Va de clásicas

Ha sido una semana tranquila en el sentido de preparar alguna ruta porque ya desde el domingo pasado me propusieron un plan, un plan inicial que hubo que mejorar un poco para dar cabida a todos las expectativas, esencialmente alargarlo un poco más. La proposición, a mi parecer, era de mínimos y lo planteé al revés, de máximos, y a medida que fuera pasando el tiempo los afectados se fueran descolgando.

El lugar elegido era Valldemossa y como no te sueles alejar mucho no habría problemas. La ruta podemos decir que es subir al pla dets Aritges y continuar hacia el Caragolí, el tema es subir allí, la mayoría de gente suele hacerlo por es Cairats pero a mí, y a algunos más, nos gusta hacerlo por el pla des Pouet y ahí ya se entra en disquisiciones de cuál opción es mejor. Así, en frío, podemos afirmar que la subida al refugio es más ciclable, cierto, pero solamente para los muy entrenados, para la inmensa mayoría es un pateo por una pista infernal. Como yo estoy en el grupo del montón hace ya tiempo que no voy por allí, prefiero el camino de piedras, y como yo unos cuantos más, así que como todos estamos de acuerdo no hay problema en plantear la ruta por allí. Cierto que ayer venían unos cuantos nuevos a los que no les pareció tan buena idea pero tampoco han visto la otra opción así que su opinión por ahora no cuenta.

Cosa rara pero ayer no llegué el último al lugar de encuentro, los bous se retrasaron y mucho y dio tiempo a presentarse en el lugar a los Trabucats y los Morci-bikers antes que ellos. Parecía más una quedada improvisada que otra cosa y si hubiera habido un tenderete con bebida no salimos de allí. No duramos mucho tiempo juntos ya que todos se fueron a catar el cemento que supongo que si estaba un poco húmedo poco hicieron encima de la bici. A pesar de no ilusionarme mucho el empezar a subir de golpe sin haber hecho unos cuantos kilómetros antes se puede decir que no acusé esa circunstancia adversa, en general subimos todos bastante bien, pateo, montar, pateo, montar y así sucesivamente hasta el portillo. Continuamos hasta el pas d'en Miquel, corta paradita en los miradores y continuamos marcha, ahora ya más constante hasta el pla dets Aritges en plena niebla.

Fui de los primeros en llegar y después fueron apareciendo Trabucats y bous alternativamente pudiendo afirmar que se tarda exactamente lo mismo por una ruta que por otra aunque los morcis no aparecieron durante todo el rato que estuvimos por allí. No paramos más de la cuenta porque el ambiente no era el propicio, estábamos empapándonos de humedad y salimos en fila hacia el coll de Son Gallard. Desde el desvío de los cingles fui solo, me dejaron pasar delante y no paré hasta el desvío del coll, después fueron llegando unos cuantos y oímos a otros que venían pero no eran de los nuestros, todos con las rígidas grandes y el traje de una conocida tienda del ramo, los nuestros tardaron aún un rato largo en llegar por lo que abandoné la idea de ir a visitar la cueva cercana.

En el pedrís nos volvimos a juntar todos, también los Trabucats que supongo venían de la cueva ya que iban por delante, ellos se fueron hacia el pla des Pouet junto con algunos de los nuestros, el resto de nosotros y el otro grupo hacia Son Gallard y en la bajada nos mezclamos, después cogieron la delantera hacia las ermitas y ya no los volvimos a ver. En esta bajada Rubén el madrileño se la volvió a pegar, ya había catado roca por ahí arriba, y llevaba las rodillas doloridas, hace poco que sale con bici y ni siquiera pensaba que circularía por donde lo estaba haciendo así que todo era muy nuevo para él, pero tampoco se amilanaba e iba haciendo progresos. No es una bajada técnica y por eso no deja indiferente a nadie porque todos en mayor o menor grado la disfrutan.

Toca foto de grupo en el mirador, comer algo y decidir los siguientes pasos pero como vamos un poco justos de tiempo no dejo alargar mucho el debate y nos vamos para abajo que allí esperan gente. En la carretera no se va nadie pero ya veo que hacer lo que tengo pensado en una hora y media es ir muy confiado pero decidimos llegar hasta M. y decidir allí. Dicho y hecho, pero la primera sorpresa son las escaleras que bajan hasta el mirador des niu des Corb, después el mirador y hasta el mismo camino así que vamos bastante lentos entre sacar fotos y contemplar las vistas. El camino y su paseo por la ladera, en algunos casos un poco expuesto, tampoco ayudan a la decisión de algunos pero finalmente toda la comitiva realiza el trayecto.

En la entrada de M. han puesto un botador y un letrero con las tarifas de visita que no acabo de entender el porqué de esa ubicación. Como la zona de los pontets la están cultivando y vallando han puesto otro botador para volver a coger el camino que va un poco más abajo. Obviamos el desvío y llegamos hasta las casas para volver a hacer parada turística en los miradores en los que ninguno había estado y desde luego hace que te olvides de que has ido allí en bici y tienes que volver, pero la realidad se impone y debemos decidir, hay tiempo para hacer la ruta larga a la que solamente se apuntan los peninsulares pero los demás vuelven sobre sus pasos hacia el pueblo para cumplir con su propio horario.

Catamos la bajada que se me presenta interesante aunque sin dificultades y parece que aparte del desbroce del camino se ha intentado alguna reparación de urgencia en algún mirador, pero poco más. Tampoco puede decirse que se pueda hacer mucho más y como esa actuación (por lo que yo sé) está ligada a unos intereses económicos si no aparece un beneficio claro serán las últimas mejoras que veamos. Pero a nosotros nos es suficiente por ahora aunque también es cierto que procurando desligarnos de esa supuesta pretensión económica.

Rubén acaba notando en exceso todos los contras de la ruta, le duelen las rodillas, le falta técnica para sortear obstáculos y la bici no da para más, y para más inri se le rompe la mochila y se le acaba el agua, por eso llegar el llegar al camino ancho de abajo se le antoja la salvación aunque no le libra de tener que saltar otro par de barreras. Ya le digo que lo disfrute porque será de los pocos caminos largos y planos que se va encontrar por aquí, al menos por a zona de la Tramuntana aunque ellos viven en Llucmajor y ahí es otro mundo, nada que ver con éste. Mi único consejo fue que eligiera bien los compañeros de ruta o iba a aburrir pronto el mtb.

Vuelta por carretera hasta el pueblo donde entramos y ellos compraron algo de comer y beber ya que iban secos, después nos despedimos en los coches. Pese a todos los pesares la ruta les había encantado y me lo agradecieron pero no me quiero atribuir méritos que no me corresponden o sea que seguro que volvemos a coincidir en alguna otra ruta próximamente.

Del resto ya vi en las fotos que se lo pasaron bien hasta el mismo final de la ruta. “Tengo prisa, tengo prisa”, canallas...