Los mochos

¿No os ha pasado que hay ocasiones en las que quisieras estar en dos sitios a la vez? A mí me pasó el viernes noche cuando Pepefz me da a conocer la ruta prevista, se trata de unir una serie de itinerarios muy poco transitados por la zona de Valldemossa, algunos de los cuales ya fui a investigar tanto en solitario como acompañado, por eso tenía un especial interés en recorrerla pero ya había quedado desde hacía días en compartir ruta con otro grupo de amigos y no era cuestión de deshacer los planes de los demás a última hora y más cuando era una petición expresa por su parte.

Así que me presento en el punto de inicio propuesto por mí que es el área recreativa de Caubet, a una distancia prudencial de Bunyola como para llegar con un mínimo de calentamiento y no tener que empezar la subida en frío. Como no tenemos que coger carretera tenemos una aproximación tranquila, perfecta para los chismorreos.

La subida fue más de lo mismo, la verdad es que me sentía mucho mejor de lo esperado e iba alternando compañía cada cierto tiempo. Nos reagrupamos y descansamos en la barrera pero no para subir por el comellar sino “por costumbre”, innecesario a mi modo de ver si se hace la subida por la pista ya que rompe el ritmo que llevabas a falta de un kilómetro de ascensión, que además es el que tiene mejor firme, por tanto más cómodo, el resto ya es mucho más llevadero al menos hasta el desvío del penyal, que es por donde vamos a ir.

Arriba del todo nos paramos un poco más de la cuenta para comer algo y repasar la ruta. Lo primero sería bajar por la cabra (parece que este neo topónimo va a ser el definitivo) y después subir al coll des Picot y bajar por la ladera de la zona de Orient. Me dejan ir delante con la excusa de no pasarse el cruce y me dan ventaja, tanta que hago la bajada más solo que la una pero no más lento que si hubiera estado acompañado. Y efectivamente, se pasaron el cruce.

Empieza lo nuevo para todos o casi todos. Había muchos interrogantes por parte de los compañeros, al final no me enteré bien de dónde había estado cada uno, lo cierto es que literalmente fliparon con la bajada, que sin ser técnica es sumamente divertida, esa fue la sensación general tras llegar al Freu, ahora se trata de hacer unas cuantas pasadas más y mejorar en todos los aspectos.

Creo que muchos hubieran acabado con gusto la ruta allí pero evidentemente había que volver y solo hay dos opciones directas, Coanegra o Verger (dejemos de lado otras posibilidades más comprometidas). En este caso se había optado por la segunda y eso implica dirigirse a la carretera y recorrer unos metros de asfalto, no muchos.

No quise ver cómo era el sendero de inicio y seguimos un poco más arriba para hacer todo el recorrido sin tener que descabalgar y los que vamos delante empezamos a notar que algunos se retrasan ya en el inicio del desvío sin encontrar un motivo claro aparente y más tarde también en la pared medianera. Juntos la pasamos y empezamos la ascensión al coll des Vent. La zona tiene otra pinta, muy despejada, fruto del cuidado del bosque, por doquier hay montones de ramas apiladas junto a los árboles. Casi lo peor es el camino, un poco removido por las últimas tormentas caídas.

En un cruce hago caso estricto de una señal y me voy por donde no es aunque con esa sensación de que algo no va bien, extremo que confirmo unos minutos después tras parar al grupo y seguir yo solo hacia delante. No hay problema en volver a empalmar con la pista principal y coronar unos pocos minutos después.

Por mi parte estoy casi asombrado de lo corto que se me está haciendo todo, tanto las subidas como las bajadas, lo cierto es que estamos hablando de un itinerario con una ciclabilidad casi absoluta. Comemos algo descansando pero la peña está algo intranquila, ni siquiera con la confirmación de que las subidas han acabado parecen sentirse más aliviados. El tema es que la bajada siguiente está lejos y entre medias hay pedaleo, para mí otro punto importante de esta ruta aunque para gustos, colores, y lo que yo creía interesante para otros se hizo eterno pero yo procuré disfrutarlo como se puede hacer con una mtb.

Arribamos de esta guisa a la carretera de Alfabia, algunos más contentos que otros y a la pregunta de si ¿queda mucho? yo contestaba, quedan mochos. Llegamos al desvío sin contratiempos menos por parte de Alex que va pinchado y le conminamos a que se diera prisa para salir del asfalto lo antes posible no sea cosa que aún nos pille el pájaro guardián. Simplemente hincha la rueda y continuamos hacia abajo donde llegamos todos bien. Ante el nuevo vaciado de la rueda trasera esperamos a salir a la carretera para reparar y ni siquiera allí lo hacemos, esperaremos a llegar a la gasolinera porque dicen que no hay tiempo para cervezas, se comprarán en la estación de servicio mientras se efectúa la reparación.

Y así se hizo aunque esta duró más de la cuenta, la cubierta tubeless fue mala de sacar y peor aún de meter, faltaba un poco de fuerza bruta para acabar de encajarla pero se consiguió. Ante tales retrasos muchos quieren enfilar directamente por carretera hacia los coches y aunque reconocen que la opción del camino de Raixa es tentadora a la hora de la verdad la desechan y siguen por asfalto, solamente Joseba y yo volvemos por las vías mientras los demás continúan hasta la rotonda.

Se puede decir que fue mi ruta perfecta, corta, sin excesivas dificultades técnicas tanto para bajar como para subir, y que me vino como anillo al dedo para mis posibilidades. En el grupo había de todo, unos querían más y otros hubieran acortado hacía rato pero la sensación general era muy buena pese a todo, esos sitios nuevos gustaron y seguro que los repiten.

Hasta la próxima, pues.


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