Paseando el mono

Pues sí, ayer no me desperté nada fino, la cabeza me daba vueltas, supongo que podría achacarse al cansancio, al estrés o a cualquier otra causa nunca buena, pero como tampoco había quedado con nadie pues nadie tuvo que preocuparse por mí ni yo por él y pude dedicarme a algunos menesteres de bricolaje que no requerían especial atención por mi parte pero por la tarde salí a hacer un recado y cogí la bici y lo alargué un rato más de la cuenta y aunque solamente fuera un paseo en chándal por la ciudad y su línea marítima parecía que había recorrido diez veces más, por eso no daba un duro por una salida dominguera.

De todas maneras puse el despertador aunque no tan temprano como para llegar a tiempo a la salida de las ocho que supongo que aún se programa desde el Decathlon. Así las cosas eran las ocho y media pasadas cuando he salido de casa, al despertarme me encontraba mejor pero con los ánimos bastante bajos por lo que la prisa no ha sido mi prioridad a la hora de preparar los bártulos y prepararme a mí.

Me encamino hacia la calle Aragón y me parece ver a lo lejos movimiento delante del taller de Emilio por lo que he supuesto que no habría asistido a la carrera de Peguera, evidentemente yo tampoco, no son santo de mi devoción estos eventos, otros bikeros habrá más interesados. Al llegar a la tienda hay un tipo en las inmediaciones y le preguntó porqué razón se encuentra allí. Ha quedado con Emilio a y media y han pasado ya hace rato, además no le contesta al teléfono y tampoco aparece, tras varios intentos de contactar partimos juntos pero al llegar a las vías prefiere volver a su casa y retomar el deporte en una mejor ocasión. Yo continúo solo.

Había pensado en llegar hasta la base militar y decidir allí si subía por carretera hacia el coll de sa Creu o bien continuaba hasta Génova. Antes de llegar me he entretenido un poco por el bosquecillo más que nada para oler la tierra húmeda y ensuciarme un poco más que otra cosa.

En la rotonda decido subir por carretera pero solo porque tenía a dos bikeros delante que así lo han hecho y pretendía ponerme en plan persecución pero no he vuelto a verlos. No ha contribuido a ello el que me parara a quitarme ropa, no quería pegarme la gran sudada subiendo. En el primer kilómetro me han pasado multitud de coches, raro porque esa carretera está siempre muy poco concurrida, al parecer eran militares que había preparado una carrera en sus terrenos o algo así, es lo que he creído adivinar.

He subido normal, desde luego mejor de lo esperado y solamente me he cruzado con una bikera en el coll des Vent por eso aunque mi intención primera era bajar y volver por asfalto un griterío de lo que parecía ser un numeroso grupo ha despertado mi curiosidad y me ha conducido hacia la pista. Eran senderistas, niños y mayores, lo que después se ha convertido en una constante a lo largo del recorrido de vuelta. Yo me he ido hacia la rampa de cemento, ellos seguramente hacia el mirador, no creo que hayan tenido ningún problema con los cazadores, los ánimos parecían estar en calma hoy, y me he cruzado con unos cuantos, más nerviosos parecían los perros que los dueños.

Corta parada en el coll des Pastors, parece obligada pero hoy realmente no tenía porqué, tal vez solamente para apreciar con más calma el buen día reinante. Decido salir en dirección al monumento, la más fácil y la más corta de todas las posibilidades que me ofrece el lugar. Creo que nunca había visto el aparcamiento de arriba tan lleno como hoy aunque a la vista de todos los que me he cruzado debería habérmelo imaginado. La vuelta ha sido sin rodeos, directa por el carril bici desde Génova, actualmente mermado debido a las obras y llegada a casa cumpliendo el horario.
Después me he sentido muy bien, mucho más, que digo, todo lo contrario de lo que hubiera apostado antes de comenzar tal era mi estado de ánimo inicial pero es lo que tiene el deporte en este caso, te puede hacer cambiar tu sentir de forma radical aunque afortunadamente hoy ha sido en un sentido positivo, muy positivo.

Y eso que creía que hoy solamente sacaría a pasear el mono y al final ni me acordaba de él.


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