Me voy de excursión

Hace ya más de tres años que hicimos unas rutas por la zona que estoy investigando estos últimos meses, Puigpunyent. Todo el mundo ha ido a Puigpunyent, ¿qué nos vas a contar ahora? pero es como todo, si rascas algo sale, y si rascas algo más, más que sale, y eso es lo que hicimos en dos rutas en las que fuimos tentados por Pepefz a conocer ciertos itinerarios por los alrededores del coll des Carniceret. No tuvieron una asistencia multitudinaria ni falta que hizo aunque sí variada y hasta con algunos que no he vuelto a ver, habrá quién ya saque conclusiones sobre ese hecho pero seguramente no sea ese el motivo. Lo cierto es que desde esas salidas no había vuelto por la zona, cosa que sí he hecho ahora tras el barrido y aún me he dejado algún tramo por repetir, y valía la pena, el volver, me refiero.

Como acostumbro hacer si la exploración se prevé cuando menos incierta es una primera parte más directa aunque eso implique quitarle algo de emoción a la ruta, tal fue el caso con la subida a la font des Pi completamente por asfalto (no toda pero como si lo fuera) y así me aseguro al menos no perder tiempo donde no es necesario, ya habrá ocasión para ello más adelante. Subo por el primer ramal asfaltado que encuentro desde la carretera de la Reserca y que enlaza con el segundo muy cerca de la curva de la cantera, hoy solitaria, no así la explanada de la fuente donde se ha concentrado un grupo de escoltes parlanchines para empezar la ascensión al pico. Yo paso delante y así llegamos al coll donde hago una parada antes de acometer el descenso, tema que me voy a plantear porque se me olvidó coger el casco y el pañuelo mucho no me va a proteger en caso de aterrizar con la cabeza por delante.

No es una bajada muy técnica, ni siquiera que por el tramo intermedio bajara agua por el interior me hizo dudar. En el cruce me encontré varios senderistas y ahí decidí girar a mano izquierda para ir a buscar el itinerario de la Font de Dalt para alargar un poco más el recorrido cuando mi meta era hacia la derecha pero hice bien. Final de bajada divertida por el sendero y ataque al resto por el camino ancho con la bici más empeñada en surfear que en trazar por donde yo quería. Sea como fuere acabo por llegar al cruce de la font de Dalt hacia donde me dirijo y continúo rumbo al coll d'Estellencs para coger el desvío que me va a llevar hasta la paret de partió que domina la parte alta de la vaguada. Bueno, esto de que “me va a llevar” es un decir, más bien soy yo el que va a llevar algo encima porque desde luego montar, lo que se dice montar, nada de nada, y empujar tampoco ya que físicamente no hay espacio para los dos y por allí me vuelvo a encontrar a los senderistas de antes y que de hecho fueron las únicas personas con las que tuve contacto en toda la mañana.

Podría decir que fueron unos minutos de pateo pero el gps no engaña y me entretuve por allí casi media hora aunque a mí me parecieron menos, pero sé lo que me espera, una apetecible bajada aunque siempre bajo mi punto de vista, mis parámetros, que no tienen por qué coincidir con otros, cada uno opinará. La iba recordando a medida que bajaba, esa curva, esa piedra, ese árbol, pero sobre todo esa curva donde recordaba que habíamos dejado el camino principal y fuimos a dar al corral de ses Cabres pero en cambio esta vez seguí por la pista principal no tardando en desembocar en otra que no reconocí y por eso tuve que girar a mano izquierda para tratar de comprobar desde donde venía, y lo vi enseguida ya que no tardé en ver las casas de sa Muntanya, se trata de terreno conocido entonces pero llegando desde otro ramal, distinta perspectiva.

Es hora, aunque no sé ni quiero saber cuál, de parar y comer algo y el sitio es perfecto y tranquilo, solo algún batir de una puerta o ventana proveniente de la casa abandonada, por lo demás silencio. Me planteo ahí el seguir hacia el coll d'Estellencs o volver atrás y seguir la exploración, y eso hago y justo paso por el cruce por donde he venido giro a mano izquierda por otra pista que me sorprende por lo limpia y cómoda que es y que tras superar algún repecho llega a las proximidades de una larga y alta pared y aunque el camino parece continuar sin atravesarla no logro vislumbrar un itinerario claro por lo que me decido a saltarla por lo que parece un portillo tapiado en la misma pero que me obliga a trepar y después a tirar la bici para poder bajar yo (más tarde veré que el paso normal es un gran boquete un poco más abajo, pero bueno ya estoy en este lado).

El sitio me suena y cuanto más me desplazo, más aún, si no me equivoco estoy en las cercanías de la cruïlla de na Costitxa y por ahí ya hemos estado, de hecho fue en la segunda de mis rutas con Pepe por la zona que visitamos ese lugar, aunque esta vez se hace de rogar, no acabo de ver clara la dirección que debo tomar y llevar la bici no me aporta ninguna ventaja, al revés, es un mueble bastante inoportuno ya que el terreno es un auténtico pedregal y aunque no renuncio a las primeras de cambio no llego a encontrar lo que estoy buscando y vuelvo a la pared para ahora sí continuar de una vez por todas el descenso.

Viene ahora una parte muy técnica y no es de bajada, un sendero de piedras donde la dificultad mayor está en saber combinar velocidad y equilibrio, si no se dan adecuadamente esas circunstancias no vamos a avanzar nada teniendo en cuenta que la gravedad aquí no nos ayuda (algunos opinan que la fuerza de la gravedad no existe pero este es otro tema que no viene ahora al caso), solo saber que en cuanto el sendero se empina podemos encontrar algunos pasos técnicos aunque no insalvables, solo hay que tener lo que hay que tener y no me estoy refiriendo a eso, nos basta con una buena técnica y una buena bici. Esta bajada, que ya había hecho, me sorprendió en su parte final porque no la recordaba, es más, pensaba en ese momento que era nueva para mí y me lo reafirmó al salir al vial por donde lo hice, ahí mismo me convencí de que era nueva pero por más que quería recordar era incapaz de saber donde me había desviado y ni siquiera después de comparar las trazas de las dos salidas tranquilamente en casa soy capaz de saberlo, no es una cosa inusual, pasa muchas veces, de hecho en la primera salida pasamos cerca de un porxo y en esta segunda no lo he visto pero según la traza he ido por el mismo sitio, de hecho me acuerdo perfectamente que era al final del roquedal y que después ya había un camino de carro más elaborado, no me lo invento pero lo cierto es que no lo he visto pese a saber que estaba allí. ¿Una excusa para volver? Puede ser.

Aún no sabía qué hora era pero el cuerpo me pedía más al llegar a la carretera de la Reserva por eso he vuelto a tirar hacia arriba para hacer el último tramo de tierra hasta Puigpunyent y al llegar al primer tramo de curvas salgo del asfalto por un espléndido camino de carro que me sube hasta arriba pero cuando paso por la explanada de los espiritistas pierdo el rumbo y en lugar de tirar recto hacia la rotonda he tomado una bajada muy sucia que me ha devuelto a la carretera a pocos metros de donde la había dejado antes por lo que no me queda otra que subir las rampas hasta la rotonda si quiero volver por el sendero, y es lo que hago.

Este sendero solamente tiene una corta e inclinada parte inicial y después es prácticamente plano hasta el final aunque ahora está interrumpido por un pino recientemente caído, mientras que el resto de ruta es un kilómetro de asfalto sin más historia completando así una gran ruta de mtb aunque admito aquí la disparidad de criterios, de hecho no está publicada la traza de manera pública por ese mismo motivo, la mía, porque hay otras que sí lo están, solo hay que buscarlas si uno está interesado.


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