible el encuentro en el día de hoy. Otra vez será. Por nuestra parte debían presentarse Albert y Bonus pero no han venido, el primero se ha excusado por un molesto dolor de espalda y el segundo vivía en el letargo a la hora de salir por lo que solamente éramos cuatro en el punto de reunión, de nosotros, porque hoy Establiments parecía una concentración bikera.

Marc, Fibras, Jesús y yo hemos ido tirando hacia arriba, el más preocupado evidentemente el menorquín que me ha comentado que pasea un virus que le fastidia bastante. “Efectivamente no sabes donde te metes”, he pensado yo aún confiando que pueda ir superando etapas.

Llegamos a la barrera de Bunyolí y meto todo atrás con el plato mediano, “ala, a ver si llegas arriba”, me he oído a mí mismo el comentario, y la verdad, si vas distraído lo haces sin darte casi cuenta. Había un bikero en la barrera de arriba y ha venido un rato con nosotros hasta que ha tirado solo sin parar, ni pensar en cogerlo, si quieres competir ponte dorsal, a mí déjame a mi ritmo, y éso es lo que he hecho en la última parte de la subida por asfalto. De todas maneras ese bikero ha terminado la ruta arriba para volver a bajar por el mismo sitio y éso te da un plus de motivación.

Nos agrupamos y tras salir no tardamos en cruzarnos con Jromán y señora que estaban paseando por la zona aprovechando el magnífico día del que disfrutábamos. Tenemos un momento malo y nos pasamos todos el desvío, lo mejor es que alguno también se lo pasó a la vuelta. El tramo siguiente ha sido de lo más tranquilo, chino chano los de delante y Jesús intentando situarse entre tanta montaña. Como nadie iba a esperarle en la bajada le he dado un consejo aunque difícil de seguir para un novel de esa ruta, “aquí no hay piedras, tira recto” y después cada uno ha tirado para abajo cómo mejor sabía.

Lo que no esperaba encontrarme por allí eran unos motoristas, venían detrás de nosotros, nos han pasado mientras nos poníamos las protecciones y los hemos vuelto a encontrar parados junto a un grupo de bikeros en el cruce de la pared. A buenos han ido a preguntar porque ellos me han preguntado a mí si iban bien para llegar a Puigpunyent, hombre, llegar se puede llegar pero no iba a ser yo el que les marcara el camino, les he enviado hacia Sobremunt y espero que hayan llegado.

En la ermita he convencido a Fibras para ir por la variante 2 del pozo que no se acordaba si la había hecho o no, yo creía que sí y después lo ha recordado, a mí, la verdad, me gusta más que la otra, la de siempre, pero que lo ideal es poder tener varias alternativas factibles. A quién no ha gustado casi nada ha sido a Jesús, que se quejaba de que había muchas piedras (tampoco hay tantas), pero ésto es lo que tenemos por aquí. Tramo rápido hasta los toboganes donde me he atrevido con alguno cayendo en la misma mata de siempre (habrá que pulir ese detalle) y fin de bajada por los escalones hasta la iglesia, ¡cómo me he acordado ahí de la Durolux!.

Fibras y Marc ya nos esperaban sentados en la terraza de un bar donde hemos tomado el refrigerio correspondiente sin mucha prisa porque el horario estaba controlado, el de los demás, porque el mío hoy casi sorprendentemente se podía alargar y eso he hecho, tras subir el primer tramo del camí de Son Ferrà me he despedido de ellos en la entrada del área recreativa para dirigirme hasta la fuente y comer algo allí. Me he entretenido observando las tareas de limpieza en los alrededores pero sin atreverme a pasar ya que es prácticamente un túnel en un zarzal y era arriesgarme demasiado a pinchar así que me he ido a investigar algunos posibles caminos cerca de la Posada del Marqués. He dado vueltas por los viales, he recorrido algunos senderos pero no he encontrado nada factible que enlace con lo que ya conocía, hasta he llegado a pensar que quizás algunos de esos recorridos del catálogo estén pintados de oídas. Vuelvo a s'Hort des Verger para hacer el camino al revés de cuando lo encontré y, la verdad, si no se limpia un poco es muy posible que me lo pongan por sombrero si llevo a alguien por allí, tener que meterse por el bancal de frutales hasta poder bajar al camino, no tener una bajada cómoda después y tener que volver a cruzar bancales arados al final con la rejilla de colofón no parece un plan que agrade a muchos, así talmente está por ahora.

Vuelta tranquila por Sarrià (de postal) y Establiments renunciando al asfalto bajando por el camí de Can Carles y saliendo por Can Chomeu para recorrer los últimos metros por las vacías calles de Palma (de Mallorca) en hora de sobremesa y un más vacío carril bici hasta casa.