Petada al canto

Era cosa de fijarse bien donde meter mano, o meter rueda, mejor dicho, no será que no haya sitios merecedores para repetir y repetir, esa subida que se te atraganta y te hace poner pie a tierra en esa curva con ese escaloncito puñetero; ese descenso al que llegas medio fundido y tiendes a darle toda la culpa a la bici por no saber hacerlo mejor, será por eso que aprietas las manetas de freno más de la cuenta, no? o esa trialera insuperable por mucho que te rías antes delante de los colegas, ya habrá tiempo después para las excusas, no?, la verdad es que de éstas tengo la carpeta llena, no lo voy a negar, pero nos vamos a centrar en los que despiertan mi curiosidad que son aquellos por los que no he pasado aún, de algunos enclaves puedo tener referencias pero de otros no y más teniendo en cuenta que muchos (por no decir todos) blogs ciclistas a día de hoy han desaparecido, puede que la cantidad total de información visible haya aumentado pero se echa en falta la propia opinión del ciclista, los datos no mienten pero la forma de contarlo de cada uno es muy ilustrativa y esclarecedora.

Parto hacia Tossals Verds por la vía directa, o sea el Clot d'Almadrà, pasando tranquilamente por ese camino de carro en un principio bien asfaltado hasta la embotelladora, y que después ya hay que ir haciendo bastantes eses para sortear los baches para, tras superar la barrera, empezar a tocar tierra aunque a partir del tramo cementado la cosa mejora bastante otra vez y permite un ascenso muy cómodo, a lo que den las piernas, se podría decir. Me decanto por subir por el sendero trasero pero con la mirada puesta en el desvío de las cases velles, el cartel marca el mismo tiempo por un itinerario u otro y éste no me defrauda aunque aclaro desde el inicio que si queremos hacerlo en bici recorrámoslo en sentido contrario, yo lo he hecho dos veces subiendo, la primera porque no lo conocía y la segunda (ésta) porque no me acordaba de la primera, prácticamente no se puede ciclar durante 20 metros seguidos aunque ir por arriba no es que sea una muestra de camino ejemplar.

Lo malo es que la continuación no mejora gran cosa, algo sí pero hay que meter mucho músculo y bastante técnica en esos posibles tramos ciclables, tengamos en cuenta que casi siempre pica hacia arriba, es fácil ver la referencia en la canaleta que vemos en la ladera de enfrente, difícil es no parar a contemplar la espectacularidad del sitio. Desde ahí arriba se oía bastante fuerte el rumor de la escorrentía de agua bajando y en cambio por el torrente no circulaba más que una pátina de agua que parecía no moverse, tampoco paré allí, prefería hacerlo en la canal ya que allí quería buscar una variante que seguro me iba a demorar. Esa variante de la que hablo es la continuación del mismo camino que voy siguiendo que ha quedado condenada al ostracismo desde que se construyeron los pantanos y se habilitó el paso junto a la conducción de agua para dirigirse hacia la font des Noguer, tampoco la opción de ir hacia Lluc parece la propicia aún siendo la alternativa el comellar des Prat, mucho más dura pero más acorde con un espíritu excursionista, de hecho fue la opción elegida para ubicar el GR aunque también fue la más fácil de llevar a cabo ya que discurre siempre por fincas públicas y se ahorraron discusiones.

Tengo solamente una referencia de paso de ciclistas por esa zona y es muy antigua por lo que ni siquiera hice amago de buscarla, iría y ya está. No me fue difícil encontrarla, no es que sea evidente pero sabiéndolo la ves pero enseguida te das cuenta de que no es de paso ni muchísimo menos, no van ni las cabras, no hay nada marcado en el suelo y las piedras campan por doquier, de hecho hay dos hitos en un punto donde hay un pino caído y es fácil irse por donde no toca, hay muchos tramos donde el camino no resalta del resto y hay que ir asimismo con mucho cuidado con las ramas atravesadas a baja altura, casco y gafas, imprescindibles.

Evidentemente a medida que vas bajando va mejorando un poco, no gaire no creas, pero ver el pantano desde esa perspectiva al salir del bosque no tiene precio, y más con el buen nivel que presenta. Estamos en la vertical de las casas pero el camino cruza un pedregal y se encamina hacia la salida sin acercarse, de hecho cuando empalmamos con el camino principal ya no estamos a la vista aunque tuve suerte de encontrarme las barreras abiertas y no tener que hacer el ganso para sortearlas y como es natural con los consabidos letreros de no pasar, propiedad privada y demás.

Me queda un tramito de carretera hasta el otro pantano donde tengo que decidir la vuelta, será un punto crucial porque lo más lógico hubiera sido volver por los túneles pero a la hora de encararlos me desdije, tuve un ataque de precaución y yendo solo y sin luces no me atreví por lo que, en un rapto de optimismo desmesurado me dije, ¡a Sóller!. Y hacia allá que partí sin hacer caso a mi compañera de viaje que me va indicando cada cierto tiempo la distancia recorrida y el tiempo empleado. Las horas, los kilómetros y el cansancio se iban acumulando irremisiblemente aunque no parecía importarme demasiado mientras cruzo el valle en dirección al coll de l'Ofre al cual asciendo por la pista aún a sabiendas de no deber hacerlo, de hecho me crucé con un tractor con un gran remolque y con un 4x4 que bajaban, cero advertencias.

Estoy arriba y bajaré por el GR donde esperaba tener mejores sensaciones, no por el tren delantero, que me da bastante confianza, más por el trasero, muy rebotón, necesito ir más pegado al suelo para ir más tranquilo. Pues si me ha botado antes lo que me espera a partir de ahora es más de lo mismo, el bajadón del barranco donde, con un poco de suerte, espero que llegue la bici abajo con todas las piezas en su sitio.

No paré en el pueblo, craso error, el mero hecho de refrescarme con agua sola no me iba a bastar para afrontar el muro que tenía delante como pude comprobar al llegar a la boca del túnel donde eché mano a lo que tenía y que esperaba me fuera suficiente al menos para llegar arriba aunque la visión del resto desde allí tampoco es que me alegrara mucho, con decir que estuve a punto de parar al chaval del tractor que me había cruzado arriba y que se dirigía a Palma, tal vez fue la sorpresa de verlo por allí lo que me impidió levantar el brazo, aunque quizás ni tenía fuerzas para ello.

Me preparé mentalmente como pude para afrontar las rampas y metí todo lo que tenía en la piñonera para poder subir con el plato mediano, con el pequeño aún estaría por allí, y logré hacer una tirada de un par de kilómetros sin parar, descanso y continuar otro par más, acabarme la media manzana que me quedaba y seguir hasta arriba para tirarme para abajo directo a la gasolinera, necesitaba suplemento líquido en forma de cola para el resto de ruta y así, dale que te pego, poder llegar a casa al menos a salvo, lo de sano es otro asunto, creo que pocas veces me he sentido tan extenuado, la paliza ha sido de escándalo aunque ahora mismo donde más siento las consecuencias es en hombros y espalda, entre empujar y barrancos cargué mucho el tren superior por lo que se ve.

Y ya se sabe, otro día coges una linternita, avisas a alguien y te metes en los túneles, capullín.


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