La espinita

Llevo algunas semanas con problemas en el terminal donde grabo las rutas, a saber un simple teléfono que también utilizo para sacar fotos, eso implica que abro y cierro la pantalla muy frecuentemente y parece que últimamente eso afecta a su funcionamiento ya que si escucho música, por ejemplo, no se producen ninguno de esos efectos. La situación más grave es cuando el aparato se apaga y pierde la hora ya que no lleva SIM entonces debo mirar el otro teléfono y poner la hora manualmente para que la traza pueda continuar al menos sin disparidad horaria, otra cosa es cuándo me doy cuenta de que se ha parado para realizar esta operación, en principio debería darme cuenta rápido porque la aplicación me va cantando los tiempos cada kilómetro, o sea que en teoría ésa debería ser la distancia máxima que podría perder pero a veces voy concentrado en la ruta o bien todo lo contrario y pasa bastante tiempo hasta que adivino que algo va mal. Casos ya más graves es cuando pierdo totalmente la traza a pesar de todos los esfuerzos, y ese es el caso del sábado, tantas veces fue el cántaro a la fuente que acabó hecho trizas y lo único que obtuve fue una traza ridícula de un kilómetro, y mira que le tenía ganas, me había pasado la semana con una idea fija, ir a ver un camino del que solamente tenía la referencia de la traza sobre el mapa, ninguna opinión expresada ni siquiera de refilón en ninguna parte, una perlita.

Más Bunyolí, otro ascenso del que no tengo queja, iba solo por si alguien se lo pregunta, los compañeros están dispersos. Voy a llegar solamente, en altura me refiero, hasta Sobremunt, después ya únicamente me queda una rampilla hasta el Pouet con sus correspondientes barreras las cuales vuelvo a fotografiar para retener sus coordenadas exactas. La pista llega hasta el Hort de Sobremunt donde al entrar en el bosque se convierte en un simple sendero, rodable en su mayor parte aunque aún quedan algunos árboles cruzados y por su tamaño presumo que por mucho tiempo.

Salimos del bosque para entrar en dominios civilizados donde la mayor dificultad radicaba en una barrera que habían sellado con alambre duro imposible de deshacer a mano limpia, no sé quién ha desenredado esos cierres pero ahora sí se puede pasar civilizadamente, queda otra en la carretera pero es baja y fácil de superar, en cambio la que da acceso al camino de la Comuna y la Campaneta está abierta pero si tenemos que hacer caso a las indicaciones no podríamos pasar ya que expresamente prohíbe el paso de bicicletas por esas propiedades pero a la vez es el único acceso al GR, a menos que éste empalme con la carretera en otro lugar que yo desconozco. Hay que arriesgarse entonces y seguir adelante, afortunadamente solamente me crucé con un bikero y un corredor, ningún vehículo, habrá que pensar seriamente porqué en una pista frecuentada por vehículos a motor, sin barreras que retengan el ganado y que tampoco te acercas a las casas puede molestar tanto a los propietarios o explotadores del negocio que pasemos por allí.

Estoy ya en el GR y me toca apechugar con el peor tramo, no el empedrado, que ese más o menos se pasa, sino el siguiente, el escalonado, el que ya cuesta bajarlo como para querer hacerlo subiendo pero una vez arriba ya todo es coser y cantar, al menos hasta que enlazamos con el que sube de Son Forteza donde continúa bastante fuerte aunque me pareció más corto de lo que recordaba. Una vez nivelado es cuando debía empezar a buscar mi camino secreto, y no está lejos, y aunque su inicio sea muy visible y fácil de seguir se parece poco a un camino propiamente dicho, y mucho menos, construido como tal ya que es un simple zigzagueo entre las encinas pero al menos se puede rodar. No tardamos mucho en alcanzar una pared con su correspondiente portillo y ahí empieza otro mundo, del claro a la selva donde el sendero queda completamente tapado por la vegetación y además va cuesta arriba con lo que el pedaleo es imposible, y además hay que sumarle el poco espacio de que disponemos para pasar en una ladera de mucha pendiente, factores que no deben desagradar a los senderistas pero que a la mayoría de los que transportamos bicicletas pueden hacerse pesados, por no usar palabras malsonantes.

Lo cierto es que el itinerario discurre muy cerca de la pared rocosa por lo que me imagino que estoy prácticamente a los pies del llamado pas de sa Rata y que haya escalado ese paso hace tiempo no me faculta a que deba acordarme de dónde está exactamente, no recuerdo un detalle que destacara en su base por lo que no podría ubicarlo de ninguna manera, por todo ello saco fotos para tenerlas al menos ubicadas. El sendero se va separando paulatinamente del muro pétreo y no tardo en llegar al inicio de un camino de bajada bastante claro, ahora mismo no sabría decir por cuantos cruces pasé pero lo que es seguro es de que en alguno de éstos el camino continuaba en altura mientras yo me decidí por el de bajada, es ancho pero por momentos no es evidente, está claro que no es un sitio de paso marcado pero a pesar de ello puedo concluir ese descenso sin errores hasta que desemboco en un camino perfectamente definido y que me es muy familiar desde el primer momento, aunque no es hasta que llego a un portillo de una pared cuando puedo asegurar y aseguro que sé donde estoy. Se trata de na Jovera, sobre el camino que sin pérdida posible me llevará hasta Planícia, y me sabe mal haber acabado tan pronto con el anterior aunque son solo sensaciones atemporales ya que el tiempo sí ha corrido y de qué manera, pero qué quieres que haga, estoy en la vertiente oeste y si no tuviera todo ese bosque delante podría contemplar el mar, cosa harto difícil de donde vengo y todo eso se traduce que me queda mogollón de vuelta y yo de contemplación.

Efectivamente acabo en las casas y ahí sí que la vista abarca kilómetros y kilómetros de naturaleza, lugar privilegiado que ahora podemos disfrutar aunque si tuviera que hacer caso a los mandamientos tendría que haber dejado la bicicleta aparcada en el Salt como mínimo y haber llegado aquí andando. Misma situación de ahora en adelante pero qué queréis que haga, bajar a la carretera no es una opción por lo que debo continuar hasta enlazar con el camí des Correu, y lo haré por el camí bord y aunque la tentación de bajar a la pista a mitad de camino fue grande opté por continuar por la pedrera, no sé si han vuelto a abrir paso por abajo pero lo que sé es que pasar por las rocas tal como están y esa pendiente es casi idiota. Da igual, continúo y al llegar al camí del Correu no encuentro la salida, al parecer han reparado los muros y tapado el acceso y aunque el camino por el que transito aún continúa más allá decido dar media vuelta y bajar por la pared. Hice el tonto porque desaproveché la oportunidad de pedir a algunos del numeroso grupo de scouts que pasaban en ese momento que me ayudaran a pasar la bici y después tuve que hacerlo solo y la verdad es que lo han dejado bastante complicado pero finalmente logré bajar.

Mientras recuperaba el aliento y comía algo llamé a casa para informar de mi situación y pasaron en ese momento dos bikeros hacia Esporles aunque no logré alcanzarlos ni siquiera verlos hasta que llegué al cruce de la carretera cuando ellos se metían por el sendero de enfrente y yo no quise ir tras ellos emprendiendo regreso directo por asfalto.

Después, ya comido y descansado, eché mano al teléfono y comprobé que nada de lo grabado era recuperable, estaba definitivamente perdido, solamente la localización de las fotos me daba una idea aproximada de por dónde circulé pero con una duda sin resolver, la continuación de ese camino hacia la mola de Planícia donde presumo buenas vibraciones pero esa confirmación deberá esperar a una nueva ruta y creo que en el mismo sentido porque yo diría que hacerla al revés es tarea hercúlea aunque es un extremo que no descarto una vez compruebe donde está el enlace con el camino de la Mola, todo por decidir.


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