Como el día y la noche

Tras el impasse del fin de semana anterior al anterior cuando hubo reclusión masiva de bikeros por mor del temporal aunque creo que sin mayores consecuencias ya que las fechas de vacaciones estaban muy próximas y serían muy aprovechables en lo que a clima se refiere, la bonanza estaba asegurada, de todas maneras también está por medio el cambio de hora y no voy a negar que las molestias me duran varias semanas, el madrugar estaba descartado, y eso significa rutas más cortas y más cercanas.

Iba a probar una que hice no hace mucho y de la que no pude sacar traza por algún motivo, se trata de la bajada de la coma de s'Arc también conocida como la enduro por una prueba ciclista que se realizó por allí hace años. Se trata de una bajada nada sencilla en su inicio ya que más parece un enlace abierto a posteriori con un camino de carro que no llegaba arriba, este primer tramo es muy pedregoso ya que es muy posible que las correntías de agua se hayan llevado toda la tierra superficial si es que algún día la hubo. Continúa como camino ancho, antes he apuntado de carro pero también es harto difícil que por allí haya circulado alguno dicho sea de paso, que transcurre por la parte alta del monte aún bastante despejado tras algún incendio y tras dar un giro de 180 grados inicia el rápido descenso hacia el fondo de la coma de s'Arc donde comparte trazado con la torrentera, queda pues bastante claro lo que nos vamos a encontrar en esa zona, piedras y más piedras, rocas y pedrolos, ni un metro plano hasta el desvío donde nos separamos de su trazado, el torrente sigue recto y nosotros giramos a la derecha para seguir por una pista hasta el enlace con el camino del cementerio al lado de la autopista.

No estuvo mal aunque muy mejorable (o sin muy), el día estaba ya completo y al menos no hubo percances que lamentar así que volteé un poco por la ciudad para alargar el horario y ver el ambiente, casi ya pre-veraniego, y cavilando donde podría ir al día siguiente para hacer alguna bajadita rápida y testear el material. No quería ir a Bunyolí que era quizás lo más directo aunque demasiado de moda últimamente así que opté por ir al coll de sa Creu (zona militar, tampoco te digo nada) y hacer un sube-baja sin florituras, llegar por asfalto al km 6, coll des Vent, y bajar por todo sendero que encuentre, esos que van recortando la carretera hasta abajo. Venga pues, hacia allá que me fui y bien acompañado, no cesaban de pasarme bikeros y bikeras de todo pelo aunque se ve que no debe ser costumbre saludar en sus países, un simple gesto bastaría pero ni eso.

Después de medio comer arriba me doy la vuelta y vuelvo por tierra, y si hay escalones mejor que mejor, de hecho pasé por todos los que me encontré sin despeinarme, parece que la cosa promete. Así pues me metí por el torrente que da justo en la subidita final del cuartel para llegar a Madre Alberta por tierra conformando así el tramo final de una bajada muy divertida. Hasta aquí todo bien aunque había tenido algún conato de rigidez en el cambio, cosa que me obligó a parar y desplazarlo a mano, estamos hablando de la tensión del muelle interno que ya me dio problemas en su día y logré recomponer ya que en este modelo es desmontable e iba aguantando más que bien, pero solo hasta el viernes que dijo basta, y me pilló volteando por la ciudad y aunque lo intenté no hubo manera de volver a meterlo en su sitio, opté entonces por acortar cadena e ir a una marcha aunque muy lento para evitar que fuera saltando de piñón y conseguí llegar de esta manera desde Son Cotoneret hasta el edificio de Gesa donde se subió varios piñones de golpe y quedó tan tensa y forzando el pedalier que hasta rozaba la biela con la vaina, imposible moverla, de hecho en casa tuve que desmontar los platos para poder desencajar la cadena de las puntas.

Se acabó lo dar pedales sin un recambio y con la otra bici medio desmontada y a falta también de algunas piezas vitales, parecía que empezaría el mes en el dique seco aunque me apareció una posibilidad cuando menos real. Mi hermano dejó su bici aquí y lo único que le pasaba es que estaba pinchada, eso es solucionable pero me interesaba más comprobar si el cambio me serviría y es que no, se trata de un modelo básico que mejor no trastear y tener que cogerla para salir a rodar se me antojaba ahora lo más evidente aunque sin mucha pasión, es un modelo muy pesado de bici, con la suspensión delantera hecha migas y de la trasera no hablemos porque no tiene, eso es lo que más me echaba para atrás pero las ganas de salir a pedalear han podido más y me he dicho que al menos lo intentaría.

Parche resuelto, sillín a puesto y salgo a rodar aunque de principio ya he descartado cualquier ruta con cualquier tipo de bajada por tierra, voy a hacer llano y asfalto a ser posible. Saliendo desde Son Sardina el objetivo es claro, el camí de Passatemps, que al menos tiene una de las dos características. He vuelto casi a los orígenes por allí, desarrollos enormes, manillar estrecho, sin calar y saltando del sillín a la mínima piedra o agujero que encuentras, no es a lo que estoy acostumbrado, doy fe. Me lo he tomado con calma hasta llegar a la carretera dispuesto a llegar al menos a Bunyola desde Raixa, por allí me he encontrado a otro bikero que iba paseando con su perro y andaba un poco despistado y me ha preguntado por dónde tirar y al final hemos hecho el recorrido hasta la rotonda juntos donde él ha vuelto atrás y yo he tirado por asfalto dispuesto a subir el coll. Si me lo hubieran planteado justo empezar habría asegurado que ni loco pero ya puestos he querido al menos intentarlo, no es que quisiera picarme con alguno de los que pasaban continuamente hacia allá, tanto en grupo como en solitario, pero al menos iba a estar más entretenido.

Efectivamente no hay nada que hacer frente a las bondades de una bici de carretera y unos moldeados gemelos, todos, con la excepción de uno que me venía pisando los talones, me han pasado y se han alejado con celeridad pero el de atrás se ha comido los mocos y eso que solo iba arriba, como yo, habrá tenido un mal día el hombre.

Para la vuelta he optado por llegar al pueblo y volver por la carretera comarcal, mucho menos concurrida. Puede parecer ese un recorrido perfecto para una bici de esas características pero iba sorteando hasta la gravilla, cualquier mínima vibración se transmite desde la rueda hasta tu columna vertebral, hasta por el carril bici hay que estar atento, no sé si seré capaz de soportarlo a estas alturas aunque al menos el objetivo de dar pedales se ha cumplido y por ahora la espalda no se resiente, que dure.


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