Grande, grande

Hay alerta de colorines para este fin de semana por parte del hombre del tiempo, o mujer, según el canal preferido, pero todos dando la misma recomendación, mejor quedarse en casa y no subir a la montaña, pues vaya novedad, saldré de todas maneras. El tema es adonde, veamos posibilidades, coll des Grau parece factible, ¿y qué tenemos por allí? Pues una bajada a Puigpunyent que no suelo hacer a menudo y un poco más allá un camino por recorrer cuyo final no me acaba de gustar por quedar cortado por una barrera poco amigable. También está la opción de volver a recordar una bajada un poco más salvaje con un bonito acercamiento pero que en solitario me plantea alguna reserva, es mi última opción pero como todas tienen el inicio común y es nada más y nada menos que Bunyolí hacia allá que nos vamos y ya decidiré más tarde.

Voy a pasar por el deca para ver si pillo a alguien por allí, sería casualidad ya que no estoy informado de ninguna salida, pero justo al llegar oigo a alguien detrás de mí que me dirige la palabra, jolines, es Pedro encima de un sillín, si que hace tiempo que no tengo esa imagen presente, y le acompaño hasta la consulta para lo que carreteamos un poco por el Secar y Establiments antes de llegar a destino y reemprender marcha tras la despedida.

Hace ya calor cuando llego a la barrera y no pienso sufrirla más de la cuenta en la subida por lo que quedo solo con la vestimenta suficiente para no notarla y mientras estoy ocupado en estos menesteres oigo que se acerca un tropel de gente a todo volumen aunque los dos primeros, que parece vienen aparte, siguen recto hacia es Canyar, ellos sabrán, mientras que el resto enfila hacia mi posición y claro, entre tanto ciclista siempre hay alguno conocido y has compartido ruta por lo que un saludo es más que obligado. Entretanto la pareja que había continuado parece haberse dado cuenta del error y vuelve sobre sus rodadas para comenzar la ascensión de manera correcta tras los últimos integrantes del numeroso grupo que los perseguía, y yo sin estar listo del todo lo que hace que salga el último, a la pareja la pillé pero a los demás ni olerlos, me extrañó por eso volverlos a encontrar en la cadena y al parecer había más gente por allí, un grupito que merodeaba por el circuito dh y que habían subido con furgonetas; también una pareja de carreteros, él y ella, que conversaban con algunos del grupo y alguna otra que subió después por carretera y aunque intenté que no me dejara a las primeras de cambio evidentemente no lo conseguí aunque a quienes volví a encontrar fue al grupo en Sobremunt que volvían atrás y que me avisaron del fuerte viento, bah, no va a ser para tanto, me dije y ni me paré.

Desvío de ca na Lluïsa pero tuve que esperar un poco que se largaran los perros del Pouet ya que el payés pasó olímpicamente de mí y los animales estuvieron ladrando hasta que se cansaron, no quise comprobar si también eran mordedores y me quedé al otro lado de la valla por si acaso. Lo cierto es que sí daba el viento lo suficiente como para convencerme de volver, no tanto que por ahí arriba fuera excesivamente peligroso, más pensaba en la carretera del final y di media vuelta para volver por donde había venido. No exactamente porque lo que quería era bajar por el circuito, han pasado bastantes meses desde la última vez y la tentación ha sido demasiado fuerte, he sucumbido, lo reconozco pero ha sido un subidón y eso que hasta la mitad no me he dado cuenta de que no llevaba la horquilla abierta del todo, ni el amortiguador tampoco pero éste ha quedado como estaba. Como sería el asunto de excitante que he estado a un tris de volver a subir para bajarla otra vez y ahora mismo no me acuerdo de la excusa que me puse para no hacerlo.

Lo cierto es que esa sensación placentera de ese recorrido me acompañó durante toda la semana y el jueves ya no pude aguantar más y salí por la tarde a por otra ración aunque por lo recortado del timing no quise pasar del coll des Vent pero lo que sí podría hacer es una aproximación larga y quise empezar a tocar tierra allá por Madre Alberta con un par de toboganes y otro par de buenas rampas de subida, joer que calor, fuera ropa que aún queda toda una subida por delante y como no quiero perder tiempo en alargos innecesarios hago la subida corta, evidentemente mucho más empinada pero la cosa va bien, sigamos y aún me puedo permitir una corta recuperación en la explanada que casi siempre suele ser una excusa para ver si se presenta alguien y si lo conoces te acoplas y si no, lo persigues. Pues ni una cosa ni otra, los senderistas no cuentan, mi ruta solo se se vio alterada cuando vi pasar a mi lado una máquina zumbante a pedales, ebikes le llaman, el santo grial de la nueva diversión, el complemento perfecto en nuestro garaje, que cosas se inventan, la verdad.

Otro rato de parón en el coll des Pastors sin atisbo presencial de persona alguna y toca partir hacia arriba, tuve alguna duda sobre si ir en sentido contrario pero me la reservo para otra ocasión y justo arriba y en la bajada es cuando me cruzo con algunos senderistas, los últimos personajes del día si exceptuamos a un ciclista de carretera que se recomponía la vestimenta en la carretera. Cruzo sin parar y me dirijo al caminillo trasero que va de coll a coll, empieza lo bueno, estos 10 minutos siguientes tienen que compensar las casi 2 horas que he tardado en llegar aunque quizás compensar no sea la palabra correcta, no, seguro que no lo es, son situaciones distintas que provocan reacciones diferentes pero que no deben ser excluyentes, cada una de ellas necesita de una motivación específica y sus resultados no por dispares son incompatibles, más bien complementarios.

Al lío, nene, deja la cháchara y suelta frenos que vienen curvas y vamos si había, hay que dejar que la horquilla trabaje y las gomas agarren (aunque mucha parte del éxito es primero creérselo) y sentir como la máquina se va deslizando sin problemas sobre todo lo que encuentra, se trata de disfrutar pero sin perder ni un segundo la concentración, un error puede ser fatal en el peor de los casos, hagamos que dure.


Será por bicis

Sábado y las 8h pasadas de largo, como se nota que nadie me espera ni viceversa y por ello he echado mano de la hoja de pendientes, hoy va a caer uno seguro y espero que lo contemos como bueno, aunque esto está por ver, nunca mejor dicho.

De lo que no me acordé fue de cargar el teléfono y estoy a un 20% de carga cuando me levanto, insuficiente para todo el recorrido, así que casi es una buena excusa para no apresurarse demasiado preparando los trastos pero tampoco quiero que me den las uvas esperando a que cargue del todo por eso aunque no esté a tope ni cerca lo meto en la mochila y me voy. A consecuencia de este desliz no tengo ni traza ni tiempo del acercamiento a Bunyola, no era importante ese tramo, tan solo a efectos de estadística, se puede pasar por alto. Me encontré a algunos por el camino pero se ve que esas rectas cuesta arriba las tienen más dominadas y se me distanciaron aunque los volví a encontrar en el aparcamiento, éramos unos cuantos por allí y cada poco rato un grupito iniciaba la ascensión por la pista, cual romería. Yo, además de salir cuando ya todos habían partido, me tuve que parar al darme cuenta de que no estaba grabando y me interesaba ya tenerla, la consecuencia es que perdí de vista a los que tenia delante y los que venían por detrás me alcanzaron pronto.

Paso del desvío del comellar, imperdonable, la bici nueva aún no lo conoce, y sigo por la pista hasta las mesas donde está congregado otro grupo que se fue ya para abajo en cuanto estuvieron todos preparados. Mi ruta consistía en seguir por la pista hasta el final de abajo, allá por las covasses pero primero me paré a saludar/charlar con algunos compañeros que estaban en el desvío de la bajada de Son Pou cuando solo faltan días para que echen el cierre por lo de los pájaros, en esos momentos me lo tendría que haber pensado mejor y haber bajado con ellos pero la cabezonería me pudo, hay que ir a buscar ese camino tan bien marcado en el mapa y resolver de una vez por todas el misterio.

En la bajada me crucé con uno que subía y me sonó su cara aunque no lo reconocí, si lo conocía sería de refilón, no recordaba haber cruzado palabra con él (efectivamente después supe quién era por una foto de perfil en una red social), intercambiamos un saludo gestual y cada uno a lo suyo y lo mío era llegar desde el final de la pista hasta el Freu, solo lo intenté una vez y creo que me cansé de subir, no llegué a lo alto y la razón es más que evidente, ahora debería estar más atento e ir directo y montado a poder ser. Pues me parece que no será por mucho tiempo y es que aunque por pendiente se podría por lo demás imposible, piedras, pedruscos, matas, ramas y toda la variedad de inconvenientes que podamos encontrar en un bosque allí los encontrarás, y además siempre con tendencia hacia arriba recorriendo la ladera aunque sin enfilarse hacia las alturas. Parece que a los senderistas les gusta bastante y se han tomado muchas molestias en marcarlo, tanto con hitos como con las flechitas pintadas pero desde luego a los bikeros no les haría tanta gracia y más teniendo alternativa.

Está claro que no tengo futuro por allí pero tampoco voy a volver atrás, quiero saber dónde desemboca y encontrarse la pared con el botador al menos anima y más si después de atravesarlo ya puedes montar, y resulta que llego al camino conocido en mucho menos de lo esperado, hubiera asegurado que estaba mucho más alto de lo que en realidad estás y también más lejos, a decir verdad, lo que se dice completamente desorientado. Lo bueno es que tengo toda la bajada por delante y no me la quiero perder y la enfilo sin dudar para no parar hasta el camino de abajo. No sé de dónde vinieron los dos ciclistas con bicis eléctricas que me pasaron antes, debían venir detrás de mi, lo cierto es que me volvieron a dejar con dos palmos de narices, eso de no tener ninguna opción para la disputa no mola nada. Los pillé en la barrera de salida tras darme cuenta de que no estaban muy duchos pasando por la zona de piedra suelta y allí los dejé buscando la mejor manera de pasar las pesadas máquinas por encima de la barrera y el botador, de poco me sirvió la ventaja desde luego.

Ni sabía la hora que era, tan solo tenía claro el tiempo efectivo de pedaleo y también es aproximado ya que la aplicación va a su bola y necesita una velocidad mínima para activarse y normalmente cuando camino no la alcanzo, y menos si es cuesta arriba. Lo que voy a hacer entonces es curarme en salud y volver por carretera hasta la ciudad aunque en el pueblo me voy un poco por la tangente y tiro por el camí de Caubet hasta el polideportivo pero a partir de allí vuelta al asfalto y al viento que a pesar de no ser muy molesto sí que se llega a notar su resistencia, sobre todo a mí que no estoy acostumbrado a lidiar con él muchos kilómetros seguidos.

Lo del caminito buscado y recorrido sí fue una pequeña lástima ya que no se puede aprovechar ni para hacerlo en sentido contrario, tiene demasiadas pegas y a mí me pareció más un itinerario de paso sin ningún tipo de estructura viaria y que tampoco permite la conducción, es muy poco amable en ese sentido, queda tachado por tanto ad eternum de la lista, habrá que buscar otros a ver si hay mejor suerte y puedo con ellos.


L

La temporada de fiestas no ha sido de lo más prolífica en cuanto a salidas se refiere por muchas razones, algunas bastante evidentes y otras más de carácter personal y que no vamos a relatar ya que no es menester para el devenir de este blog aunque puedo precisar que no ha sido por motivos de salud. Realmente este mes está siendo muy parecido al de hace un año, con pocas salidas y de no mucha enjundia las que se hacen y que, por unas razones u otras, te bajan la media de salidas ya de por sí bastante discreta.

Ya no me apunté a alguna salida por las nuevas restricciones sanitarias y en la que pude salir, el día 2, no me podía alejar del epicentro urbano y como hacía un día muy desapacible para circular en bici e iba solo decidí merodear un poco por el carril bici y no ir a buscar trialeras mojadas ni caminos embarrados y una vez llegué a línea de mar giré a la derecha para recorrer el tramo de carril del puerto que tiene algunas variantes para luego volver atrás y dirigirme hacia s’Arenal, vamos pues.

El tema, se pone a llover con bastante intensidad pasando por delante del auditorium por lo que protejo la mochila y a mí mismo parado debajo de un árbol de la acera y es cuando veo venir a uno de frente que me resulta conocido, efectivamente es Miquel Angel de los bous y se para al reconocerme, charlamos un rato hasta que escampa y me vuelvo con él hacia el centro donde nos separamos, como parece que se ha calmado el tiempo continuaré por la costa, él ya estaba de vuelta, yo había salido bastante tarde esperando el convencimiento de que no me mojaría lo cual evidentemente sí ha ocurrido y lo recalco porque he salido con pantalones largos, cosa que nunca hago, y los llevo empapados pero supongo que será por el propio tejido que están ya casi secos y no me hacen dudar de continuar el recorrido que tenía pensado en un principio.

Sin problemas de rodadura y sin mucha gente a la que molestar en todo el camino, tanto de ida como de vuelta pero el día seguía estando bastante desapacible y ya llegando al Portixol empezó a caer una granizada de las buenas que me empapó en un tris y eso no fue lo peor, perdí la tracción, núcleo y piñonera no iban a la par así que tuve que volver andando todo el camino bajo la lluvia, al menos hasta el puerto deportivo. Por cierto, no había visto los avances en la obra del puerto pequeño y parece que va a quedar bastante cuco, tanto por dentro como por fuera.

Los efectos más graves de la tormenta vinieron en los días venideros y no apetecía nada salir a dar pedales aunque si hubiera hecho bueno tampoco lo habría hecho, el horario no me lo permite y no soy de nocturnas y de todas maneras yo seguía sin núcleo que reponer, el buje lleva la marca de la bici y no encontré información al respecto y el mecánico prefirió ver la pieza en directo antes que emitir un diagnóstico erróneo, yo por mi parte pensaba que podría utilizar otra bici que también resultó estar averiada y a la hora de la verdad no quise coger la rígida por su incomodidad manifiesta y porque también me obligaba a ir por asfalto toda la ruta y no me veía con el coraje suficiente, conclusión, que no salí el fin de semana siguiente.

Con una semana por delante hubo tiempo suficiente para remediar el asunto del núcleo averiado y para el jueves el tema estaba finiquitado y me podía centrar solamente en la ruta venidera. Me habían invitado a compartir salida unos compañeros novatos y decidí acompañarlos, haré una rentreé suave, por así decir. En un principio me dijeron Bunyola y finalmente Esporles, pero así, sin precisar nada más, eso daba pie a muchas variantes a cual más apetitosa, es lo que tiene ir con gente inexperta, que les da igual a que b ya que no conocen ni una ni otra.

El día empezó torcido y a pesar de quedar a una hora más que cómoda me dormí y me tuvieron que esperar aunque tampoco me regañaron. Decía Jaume de ir a Esporles y fuimos por donde propuso, atravesando el Parc Bit y tomando el circuito GR por Establiments y posteriormente por Son Malferit y no fuimos los únicos en planear esa ruta ya que varios grupos nos sobrepasaron en ese camino.

Más o menos todo siguió el guion previsto hasta la barrera de Son Ferrà donde aún deambulaban algunos de los que nos adelantaron no sé yo si con algunas dudas respecto a la bajada que tenían por delante, creo que no iban muy convencidos. Mis compañeros no tenían ese problema, no conocían lo que venía a continuación ya que el plan que había urdido durante la aproximación era subir a la ermita por las rampas pese a que estaba casi seguro de que tampoco las haría de una tirada, el tema era valorar sus posibilidades respecto a una subida seria más una bajada del mismo nivel y conocer sus impresiones de primera mano y en caliente, y vamos a ello.

Bien es sabido que la subida de la ermita va de más a menos, lo verdaderamente jodido está al principio, justo pasar la curva de tierra y comenzar el cementado, Jaume tiró un rato pero no pasó de la primera curva, más o menos como Nando que subía despotricando mientras que yo puse pie en la penúltima rampa donde realmente se empina y la verdad no me lo esperaba, pensaba que lo haría mucho antes pero en cambio sí pude subir la última y esperarles en el mirador para ya tirar directos hacia arriba. Las quejas eran variadas y las entendí perfectamente, no hace mucho lo intenté con la bici de Joan y las pasé canutas entre la postura tan forzada sobre el manillar y la suspensión saltando de piedra en piedra y eso que es una bici de mucha mejor calidad que las que ellos llevan, no les quito mérito. Mientras subíamos iba pensando en cuál podría ser nuestra ruta de bajada, lo fácil hubiera sido tirar por la más larga pero preferí improvisar un poco y nos fuimos por otra que combina sendero y camino de carro para ir tomando nota de sus impresiones por si salimos otros días saber a qué atenerme, que espero que sí. Les pareció un poco exagerada, al menos al principio porque en la parte ancha la adrenalina hizo de las suyas.

Una vez en la zona del Castellet optamos por ir directos al área recreativa, itinerario muy concurrido por senderistas de todas las edades, donde se repitió más o menos la tónica anterior, sendero revirado al principio con algunos pasos técnicos y despelote al final y más ya cuando entramos en la zona de pinar donde el camino se convierte en pista y con más inclinación donde Nando se pegó la nata de su vida, está grabada, no puede negarlo, y poco se hizo por el vuelo que dio, no la vi porque iba delante pero cuando se comió la piedra la suspensión no la absorbió y se quedó la bici clavada y la inercia hizo el resto, menos mal que todo quedó en un susto, grande pero solo susto.

Una vez en la carretera ya solo nos quedaba la vuelta y la hicimos por el recorrido de ida variando solamente las pistas de Son Mallol y entrando en Palma por la carretera de Valldemossa en lugar de la de Sóller que si no la traza queda muy sosa cuando la ves en pantalla. Por mi parte buena ruta y como digo mejor de lo que esperaba después de todas estas jornadas de parón, ruta de esas que hacen que te vuelva a gustar el mountain bike y que ves que la balanza al final siempre queda más inclinada hacia la dicha que hacia la aflicción, eso es lo importante.