Curiosidades


Línea Son Cotoner d'Avall-Can Fogerada

Esta línea, prácticamente desconocida, incluso para los estudiosos del ferrocarril mallorquín, es la más importante de cuantas se construyeron y el prototipo de las pequeñas líneas de cantera destinadas al transporte de grandes pesos aprovechando los planos inclinados. Su misión era proveer de materiales calcáreos a los hornos de la fábrica cementera de Can Fogerada -también conocida como Ses Fontanelles, situada en las proximidades de Son Anglada, al Noroeste del municipio de Palma.

La línea que proveía a nuestra cementera, de 600 mm de ancho, partía de la pequeña cantera de Can Mascaró, situada en la finca de Son Cotoner d'Avall (municipio de Puigpunyent) en la cota 120 ms sobre el nivel del mar y, describiendo una trazado sinuoso que seguía en gran parte el curso del torrente de La Riera, descendía hasta una plataforma en la cota de 90 ms justo sobre las bocas superiores de los hornos de la cementera. La distancia recorrida era de unos 2.400 ms con rampas muy suaves; para lograrlo, la vía debía atravesar por dos veces el torrente y una pequeña vaguada hacia el final del recorrido mediante tres viaductos: el primero de ellos ha desaparecido completamente, el segundo es una magnífica obra de mampostería de notables dimensiones: 40 ms de largo en desarrollo curvo, 6,50 ms de alto y 2,40 ms de ancho; el torrente se salva mediante tres arcos de 5 ms de luz; el tercero es un pequeño viaducto de dos arcos con la anchura justa para permitir el paso de las vagonetas. La vía se asentaba alternando sobre traviesas de pino y traviesas metálicas según los modelos decauville, de Koppel, en concreto la rillenschwelle o traviesa plana-acanalada de 850 mm de largo, 120 de ancho y 20 de alto. El carril era inusualmente pesado para tales líneas: 20 kg/mt. El deslizamiento de las vagonetas cargadas en la cantera se realizaba por gravedad aprovechando la suave pendiente; un conductor manipulaba el freno de mano para evitar velocidades excesivas; una vez descargada en la boca del horno, la vagoneta era arrastrada de nuevo hasta la cantera por una caballería.

No se ha conservado ningún documento de archivo de la empresa explotadora de la cementera ni sobre la línea férrea. Pese a ello, sabemos que la fábrica pertenecía a la firma "Cementos Moner" propiedad de Joaquim Mascaró en los años cuarenta, pero la cantera ya era operativa al menos a principios de los veinte. Su producción media era de unas 1600 toneladas de cemento tras tratar y transportar por vía férrea unas 3.500 toneladas. Contaba con 15 operarios y dos motores de gas pobre de 70 CV para mover las machacadoras y molinos. La línea férrea fue operativa hasta mediados de los sesenta y, por las características de la obra de fábrica, su construcción pudiera datar de principios de los años veinte.

La antigua explanación, ya desaparecida, ha podido ser identificada mediante fotografías aéreas de los años 60 y las características de las operaciones han sido referidas por testimonios orales sin mucha precisión. Los únicos vestigios que subsisten son los viaductos, algún pontón, y restos de carriles apenas a una decena de metros de una transitada carretera, pero felizmente ocultos por el bosque, cosa que sin duda ha evitado su completa ruina y desaparición.


Extracto de un interesante trabajo de Ramón Molina de Dios.


Rebuscando

Me he permitido la licencia de copiar y pegar parte de un interesante trabajo publicado por un profesor (o tal vez alumno) de la UIB y aunque puede que ya hiciera mención del contenido en un articulo anterior he sido incapaz de encontrar esa crónica porque ni por aproximación me acuerdo de cuando fue. Lo que sé es que fui con Joan y pasamos por Son Roca ya que hicimos la primera búsqueda desde arriba que resultó infructuosa, el camino desciende por las marjades y desaparece, entonces seguramente decidimos buscarlo empezando desde abajo aunque tampoco podría asegurar al cien por cien que se trataba del mismo día. Y fue en esa subida donde vimos lo que vimos, o mejor dicho, vi lo que vi, porque el compañero no llegó a subir. Lo que había es lo que expliqué en la susodicha crónica que no encuentro pero el tema actual sería encontrar el enlace entre la zona superior y la inferior, si es que lo hay, porque al menos sobre el papel si que existe y que hayan pasado muchos meses no quiere decir que me haya olvidado.

Fui más o menos directo hacia Son Tugores y tras hacer la bajada por el interior del bosquecillo y aparecer junto al puente me dediqué a fisgar por los campos adyacentes de la carretera esperando encontrar algún indicio que me permitiera al menos empezar a circular, la verdad es que en los primeros minutos nada interesante vi pero cuando advertí que el torrente estaba más cerca sí que bajé por lo que me pareció un camino en condiciones y que me llevó hasta el mismo lecho y es ahí donde lo vi, recio, de buen porte y bien conservado, sin ningún obstáculo que me impidiera poder apreciarlo en toda su medida pero es justo lo contrario desde arriba, donde ha sido absorbido por el entorno y es cuando más se aprecia su fragilidad, ha sido invadido sin ningún pudor por la vegetación y ha quedado mimetizado con la vecindad, imposible siquiera adivinarlo desde la carretera pese a estar a pocos metros.

Carretera a la que volví a los pocos minutos pero solo para desviarme por el camí de Can Calixto, que la verdad no sé donde puñetas es, y desde allí tomar el ramal de Son Roca sin hacer caso a las advertencias que ha colocado allí en forma de cartel la empresa constructora que está remodelando la casa. Decidí subir por asfalto por aquello de ganar algo de tiempo por lo que pudiera suceder después así que en unos pocos minutos me plantaba en el desvío que baja hasta la carretera de Puigpunyent. No pierdo mucho tiempo arriba y empiezo el descenso sin ánimo de batir ningún record, estoy más pendiente de la rueda trasera que del cronómetro y si exceptuamos el rodeo del árbol caído a mitad de camino se puede decir que todo transcurrió con total normalidad.

En una de las entradas de fincas que se encuentran situadas en el margen derecho (en sentido bajada) me meto y escudriño por los alrededores hasta que me parece vislumbrar algo por lo que se podría circular, y no me equivoqué, no sé como estaba antes pero ahora está de coña, liso, limpio y con un aire agreste y natural al mismo tiempo, que me lleva hasta la siguiente intersección, la de Son Serralta y aunque se trate de una urbanización me pica la curiosidad de fisgar un poco más allá. Eso es, vamos a indagar un rato por ahí. Digamos que es todo subida, de ahí las buenas vistas desde lo más alto y me llevé una grata sorpresa al contemplar esos terrenos, ese valle escondido y tan bien cuidado. Quizás haya posibilidad de llegar al pueblo desde esos contornos pero no me dediqué a buscarlos y volví abajo tras rodear todo el perímetro, acción que me dio pie a volver por donde había venido y ahí si puedo decir que disfruté el doble.

Toca margen izquierdo entrando por un acceso abierto a los campos despejados y enseguida recorro ruta conocida acordándome de ella a medida que voy pedaleando pero cuando llego a los pies de esa enorme estructura no me queda más remedio que pararme e inmortalizarla. Hasta aquí fue donde más o menos llegamos juntos en la ocasión anterior antes de continuar yo solo, ahora va a ser más o menos lo mismo pero con la convicción de llegar al final y seguramente también tomé el desvío de la derecha porque el subir y bajar ese tramo me resultó de lo más familiar. El bueno es el izquierdo y enseguida se empieza a complicar, no por el camino en sí sino por la pendiente, a cada metro más empinada hasta que sucede lo que ya está más que sabido, pie a tierra y sigamos andando que tampoco es ninguna deshonra. Recordaba que el camino se tapaba bastante y se sigue cumpliendo a rajatabla y empiezan los cortes por el carritx en pantorrillas y tobillos pese a llevar las protecciones puestas. Hubiera sido algo más llevadero el asunto si no hubiera llegado a un cul de sac sin salida desde donde intenté vislumbrar una continuación tras dar una batida por los alrededores con resultado nulo, toca repliegue y el haber sufrido ya en la subida no hacía presagiar nada bueno en la bajada, y vaya si se cumplió pero se ve que no fue suficiente para quebrar mi determinación de buscar otros segmentos y de vuelta a la carretera continué ojeando esta vez en la vertiente contraria, cerca del torrente. Iluso de mí creí ver un camino en el otro margen pero me fue imposible llegar allí, si ya había maldecido en voz alta en la bajada anterior en esta ocasión tampoco me quedé atrás y eso que lo que me desplacé fue ridículo.

Abandoné los senderos oscuros para centrarme en recorridos abiertos y lo único que me quedaba es la entrada siguiente, una pista de gravilla que te deja delante de una barrera cerrada por la que creo que pasé alguna vez viniendo de la otra carretera buscando tramos de este camino, ahora ya no se puede pero parece que en paralelo al torrente hay algo interesante, y lo que es mejor, circulable, al menos hasta el torrente porque cuando estoy allí no le veo continuación pero ya que estoy aprovecho para hacer un intermedio y comer lo que lleve y de paso echar un vistazo paseando por el lecho para calibrar si valiera la pena intentar ciclar por allí, parece más bien que no así que vuelvo atrás, recojo mi montura y retorno a la carretera para emprender el regreso alargando un poco el recorrido por Establiments y más allá antes de aparecer por la ciudad.


Ruta de verano

Durante mis jornadas de asueto anual he salido dos veces en bici, no ha habido para más ya que la familia ha copado mis atenciones, prioridad absoluta, y tampoco es que hayan sido unas rutas de lo más, si se observan las trazas son simples idas y vueltas sin casi ninguna pretensión, un día Bunyolí donde además bajé por donde subí, y otro un coll de sa Creu para bajar por las dresseres como aliciente principal, si aceptamos barco como animal de compañía también podemos pasar estos paseos como rutas. Y hablando de rutas, tengo un blog de rutas por si alguno no se había enterado, y aunque el grueso del trabajo de campo está hecho desde hace tiempo no se ha abandonado, las circunstancias cambian y pueden suponer modificaciones sustantivas en algún trazado, y en ésas estamos lo que no quiere decir que lo traduzca al blog inmediatamente, ni siquiera que lo vaya a hacer ya que obligación no tengo, pero sí recalcar que lo he estado revisando porque algunos hechos puntuales así me lo han aconsejado. Se puede consultar aquí.

Lo que sí es cierto es que la zona de na Burguesa da mucho juego y tenía la sensación de que podría dar con una combinación satisfactoria para montar una ruta en condiciones, despliegas en el mapa los caminos que no has usado para ello y cavilas de qué forma se pueden enlazar adecuadamente. La Enduro, Coma de s’Arc en el blog, ¿no está usado? pues no, subsanemos por tanto ese descuido.

Lo primero que hay que hacer es buscar una buena subida que esté a la altura de esa bajada, y la hemos encontrado en el PT3, y la he usado pese a mis reticencias ya que se trata de zona militar, hubiera preferido la subida directa de Son Vida pero la cerraron hace años y aunque no se vigila tiene una barrera infranqueable por ahora, me quedo pues con la pista militar.

Tenía ya el trazado bastante claro y quería someterlo a escrutinio por parte de algún compañero, José Manuel se ha prestado voluntario pese a no conocer ese itinerario y hemos quedado a una hora no muy tardía para que nos dé tiempo a completar el recorrido y de paso poder pararnos si hace falta sin tener que estar pendientes de la hora constantemente (yo tenía que aparecer por casa antes de la una sin falta). Aunque se puede ir directamente por carretera al desvío del PT3 si hay menester propongo dar unos rodeos para ir pillando tierra y llegar motivados a la subida, así pues tras voltear un poco por el carril bici nos acercamos hasta la entrada de Son Puigdorfila Nou para realizar un recorrido hasta el torrente e ir a salir a un vial de la urbanización y desde allí a la rotonda de arriba en un trazado casi aleatorio ya que aquello está muy pisado por las motos y se puede circular en todas direcciones, un poco más complicado en bici por los rampones cierto es.

Solamente vamos a cruzar la autopista por arriba porque enseguida nos metemos en el sendero que baja a la otra vertiente, por cierto, necesita una limpieza, para ir a recorrer esa hondonada y salir por la otra rotonda, la de Madre Alberta y meternos enseguida por el caminito que vuelve a bajar hasta esa especie de parque y de ahí a la circunvalación para desviarnos por la entrada del golf. Ahora se trata de arribar hasta las casas e ir a buscar el sendero que te lleva a la carretera, ¿que no tienes tiempo? pues vas directo. Nosotros teníamos así que dimos todos los rodeos anteriores y quise probar las dresseres de subida pero mejor seguir por asfalto hasta la barrera militar y entrar por allí. En un principio había previsto otro bucle corto hasta Son Vida pero una visita entre semana me confirmó que la entrada desde la urbanización está sellada, la construcción de un nuevo chalé la ha bloqueado y aunque no hace mucho pude pasar ahora es definitivo y ya no se puede por lo que obvié esa parte.

Estamos ya en la pista interior y nos hará falta mucha convicción para llegar arriba (y no solo convicción) por lo que adopto una estrategia que espero me dé resultados, no mirar más lejos que mi rueda delantera, no quiero ver aparecer los rampones tras una curva y que se vaya la determinación de repente, de momento parece que la cosa funciona, cuando hay que apretar se aprieta pero sin estar muy seguros de donde realmente estás, como que vas un poco engañado pero como ya he pasado unas cuantas veces sé que la cosa va a peor a medida que subes y quieras o no, te va decayendo la moral. Mis opciones de subir de una tirada se van al traste cuando me voy a la derecha en un tramo donde se va inclinando más y más y llega un momento que la rueda de delante patina obligándome a poner pie y tener que volver a arrancar de mala manera pero al final me sentí satisfecho porque pude pasar las últimas rampas montado, y no solo por mí, José llegó de una tirada al cortafuego sin problemas.

Tomamos el sendero de enlace con el torrente para llegar a la carretera en unos minutos, no más de un kilómetro nos separan, y tomar el ramal de enfrente, ese que cerraron con una barrera pero que se puede sortear bien y que tiene una rampita final muy sabrosona. Vamos a descansar un poco de tanta subida descendiendo por la amplia pista y después por el desvío del mirador pero solamente hasta la curva cerrada a derechas desde donde empieza la subida de verdad, subida de muchos vatios y que se tienen que aplicar a golpe de pedal, no valen excusas, o tienes lo que hay que tener o no lo tienes, en este último caso, a patear. Fue donde nos encontramos al único ciclista del día fuera de la carretera porque otro sí vimos subiendo por asfalto, aparte también había dos chicas en el mirador, buscaban la Cova des Marbre por lo poco que pude entender, se me hizo raro verlas por allí ya que no eran las típicas excursionistas y menos en pleno agosto, quizás solo iban a refrescarse, a saber.

Es nuestro tiempo de descanso y aprovisionamiento, alguna barrita, fruta y algunos químicos componen nuestra dieta a la sombra y con buenas vistas, todo un placer de los sentidos, pero tampoco es cuestión de remolonear más de la cuenta aunque ya se puede decir que estamos de vuelta, nos queda el sendero técnico y rocoso que se dirige hacia el coll des Pastors, eso es solo la primera parte ya que éste acaba en una bajada rocosa no muy complicada y a partir de ahí vuelve a subir por un camino ya más elaborado hasta el cruce de la pista superior por donde vamos a continuar unos metros para coger el desvío del camí de ses Pasteretes y a su vez el que se desvía hacia la coma de s’Arc, ése es el que el compañero no conoce y yo tengo serias dudas de que acabe gustándole, no ha traído protecciones pese a que comentamos ese detalle, quieras no quieras llevarlas o no puede acabar influyendo en la disposición a afrontarla, sé que es su primera vez y depende de cómo la acabe serán sus próximos pases.

Me sentí bien en el primer tramo, es más, de no haber atacado mal el último escalón no habría puesto pie, y parte de esa buena sensación no creo que fuera solamente por el hecho de llevar rodilleras, más bien era por el buen tacto de la bici sobre el terreno y eso que no iba tranquilo del todo por la rueda de atrás que va un poco descentrada la llanta, ocheando, y hasta quería meterle algo más de presión pero la vi bien al tacto y quedó igual, en resumen, cero problemas y en cuanto metí el piñón adecuado después de pasar las curvas de la rampa mejoré el control aunque no tanto como para no quedarme atrancado en un par de ocasiones, en cambio en la zona de rampas pedregosas más abajo estuve mejor y las pasé sin bajarme de la bici, creo que es la primera vez si mal no recuerdo y no sé porqué pero en el strava solo tengo tres bajadas y dos son del año pasado y fui solo, y si releemos las crónicas de esas jornadas fueron para olvidar, todo lo contrario de esta última, es lo que tiene el deporte, que nunca es igual, en realidad nada es nunca igual pero por algún motivo se inventó el vocablo rutina. Que nunca debamos aplicarlo a nuestras salidas en bici.

Lo que si es cierto es que el compañero no me dio la enhorabuena abajo, no le gustó, no le gustó absolutamente nada y aunque tenía cierta esperanza de que fuera eso un acicate más bien fue lo contrario, no es su estilo. Debido al horario no hicimos lo que tenía pensado que como colofón de ruta hubiera sido perfecto, dirigirnos hacia el bosque de Bellver y salir por el torrente hacia Can Barbarà y volver rodando tranquilamente por el Paseo Marítimo cual ciclistas de relax, de hecho ni nos dio tiempo de detenernos para un kit-kat a la sombra, llegué a casa con unos minutos de antelación sobre el límite previsto así que tod@s contentos.