Ruta hispánica

Como el lunes era fiesta aprovechamos para salir a rodar un rato Juan y yo, como viene siendo habitual en estos días de entre medias la cosa no tenía que alargarse mucho y preferimos colocar la diana cerca, no más lejos que el puig de Bendinat donde tenía cosas pendientes por allí, así se podían cumplir ciertas condiciones que nos afectaban a los dos y todos contentos.

Por eso no nos distrajimos en el acercamiento a Gènova y tiramos directos por el carril bici sin contemplaciones, bien, ya hemos calentado, no hay porqué quejarse más de la cuenta en la subida, ascenso que nos da ahora por realizar siempre por detrás, supongo que será una manía como cualquier otra. Toca recuperar arriba con la excusa de las vistas pero ni siquiera salir a la caza de algún otro que llegó motivó lo suficiente al compañero y me tuve que conformar con pescar al que iba por delante y dejar que se distanciara otra vez para no verle más el pelo. El siguiente que vimos, aparte de algunos corredores de a pie, fue otro que intentó la subida montado al puig de Bendinat y que pillamos junto al geodésico donde Juan pudo fisgar bien la bici que llevaba y llegar a la conclusión de que si iba a bajar con esa bici bien podría hacerlo él también, craso error y creo que se empezó a dar cuenta en cuanto el otro se marchó por donde había venido, ahí surgieron las primeras dudas.

No comenzamos mal del todo porque el sendero te permite en el inicio mantener un buen ritmo, no era ahí donde me sentiría más incómodo, era en el paso y el rampón de tierra siguiente donde la pendiente aumenta considerablemente cuando afloraron todos los peros, donde más se necesita llegar bien animado y no estuve a la altura, hay que reconocerlo, luego ya, una vez pasado ese tramo solo recuerdo una curva la cual no enfilé bien de primeras pero ahí sí que ya no me quise marchar sin pasarla e hice varios intentos hasta superarla aunque de nada sirvieron mis ruegos y ánimos para que lo intentara el compi, no hubo manera de convencerlo, no tenía el día, y mira que la continuación es una parte muy rápida con su toque técnico que te deja bien servido y a la vez satisfecho, una cosa por la otra.

Dejamos de lado la bajada a Costa d’en Blanes por aquello del horario y tras llegar a la pista principal fuimos a buscar la que discurre por la otra vertiente equivocándome otra vez, tiré para arriba y no es por ahí, giro de 180 grados y abajo despacito para no pasarme el cruce y una vez metidos en vereda para abajo sin piedad. Juan no había bajado nunca y se lo tomó con la misma calma que había mantenido hasta ahora, cualquier excusa le valía para mantener las manetas apretadas, sean piedras o carritx daba igual.

Llegamos abajo y fuimos a dar el rodeo al golf por el sendero de arriba y mientras rodábamos me iba animando para intentar llegar hasta abajo en el rampón, cosa que casi consigo si hubiera puesto algo más de empeño en mantenerme vertical cuando me metí en una zanja de la que no conseguí salir airoso. Y más ya no puedo contar, el carril bici no da para tanto.


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