Planícia, otra vez

Lo había visto anunciado hace unos días y me tentaba volver a compartir ruta con los compañeros de Sa Pobla ahora que parecía que la cosa volvía a remontar. No importaba mucho que repitiera parte de ella ya que yo había rodado por la zona la semana anterior, en realidad sería otra completamente diferente, y más si se quiere cruzar Planícia, aunque fuera de la manera más difícil, así que solamente algún cambio importante de última hora podría hacerme cambiar de opinión, y no lo hubo, es más, Kiko morcilla también se apuntó, y aún a sabiendas de que las iba a pasar canutas no se la quiso perder.

Nosotros dos llegamos los primeros a Esporles y tras la sorpresa inicial de los compañeros foráneos ya que a pesar de que había comentado con Xisco algunos pormenores de la ruta no habíamos anunciado nuestra presencia, nos pusimos en marcha por las calles del pueblo hacia la salida lógica y natural del camí des Pescadors, esta vez sí, hasta Mirant de Mar.

Mientras me pongo las protecciones sale el resto disparado, que haya hueco, no pasa nada. Kiko no conoce el sendero no GR y me deja pasar delante, parece que le ha gustado, pero en la carretera no hay nadie, éso es que seguramente ellos sí han bajado por el GR y me queda la duda de si quieren continuar por él hasta abajo, en todo caso en la playa nos encontraremos, por lo que tras comprobar que no tengo nada de cobertura en el móvil subimos un tramo de asfalto hasta el inicio de la pista de Son Valentí y por ella entramos a pesar de las indicaciones en contra nuestra, yo nunca he encontrado a nadie por allí.

Llegamos al inicio del sendero y nuevamente me cede los honores, comentamos dónde podemos tener algún problema y nos lanzamos hacia abajo. Lógicamente no me pierde de vista y aunque he entrado bien en la curva de la rodera he tenido un traspiés, en cambio el resto es totalmente fluido excepto en una curva a derechas muy resbaladiza que no tengo la cabeza suficiente como para moderar la marcha antes de llegar y después me faltan frenos. La percepción y sensaciones que tengo de mí mismo bajando me las confirma quién me ve hacerlo sobretodo si hacía tiempo que no nos veíamos como fue el caso, y aún no he podido encontrar una explicación, digamos lógica, de este cambio, en todo caso, disfruto del momento.

Llegamos a la playa y no están, es muy improbable que estén por delante pero a medida que pasan los minutos las dudas se acrecientan, intentamos el contacto telefónico pero falla el sistema y decidimos esperar un poco más. Finalmente aparecen, efectivamente han tenido un lapsus y volvieron atrás para subsanarlo por completo, sea como sea, estamos todos y tras la foto y poco más partimos.

El tramo de pista de subida lo hago con Pedro, sabe el ritmo que tiene que llevar para acabar la ruta y a ese plan se ciñe, pero tras el paso por los acantilados acelero para saborear completamente ese tramo de camino, saltos incluidos, agrupándonos en el aparcamiento de la curva. Mientras esperamos al rezagado intento convencer al sherpa bajo diversos argumentos de bajar hasta la cala y tomar el camí des Correu desde su inicio pero no hay manera, se mantiene fiel a su ruta y desisto. Cuando llega Pedro nos da la sorpresa del día y se saca un termo con chocolate caliente de la mochila que ha preparado casi de madrugada, hay para todos y la insulsa merienda que nos estábamos tomando se convierte en un ágape en toda regla.

Kiko se las ve venir, queda lo peor y su forma física no es la mejor que ha tenido aún con los entrenos a los que se somete. Se queja pero continua y aguanta como el que más. Carretera y campo de fútbol y después la conexión con el camí des Correu en la que algunos me han contado que han tenido sus más y sus menos, y que vamos superando bastante bien hasta la pista superior. Aquí es dónde podía haber alguna variación con el track original para ir a enlazar con el camino superior y le sugerí a Xisco no hacerlo desde el principio para evitar el pateo antes de la cantera sino hacerlo más adelante y éso hacemos, desviándonos por el camino que sube a la Mola y continuar desde allí.

Llegamos sin problema a Planícia si exceptuamos que ha desaparecido el botador que había en la pared pero qué sería una ruta de las nuestras dónde no tuvieras que saltar unas cuantas de ésas más algunas rejillas, me sentiría extraño si éso no pasara. Otra foto de grupo, plátano y al darme cuenta ya se han ido todos, joder con el timing, no se pronuncia en voz alta pero se practica a rajatabla. Procuro disfrutar del paseo (con alguna cuesta incluida) hasta el cruce señalizado, allí nos esperan y propongo el segundo cambio del día, Salt des Fonollar en lugar de un simple camino, prometiendo visita cultural, mejores vistas y menos rampas que sortear, y parece que los argumentos convencen y seguimos pista adelante.

Saltamos la pared y enseguida estamos en la era de la casa, lo que va quedando de ella, al menos ahora parece que lo resta en pie puede aguantar. Nos acercamos al portillo del camino y está cerrado con cadena, se puede pasar por el costado pero parece que el letrero de coto privado de caza desanima al personal y prefieren lo conocido a lo nuevo y volvemos atrás hasta el cruce y se vuelve a dar la circunstancia de que estamos solamente Kiko, Pedro y yo. ¿Habrán continuado o se han ido por peteneras? Esperamos unos minutos, no aparecen ni responden a nuestros gritos y decidimos continuar, al final están más adelante esperándonos, parece que han querido recuperar el tiempo perdido en el Salt, es lo que tiene estar fuerte, no hay compasión con los débiles.

Mientras Kiko va más muerto que vivo pero no ceja, me sorprende el empeño del chaval pero no dudo de que llegará arriba montado, el camino ahora nos da una tregua, pierde definición tras pasar la pared de la posesión pero hasta podemos encontrar alguna cuesta abajo. No les engaño, al llegar al cruce tendremos que subir los últimos rampones hasta coronar y después podremos ya fer un alé, como quién dice, pero sólo uno porque aún nos quedan algunas rampas que solamente los más preparados superarán con éxito.

Pero son ya los restos, solamente una bajada escalonada patinando sobre las piedras sueltas y un tramo de camino empedrado nos esperan antes de llegar al camino principal de sa Campaneta donde, como era de esperar, hubo una volada, un pies para que os quiero, en este caso, pedales, y los pobleros desaparecieron como por arte de magia. No pretendía seguirlos, nos abrigamos un poco porque el relente aún perduraba en el ambiente y la camiseta térmica no abrigaba lo suficiente. Bajamos tranquilos hasta el pueblo por carretera y llegamos justo a tiempo para despedirnos de los últimos de ellos, los primeros supongo que andarían ya por Palmanyola.

En resumen, buena salida, muy rodadora y más exigente en la que priman mucho más las subidas que no las bajadas pero que por su cercanía al mar y el paseo por los bosques de Planícia la hacen muy atractiva.