Doble diez

Creo recordar que ese sábado no estaba para muchas florituras y menos yendo solo, las montañas parecía que habían aumentado de tamaño por momentos y algunas hasta se me antojaban casi inaccesibles así que la vista se me fue para el otro lado, y teniendo una larga línea de costa donde explayarme ¿porqué no utilizarla? Y eso hice, salir a marear las bielas y tardar lo que no está escrito en llegar a s’Arenal, pero no iba a quedarme allí ni tampoco darme la vuelta y volver, no, no haría eso y tiré recto hacia Son Verí donde tenemos un área idónea para dar pedales sin parar durante horas sin pasar por el mismo sitio dos veces, la gracia de todo ello es que tampoco sabes hacia donde vas. Rodando por tierra logré llegar hasta la carretera que va al cap Enderrocat, lugar donde se encontraba un antiguo cuartel de artillería con su correspondiente batería de costa que no recuerdo haber visto nunca, ahora mismo todas esas instalaciones forman parte de un complejo hotelero de lujo por lo que ni se intenta llegar al final del camino, lo que voy a hacer es meterme por la finca aneja y bordearla por un camino de carro hasta la pared del fondo, atravesarla y continuar en paralelo a la misma pero ahora en dirección a la costa.

Allí el camino desaparece y vamos circulando por una especie de sendero marcado por el paso de diferentes usuarios, es un itinerario técnico, sin un metro plano, donde te sientes muy cómodo pedaleando aunque sé que a algunos se les atraganta este tipo de terreno pero es el idóneo para el tipo de bici que llevamos y la verdad, circular de esa manera y contemplar la vista despejada a todo lo ancho no tiene desperdicio.

Vamos a atravesar otra pared aunque sin cambiar de escenario, rocas y piedras de todos los tamaños nos esperan a cada paso (no literal) que damos en nuestro avance. Al fondo se ve nuestra meta, una línea vegetal que esconde parcialmente las construcciones de la primera urbanización de esta zona, hay varias y si queremos seguir avanzando debemos cruzarlas aunque siempre hay alguna alternativa más o menos adecuada para considerar al menos la posibilidad de realizar una ruta mtb que nos pueda satisfacer, de hecho ese trabajo ya se hizo y se plasmó en una ruta bastante decente bajo mi punto de vista. Pero hoy no va a ser el día, ni siquiera bajaré hasta la línea de mar y mira que estoy delante de la barrera que da acceso al sendero, uno de tantos que descienden por los acantilados, así que llego delante de la casa que está fuera de los límites de la urbanización, doy media vuelta y emprendo el regreso. Ahora iré un poco más rápido ayudado por la pendiente y hasta me atrevo a dar algún garbeo por las fincas aledañas para salir a no más de un centenar de metros de donde había entrado pero antes he querido buscar una bajada hacia el mar que es un poco diferente del resto, está escalonada casi hasta abajo y seguramente en alguna ocasión he bajado por allí (montado no, seguro) esperando encontrar una oportunidad en los senderos paralelos a la línea de mar por los que poder circular pero me parece que caminé más de la cuenta hasta llegar al balneario, y si no era por allí fue por otro lado pero ir, fui.

En la vuelta sí que me entretuve más en circular fuera del asfalto y ya dentro de Son Verí en dar unos cuantos rodeos bastante largos que aunque no por estar más protegido del sol dentro del bosque hiciera menos calor. En general sí volví con un poco más de brío y energía que la que había demostrado en la ida, había ya calentado lo suficiente se ve.

Para no perder la costumbre de salir los domingos al día siguiente sí pude hacer una ruta corta hasta Esporles, fui por Son Malferit para enlazar directamente con la bajada al pueblo por el camí vell, el primer tramo tiene un empedrado viejo, por ello muy pulido y desgastado por lo que las ruedas no sufren un castigo excesivo pero en el segundo sí, sobre todo en esos tramos de más pendiente y bastante más descarnados donde oí dos clocs en el tren trasero y tuve que aminorar para asegurar la línea de trazada más segura, no me podía arriesgar a más roturas y llevaba todos los números para producirse, la presión no era suficiente para absorber esos duros impactos.

Después de los últimos escalones que enlazan con una de las calles de la Vila Nova y a excepción del camino de tierra que sube a lo alto del coll d’en Portell el resto ya es más que archisabido y como además todo transcurrió con absoluta normalidad pues nada más que añadir, en la próxima nos encontraremos.


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