Ave María

Si uno despliega en la pantalla el conjunto de trazas de que dispone, los propios me refiero, aún puede encontrar huecos interesantes, de hecho la forma más fácil de corroborarlo sería confrontándolo con un mapa actualizado de la zona en cuestión aunque normalmente lo que hago es visitarla e indagar sobre el terreno. Ciertas páginas de excursiones de a pie también pueden aportar luz sobre algunas cuestiones pero suele ser siempre para descartar más que para añadir. Lo que tenía en mente era pasearme un poco por Son Macip, por la ladera de la urbanización, por donde pasé no hace mucho bajando desde el Galileu pero como estaba ya de vuelta solo fue una pasada y me planteé volver. La vez anterior donde rebuscamos un poco más fue en una salida con el grupo donde Carlos y yo tuvimos una serie de problemas mecánicos en Lluc que nos obligaron al abandono y una vez solucionados y para no volver tan pronto nos dimos un garbeo por la zona, de aquella salida solo nos quedó un buen reportaje fotográfico y alguna pista sobre esos caminos semi abandonados. Se planteaba entonces una segunda visita, esta vez con la excusa de integrarlos en alguna ruta, quizás una travessa.

Dicho y hecho, nos presentamos en Selva Joan y yo, nuevo punto de inicio de las rutas de la zona para aprovechar el tramo de camí vell limpiado o la otra bajada por el otro arcén, queda a gusto del consumidor elegir cuál se hace en un sentido u otro. El tramo entre una población y otra más la subida inicial hasta la primera curva de la subida a Lluc es el calentamiento, no hace falta ponerse gallito aún, ocasiones habrá para demostrar nuestro ímpetu durante la próxima hora. Vamos a hacer la subida alternado tierra, carretera y pista forestal hasta el coll de sa Batalla, punto neurálgico de concentración de especímenes varios durante el fin de semana, sean moteros, carreteros, bikeros, corredores, excursionistas, domingueros y algunos otros que se me escapan.

La subida ha sido tranquila, como la recordaba, con la única excepción de que no hay barrera en el inicio de la pista de la Coveta Negra, por lo demás, sin cambios y la pude hacer con el desarrollo que a mí me interesa y me motiva y tan solo nos cruzamos con algunos bikeros licrados que volvían al punto de partida. Para no alargar innecesariamente la ruta tiramos directos por carretera hasta el cruce del GR y aunque es un corto tramo es suficiente para llevarse algún cabreo con los adelantamientos, lo idóneo sería acercarse a ese punto desde abajo por el GR. Iniciamos el ascenso por la pista por la que no bajé la última vez y se las trae, vaya si se las trae aunque está bastante limpia y con ganas se hace. Debemos dejarla en un momento dado ya que hay que atravesar la pared medianera e ir a buscar otra pista muy cerca de la urbanización, esta es la que nos va a llevar hasta la casa de neu, desde donde se inicia el camino de montaña propiamente dicho, nosotros fuimos pero solamente para descartar posibles cruces aparte de uno que vi en la parte baja y efectivamente no había ningún otro pero fue el tramo donde nos encontramos más gente, sobre todo extranjeros que subían hacia arriba y que nos iban preguntando por nuestras peripecias.

Volvimos a bajar hasta el cruce y este nos llevó hasta las inmediaciones de otra pared, justo en el ángulo de intersección con otra por la que supuse que debía haber un paso que no veíamos por ahora así que volvimos atrás a buscar otro posible itinerario que no encontramos mientras íbamos recorriendo como podíamos el bosque y lo recalco porque una gran cantidad de ramas están tiradas por el suelo y no es de tala, han caído por su propio después de quedar completamente secas y ser abatidas por el viento, algunos árboles también les acompañan, el espectáculo ciertamente es penoso. Llegamos a la pared y vemos un pequeño hueco bajo la rejilla por la que es imposible pasar y decidimos bajar a su vera a ver si encontramos ese paso del que solamente suponemos su existencia, y aunque intento montar lo más posible a menudo me veo impedido por las ramas caídas pero nuestra búsqueda obtiene sus resultados y el paso existe, a lo bruto pero existe, yo había visto una pista al otro lado y solo era cuestión de tiempo que pudiéramos acceder a ella aunque lo que hicimos fue subir en vez de bajar y no tardamos en llegar a su final sin solución de continuidad por lo que volvimos atrás y repetimos esa acción en cada cruce que íbamos encontrando y que no variaba en nada del primero, todos los ramales terminan en un rotlo de sitja y no continuan, pero a medida que bajábamos la pista mejoraba y se me iba haciendo más familiar, quizás fuera la misma que recorrí con Carlos hace ya unos cuantos años, lo sabría si aparecían una serie de..., no sé como llamarlos, unos pequeños monumentos de no más de dos palmos de altura con inscripciones religiosas, la que nos interesa es el Ave María ya que desde su vera sale un sendero más que interesante, ciclable 100% y sin dificultades aparentes al menos hasta llegar a la font Nova desde donde parte una vieja tubería de uralita usada en la actualidad solamente para albergar un tubo y llevar el agua hacia un lugar indeterminado. Este tramo es menos circulable ya que se estrecha en algunos puntos y nos obliga a ir a pata a ratos al menos hasta la barrera donde vislumbramos ya una pista al otro lado.

Sin mirar el reloj pero con la casi certeza de que ya era tarde nos fuimos hacia abajo hasta encontrarnos con el asfalto, un poco más lejos de donde creía, hay que ser sincero pero ya estaba todo dicho, la vuelta debía ser rápida por asfalto al menos hasta el coll de sa Batalla, tampoco quería renunciar a la vuelta por el camí vell, quince minutos más o menos ya no vienen al caso y hacemos una vuelta un poco diferente, más acorde con el trazado real del camino sin tomar mucho en cuenta las protestas del compañero respecto a ir por un lado o por otro, aún así no llegamos a las manos, hagamos constar, eso sí, que el final de ruta elegido tiene su miga, una guinda que se añade al pastel.


Emboscados

Me parece que le vamos a dar por Esporles otra vez, ojo, lo he puesto en plural y no es estilo, vamos a ser dos esta semana!, los demás no han confirmado así que no vienen. Dos es buen número siempre y cuando las fuerzas estén equilibradas, si no es así parecemos una romana escorada aunque era de esperar, la falta de salidas del compañero era patente y aún así se quiso presentar, es de agradecer.

No empezamos bien ya que me dejé los aparatejos atrás y tuve que volver a buscarlos, al menos unas fotos había que hacer y también a estas alturas grabar la ruta parece ya cuando menos ineludible, no tanto por los tiempos si no para saber por donde he estado ya que bastantes veces hay sorpresas y esta salida no fue la excepción, las hubo, algunas esperadas, otras, pues eso, sorpresas, de esas que si vas acompañado te hacen quedar con cara de tonto, más bien empardalat.

Salimos fríos del pueblo y debemos atacar un tramo de camino que tiene dos puntos calientes, inabordables a esas horas, dos minutos de ruta y ya empujamos, típico, pensaría alguno, algún malpensat, pero el siguiente tramo es casi llano y hasta con una bajadita, me refiero al recorrido por las fuentes de Son Tríes y es Rafal, rebosante la primera y seca la segunda (va al revés del tiempo aunque tendrá su explicación lògica). Ahora toca subir un poco por la pista rota lo que no lo convierte en un tramo agradable, al menos hasta llegar al linde del bosque donde se nivela aunque también la pierdes en algunas ocasiones, se suele seguir una trazada marcada y nunca hay que perder altura, siempre hacia arriba en los cruces.

Nos encontramos ganado con cuernos por allí, pasamos cerca pero parecían mansos, ponían cara de ¿qué putes fan aquets per aquí? y nos dejamos tranquilos mutuamente. Más o menos fue en la zona donde cruzas la pared que separa bosque y cultivo y empiezas a rodar por caminos con verdadero encanto. Hay que tener presente que tratamos de llegar lo más lejos posible sin perder altura y sin poner pie a tierra y esto supone tener que pasar de una finca a otra abandonando el camino principal que vuelve a descender sin traspasar los límites, evidentemente algo caminaremos en estos enlaces pero ni cuentan en el cómputo global, las pistas están muy cercanas. Y fue en el primer paso donde me despisté ya que al enlazar la siguiente pista me fui hacia abajo y pronto vi que no era por ahí, això no pot ser, y volvimos a subir hasta arriba donde acaba el camino en un rotlo de sitja que me sonaba aún menos, ahora sí que estoy triunfando de pleno, ni por arriba ni por abajo, volvamos a empezar, y tiramos otra vez hacia abajo con varias intentonas incluidas aunque borradas de la traza final. Me vi en la obligación para contentar al compañero que me reclamaba una rápida solución al problema de descargar y seguir otra traza mía de cuando he pasado por allí pero la falta de señal impidió tal operación, hubo que hacerlo a la vieja usanza, dejar la bici y darse un garbeo por la zona y no tardé en dar con la solución, y a pocos metros. Diré para los que se hayan quedado con la duda que es por arriba pero visto lo visto tanto da por un sitio que por otro, se trata de enlazar dos pistas que no están a la vista una de otra con una caminata de un minuto a más tardar sea cual sea la opción elegida.

Y a partir de ahí enlazamos ya con un ancho camino muy peculiar, diferente de lo que hemos visto hasta ahora, casi cinematográfico, me lo imagino cubierto de una espesa bruma con un carruaje apareciendo desde la lejanía a todo galope y... bueno, creo que es mucho imaginar pero no puedo evitarlo y así lo cuento. Pasamos el cruce de la bajada larga desde arriba y que no tomamos por ser de imposible superación en ese sentido y continuamos hasta la salida de la finca para volver a empalmar con otra pista que va siempre en descenso, cuidadín de no pasarse el forn de calç, hacerlo supondría circular a la vista de las casas, aunque lejanas, y alargar la ruta casi innecesariamente y así y todo el ramal que vamos a tomar hasta los campos de arriba no es moco de pavo, al menos la primera parte es intentable pero a partir de la curva la dificultad es ya de nota, y muchos suspenden.

Aprovechamos al enlazar con la pista principal para comer algo aunque la hora de la merienda ha pasado ya hace rato, hay que abastecerse para lo que viene a continuación, el pas de Son Noguera, para mí uno de los mejores caminos de carro de la serra, una pequeña joya que sobresale resplandeciente del despeñadero por el que nos estamos encaramando aportándonos vigor y confianza para afrontarlo con éxito, una gozada subirlo, y superarlo, aún más (por eso tendré que volver, para lograrlo de una vez).

Estamos arriba y me calzo las protecciones, hoy las he cogido, ya que las tengo vamos a usarlas, y salimos sin tardanza hacia la ermita donde parece que han subido todos los picapedrers del pueblo a la vista de la actividad que se cuece por allí pero no estamos para charlas ni saludos, seguimos con lo nuestro y tiramos recto hacia el castellet pero que ni siquiera vimos al temerme que íbamos ya un poco retrasados y me fui directo por el refrescador hacia la font des Rafal otra vez, ahí es donde pisamos la traza en sentido contrario pero poco, casi ni cuenta. Ahora cogemos la pista de abajo hacia la carretera de Puigpunyent donde se produjo el conato serio de deserción, obviaré aquí detalles concretos de la situación que no vienen al caso y solo diré que pude convencerle con argumentos varios, pero válidos, estamos pues a las puertas del tercer bucle del día, una interesante subida por pista y caminos de bosque más que apetecibles, su dureza no les quita emoción.

Cierto que tardamos más de la cuenta en llegar arriba pero es de los sitios que vale la pena visitar, de hecho hicimos un alto para terminarnos las viandas, que eran más bien pocas visto la hora que era, pero en cambio pudimos disfrutar de las vistas que también alimentan pero de otra manera, el hambre continúa. Toca bajar y ahí es donde tengo las ideas menos claras ya que a cada pasada circulo por sitios diferentes y el sábado no fue una excepción. El primer tramo siempre coincide aunque el sendero a veces se difumina se puede seguir, en cambio el segundo tramo es más peliagudo ya que parece que no existe un único trazado, de hecho salimos al camino un poco más abajo de lo esperado y ya no vi continuación directa por lo que bajamos por el camino de carro de forma mucho más rápida y acabamos en el camí des Correu casi enseguida y sin perder mucho tiempo nos lanzamos a recorrer lo que nos quedaba hasta el pueblo de la mejor manera posible sorteando algunos caminantes de lenguas extrañas de por medio, supongo que nos desearon suerte cuando nos pasaron mientras cambiábamos una cámara por un reventón en alguna piedra de los vierteaguas pero así y todo hicimos todo el recorrido hasta el final como toca aunque con el horario desbocado pero contentos. A repetir!.


El grillo

Tuve toda la semana pasada un puñetero grillo rondando por casa que me daba la tabarra durante toda la noche, empezaba sobre las once y no paraba hasta que volvía a salir el sol, huelga decir que era un verdadero coñazo. Probé algunos métodos de distracción para tratar de callarlo, pasar por delante de la ventana parecía tener su efecto aunque transitorio y no era cuestión de levantarme cada dos por tres para que se callara; provocar algún ruido fuerte también servía pero a los pocos segundos continuaba la serenata; probé también con algún aerosol contra las cucarachas pero su efecto no pasaba de unos cuantos minutos de silencio, y así estuve durante algunos días hasta que cayó en mis manos un envase de insecticida para mosquitos y hormigas y sin mucho entusiasmo le eché una buena dosis en cuanto empezó a cantar (seguramente no es la definición adecuada ya que el chirrido lo producen con las alas) con el agravante de que no sabes donde está pero bien, rocié en todas direcciones y algo pasó porque se hizo el silencio, y no solo durante unos minutos, aún dura, mano de santo, oiga.

El tema es que parece que solamente hubo un traslado de ubicación, ahora lo llevo incrustado en el pedalier y si no es un grillo es que está el eje más seco que la mojama, convendría desmontarlo, limpiarlo y pringarlo de grasa a más no poder y como no tengo la llave gorda para tales menesteres (otras veces me la han prestado) me acerqué al taller de Emilio una tarde para realizar ese mantenimiento, lo que pasa es que solo me dio tiempo a colgar la bici del trípode y poco más, el resto fue cháchara con los clientes y la gente que pasa por allí “a ver cómo está el mundo”. Total, que me volví a casa tal cual había llegado pero con una invitación para ir a rodar por Lloseta con la gente del grupo y como es algo que me gusta hacer de tanto en cuando acepté la oferta de buen grado.

La hora de inicio no se puede decir que sea excluyente, quién no puede presentarse a las nueve y media en algún lugar de Mallorca, pues se ve que a algunos aún les parece pronto y se presentan aún más tarde, total, que casi son las diez cuando el grupo empieza a rodar. Y somos unos cuantos, casi un mogollón y claro, entre tanto bikero, había de todo, desde fat a rígidas pasando por dobles de toda medida y sistema de bieletas, lo que no había era ninguna eléctrica, el esfuerzo aún tiene sus recompensas.

La ruta propuesta era acercarnos a Mancor por Biniatzent, hacer la subida larga a la Font Garrover para descender por la vertiente contraria y dirigirnos hacia Solleric pasando por el clot d'Almadrà y realizar un último bucle por Oliclar y la Font Figuera para volver después por carretera desde Alaró. En un principio la ruta es interesante pero sabiendo de los gustos del grupo (o de la mayoría del grupo, rectifico) podría parecer “poco picante” y por ello les propongo pasar primero por Biniarroi y para ello no pasamos por el pueblo si no que vamos directos al camino que sube, para empalmar con la subida muy cerca ya del desvío al llogaret. Es un tramo que ninguno había hecho y sigue igual que la última vez que pasé, los únicos inconvenientes son las dos barreras cerradas, que no insalvables, que te encuentras por el camino.

Hacemos un tramo de asfalto hasta la siguiente barrera y nos metemos por el sendero ratonero que va picando un poco hacia arriba todo el rato pero que se puede rodar montado casi en su totalidad, el grueso del desnivel está prácticamente en un único tramo que hay que hacer a pie. Llegamos al caserío donde hay actividad, se está rehabilitando otra casa, la más cercana al inicio del camí vell donde aparece como por arte de magia un hermoso tramo de camino restaurado, empedrado y escalonado del cual no tenía noticia de ese hecho pero que solo dura hasta la curva donde continua ya igual que lo que había visto anteriormente. Es un camino técnico pero no excesivamente y sin pasos extremos por lo que algunos pueden ganar velocidad, los demás a sortear piedras pero lo que realmente se echa en falta es que no llegue de esa guisa hasta abajo, hasta el pueblo, si lo hiciera seguro sería mucho más conocido.

No llegamos a entrar en la población ya que tenemos el inicio de la subida ahí mismo y nos afanamos en comenzarla. Los primeros compases de algunos son atrevidos y toman ventaja ya desde las primeras curvas poniendo un ritmo vivo, no hay pega, llegaremos, por eso lo que me extrañó es encontrarles parados en la barrera de la Font Garrover con el pretexto de “comer unos plátanos”, me parece bien pero no ahí, la subida no es tan larga como para tener que hacer un alto a medio camino, suena más a excusa que a otra cosa, por eso no paré y otros decidieron seguirme y así un grupito de cinco o seis llegamos arriba los primeros y descansamos a la sombra en la barrera de salida esperando al resto comiendo el plátano, ahora sí, y hasta dando cuenta del táper.

En la partida me paré a conversar con un grupo de margers que estaban trabajando en la mina de la fuente a ver si sacaba alguna información sobre la situación de las casas próximas pero no parecieron dispuestos a satisfacer mi curiosidad y queriendo alcanzar a los compañeros me pasé el desvío también porque todos ellos ya se lo habían pasado y deambulaban cerca de las casas, el retorno al camino fue obligado. Pasamos la pared y me acordé enseguida del tramo de subida cuando lo vi pero es pasable y continua como bajada ya sin fin, al principio es un sendero con algunos pasos de roca sin mucha dificultad y al entrar en el bosque gana en fluidez y velocidad pero no tardamos en llegar a la pista por la que tenemos que descender demasiados metros a mi pesar.

Reagrupamiento en el cruce de s'Estorell vell de todo el grupo y dejé atrás a unos cuantos que revisaban algún punto de una bici pero que me pasaron más abajo al pararme a hacer unas fotos y desde ahí vi que los primeros se pasaban el cruce de salida, ya vamos mal, pero no solo los primeros, todos se encaminaban hacia el pueblo, yo por mi parte iba despacio esperando que me alcanzaran los últimos sin acordarme de que ya no estaban, de todas maneras mi preocupación estaba en aclarar porqué no se continuaba la ruta tal cual estaba programada, tiempo había para ello al menos para hacer un pase por Solleric y vuelta al punto de inicio, no hubo voluntarios que me acompañaran, seguramente faltaban esos veinte minutos de retraso en el inicio. Comprobé, eso sí, que la barrera sigue estando cerrada aunque eso no es óbice para que no se siga pasando pero de manera más fácil que como lo hice la última vez donde tuve que saltar dos rejillas y dejarla en el olvido durante algunos años.


Semana de pruebas

Estoy bastante confuso en estos momentos a la hora de empezar la narración de mi última salida, según parece el inicio de cualquier obra es crucial para enganchar al lector y retenerlo hasta el final y ahora mismo no sé cuál de las ideas que me pasan por la cabeza es la idónea para comenzar un relato mínimamente coherente aunque ¿es ésto lo que espera el lector cuando escudriña estas líneas, ver aparecer ante él una línea argumental sólida o es simple curiosidad o quizás costumbre? Me inclino más bien por lo último, lo primero me queda lejos aunque sigo estando confuso.

La pregunta sería ¿porqué he ido donde he ido esta semana? Intentaré desglosar las razones lo más claramente posible porque hay varias. La opción escogida ha sido un Castell d'Alaró, con una subida larga y cómoda (por el piso) hasta el restaurante y sin recubrir a partir de ese punto. Me interesaba comprobar en una subida de esas características cómo se sube en una posición más encogida, y la verdad, iba más pendiente de cintura para abajo que de cintura para arriba y no saqué una conclusión definitiva en ese tema. Por otra parte subir ese camino con tráfico tampoco es una gran alegría, llevé un coche detrás por lo menos un kilómetro, no sirvió de nada que le hiciera señas para que pasara y por como me pasaban los demás eran turistas que no se fiaban nada de su destreza para conducir esos vehículos, al menos tampoco me metía prisa, iba más lento que yo. No paré en el restaurante cuando, que yo recuerde, siempre lo había hecho aunque no estoy seguro de si es porque antes subía más rápido y me cansaba más o era la excusa para una simple reagrupación y poder descansar, sea como fuere no estoy en condiciones de comprobar la duración exacta ni siquiera con la traza grabada ya que el aparato se hizo un lío con las alturas cuando me acerqué a los acantilados y tuve que hacer unos retoques manuales perdiendo toda fiabilidad sobre ese aspecto.

Ya en el pla des Pouet pude descansar un poco y decidir el próximo paso, había pasado otras veces bajo los peñascos pero siempre había obviado el último tramo de subida hasta lo más alto ¿porqué? Pues no se sabe exactamente, no sabría decir pero el sábado quería subir y lo hice, tenía que verlo con mis propios ojos ya que no estoy seguro de si había subido o no, si lo hice recuerdos no me quedan, así que recorrí empujando el tramo mejor acondicionado hasta la puerta de entrada situada en la primera muralla, le sigue un tramo muy inclinado hasta la segunda puerta enclavada en la torre del homenaje pasando después a una zona más llana con diversos parapetos y muros a ambos lados del recinto y desde el que parte un camino difícil de ver en algunos tramos y que me extrañó dada la poca elaboración hasta llegar a la explanada del oratorio y la hospedería.

Había poca gente allí, varias parejas comían o conversaban entre ellos repartidos en algunas mesas. El sitio es espectacular, domina una amplia panorámica de la isla y eso que no llegué hasta la Presó des Moros donde seguro hubiera tenido aún una visión más amplia, hice unas cuantas fotos allí para poder recordar esos momentos sin perder detalle. Pero mi meta final no era esa, solo una de ellas, y debía ir en pos de las siguientes, hacer la bajada desde arriba por el camí vell era una de ellas ya que de las veces que he pasado no tenía constancia grabada. Como era de prever por lo visto anteriormente la parte interior del recinto está complicada así como la salida por la primera puerta ya que es un tramo muy inclinado con un giro al final y con un parapeto ridículo que te separa del vacío del que preferí no dar cuenta aunque con algo de técnica, buenos frenos y poca cabeza se realiza perfectamente. La continuación ya es otra cosa, es soportable aunque mejor ir siempre por la parte interior, de todas maneras escogí la peor hora que es cuando empezaban a llegar numerosos caminantes que me encontré a casi todos en ese tramo y tuve que dejar paso a todos ellos, pasado el cruce ya no vi a nadie más, ni siquiera en los tramos inferiores.

Aquí tenía también otro tema entre manos, y nunca mejor dicho, debía calibrar la mejora de conducción con un manillar más ancho del que llevaba hasta entonces y las conclusiones no pueden ser definitivas ni mucho menos, quizás el terreno tampoco fuera el más apropiado aunque sí noté aspectos positivos referidos a la posición del cuerpo sobre la bici aunque por ahora todo son sensaciones sin confirmar.

La primera parte la tengo completada y con los objetivos cumplidos, no quería bajar hacia el valle de Orient ya que prácticamente me obligaba a volver por Coanegra desde el inicio y no me apetecía, en cambio me tentaba la subida hacia cas Secretari y posterior bajada hacia Son Roig, me sometería allí a otro test en ascenso con nuevo desarrollo y posición, y la verdad es que no me fue mal y sin que notara que estuviera en posición forzada ni que no pudiera mantener un ritmo constante, que no quiere decir rápido ni mucho menos, aclaro. La bajada ya fue otra cosa, la primera parte del camino cuando se ha adentrado en el bosque es sencillamente preciosa, sin prácticamente ninguna dificultad, pero la cosa cambia al iniciar el descenso en la otra vertiente, el camino está sencillamente destrozado y no puedo más que achacarlo al paso de las bicis, se trata de un sendero de montaña sin elaborar y la erosión se hace patente, quién diga lo contrario es que no quiere verlo, y me sabe mal reconocerlo pero es así, prácticamente casi la única manera de pasar con un mínimo de daño sería andando pero está claro que quién pueda bajar montado lo hará y a la máxima velocidad posible a poder ser pero como digo, con los resultados a la vista.

Resto de ruta tranquilo por camino ancho y carreteritas asfaltadas hasta el sitio con la salvedad del último giro que me fui a ver un camino vecinal que había visto marcado en muchas ocasiones y que no había recorrido pero que no nos aporta nada especial, lo bonito y excitante hace tiempo que lo hemos dejado atrás.


Sa Bastida

Con la cosa más o menos clara por la zona de la Granja, al menos un poco más que antes, decidí cambiar de rumbo y me fui a la comuna de Bunyola aunque fuera solo de paso porque mi intención real era ir a Alaró y aprovechando que esas montañas se interponen en mi camino me dispuse a atravesarlas. Subí por la pista y no fui el único a esas horas, detrás de mí venía uno al que solamente oí, pasé también a un trío de los sincasco, ya me entendéis, son tan enormes (los cascos) que solamente te los puedes poner para bajar, y por delante tenía a un solitario más otra grupeta de parlanchines aunque estos últimos conformaban la cola de un muy numeroso grupo que estaba congregado en la barrera a mitad de subida, eran los Tira-tira, e hice una corta parada para saludar a algunos conocidos. Creía que subirían por el bosque pero echaron a andar detrás de mí por la pista a cierta distancia y tardaron aún unos cuantos minutos en pasar por las mesas aunque ahí no pararon, yo quise saber por donde iban y salí tras ellos encontrándolos en el desvío del bosque encantado, el plan había variado, harían ese tramo para bajar después por Coanegra, la mayoría de bikeros llama Coanegra al camino que baja directo a Son Pou, yo lo llamo Cocó Peguer pero estoy seguro que ni unos ni otros tiene toda la razón. De todas maneras no era mi intención bajar por allí, yo quería ir por ses Clavegueres y aunque me invitaron a ir con ellos no pude aceptar su ofrecimiento.

Me topé ahí mismo en la parada con otro viejo conocido de las dos ruedas con varios colegas entrenando piernas para un viaje más largo que tienen programado; está de recuperación tras una larga dolencia y fue reconfortante verlo de nuevo sobre la montura, ¡ánimos!. Ya está, todo el mundo se ha ido y tengo el monte para mi solo sin nada que se interponga y aunque te pueda llenar particularmente sé que no es la mejor opción el salir a rodar en solitario, podría suceder un denou no esperado y convertirse en un contratiempo importante, de ahí supongo el exceso de prudencia en determinados momentos.

Las únicas variantes sobre la traza más usual del tramo de abajo fueron en el inicio de la bajada por las dresseres del bosque y al final, cuando seguí por el camino principal que pasa por delante de las casas de Can Morro, o lo que queda de ellas aunque la fachada aún resiste los embates del paso del tiempo. Me pude parar un rato junto al torrente para tomar un tentempié y afrontar con mejores garantías lo que viene a continuación que viene a ser como mínimo, duro. No tengo el cuerpo dado para estas hazañas ahora mismo pero no hay que dejarse amilanar por las apariencias, se puede hacer, y más cuando tras pasar el portillo la exigencia amaina bastante y permite la recuperación en un tramo bastante llano hasta el cruce y aunque después empieza la subida la primera mitad es tan suave que te sube irremediablemente la euforia, y el desajuste del cambio te devuelve a la cruda realidad, parón para ajustar y poder continuar con garantías aunque la mueca del guiri parecía querer demostrar lo contrario.

La subida tiene dos partes claramente diferenciadas, la primera como he dicho, muy limpia y con poca pendiente que te permite un rodar muy cómodo hasta el cruce, lo que pase a partir de ese punto ya depende en gran medida de tus propias fuerzas, sorteas el pedrolo y pedalea con ganas o vas a ingresar en pocos segundos en el club de los petados, posible pero la meta no está cerca. Acaba en la intersección con el camino que proviene del pas de s'Estaló aunque tampoco es raro que ni siquiera te des cuenta al no presentar elementos constructivos que destaquen claramente, de todas maneras estamos ya muy cerca de la paret de partió del Rafal y lo que sí vimos a partir de ahí es limpieza del bosque, tanta de hecho que me fue difícil reconocer por ejemplo el inicio del comellar dels bous entre tanta claridad, me gustó esa bajada aunque no fuera ciclable y no hubiera sido mala idea rememorarla pero no era el día, quería hacer la bajada de sa Bastida y por las mismas razones de antes tampoco la ví, sabía que no tenía que bajar absolutamente nada y así y todo tiré hacia adelante por la pista cementada y decidí ir a buscar el cruce con la otra pista más abajo aunque el que hice y se marcó en la traza no es el más idóneo, a lso pocos metros hay otro mejor y más corto.

La bajada está más o menos como la recordaba, no así las dos barreras que cierran el recinto de la fuente que aunque solamente están cerradas por un pestillo cuesta quitarles el alambre que hace de seguro y del que no se acaba de ver su verdadera utilidad. Lo que no quise hacer es saltar la barrera de salida de la embotelladora, de seguro que tiene que haber otra opción más cómoda si vas solo, y la hay cerca pero mejor si vas acompañado. El resto de la bajada ya es camino vecinal asfaltado hasta llegar al pueblo y la opción de vuelta por el coll de s'Era y Coanegra ya me parece fuera de lugar por lo que no me queda más remedio que chupar asfalto hasta las vías del tren de Sóller, punto final de mi ruta de fin de semana, sin gran algazara pero interesante, pistas y trialeras tanto de subida como de bajada, para mí un buen día de mtb.