Estrechando opciones

Sin tener claro al completo una ruta en la que tengo puestas muchas ilusiones propongo a Juan que me acompañe pese a reconocer que no está en sus mejores momentos, ello puede indicar que no haremos el tramo final que también es el que nos puede suponer un mayor esfuerzo visto lo acontecido anteriormente. Tengo que reconocer si soy verdaderamente honesto que superar ese tramo final es pecar de optimismo en grado sumo, primero por ser de una dificultad alta y también porque habría que hacerlo en sentido contrario de lo que siempre lo he hecho por lo que es casi seguro que me voy a equivocar en algún cruce y eso supondría quedarme sin referencias, sí, podría hacerlo con garantías si fuera siguiendo mi propia traza pero no es mi costumbre, aparte de consumir mucho más tiempo, y por otro lado, y es muy importante, tampoco estoy seguro al cien por cien de querer mostrarlo por lo que no ir a hacerlo tampoco me supone un fracaso adicional.

Tomaremos la opción de la Garriga para ir abriendo camino para meternos ya en faena por el camí de Passatemps hasta Son Termens pero a partir de allí, carretera, me parece la opción idónea para poder perder algo de tiempo en las alturas y como solamente vamos al Estret tampoco es que toque sufrir mucho que digamos. Pero por sufrimiento no va a ser y al llegar a la explanada empieza el pastel con la rampita y la barrera justo enfrente con el camino que se dirige hacia los acantilados y más arriba aún pero que no es el que cogemos, nosotros vamos casi pegados a la pared de la derecha por lo que si en algún tramo vamos forapista no es motivo suficiente de preocupación. Debemos llegar al camino que proviene de la casa, cerca de una pared y con una barrera cerrada, desde vemos que empieza a subir ya con los primeros giros bien estructurados y aunque la primera parte puede ser idílica con un “casi todo montado” lo que viene a continuación te pone a caldo, en un símil culinario diríamos que estamos en los entrantes. Le hice esa broma a Juan intentando animarle y no se dejara vencer por la majestuosidad del camino que tenemos por delante, el primer plato está ya presente en la mesa y no va a ser pesado ya que prácticamente nos topamos con la barrera con los primeros esfuerzos pero lo que viene a continuación nos va a suponer un máximo sacrificio, fuerza y destreza a la par, un bonito reto a superar aunque la mayoría lo prefiere en sentido contrario, debe ser debido a esas dificultades que la traza, y ya van un par de veces, se descompone o directamente se para la grabación como si el teléfono que uso se sintiera afectado por ese nivel de esfuerzo y sucumbiera.

A base de paradas y esperas llegamos arriba aunque aún nos queda un largo trecho hasta el final pero mucho más soportable. Dejamos atrás el desvío que nos acortaría bastante el trayecto pero que de subida es imposible y preferimos rodar todo lo que podamos, el tramo final desde el rotlo donde termina hasta la pared no puede considerarse como un pateo, no cumple los requisitos mínimos para ser considerado como tal. Ya desde la misma pared vemos nuestro objetivo enfrente y abajo, una de las cuidadas pistas que surcan Son Pacs y que nos acercará al puig des Boixos no sin antes tener que sudar un poco más la camiseta hasta culminar la ascensión y emprender la rápida bajada por la otra vertiente ya hacia los dominios de la Mola de Son Pacs por donde circularemos por los pedregosos caminos hasta encontrar el desvío adecuado (puede ser ese pero también el siguiente), el que nos dirija hacia la salida de la finca por el punto llamado Pas de Son Cabaspre, recalco lo de los dos desvíos porque los dos son factibles en ese sentido aunque, como se ve en la traza, nos pasamos de frenada y llegamos demasiado abajo donde para volver a enlazar con el camino correcto hay que caminar un poco, nosotros volvimos sobre nuestros pasos para que quedara debidamente constatado y no hacer una cosa diferente cada vez que pasas, me faltó repetir la opción b ya que de ésta no tenía traza al fallar el terminal en la ocasión anterior, otra vez será.

Llegamos al paso y en la bajada por la ladera me percaté que no podía seguir una trazada clara ya que se tiende a ir lo más recto que se pueda y al final queda todo muy marcado, una vez no pasa nada pero después de cientos de pases sí que se nota y mucho el efecto arrastre, y esa ladera terrosa es muy propensa a quedar marcada.

No hay tiempo para más y me vuelvo a quedar con las ganas de hacer mi vuelta completa pero el horario es el horario que entre pitos y flautas se ha alargado bastante, habrá que volver directos por carretera, la opción menos recomendable pero sí la más rápida, veremos qué de bueno podemos ir sacando de estas rutas preparatorias (espero que no eternamente).


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