De mal en peor

Lo vi el sábado pasado y no me pude resistir a ir a verlo esta semana pero a la brava, es decir, sin buscar información al respecto ni tan siquiera mirarlo en el mapa, prácticamente a lo que salga. Si fuera una expedición a los Alpes, por ejemplo, sería una absoluta temeridad pero voy aquí al lado, no puede ser muy complicado, me repetí unas cuantas veces, ay tío, que iluso eres.

Aún así y previendo algún tipo de contratiempo extra quiero ir solo, no me falta más que estar oyendo quejas e improperios varios, ni siquiera Pepefz se anima a venir, no me quedó claro si porque ya sabía lo que se me venía encima o por no querer averiguarlo. El tema es que a las nueve estoy ya listo en Lloseta y dispuesto a no dejar rincón sin husmear el tiempo que haga falta pero recibo un mensaje que me conmina a estar de vuelta un poco más pronto de lo esperado y ello me obliga a no perder tiempo en preliminares por si se producen retrasos inesperados más tarde.

Salgo pues del pueblo hacia el cementerio por el camí de Son Ramón para salir por un camino en el cruce de Almadrà ya sobre la carretera de Alaró. Me surto de algunas frutas del huerto del Filicomis y no veo a nadie más hasta la zona del Estret, dos senderistas y dos ciclistas, a estos dos últimos los sobrepaso en plenas rampas, por la edad parecen padre e hijo y no pueden ir más que de paseo si nos atenemos al tipo de bicis que usan. Nos separamos en la barrera de abajo y no volvemos a vernos hasta el refugio donde cada uno nos aprestamos a dar cuenta de lo que llevamos de manduca, yo me conformo con una naranja y ellos con un cacho de coca de verdura. Efectivamente no van a continuar, como ya me imaginaba, yo sí, y esta vez subiré por el camino principal solo para llegar al coll en sentido contrario y montado.

En el poste indicador de arriba falta la señalización de Mancor y recorro parte de ese sendero solo para ver si existe algún inconveniente y no veo ninguno por lo que vuelvo atrás ya para tomar el sendero adecuado comprobando que es ciclable prácticamente en todo su recorrido. Hoy no hago fotos desde la miranda y me dispongo a bajar por el otro camino y no tardo en comprobar que aunque bastante ancho no es un camino de carro, está jalonado de escalones impracticables de subida (y algunos hasta de bajada), además muy sucio aunque por ahora rodable con matices. Pero pronto acaba la bajada en sí, el camino desaparece en la maraña vegetal, tan solo algún montículo de piedras y alguna que otra flecha roja nos indican que por aquí ha pasado algún humano, lo malo es que no veo continuidad en la señalización y me veo surcando el campo a través hacia una depresión que debe ser la vaguada de un torrente. No quiero cruzarlo ni tampoco bajar por él así que me desplazo por su costado siguiendo su curso intentando descender de la montaña pero sin saber exactamente qué es lo que tengo a mis pies.

Ahí la lié porque tuve que volver atrás y no era nada fácil moverse en ese terreno, lo más parecido que se me ocurría era selva, una selva de carrizo que tapa los agujeros del suelo y que pueden ser muy traicioneros y te impide avanzar, más si vas con una bici a cuestas, pero no me queda otra que seguir adelante, la vuelta ya la descarto completamente, sería casi un milagro volver a empalmar con el camino. Constatar que llevo el terminal donde voy grabando la ruta, se supone que eso me debería aportar un plus de tranquilidad, no digo que no y supongo que llegado el caso tendría que consultarlo para salir de dudas pero para eso debería ser capaz de ver bien la pantalla y no es el caso, tendría pues que plantearme en serio llevar siempre conmigo las gafas por si las moscas pero como hoy no las llevo y la situación no es crítica me dejo llevar por el instinto y continúo con las pesquisas por los dominios de la senyora Coloma. Voy y vuelvo ya que no lo veo claro y al final atravieso el torrente y voy buscando el mejor paso ahora ya de lleno metido en el bosque lo que hace que no pueda llevar la bici a cuestas ya que se engancha continuamente en cualquier rama por pequeña que sea, a empujar se ha dicho. Ni siquiera alcanzar una zona teóricamente más despejada me ayuda ya que se trata de un antiguo olivar ahora completamente abandonado a su triste suerte y surtido de un numeroso elenco de plantas oportunistas que no facilitan el paso ni siquiera a los que tienen la suerte de llevar solo una mochila a la espalda aunque tampoco me queda nada claro qué pinta alguien por allí.

Disquisiciones aparte mi objetivo principal es alcanzar cuanto antes ese hermoso valle verde y sobre todo, plano y con un cuidado camino que lo atraviesa pero en mis adentros me sigue pareciendo un crimen que se haya llegado al punto de tener que someter a esta antigua obra que seguramente tanto esfuerzo costó levantar a nuestros antepasados al total abandono y elucubro con algunas posibilidades, seguramente irrealizables, para intentar su recuperación. En esas estoy cuando llego a una pared con rejilla y el panorama cambia al otro lado, el maltrecho olivar da paso a un encinar mucho más despejado y la verdad es que me alivia bastante, al menos voy a dejar de pelearme con los matorrales para poder arrastrar la bici, busco pues un portillo para cruzar al otro lado y no está lejos, después simplemente me dejo ir cuesta abajo y no tardo en pasar por la carrera de Son Ordines que pese a rodearme los perros ladrando y haber un vehículo ahí aparcado nadie apareció por lo que salí de allí sin tener que dar explicaciones pero tampoco sin poder pedirlas.

Veo a lo lejos a dos ciclistas que se alejan, son dos descenders bastante jóvenes que me cuentan su propia ruta, vienen de la font des Noguer adonde les han llevado en coche y han hecho la vuelta hacia el refugio y ahora se dirigen hacia el Pont d'Inca aunque no sé si volver por Alaró es la mejor opción, quizás el llaneo por Binissalem les hubiera convenido más viendo la posición tan encogida a la que les obligan a pedalear sus monturas, pero son jóvenes pueden aguantar la tralla aunque bastante sensatos por lo que me contaron.

Yo estoy a punto de acabar mi periplo por el país de nunca jamás visto lo visto aunque me ha quedado la duda de saber de dónde venían las flechitas rojas y aunque lo ponga en plural solamente vi dos y si es por donde pienso tampoco vale la pena ir a comprobarlo ya que, aunque se trate de una zona despejada, es inviable para una montura, queda por tanto esa zona finiquitada, mientras no se demuestre lo contrario, claro, cosa que no descarto en absoluto, aunque eso tampoco quiera decir que no vuelva por allí la semana que viene, o sea, esta misma, si nadie me tienta con algún otro caramelito en forma de sendero aún no explorado en algún otro rincón de esta nuestra Serra de Tramuntana.


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