Lo que iba a ser una salida más o menos convencional según se entiende por una salida mtb se convirtió antes ya mismo de salir por el portal de casa en un quiero y no puedo tal fue el pinchazo en la espalda que sufrí bajando la escalera, creía que no llegaba abajo y ya estuve condicionado para los restos, de ahí que pensar en pisar tierra quedó descartado desde el mismo inicio. Pero no me lo quise perder y salí a probar suerte aunque fuera por asfalto, le metí algo de desnivel por aquello del pundonor pero nada más, un coll de sa creu y vuelta por detrás pasando un poco de frío ya que tan pronto aún no pega el sol por allí y se nota el relente, es más, tuve hasta un susto porque se me congelaron los dedos de tal manera que apreté el freno delantero sin darme cuenta y casi me la pego y es que estas pinzas frenan un poco más que los casi deore que llevaba y más aún con los discos nuevos, no recordaba esta fría sensación en las manos ni en mis peores sueños y tampoco tiene nada que ver con que la traza acabe en medio de Son Espanyol, no me estampé allí, solo se acabó la batería.
Y después de este casi ridículo mes de febrero ciclísticamente hablando donde ha habido que atender otros asuntos aún tuve que esperar hasta el segundo fin de semana de marzo para salir y por ello quise variar el escenario rodando por las estribaciones de la sierra.
Empecé desde Inca sin un plan muy definido todo hay que decirlo, de hecho recordé nada más empezar que había dejado pendiente una visita por el Serral de ses Monges, un parque urbano ubicado en la ladera de una colina que reclamaba mi atención. Accedí por la entrada de la Potada del Rei, leyenda que al parecer nadie quería desaprovechar siglos atrás, de ahí que aparezca ese vestigio en una variedad de ubicaciones repartidas por doquier a lo largo y ancho de la isla, ya metido en vereda recorrí diversos itinerarios arriba y abajo hasta salir del recinto para iniciar la ruta propiamente dicha.
Voy a ir a Caimari dando un pequeño rodeo (no tanto) por Selva primero y Mancor después aunque en lugar de ir directamente a este último voy a buscar y recorrer el camí de Son Bonafé en su totalidad para enlazar con el camí de ses Quarterades a continuación. Me entretuve también en la explanada del aparcamiento de entrada en Massanella y guardando alguna foto de la antigua casona reconvertida en restaurante. Seguidamente quise acercarme hasta el grupo de casas para verlas de cerca pero no logré captarlas de pleno y aunque hay algunas más modernas antes de las barreras no eran las que me interesaban.
Sigo hasta Caimari para tomar antes de llegar al pueblo el ramal de la comuna por una de las posibles entradas, la que se dirige a los Fornassos pasando por la placeta, se trata solamente de una pista forestal con varios desvíos, el de la derecha nos llevará hasta los pozos de suministro de agua potable del pueblo sin poder continuar más allá, el otro desvío se encarama montaña arriba también sin salida y la opción que nos queda nos va a someter a un feroz test de fuerza si es que estamos dispuestos a llegar arriba sin poner pie.
El segundo reto del día debía ser la bajada al área recreativa, un sendero muy técnico en cuanto a la trazada de las curvas se refiere. La parte de arriba tiene algunos atajos sin sentido, otros les llamarán rectos, que no vienen a cuento y que parecen algo abandonados, tal vez desde las tormentas. Patética bajada la mía sin ningún tipo de control, pasé hasta vergüenza propia, una vez abajo comí algo antes de volver a subir para repetirla, lástima que no sea pedaleable, la subida me refiero, y esta segunda pasada se me dio mejor en cuanto a fluidez bajando. No tengo tiempos para demostrarlo porque no llegué al área recreativa ya que solo me interesaba el paso por las curvas, por eso la aplicación no me lo contó como tramo completo.
El tercer reto a superar era la bajada por sendero por la vertiente que había subido por pista y para eso tuve que volver a subir pateando, ese tramo sí lo recordaba con más dificultades y no me equivoqué, son varios pasos con mucho desnivel donde hay que dirigir con precisión la máquina so pena de acabar colgado de algún ullastre, hice lo que buenamente pude pero no repetí aunque lo sentí más como falta de decisión que otra cosa.
Excelente zona para echar unas horas con otro recorrido perdido mucho más salvaje del cual tengo muy gratos recuerdos y que habrá que repetir más pronto que tarde, eso espero.
Y después de este casi ridículo mes de febrero ciclísticamente hablando donde ha habido que atender otros asuntos aún tuve que esperar hasta el segundo fin de semana de marzo para salir y por ello quise variar el escenario rodando por las estribaciones de la sierra.
Empecé desde Inca sin un plan muy definido todo hay que decirlo, de hecho recordé nada más empezar que había dejado pendiente una visita por el Serral de ses Monges, un parque urbano ubicado en la ladera de una colina que reclamaba mi atención. Accedí por la entrada de la Potada del Rei, leyenda que al parecer nadie quería desaprovechar siglos atrás, de ahí que aparezca ese vestigio en una variedad de ubicaciones repartidas por doquier a lo largo y ancho de la isla, ya metido en vereda recorrí diversos itinerarios arriba y abajo hasta salir del recinto para iniciar la ruta propiamente dicha.
Voy a ir a Caimari dando un pequeño rodeo (no tanto) por Selva primero y Mancor después aunque en lugar de ir directamente a este último voy a buscar y recorrer el camí de Son Bonafé en su totalidad para enlazar con el camí de ses Quarterades a continuación. Me entretuve también en la explanada del aparcamiento de entrada en Massanella y guardando alguna foto de la antigua casona reconvertida en restaurante. Seguidamente quise acercarme hasta el grupo de casas para verlas de cerca pero no logré captarlas de pleno y aunque hay algunas más modernas antes de las barreras no eran las que me interesaban.
Sigo hasta Caimari para tomar antes de llegar al pueblo el ramal de la comuna por una de las posibles entradas, la que se dirige a los Fornassos pasando por la placeta, se trata solamente de una pista forestal con varios desvíos, el de la derecha nos llevará hasta los pozos de suministro de agua potable del pueblo sin poder continuar más allá, el otro desvío se encarama montaña arriba también sin salida y la opción que nos queda nos va a someter a un feroz test de fuerza si es que estamos dispuestos a llegar arriba sin poner pie.
El segundo reto del día debía ser la bajada al área recreativa, un sendero muy técnico en cuanto a la trazada de las curvas se refiere. La parte de arriba tiene algunos atajos sin sentido, otros les llamarán rectos, que no vienen a cuento y que parecen algo abandonados, tal vez desde las tormentas. Patética bajada la mía sin ningún tipo de control, pasé hasta vergüenza propia, una vez abajo comí algo antes de volver a subir para repetirla, lástima que no sea pedaleable, la subida me refiero, y esta segunda pasada se me dio mejor en cuanto a fluidez bajando. No tengo tiempos para demostrarlo porque no llegué al área recreativa ya que solo me interesaba el paso por las curvas, por eso la aplicación no me lo contó como tramo completo.
El tercer reto a superar era la bajada por sendero por la vertiente que había subido por pista y para eso tuve que volver a subir pateando, ese tramo sí lo recordaba con más dificultades y no me equivoqué, son varios pasos con mucho desnivel donde hay que dirigir con precisión la máquina so pena de acabar colgado de algún ullastre, hice lo que buenamente pude pero no repetí aunque lo sentí más como falta de decisión que otra cosa.
Excelente zona para echar unas horas con otro recorrido perdido mucho más salvaje del cual tengo muy gratos recuerdos y que habrá que repetir más pronto que tarde, eso espero.