Vuelta al ruedo

El miércoles pasado fue festivo en esta (y alguna otra) comunidad autónoma y decidí tomarme unas horas matutinas para hacer un poco de deporte ya que el finde no había sido muy provechoso en ese aspecto con la resaca del, llamémosle constipado, por decirlo de alguna manera. Así pues me encaminé hacia Establiments para hacer una ruta de aquellas que tienen un poco de todo, la que se pasea por las faldas de la Fita del Ram, zona pródiga en itinerarios de mtb y por ende, muy frecuentada, pero no solo por manejadores de bici, también por los que van sin ella. Yo decidí hacer la ruta clásica, es decir, el trayecto directo desde Sobremunt a Maristela y no entretenerme mucho en la bajada para no superar el horario permitido.

Empezamos pues desde la barriada del extrarradio para acortar unos cuantos kilómetros y minutaje y nos dirigimos (aunque lo ponga en plural iba solo) hacia Bunyolí saludando ya a los primeros caminantes de edad que me voy encontrando. El día es espectacular y ya dejé la ropa de abrigo en casa para subir cómodamente y sin agobios, hice bien. La subida se hace bastante holgada y sin sobresaltos y al llegar a la cadena solo atisbo a ver bajar un bikero entre los árboles, después soledad absoluta hasta que aparecen tres corredores que siguen su ruta tras preguntarme sobre el camino que continúa después de la barrera cerrada, yo salgo tras ellos al cabo de varios minutos y no volví a verlos hasta el final del camino asfaltado en lo alto de la mola. Allí tenemos una pequeña charla sobre caminos, querían bajar hacia la carretera pero no se lo recomendé sin conocer el terreno y como no querían llegar hasta la ermita volvieron sobre sus pasos dejándome todo el monte para mí solo, solamente tuve que compartirlo momentáneamente con una pareja de senderistas y un bikero que vino en dirección contraria.

Escuché a algunos más cerca del camino y llegó otro senderista cuando estaba en la explanada de la ermita que se entretuvo en fisgar por ahí, por lo demás tranquilidad absoluta. Yo quería bajar rápido pero no por la pista, al menos toda la pista, así que hice el primer tramo por una de las varias bajadas que salen desde el descampado y que te deja a mitad de camino. Me paré un momento en el mirador donde había una pareja y ya oía a más gente que subía, de hecho parecía que todos los que venían se habían congregado a esa hora, padres con niños, grupos senior, y un último grupo con una numerosa chiquillada en la barrera, allí los dejé pero cuando creía que tendría una vuelta tranquila por Son Malferit creo que fue el día que más gente encontré por allí, mucha gente mayor que no sabría calificar de otra manera más que como ancianos que me dejaron asombrado como habían llegado hasta allí, me parece un camino totalmente inapropiado para personas de esa edad, y sin unos lugares adecuados para descansar o comer si hace el caso, no sé, lo encontré inapropiado para dar un paseo matinal, y no exagero con la cantidad, había al menos más de veinte vehículos aparcados en la entrada de Sarrià, lo nunca visto.

Lo mío se acaba, no me queda más que meterme por el camí de Can Carles y así evitar la confluencia con los conductores en la bajada, ese itinerario es mucho más tranquilo y seguro lo que a estas alturas es decir mucho y me quedo contento y satisfecho por haber podido meter algo de picante en la traza después de estos días de parón forzado por simple agotamiento aunque también es un alivio saber que se trata solo de unos síntomas pasajeros, nada que no cure el tiempo sin necesidad de recurrir a la química ni conjuros mágicos, nos vemos en la próxima!.


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