Sin rumbo fijo

Esta Semana Santa no ha sido nada espectacular si nos ceñimos al tema concreto de este blog, como si estuviera un poco de resaca de la quedada del domingo pasado la salida del sábado no fue una prioridad entre los temas de la semana por lo que llegó el viernes y la casa sin barrer. Confiaba en que alguno expresara su intención de salir después de yo manifestar la mía de rodar el sábado pero solo dos respondieron al requerimiento y ni así pudimos quedar, así que al final me fuí a la cama sin un plan concreto.

Juan me había comentado que volvería a salir pero en plan test con alguien que está muy verde y además tenían que pasar antes por la tienda por lo que no preveía que se pusieran en marcha antes de las once. Me contó sus planes de ruta y ví que era difícil que coincidiéramos. Algunos que no conozco habían quedado muy temprano y esos dos detalles hicieron que descartara esa opción; en cambio los MIR saldrían a las nueve treinta hacia una ruta desconocida y quizás podría acoplarme.

Al pasar por la tienda de Emilio lo encuentro allí, aún no está recuperado de la lesión y se irá a rodar solo por asfalto, los demás acaban de irse y me informa de adonde van, entonces resulta que Juan, yo y el grupo hemos coincidido en la misma idea por lo que le digo a Emilio que los avise con un mensaje de que voy para allá. No sé si alguno lo ha recibido porque no me han esperado, al llegar ya no estaban aunque los veo a lo lejos que enfilan la cuesta. Voy tras ellos pero me siguen sacando ventaja por lo que renuncio a la captura y sigo mi camino. Al llegar delante de los colegios ya no los veo y antes de la rotonda vuelvo a verlos rodando por el campo mientras yo subo por asfalto por lo que decido esperarlos en el coll des Vent y al menos que me informen de la ruta que piensan hacer.

Mientras espero allí sentado estaban también dos personajes que creía que sí tenían que ver con el vallado y la colocación de pilones de toda esa zona y me ha entrado la curiosidad de preguntar porque la verdad es que no le veo mucha lógica a lo que han hecho. En eso que ha llegado un camión con material de obra y uno de los dos se ha marchado con ellos y el otro ha quedado en el coche y solo se ha alterado cuando ha empezado a pasar el pelotón motero que venía de la torre, entonces es cuando ha salido del vehículo. Las motos se han desperdigado en todas direcciones y hasta algunas han pasado pisando la rejilla cerca de donde yo estaba y le he preguntado algunas cuestiones sobre el tema.

Y en esas estábamos cuando después de una larga espera y posterior y rocambolesca (y patética) entrada en escena del grupo vuelvo a quedar solo sin enterarme así que no me queda otra que urdir un plan alternativo, quería ir a la Coma de s'Aigo pero antes pasaría por las Coves des Marbre. Dicho y hecho, y hacia allá me he dirigido. El desvío hacia las cuevas está muy cerca del mirador, más de lo que me imaginaba, y el principio es muy empinado y pedregoso por lo que he debido hacerlo andando, después es fácil pero la complicación está en llegar abajo de una pieza al pasar por la zona de las cuevas. El turista que ha bajado conmigo ha debido de pensar que yo podría bajar por donde él lo ha hecho cargado con la bici por lo que directamente ha pasado de mí y yo he tenido que descolgarme por una pared con una bici a cuestas.

He dado unas cuantas vueltas abajo por dentro de los campos de la finca buscando la salida por la barrera vieja y aparte de algún despiste no tiene gran complicación. Ya estoy en la carretera y solo tengo que remontar unos minutos para llegar a la entrada del Burotell y ahí es donde me tropiezo con Jesús que vuelve atrás, los demás van delante de mí pero no es cosa que ya me interese. Yo pretendo subir hasta la barrera para ver si puedo encontrarme con Juan y compañía para hacer la bajada juntos, aunque en un principio se me había ocurrido la idea de subir a lo alto de na Bauçana para valorar la bajada, solamente una vez tomé el desvío pero no llegué arriba y quizás fuera el momento para repetir, así que empiezo la subida esperanzado pero condicionado a que me cruce con aquellos dos, y de las ganas con que llegue arriba, claro está.

La subida es sencilla y la hice a buen ritmo, al menos a un ritmo constante y llevadero, no la cronometré, y con más fuerza y un poquitín de suerte se hace toda. Llegué a la barrera y comí algo y aunque era el sitio donde más daba el sol también lo hacía el viento, así que una cosa por otra. No tuve que esperar mucho para verlos aparecer por lo que la idea de subir más arriba la descarté y además ya era tarde por lo que nos preparamos para el descenso. Juan iba un poco intranquilo, no ya por él, sino por Carlos, estrenaba zapatos y calas y podría decirse que también la bici, había sufrido en las subidas anteriores y creía que tendríamos que esperarlo continuamente. Pues la verdad es que se le dan bien las bajadas y nos venía pisando los talones y además no hubo ningún incidente.

Me comentan abajo que ellos vuelven a Calvià y que me puedo ir con ellos y aunque eso me priva de las bajadas del coll de sa Creu, acepto pero con la idea de no hacer todo asfalto, entraremos por Son Boronat como mandan los cánones. La equivocación (mía) fue no desviarnos hacia el pueblo cuando pudimos al enterarme de que la furgoneta no estaba en Son Bugadelles y llegamos hasta la carretera con lo que nos tocó volver con todo el viento de cara, fue la puntilla del día, pero eso también es ciclismo. Al final creo que llegué a casa mucho más tarde que si hubiera vuelto directamente entre visitas al bar y al local pero en general podría decirse que ha sido un día de lo más provechoso. Al menos así lo veo ahora sentado tranquilamente en el sofá escribiendo estas líneas.


Aritja muntanyenca

Cualquier mallorquín ha estado en Lluc y posiblemente muchos han paseado por el clot d'Albarca (o Aubarca), un enorme valle entre montañas a cual más impresionante con el puig Roig como referencia insignia, pero no todos han estado en Es Cosconar, solamente los más andarines habrán pasado por allí después de una larga caminata y desde hace muchos años solamente en domingo, un guarda se encarga de recordártelo cuando te pilla por allí y si además llevas bicicleta eres peste. Por eso cuando Xisco insinuó sin nombrarlo que montaría una quedada por la zona le contesté inmediatamente que yo también quería subir a Cosconar y poder quitarme esa espinita que tenía clavada por ahí dentro. Aún así me llevé una desilusión al enterarme de que podía haber problemas para acceder debido al gran número de apuntados ya que algunos propietarios habían mostrado reticencias a nuestro paso. Eso me generó más que dudas, desazón y me planteé seriamente no asistir pero al pasar los días y aumentar mi resignación ante la incertidumbre cambié de opinión confiando que la tozudez de los organizadores hiciera recapacitar a los recalcitrantes propietarios, como al final así ha sido.

Recibí algunas llamadas interesándose por la cuestión y quedamos en asistir pero añadiendo algo más de enjundia a la ruta empezando desde Caimari aunque un poco más temprano de lo habitual para ir sobre seguro. Llegué un poco más tarde de lo previsto y dió pie a reunirnos una buena grupeta en el aparcamiento y alrededores con los que quedaron después para empezar a subir todos juntos hasta arriba pero quería hacer un cambio en el itinerario que no era más que seguir el recorrido original del camí vell, obviando eso sí la costa llarga pero cumpliendo con el resto. No tuve acompañantes en esta singladura y lo hice solo, una duda me rondaba la cabeza y era averiguar qué camino era el más rápido, si la insulsa pista de la Coveta negra o el magnífico empedrado de la llonganissa y mira por donde se tarda exactamente lo mismo, solamente el tramo de asfalto inclinará la balanza en un sentido u otro.

Llegamos a Lluc y la animación es máxima, no solamente por parte de los bikeros y bikeras congregados, a las otras actividades programadas no les faltan participantes como tampoco en el día anterior y se prevee un éxito total en esta jornada. Por nuestra parte fuimos unos ciento veinte los congregados, unos clasificados por grupos, sus maillots los delatan, otros por libre pero todos con algo en común, su bicicleta, y eso es lo que vamos a usar a partir de este momento aunque algunos venimos ya calientes.

Hay tiempo de sobra para los saludos y la charla antes de la foto oficial y el pitido que marca el sús y a partir de ese momento el pelotón agrupado discurre ordenadamente detrás del guía carretera abajo hacia el clot d'Albarca y más o menos así continuamos durante ese tranquilo paseo solamente alterado por la visión de los efectos del cap de fibló en los campos y construcciones.

El grupo, que hasta ahora se había mantenido más o menos compacto, va estirándose a medida que la pendiente aumenta pero también es porque nadie quería ser el primero en bajar el ritmo, al menos conscientemente aunque la bondad de esa pista tampoco invitaba a ello. Un primer tapón en la barrera cerrada de es Cosconar nos vuelve a agrupar aunque en la siguiente parada técnica veo a algunos que están bastante lejos pero por lo que sé llegaron todos.

Llegamos hasta el antiguo cuartel de carabineros y el sitio no defraudó, el cambio de perspectiva te hace plantearte algunas preguntas y una de ellas es saber no ya porqué se construyó allí ese enorme caserón sino sobre su efectividad real o es que simplemente fue una pantalla para salvar las apariencias. Las casas de Cosconar no son menos intrigantes, su existencia se pierde en la noche de los tiempos y como tal su propio nombre es un misterio que no se ve rebajado por la visita ya que solo podemos acceder a vislumbrar lo que su fachada nos ofrece, el resto debe aportarlo nuestra imaginación. Una pequeña pieza teatral de los años cincuenta, Aritja muntanyenca, cuya acción trancurre en las casas de Cosconar (y hasta se representó allí) y de la que no me acuerdo casi nada excepto que subía un capellán hasta ahí arriba a raíz de un hecho luctuoso y debía quedarse a dormir por lo avanzado de la hora me rondaba en la cabeza mientras subía intentando recrear sobre el mismo camino sus apresurados pasos aunque esta vez en forma de pedaladas.

De vuelta a Lluc de repente el bucólico paisaje se convierte en pared de asfalto que a más de uno dejó las piernas temblando pero que la proximidad de la recompensa mitigó en algunos grados. Por cierto, muy buena la merienda, con una ensalada de pasta estupenda, pan con sobrasada, fruta y bebida isotónica para un regimiento, pagado todo ello por el ayuntamiento de Escorca, como también fueron suyos los esfuerzos para conseguir el total acceso a esos lugares. Tal fue el grado de empacho que la mayoría optó por finalizar aquí la ruta y dedicarse a otros menesteres revertiendo parte de lo recibido a la comunidad o simplemente volviendo a su retiro. Yo dediqué un rato a la charla mientras los veía partir hasta que quedaron solamente los miembros del staff y algunos voluntarios que aún tenían faena por delante para recoger todos los bártulos aunque con la satisfacción del deber cumplido y saldado el evento con éxito.

Como era de esperar al salir yo ya no quedaba nadie con quién amenizar la bajada y menos tras pararme a charlar con unos familiares que me encontré aunque no quería que eso fuera óbice para no divertirme bajando y eso intenté. Al llegar a la bretxa vella ví que había ciclistas en el mirador pero entre ponerme las protecciones y sortear turistas se me escaparon aunque me dió tiempo a verlos cogiendo el desvío del cual pasé y volví a la carretera para hacer esta vez sí la costa llarga de bajada y es donde los volví a ver pasando por la carretera confirmándome que también se tarda lo mismo bajando que subiendo por un lado que por otro.

Aún no habían plegado todos de Caimari cuando llegué, algunos estaban en el bar y a los demás los ví pasar ya metidos en los coches aprovechando para despedirme de todos ellos y dar por concluida ya definitivamente esta magnífica ruta que hemos podido saborear gracias al esfuerzo de unos buenos compañeros, desde aquí expresar mi agradecimiento a ellos y a todos los que sé y no sé de su trabajo para poder lograrlo que no habrán sido pocos, y también a los que han permitido que este evento tenga lugar, sin su colaboración no habría sido posible.

P.D. No he puesto enlace alguno de las diferentes crónicas y reportajes directamente sobre el texto para no cargarlo, los tenéis en la sección de fotos 2013.


Las tres trialeras (Ruta de p.m.)

Sin que sirva de precedente esta semana he limpiado y engrasado la cadena de la bici, y es que el otro día reparé en un video de un tipo que limpiaba la bici en “solo” quince minutos, joder, si yo solo tardo tres, y me pica la curiosidad porque intuyo que algo importante se me pasa por alto. Y efectivamente una de las cosas que recalca es la limpieza de la transmisión, la cadena con un útil al efecto y el resto con un pincel y agua con jabón, limpiacadenas no tengo pero de lo otro sí, así que dedico un rato una tarde a darle cepilladas arriba y abajo y desde luego quedó bastante fina, y más después de una untadita de grasa.

Lógicamente no es más que otra excusa para querer salir en bici el sábado y en esas estaba pero parece que la peña no está por la labor de preparar las salidas entre semana y espera a última hora para decidirse, de ahí que el correo y el chat estuvieran en febril actividad el viernes, pero yo ya tenía decidido donde iría, acompañaría a Xisco en su salida por sa Font Garrover. Hacía tiempo que no iba por allí y tenía ganas de volver para revivir viejas sensaciones, así que me iba perfecto.

He llegado el primero y con antelación al punto de salida aún yendo a paso de tortuga desde Palma así que he empezado a dar vueltas por el pueblo y alrededores para ir entrando en calor. Debían estar allí como mucho diez minutos más tarde pero a cada vuelta que daba comprobaba que no llegaba nadie, a la tercera ya he visto que la cosa era definitiva y aún así he esperado hasta las nueve y tras un rato de charla con un vecino conocido mío he empezado lo que sería mi ruta particular y privada.

Por unos instantes he dudado en volver a Palma para encontrarme con otros compañeros pero el contemplar Biniarroi en las alturas me las ha despejado, ya que estaba allí no iba a desperdiciar la oportunidad y no lo he hecho, encaminándome hacia el área recreativa de la Comuna de Biniamar. Cuando he entrado en el bosque me he ido acordando del lugar y también que la diversión se encuentra al otro lado del torrente y hacia allá me he dirigido pero la gran humedad y que parece que el sendero tira hacia arriba me han hecho abandonarlo pocos metros después y seguir por el camino principal hacia campo abierto hasta llegar a la primera casa y girar en redondo para tomar la dirección definitiva hacia Mancor atravesando dos barreras, las dos abiertas.

Quería subir a Biniarroi para comprobar qué tal está el camino viejo de bajada ya que mentiría si dijera que me acuerdo. Como siempre la barrera de Can Pau Carro cerrada pero aún ha de llegar el día que tenga el primer problema por allí, como tampoco lo he tenido para encontrar la bajada desde allí arriba. El camino no reviste una dificultad especial, puede tener algunos pasos mínimamente comprometidos y algunas curvas de aquellas que aún se me resisten, pero poco más.

La bajada, así y todo, es rápida y en pocos minutos volvía a estar en el pueblo y debía afrontar ahora la larga subida de la Font Garrover y ses Cases Noves. Esta subida es más larga y tendida que la anterior, se trata de poner ritmo y conservarlo hasta el final, nada de arrancadas inútiles para luego pagarlo más adelante. Sin ningún problema destacable llego a ses Cases Noves donde paro a comer algo, la vista de la sierra nevada con los Tossals verds en primer plano es sencillamente espectacular y prefiero disfrutarla desde aquí aunque el aire aquí arriba sí que corre. Observo que las casas están vacías y posiblemente en venta, el jardín está totalmente descuidado y ha desparecido la viveza, un poco cutre, todo hay que decirlo, de antaño, y aunque podría quedarme allí toda la mañana en babia prefiero resguardarme en la calidez del bosque, y si hay una bajadita de por medio mejor que mejor.

Cierto que no la recordaba tal cual, no he pasado muchas veces por allí y ahí tenía otro de los deberes del día, grabar en mi mente esa bajada y actualizar sensaciones ya que con este nuevo cuadro estas han cambiado a mejor y en ese aspecto hay que volver a redescubrir viejos senderos y debo decir que este me ha sorprendido, rápido y con algunos pasos interesantes que he pasado sin mayores contratiempos excepto alguna topada con algún árbol sin importancia aunque lo que más me ha sorprendido es que la haya hecho como la he hecho yendo solo y sin acordarme de nada, es una bajada que tiene que encantar a los que pueden y saben imprimir un ritmo alto en ese terreno y si le añades el tramo de pista del final (creo que hasta más largo que la propia trialera) ya ni te cuento.

Me encontraba satisfecho y eufórico pero dudando de por donde tirar, suponía que no era tarde y no iba a regresar tan pronto pero meterme por Sollerich y volver por la Font Figuera y Oli-clar no me convencía mucho, le faltaba algo de picante al asunto. Esto lo iba rumiando a medida que me iba acercando al Clot d'Almadrà, tampoco me convencía la vuelta por carretera desde Alaró si finalmente decidía volver por el camino de Sollerich así que al llegar a la barrera no tenía aún nada decidido.

Estaba abarrotado de coches aparcados en toda la zona de la recta donde no vi la señal de prohibido aparcar de antaño donde la policía local de Alaró hacía el agosto en primavera pero me encontré con una furgoneta enorme que llevaba uno de los encargados del refugio que hacía malabares para poder pasar y le he dirigido la maniobra y ha salido, aún a costa de rozar el coche que molestaba. Me ha preguntado si tenía que subir al refugio y en ese momento he decidido que sí, y si podía avisar a sus compañeras para que buscaran al conductor y que bajara a quitarlo para poder volver a subir y le he dicho que sí y me he puesto en marcha hacia arriba.

Ha valido la pena, el torrente en ese tramo bajaba espectacular y daban ganas de meterse, ganas teóricas, tendría que estar así en agosto, y sin muchos problemas he pasado la barrera y afronto la subida por la zona de marjades mientras me voy fijando en los nuevos tramos de camino viejo completamente adecentados y marcados, por ahora con cintas rojas y alguna señal aún no estandarizada. Me encuentro mucha gente que sube con niños y muchos más que están en el refugio, parece que hay alguna salida de colegio o algo así, todo está muy animado y tras avisar a la camarera del desaguisado de abajo esta se pone a buscar (y discutir) con el propietario del coche que finalmente decide bajar a quitarlo, supongo que más por miedo a que se lo rayen que por otra cosa aunque el daño ya está hecho. Yo como algo sentado en un banco, llevo barritas y unas naranjas que he cogido de un huerto de abajo, sabrosisímas, más una cola que me agencio y soy feliz y eso que aún me queda la bajada que voy saboreando a igual ritmo que me como las viandas.

Llegan otros ciclistas desde abajo que quedan por allí al yo marcharme y me tiro por la trialera. Esta no es como las anteriores, hay que mojarse de veras, y en las curvas con patio atacar con decisión o no haces ni una, el terreno es también muy irregular en algunos tramos recordándome la bajada que llega al refugio, lo cierto es que he quedado satisfecho, dentro de mis posibilidades no me ha ido tan mal.

La vuelta por el mismo sitio aunque me he metido hacia el Rafalet d'en March (esta vez pasando la barrera por donde toca) y por el camí de s'Estorell me he dirigido hacia Lloseta con la mala follá que la barrera está cerrada a cal y canto, imposible saltarla, y debo saltar dos rejillas para volver al camino, menos mal que son bajitas y sin pinchos aunque entre dos no habría problemas, se puede pasar por la pared.

La conclusión del día es que me ha salido una ruta casi redonda haciendo todos los deberes y sorprendiéndome todos los resultados, cosa que si hubiera ido a la ruta prevista no habría hecho ya que no la organizaba yo, así que se puede aplicar sin duda el dicho de que no hay mal que por bien no venga.


P.D.1 Lo del subtítulo -Ruta de p.m.- no creáis que se refiere a la expresión que pensáis, se refiere a ruta de plato mediano, y es que no he puesto el plato pequeño para nada en todo el día. Ya sé que muchos diréis que es una chorrada, y también sé que muchos con plato pequeño habrían ido más rápido que yo, no se trata de eso, son cosas mías, y es que empezar en esto del mtb con una bici que llevaba platos de 28-38-48 y pesaba como un pu.. hierro, pues que no me resulta tan descabellado afrontar ahora los mismos retos con uno de 32 si antes podía hacerlo con el mediano de 38. Lo dicho, cosas mías.


P.D.2 Lo del subtítulo también se refería a lo que habéis pensado en un principio.


Good trail

Esta semana tocaba salir un poco de la “zona”, debía buscar una buena excusa y me pareció encontrarla en el castell d'Alaró ya que tenía una vieja cuenta pendiente por allí y no encontraba una referencia válida que me ayudara a dar el primer paso. Pero había recibido una confirmación desde sa Milana de Alaró aunque de manera indirecta a raíz de un affaire que tuve con ellos hace unos meses cuando publicaron, sin saberlo y modificado, parte de mi trabajo presente en mi otro blog. No es que no pudieran hacerlo, las licencias adoptadas lo permiten pero en base a una serie de condiciones, básicamente citar la procedencia y no ganar dinero con ello, pero prefirieron quitarlo de la circulación al yo recordárselo. Ese episodio me hizo ver que se podía encontrar ese documento en internet sin saber su procedencia, de ahí que grabara una marca de agua en esos dibujos para evitar ulteriores malentendidos.

Cuitas aparte en ese mapa modificado ellos habían añadido varios caminos que eran los que me interesaban y que me confirmaban ciertos presagios. Anhelos que se vieron satisfechos con la publicación de unas rutas por la zona por parte de otra gente y entonces solo era cuestión de poner fecha, lo que hice el miércoles pasado en la agenda. Algunos de los que la vieron contestaron pero para decir que no venían así que el grupo se reducía antes incluso de haber empezado a crecer, solamente Carlos parecía lo suficientemente animado a padecer las posibles consecuencias de su decisión.

Salimos juntos desde Santa María donde nos encontramos un nutrido grupo preparándose para partir justo desde el mismo sitio y bromeamos con la posibilidad de que hubieran acudido a raíz de la publicación de mi salida, pero no va a caer esa breva, eso seguro. Partimos antes que ellos por el camí des Raiguer y veo que vienen tras de nosotros cuando continuamos por él y así vamos hasta la carretera donde los dejamos pasar delante hasta encontrar el camí vell d'Alaró donde invertimos posiciones y nos encaminamos nosotros solos por delante hacia Bànyols y el desvío del castillo para empezar la subida propiamente dicha.

Al parar a beber vemos que se acercan otra vez y como en las subidas no hay amigos cada uno sube a su ritmo, ya habrá tiempo arriba para charlas. Y alguna tenemos antes de que todos hayamos recuperado el aliento y nos dispongamos a partir otra vez hacia arriba, el pla des pouet nos espera. Allí nos separamos, ellos se disponen a bajar hacia Orient y nosotros a seguir subiendo. No vamos a llegar al castillo, solamente quiero acordarme de la bajada otra vez y seguro que me acordaré. Bajada técnica con numerosos escalones que se comían todo el recorrido de mi horquilla pero en cambio mi nivel de adrenalina no subía como debiera y bajaba como un completo novato, tampoco ayudaban las continuas paradas para inmortalizar el momento, así que se puede decir que hice lo que buenamente pude. Ahora bien, aparte del trompazo con una rama muerta que me tiró de la bici y la dureza propia del terreno, la bajada es una gozada.

No la prolongamos en toda su longitud, al llegar a la carretera volvimos a subir también acompañados por otro grupo. En esta ocasión sí paramos en el restaurante a comer algo y nos acompañó, sentados en el pedrís, el dueño del lugar según él mismo nos contó. Entre otras cosas aproveché para preguntar por el itinerario que buscaba (si no lo conocía él no lo conocería nadie) pero me previno de que estaba cerrado y que era privado, ¡vaya novedad! aunque eso no hizo más que servir de acicate a la exploración.

Esa primera bajada había sido solamente el aperitivo, el plato fuerte tenía que llegar ahora pero primero había que encontrarlo y solamente tenía vagas referencias de por donde tirar. Empezaríamos a buscar cerca del pla des Pouet y esperaba tener éxito, esta vez solo podía confiar en la intuición y la memoria y la verdad es que no tardamos en encontrarlo. Primero sendero ciclable con ciertos pasos interesantes tornando camino más elaborado con márgenes de sostenimiento hasta que literalmente desaparece en una zona muy peculiar, con unas enormes losas que se precipitan ladera abajo. Seguimos sin enc ntrar rastro de camino o sendero alguno, sabía que íbamos mal porque estaba seguro de que por allí no había pasado nadie pero teníamos que bajar abajo del todo y lo hicimos como pudimos, no parece peligroso pero llevar una bici a cuestas por esos terrenos no es que sea muy cómodo que digamos.

Una vez abajo lo vemos claro, tan claro que lo recorro de subida hasta volver a encontrar el camino por donde habíamos pasado minutos antes y lo entiendo todo, debido a los desprendimientos se ha creado una variante para obviar esos contratiempos, y si me había parecido muy interesante el primer tramo este segundo simplemente se lleva la palma aunque de difícil ejecución técnica, por contra yo que voy caminando lo disfruto plenamente.

Estamos otra vez sobre terreno plano y podemos saborear el tramo de camino que veíamos desde las alturas hasta llegar a los olivares y podemos ratificar lo que nos había dicho l'amo del Verger, está cerrado con rejilla pero han instalado unos modernos botadors incluso donde no hay alambrada, lo cierto es que la técnica de paso de Carlos iba desmejorando a medida que los íbamos superando y agradeció el llegar a los olivares y al divertido sendero que lo atraviesa hasta llegar al camino principal de bajada al pueblo.

Solamente unos kilómetros de asfalto nos separaban de nuestro vehículo que fueron devorados en plan tranquilo pese a que el rún-rún de las tripas empezaba a despertar. Fue un día especial, divertido y a la vez tranquilo pero francamente interesante debido a una serie de circunstancias inusuales, en resumen, un muy buen día de ciclismo mtb.


Pas des Mestre

No satisfecho con los resultados de la semana pasada en la exploración de un camino nuevo por la Fita del Ram del cual me habían hablado me he decidido este sábado a subir otra vez para subsanar esos errores aunque en este caso en solitario por falta de troupe. Podría haber hecho parte de la ruta con unos compañeros de Palma pero he creído conveniente empezar yo desde Esporles para eliminar los tiempos muertos de ida y de vuelta ya que quería disponer de horas suficientes allá arriba para poder campar a mis anchas sin agobios.

Puse un anuncio de la salida pero nadie recogió el guante y tras comprobar que no aparecía ni dios por el aparcamiento me he puesto en marcha hacia la ermita. Subiría por carretera para ir calentando el cuerpo sin tener que forzar y llegar a tono a la barrerita, es lo mínimo que me puedo exigir antes de afrontar las duras rampas cementadas de ese camino. Me quito ropa antes de llegar a esa zona y no doy un duro por lo que pueda pasar, viendo como me encontraba y yendo solo no creía poder superarlas sin poner pie a tierra y mira por donde ha sucedido todo lo contrario, no solamente no he puesto pie sino que ni siquiera he parado a recuperarme en el mirador, y además las he subido sentado y de esto si que no tenía recuerdo alguno, no pretendía erigirme en el KOM de la subida pero me he quedado satisfecho.

He estado buscando durante la ascensión algún indicio que me marcara alguno de los descensos que desembocan en esa pista desde la parte alta y he creído ver solamente uno de ellos. De todas maneras no es la forma correcta de conocerlos, lo suyo es desde arriba y montado y por eso he llegado hasta la ermita. Algunos senderistas y la tropa de los Suzukis pululaban por allí, bikeros ni se les olía y me he ido rápido tras rellenar la mochila de agua hasta los topes.

Mi intención primera era irme directamente hacia el punto conflictivo pero cuando he visto el portillo en la pared seca no he podido resistirme y me he metido. Mis últimos recuerdos del paso por esa zona creo que son de una excursión que hice caminando hace mucho y por tanto confusos y borrosos por lo que he querido reeditarlos, hoy con montura incluida, y la verdad es que me ha gustado. La parte técnica son unas zetas muy cerradas y estrechas con mucha inclinación y sin ninguna piedra que las convierten en una pista de patinaje, hay que tener muy buen savoir fer para superarlas con éxito, y evidentemente yo no lo he hecho.

No he salido a la pista por donde creía cuando iba subiendo y tampoco tiene marca alguna que lo señalice, ningún senderista se ha ocupado de ello y así lo he dejado estar. Vuelvo a subir a la ermita y esta vez sí hay gente, parecen descenders pero yo no me paro y sigo mi camino. No es que haya llegado muy lejos porque aún a la vista de la explanada vuelvo a vislumbrar lo que puede ser otro itinerario aunque en esta ocasión en el lado contrario del camino. Cruzo una pared y a pesar de no estar señalizado encuentro un camino de carro al llegar junto a una sitja y este me lleva hasta la bajada de Pas de sa Granja aunque sin haberme alejado mucho de la ermita.

Los mismos bikeros me ven aparecer por segunda vez aunque por el lado contrario y tampoco me paro, vuelvo a subir otra vez por el camino principal. Cuando paso junto al avenc me paro, hay otra bifurcación y me tienta recorrerla pero la dejo para otra ocasión, no quiero que me falte tiempo para lo que he ido realmente a hacer y así y todo voy a echar un vistazo hasta la pared seca del fondo pero al otro lado todo parece idéntico y no se adivina ni marca ni paso alguno por lo que, ahora sí, me largo a recorrer el camino en sentido contrario de lo que resulta habitual.

Se puede hacer completo, no es duro y tampoco muy exigente. Me he cruzado con otro bikero solitario con el que he intercambiado algunas palabras y acto seguido me veo bajar a otro que me resulta altamente familiar, pero si es Carlos!. En cinco minutos estamos puestos al día y por supuesto cambia de dirección y me acompaña quién sabe dónde. Sé que la semana pasada hicimos bien un tramito muy corto e intento repetirlo pero al final, después de encontrar el camino, me doy cuenta de que llegamos a pisarlo y no fuimos capaces de verlo, tener la máquina y el track creo que nos lió aún más, pero ahora ya lo hemos encontrado y podemos relajarnos y así lo hacemos comiendo algo al sol sobre unas rocas encaramadas sobre el precipio.

Yo solo espero que el camino continúe al menos como lo que estamos viendo pero no es así, se rompe, desaparece a tramos y la inclinación no ayuda al control por lo que no es una bajada atractiva, puede que al llegar al bosque mejore pero sucede lo contrario después de pasar cerca de un coll de tords donde hemos perdido su rastro. Cierto que puedes bajar “hacia abajo de aquella manera” pero sin seguir un trazado claro, a lo freeride, y llegar llegas, por éso no hay que apurarse. ¿Y adónde llegas? Pues a los terrenos otrora cultivados de Cas Mestre con sus correspondientes marges y a falta de una senda clara pues ya se han encargado animales y senderistas de ir puliendo bajadas por las paredes y alguna hemos podido aprovechar.

Desembocamos en la pista de Can Ximeneia y de vuelta a la carretera Carlos se da cuenta de que va pinchado y en la barrera cambia la cámara cuando de repente mi rueda trasera sigue su ejemplo y se vacía en un momento, el estado salvaje de esos terrenos tiene la culpa y nos entretenemos en buscar los pinchos incrustados en las gomas antes de poner una nueva cámara.

En la carretera, de bajada, hemos llegado a coger frío por el viento que soplaba y por eso en cuanto he podido he vuelto a meter la rueda por tierra en el tramo final del camí des Correu. Qué delicia, piedras, escalones, ramas,...y curvas, parece mentira pero alguna de ellas se me resistía en ese tramo y he aprovechado para desquitarme y quitarme esa espina, aunque no ha sido antes del quinto intento.

Ya en el pueblo Carlos ha pasado por el mercadillo para no volver de vacío a casa y hemos puesto rumbo a la ciudad cómodamente sentados en el vehículo con la satisfacción del deber cumplido o más bien autoimpuesto. Por ahora la curiosidad por esa zona ha sido satisfecha y si bien los resultados no han sido especialmente satisfactorios tampoco han defraudado. Por especialmente satisfactorios entendemos unos caminos que puedan utilizar la mayoría de bikeros y éste no lo es aunque yo no lo descarto en absoluto como opción de bajada, seguro que otros se divierten más (tiempo) que yo bajándolo.

En la sección de fotos tenéis el reportaje completo de Carlos (hasta que la batería dijo basta).