Sendero de cabras

A final de semana hubo conato de montar ruta por las alturas y la cosa se entretuvo más de la cuenta sin que me llegaran conclusiones fiables de los resultados así que me atuve a mi plan previsto que no era más que acabar las investigaciones que había puesto en marcha la semana anterior y que tuve que abortar por un despiste mío.

Convencido estaba de los resultados, que de ninguna manera podrían ser negativos, y así y todo, por si las moscas, decidí empezar desde Esporles, si me sobraba tiempo ya encontraría dónde perderlo más adelante. Iba solo pero no empezaría solo ya que en el aparcamiento están descargando una furgoneta varios pobleros, dos en concreto, con los que he coincidido en varias ocasiones y aprovechamos para saludarnos y rodar juntos al menos unos minutos. Se une también un paisano esporlerí al grupo con el que también he rodado en diversas ocasiones (no pongo los nombres porque de uno de ellos no me acuerdo y quedaría feo) y que nos pone al día de algunos chascarrillos del pueblo con información fiable de primera mano.

Callejeamos en dirección a la cartonera para subir por el caminarro, vamos tira tira pero en pocos instantes somos casi arrollados por el convoy sectario que se dirige a toda máquina hacia quién sabe dónde. Me engancho con Mapes al que le confío mis planes y me da algunas indicaciones que voy intentando situar sobre el terreno mentalmente, sobre un terreno hipotético, claro, dado que aún no lo he visto. Le dejo marchar tras comprobar que los de delante no tienen intención de esperar a nadie y sale en su persecución. Más adelante nos alcanza VP que va descolgado y aún más adelante, en la zona chunga, Rol y alguno más, aunque volvemos a encontrar al grupo esperando en el cruce antes de llegar a la carretera.

Ahí me separo de mis colegas, ellos bajarán a la costa y yo subiré por carretera (dos semanas seguidas subiendo un coll por asfalto, algo raro está pasando). Hoy sí me encuentro con muchos más ciclistas, hasta algunos y algunas que parece que les dé vergüenza pasarme (pues no, no me dio ninguna vergüenza que me pasaran, es más, fue lo mejor de la subida).

Esta vez entro en el camino por donde salí la semana pasada, es la entrada oficial, y voy recordando los detalles que antes me ha dado Miquel. Llego al forn de calç, me desvío, empalmo con la pista principal que viene de las casas, sigo subiendo hasta el cruce, giro a la izquierda y llego a la curva que pienso es la indicada, me paro a indagar pero no veo nada interesante y sigo subiendo por la pista pero ya con un nosequé mosqueante, existe una trazada pero no es humana, por ahí no ha pasado nadie, voy quitando y rompiendo ramas secas a mi paso, imposible que alguien haya pasado antes que yo y no dejara ese rastro evidente.

Otro desvío y giro hacia la dirección correcta y sigue la misma tónica, al fondo otra curva cerrada pero inmediatamente la siguiente y la pista que sigue en el mismo sentido por lo que continúo por el camino ancho y al llegar a la siguiente curva cerrada ahí ya me meto en el fregado. Intuyo un sendero pero ninguna marca de referencia, es un sendero muy estrecho y tapado, al menos para un humano, de eso me doy cuenta muy pronto, nadie pasa por allí, solo las cabras, aún así me encabezono y sigo adelante como puedo, esa es la verdad, el avance es muy trabajoso metiendo la bici por donde se puede.

Tras un buen rato penando alcanzo una pared que debo saltar pero la cosa no cambia apenas al otro lado por lo que decido dejar la máquina y seguir un poco más cómodamente sin ella, la verdad es que bastante más, gran diferencia, pero mis opciones de éxito van menguando a medida que avanzo, cada vez estoy más arriba, muy cerca de los acantilados y mi esperanza de cruzarme con la senda que baja de es Passets parece desvanecerse, puedo estar muy cerca pero aunque tan solo esté a unos cientos de metros llegar me va a resultar exasperante así que vuelvo atrás dando ya el día por perdido.

De vuelta me alegro de poder usar las dos manos para avanzar y no tener que arrastrar una máquina que se engancha por todos lados es una delicia en esos momentos. Tampoco siento pena por no haber tenido compañía en este día, quizás la hubiera perdido para siempre.

Recojo la bici y vuelvo calmadamente a las pistas por donde bajo hasta el cruce para tomar la otra pista en ascenso, aquella que creo que me llevará hasta la carretera de Son Cabaspre y así es por lo que tras pisar asfalto me puedo relajar y comer algo tranquilamente. No pienso alargar más el asunto eligiendo alguna opción más acorde con mi estilo para la vuelta y bajo por asfalto hasta Son Cabaspre pero como siempre queda algún resquicio de cordura en mi interior me meto por el desvío de Son Dameto a ver qué me cuenta el personal que ronda por las casas. Los encuentro en la puerta y hablo con el encargado, le pregunto en plan inocente si han abierto algún camino por la finca y me pone al día de tales asuntos. Me comenta también que están los dueños presentes y prefiero no ponerle en evidencia bajando hacia Esporles, ya pasaré otro día que no estén.

Bajo por lo que está marcado como GR oficial hasta el pueblo y aunque me doy una vuelta por ca l'Amet no es suficiente para llevar el cronómetro más allá de la una del mediodía. Los pobleros ya se han ido y a mí nada me impide partir después de haber realizado una de las rutas más cortas y menos provechosas de mi carrera, el método de eliminación empleado tiene estas cosas.

Pero si hay voluntarios para la próxima búsqueda serán bien recibidos, cuatro ojos ven más que dos, aunque no necesariamente.