Sin retorno

Esta semana estaba ya todo decidido, iremos a Sóller, ya que así me lo habían propuesto bastantes días atrás. En realidad no ahí exactamente pero como tenía libertad de elección y me apetecía hacerlo pues no hubo ningún problema en ese sentido a pesar de que algunos no se quisieron dar por enterados entre semana y después me pegaron la regañina, parte de culpa tengo, no insistí lo suficiente.

Lo cierto es que pese a todo el grupo no fue muy numeroso, con cuatro vehículos se llenó el cupo para conformar un pelotón de siete miembros dispuestos a hacer una ruta que sobre el papel era muy simple, subir por Monnàber y bajar por el barranc, nada más, y para ello se apuntaron en la misma lista veteranos y novatos, jóvenes y (viejos no) mayores y algunos entre medias de todo eso pero dispuestos a darlo todo de sí mismos.

Ya en las primeras rampas se descuelga uno y le espero a media subida para que al menos tenga compañía pero es el momento del abandono, no está bien físicamente y como no es cuestión de pasarlo mal inútilmente se da la vuelta atrás y yo sigo mi camino en busca de los de delante. Nos esperan delante de las casas de ses Cabanes justo donde termina el camino asfaltado, y como ya han descansado lo suficiente partimos casi enseguida en busca de la barrera de Monnàber que se encuentra justo en el inicio del bosque.

Efectivamente la han blindado un poco más por la parte de arriba pero hoy pasaremos como señores ya que tenemos la llave puesta en el candado y tenemos que devolverla en las casas así que no tomaremos el desvío y nos acercaremos hasta allí. Unos minutos de charla con l'amo y proseguimos camino hacia la carretera donde alguno llega eufórico marcándose un cero, ahora deberemos circular por asfalto durante unos dos kilómetros hasta la bocana del túnel donde no paramos ni para una triste foto de grupo, cruzamos un poco más tranquilos ahora que está iluminado y nos plantamos en la font des Noguer sin apenas pedalear.

No es pronto, quería suponer que tardaríamos menos, así que la merienda es rápida y vuelta a empezar el pedaleo, toca llanear junto al embalse y más allá, hasta Binimorat, para acometer la última subida del día hasta el coll de l'Ofre por el sendero que sin ser excesivamente duro no necesita sin embargo que haya más inconvenientes añadidos.

Estamos arriba y es el momento esperado por los más valientes para testear las bajadas, este primer tramo es nuevo y le tienen ganas; Kiko y Jorge, los dos morcis que nos acompañan se lanzan detrás de Fibras que les va abriendo camino y mostrando la trazada, y parece que la cosa funciona porque enseguida les pierdo la pista, me basta con concentrarme en lo mío que no es poco. Paso a Jaume en uno de los rectos y sigo trialeando a mi ritmo rebotando de piedra en piedra hasta los cruces con la pista donde le espero porque sé que alguno se lo saltará y así los hacemos todos hasta reencontrarnos en el escalón que da inicio al barranco propiamente dicho donde el master se da el gustazo de repetirlo para que podamos dar cumplido testimonio, aunque no ha sido el único en lograrlo.

Se va Andrés el primero con la misión de mantener la barrera abierta, yo parto el segundo y espero allí con él a que pasen los más alocados, después se va y yo espero a Jaume que baja con algo más de precaución, después bajamos prácticamente juntos todo el trazado y ya no vimos a nadie más del grupo hasta Biniaraix, no porque no quisiera sino porque ni yo ni la máquina damos más de sí, los frenos hay que mantenerlos activados bastante rato para no sobrepasar ciertas velocidades y eso cansa bastante de brazos, y si además notas que la suspensión no aporta excesiva comodidad pues eso, que te cansas mucho sin obtener un gran rédito, hay días en que he quedado más contento de esa bajada.

Sea como fuere llegamos abajo sin novedad todos pese a algunos intentos de Jaume de querer dibujar las curvas él y la bici cada uno por un lado. Solo nos queda volver al punto de inicio pero como me he enredado en el pueblo chafardeando al llegar ya están todos cambiados y las bicis empaquetadas, aún así hay tiempo de tomarse una caña fresquita en el bar de enfrente antes de emprender camino de regreso a casa.

Podríamos decir que fuimos a despedirnos de ese camino, sabemos que el plan de usos fue aprobado tal cual se nos presentó y que ese trazado quedaba excluido del uso ciclista pero quién sabe lo que pasará ahora. Sabemos también que se ha contratado personal (dos) para velar por la seguridad??? en todo el trazado GR aunque desconocemos su función real. En todo caso es muy fácil apostar a alguien en Biniaraix para recordar de “alguna manera” a los que llegan que por allí no se puede circular en bici, ya se ha hecho en otros puntos del GR, seguro que sucederá algún episodio similar.


Tomeeeu, t'anyoren a Sóller...


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