Vergerolo

Es lo que tiene no preparar nada, que llega el viernes y estás en la inopia sin saber ni dónde ni con quién vas a salir. Y es lo que respondo cuando alguno me preguntó por mis planes así que todo quedó como estaba hasta que alguien respondió a mis requerimientos y me informó de alguna salida cercana por la Fita del Ram. “Pero qué pesado se está poniendo este con la Fita, si ya la conocemos todos”, pues suerte que tenéis, porque yo no pero como tampoco hay una prisa loca, puedo ir cambiando de planes según me convenga, como hice la semana pasada, aún cuando hubiera sido lo más fácil para mí que Pepe hubiera venido y me hubiera indicado dónde está el desvío, pero preferí que no fuera tan sencillo y nos fuimos por otro lado donde nos fue bastante bien.

Es Guiem quién me respondió y con él quede en el Decathlon a las ocho, es lo habitual, pero se me hizo tarde, me dormí y tuve que llamarle para quedar en otro punto intermedio ya que ellos cruzarían la sierra por el coll de Son Marill, eso me daba pie a no tener que ir a remolque. Ese punto era el desvío del camí de Can Calixtro y ahí había otros dos esperando. ¿y porqué ahí precisamente? porque según el sherpa-guía-Xisco subiríamos por carretera hasta las antenas. Debo confesar que no lo vi muy claro desde el principio, yo venía de Establiments y no había calentado lo suficiente, si le añadimos las tibias sensaciones de entre semana más las dudas respecto al propio trayecto que nunca había subido, pues se puede decir que no iba del todo cómodo.

Pues debo decir lo que pienso, es una maría (por no decir otra cosa), cualquiera que esté mínimamente entrenado lo sube a plato mediano cómodamente, yo mismo lo he hecho por la vertiente de Esporles hasta Sobremunt y aún sigo vivo, aunque esta vez no llegaba al mínimo y subí con todo, y tampoco me creo que las pendientes superen el 20%; la verdad, eso del Vergerolo puede ser aplicable a las bicis de carretera pero una mtb sube cómoda. Descanso típico en el cruce de Bunyolí y otra vez para arriba, esta vez por el camino que aún sigue con la barrera cerrada. Mario quiso sacar unas fotos allí y quedamos descolgados del grupo hasta llegar arriba. Tras comer algo proseguimos la marcha con un grupo cabecero a buen ritmo, es lo suyo en ese terreno.

Llegamos al cruce de la cumbre y me entero que la ruta, aunque bautizada como “super Fita” no incluía visita al geodésico y me veo venir que no va a haber muchos voluntarios para acompañarme, como así fue. Ni siquiera los que decían que querían volver antes de las dos se arriesgaron, es difícil romper la auto-disciplina de grupo de esa gente. Conclusión, me fui solo para arriba, esta vez portando a lo nazareno desde abajo, muy corta subida me pareció.

Estuve un rato en lo alto comiendo algo y decidiendo si quería bajar al pou directamente o hacerlo desde abajo, no vi mucha diferencia entre ambas opciones y bajé por la marcada, salto la pared y en un plis estoy en el pou de neu. Ahora es cuando debo estar atento al desvío por lo que bajo despacio. Veo una opción y la investigo, falsa alarma, ni andando bajas por ahí. Sigo y avisto unas rocas al descubierto, me acerco y me sorprendo de lo aéreo que es teniendo una visión privilegiada sobre el altiplano de la ermita que parece estar sobre el mismo borde del abismo aunque es solo una ilusión óptica. La sensación que me da es de que está muy cerca, no me cuadra el recorrido que hay que hacer para llegar con la distancia a la que la observo. Por eso cuando hago el siguiente tramo de camino y empalmo con el que quiero encontrar me parece que ha sido todo muy corto y muy rápido, y eso que hay que pararse en una zona donde se han caído algunos árboles y hay que sortearlos andando.

Como ya he llegado al cruce no me queda más remedio que aplicar el cuento de la vieja, si te has pasado el desvío estás obligado a volver por el correcto y tomar nota. Y es lo que hago, cuadrándome ahora sí los recuerdos que tenía de esta subida con la realidad. Ascenso con bastante pendiente pero limpia con lo que de secreta, nada de nada, está muy trillada, no sé si de bicis o de caminantes pero que seguro bajan montados es más que evidente. Llego al cruce con el otro camino y sin ser muy claro, está marcado, pero mejor si sabes dónde está, de otra manera casi seguro que te pasas. Ahora me queda bajarlo y aunque subiendo me iba motivando por dentro para poder hacerlo sobre la bici cuesta abajo no lo veía tan claro, no es mi terreno preferido pero vamos, con un mínimo de soltura se hace.

Llegada al aujub, de ahí al portell donde decido continuar hacia la ermita. Un poco antes de las curvas oía a alguien que venía detrás de mí y al parar a bajar el sillín me pasó y después creí verlo dando vueltas por la explanada de la ermita vella pero no paré hasta la otra y allí no lo vi. En el rato que estuve parado no pude dejar de pensar si habría cogido algún camino desde allí y por eso no venía hasta que por fin yo también volví atrás a investigar si eso fue lo que sucedió pero no vi nada por la zona y regresé a la ermita.

El bikero con quién me había cruzado al subir ya no estaba así que decidí bajar por el desvío del pou y después Área Recreativa, son dos bajadas que van una a continuación de la otra y no son difíciles, acabar este descenso es acabar prácticamente la ruta.

La vuelta es la típica por Son Malferit aunque hay alguna que otra opción pero por un camino abandonado por el que no dan muchas ganas de circular y con una salida por la finca un tanto complicada por lo que no auguro ningún cambio en los meses y años venideros aún a pesar de ser un camino público.


Algo pasa con Tomi

Con Tomi y con algunos más, lo del sábado no puede ser normal pero lo real es que empieza a ser una costumbre y ahí es donde se adivina un punto de inflexión, quizás irreversible. Cuando impera por doquier el más puro hedonismo nuestra actividad lúdica se concreta en satisfacer unos objetivos puramente mecánicos u horarios, sortear con éxito un tramo complicado o recorrer otros en el menor tiempo posible son solo ejemplos que podrían citarse. La recompensa final no puede faltar tras la ejecución de tales proezas.

No puedo negar que tiene ciertas ventajas, algunas de las cuales me gustaría disfrutar, pero no es por lo que me veo impelido a montarme en la bici los sábados. Tal vez por eso el viernes ni sabía donde iría, después de dos salidas en quince días por la Fita del Ram aún quedaban flecos por aclarar y me tentaba resolverlos y más cuando Juan no puso muchas pegas al plan pese a haber venido las dos veces, pero cuando Pepefz me preguntó por mis planes estos inmediatamente se torcieron y el punto de mira se me fue para otro lado y pasé de contemplar la Fita con hambre de revancha a fijarme en el Teix con ánimo de curiosidad (lo siento, Juan, fue idea mía), cosa que a Pepe le pareció perfecta más que nada, creo yo, porque únicamente se tendría que limitar a esperar que pasáramos por delante de su casa para montarse en la bici.

El resto de grupo también iba al Teix a por la bajada mantecosa de los Cingles pero nuestros objetivos no iban por ahí. La verdad es que no se sabía muy bien por donde iban ya que el plan era muy vago, de primero, el camí de Passatemps para enganchar hacia Raixa, Raixeta, Pastoritx y Mola adyacente, después ya se vería. Nos vimos cinco en el aparcamiento del metro en Son Sardina con la única incorporación de Torito al grupo inicial que acudió a la cita no sin antes tener que soportar improperios varios del resto de compañeros que no voy a reproducir aquí para su tranquilidad. Pero no le sirvió de mucho cambiar la ruta ya que no hacía ni diez minutos que habíamos salido cuando el cuadro de su bici literalmente se partió por la mitad por el tubo del sillín, y necesitaba la bici para el domingo sin falta!!!, ni que decir que salió pitando hacia la tienda, suerte tuvo de haber sido tan temprano.

Al llegar a las casas nos alcanzan los Cap Amunt con Mar integrada, esta vez los Sancho van cada uno por su lado y solamente nos acompañan hasta la rotonda de Santa María, ellos van a Bunyola. Nosotros sorteamos la carretera por el bosquecillo de Caubet y ya en Raixa circulamos por los caminos de la finca anexa, según Pepe caminos antiguos que a día de hoy no llevan a ningún lado y utilizados solamente por algunos despistados.

Hacemos la parte de subida hasta la carretera de Pastoritx y no acabo de coger un punto adecuado, voy muy pesado de piernas, y lo que queda no es plano precisamente pero tampoco es cuestión de quejarme, recordad que la idea de ir fue mía. Vamos en modo silencio durante la subida a la nueva casa de Pastoritx pero no vemos claro qué pista debemos tomar para dirigirnos hacia la mola por lo que vamos subiendo hasta llegar a la barrera y vuelta a bajar, salimos por un lateral pero vamos más hacia abajo que hacia arriba y prácticamente estábamos abajo cuando pillamos la pista correcta. Estamos muy a la vista y la entrada del bosque queda lejos, yo no había vuelto a subir por allí desde que cerraron la barrera de entrada, antes sí pasaba por allí y sin ningún problema empezaba a subir desde el safareig. Tuvimos suerte, creo que cualquier otro sábado hubiéramos sido interceptados.

La pista está rota, mucha piedra suelta impera por doquier y la trazada limpia es una simple línea dibujada en el suelo, esto quiere decir que entre una cosa y otra hubo que patear aunque me siguió pareciendo corta. Llegamos arriba y en lo profundo del bosque, junto a la caseta, comimos algo. Los números de la ruta eran penosos, la velocidad media debía ser de risa, y como Pepe ya había insinuado algunas opciones para seguir las valoramos aunque fueran en sentido opuesto de las mías.

Decidimos bajar a Valldemossa y yo no tenía ni idea de por dónde porque no me acordaba de ese camino, solo recordaba que iba en dirección a sa Coma, por tanto no era el que haríamos ahora. Continuamos por un ancho camino de carro que me hizo sacar los colores, pones un desarrollo y dices, ya se acaba, pero no, no se acaba, aquello no es una cresta, es una mola, y dura y dura y dura. Pero cuando acabamos de subir me dí cuenta de que ya había estado allí, lo que no me acordaba era cuándo, y no debimos encontrar paso porque volvimos atrás pero ahora ya han pasado los años y la bajada es conocida, menos por mí ya que no había vuelto al lugar.

No lo parece pero toca seguir subiendo por una pendiente sin camino hasta un paso entre rocas tras las cuales se inicia una bajada larga y preciosa que aunque sin pasos técnicos que reseñar se complica por la pendiente y lo lisa que es lo que obliga a negociar las curvas con anticipación y seguridad. Al llegar al pinar estamos prácticamente encima de la Font de Son Verí, o lo que queda de ella, y de allí a la salida de la finca hay un suspiro. No voy a dejar pasar la oportunidad de bajar por el camino antiguo hasta el pueblo y como Pepe lo conoce no tengo que ir fisgando en las barreras hasta encontrarlo. Es otro mundo, húmedo y selvático, lo que te encuentras allí, parece que no cuadra con el entorno, tan cerca de la carretera y aprovechamos para quedarnos con todos los detalles.

Llegamos al asfalto y solamente tenemos que cruzarlo para entrar en el pueblo por el antiguo acceso. Y empinado del copón, pero tampoco es cuestión de quedar mal ante el numeroso público que iba arriba y abajo inspeccionando cada rincón. Nosotros también nos contagiamos un poco y paramos a visitar algunos rincones típicos. Tras un fracasado intento de ascender por un callejón donde los vecinos nos advierten de nuestro error acabamos subiendo hasta la carretera por la calle adecuada ahora sí repleta de turistas fisgones.

¿Y si vamos a ver el Camí de s'Escolta? espeto en un momento de debilidad del personal, parados en el cruce esperando no se sabe muy bien qué. Suenan campanillas, para algunos de curiosidad, para otros de alerta, ¿hay que subir mucho? pregunta Juan. Ná, a peu pla, le suelto, pero en el fondo no se acaba de fiar, de estas voladas sabe que puede salir cualquier cosa y como ya debemos haber llegado a los veinte kilómetros de ruta me empiezo a encontrar mejor y la cabeza ya me va por delante de las piernas. Decide continuar un poco más a ver qué pasa.

Cerca de la gasolinera consultamos el GPS, una vez entramos por esa barrera pero el camino que hicimos no iba por el filo del acantilado y además tuvimos que saltar una cerca para salir de la finca con lo que decidimos continuar. Juan ya solo ve la subida que tiene enfrente y urde una retirada, nosotros dejamos en evidencia a una pandilla de globeros de ruta que van hacia Sóller y arriba inspeccionamos el lugar en busca de una entrada digna al camino, cerca del restaurante no la veo pero Pepe cree encontrarla en una barrera un poco más abajo, dice que ve el camino un poco más allá, y al parecer hay uno pero al ser una zona cultivada puede haber sufrido variaciones.

Lo cierto es que nos lleva hacia la costa y también directos a la parte trasera del restaurante con lo que debemos descender a la brava hasta la explanada de una casa en construcción aunque antes haya que saltar una rejilla medio tirada ya. El primer mirador está justo delante de la casa, el camino sube hasta él pero sin ninguna posibilidad de paso una vez que la vivienda esté habitada. Empezamos bien!. Las vistas desde arriba son impresionantes y a buen seguro que no querrá compartirlas, irán de añadido en las escrituras de la propiedad.

Desde allí vemos el siguiente mirador pero al descender de éste vemos un hito que nos lleva a bajar por un desnivel y seguir un claro camino que toma dirección contraria a la requerida y aún así lo seguimos y comprobamos que no cambia de sentido. Llegamos a una escombrera, al parecer algunos se dedican a tirar toda clase de trastos desde el mirador y justo van a parar sobre el camino, botes de pintura, trozos de pladur, chapas de uralita, hay un poco de todo. Convencidos de nuestro error debemos desandar el camino hasta la casa otra vez y meternos por el carrizal hasta encontrar la otra pared con un portillo tapiado y una rejilla que no acompaña al optimismo, pero somos tres y entre todos vamos pasando bicis y ciclistas al otro lado.

Desde arriba vemos muy cerca una casa con la madona y el perro dando vueltas por allí. Nos ha visto y se acercan los dos, Tomi (el perro) nos ladra, no nos hace amigo pero tampoco se opone con mucha insistencia mientras la mujer (extranjera pero en un perfecto castellano) nos interroga sobre nuestras intenciones. Bli, bli, bli, bla, bla, bla, vamos sosteniendo educadamente un diálogo de besugos hasta que nos da permiso para salir de SU finca. Tomi nos huele por última vez y también se despide de nosotros, quizás no sea tan simpático la próxima vez ahora que nos tiene fichados.

Ésto que cuento a modo de cachondeo puede ser muy diferente según quién sea que se acerque por allí ya que si vienes en sentido contrario no hay ninguna señal que te advierta de ese peligro potencial, ¿y porqué debería haberla habida cuenta de que estás circulando por un camino público? Me imagino que a un padre no le haría mucha gracia ver correr a ese animal hacia su hijo o hacia él mismo, no es el típico chucho callejero que vienen hacia ti meneando la colita. Vamos recorriendo camino y miradores y vamos de sorpresa en sorpresa, el camino está impoluto, sorprendentemente impoluto; los miradores, impecables, hasta hay algunos elementos externos que me gustaría saber cómo los han llevado hasta allí; no hay nada que te moleste el paso y además hay varios itinerarios marcados simplemente cortando matas y pintando el trozo de tronco que han dejado de un color u otro, la verdad es que en ese tramo se nos fue la prisa y disfrutamos del sitio y del momento.

Al llegar a una pared encontramos un cruce, rojo hacia la carretera, amarillo hacia las casas de Son Mas (no fuimos, lo supongo), tomamos la línea roja y encontramos un poco después algo de lo que sí había leído pero que no me acordé en ese momento, el Portalet. Tiene su historia, y muy curiosa, ese elemento, no se nos hubiera ocurrido imaginarnos algo así. La única pega que encontramos fue que ese tramo es el peor acondicionado, tampoco es que pudiera bajarse en bicicleta si estuviera limpio pero al menos ayudaría a pasar más dignamente. Da a la carretera casi en lo alto y ya solo nos queda la vuelta a casa, la salida globera e improvisada ha llegado a su fin pero aún queda rematarla, una última puntilla, vamos a bajar por el sendero de atrás de la Cartoixa que aún no lo había catado de bajada y como Pepe iba delante se pasó el desvío a la mitad y salimos aún un poco más arriba de la calle por un tramo mucho más plano y perfecto para subir sin tener que poner pies. Después nos fuimos hacia Son Sauvat por la depuradora y salimos al Estret con lo que únicamente nos quedaba asfalto al menos hasta llegar a Son Termens, allí nos despedimos de Sancho y nosotros tomamos hacia Son Sardina directos.

Pues sí, la ruta globera nos salió redonda ayer.

Nota: Esta es la crónica de la salida del sábado pasado, la tenía escrita pero se me ha ido el santo al cielo y no la he publicado, estuve entretenido en el otro blog.


pincha aquí si quieres ver algunas fotos de esta salida


Como pasa el tiempo


Cuando llegué al sitio lo recordé todo menos la fecha, casi 7 años entre una y otra.

¿Cuántos habrá más como este que no haya vuelto?


POSAM

Hace justo un mes, al finalizar la salida que hicimos juntos Jauja y yo, además de un buen grupo de amigos, me dejaron el encargo de organizar otra ruta a mi libre albedrío. Bueno, esto que parece tan rimbombante también puede expresarse como que le llevé al huerto, tanto le mareé la perdiz que al final me dejó hacer lo que quisiera confiando en el fondo, eso sí, de que no iba a quedar defraudado.

Sopesé pros y contras, tanteé asistentes, busqué caminos olvidados y con todos estos ingredientes en la olla la puse a calentar a fuego lento. No me fiaba empero de algunos detalles, tanto es así que hace dos semanas convencí a Juan para que me acompañara a hacer una visita por la zona ya que no la tenía muy fresca y pasó lo que pasó, que la lié y acabamos como el rosario de la aurora, perdidos y cansados, regresando a las tantas pero con los deberes hechos.

Se acerca el día de autos y se produce un hecho cuando menos preocupante, pillo un resfriado de garganta, de esos que se dicen típicos de primavera, no parece mucho durante el jueves pero el viernes la cosa va a más hasta el punto de que dudo seriamente si voy a poder salir al día siguiente. Ante la duda llamo a Pepefz para ver si puede hacerse cargo de la ruta ya que en un principio él quería venir y me dice que sí por lo que le informo al detalle de mis planes, solo queda un último fleco, saber qué piensa hacer el resto de grupo y si querrán secundar los planes iniciales o tirar para otro lado.

Informo de todo ello a Jauja para animarle a venir y no tener que posponer todos los planes a última hora, le parece bien y se va a presentar. Yo no descarto mi presencia aunque sea testimonial. Me dan un consejo, “tómate algo” y es lo que hago, recurro a la farmacología y noto los resultados ya antes de meterme en el sobre, creo que pasaré mejor noche que la anterior. A la mañana siguiente me encuentro bien, por lo menos como para intentar el asalto y aviso a Juan de que venga a mi casa, va a repetir pese a que no fue del todo agradable en la ocasión anterior.

Mucha peña en el punto de reunión, estamos casi todos, pocos llucmajoreros y sí muchos bous que no han querido perderse el acontecimiento, jaleados también por su jefe de filas que ya había expresado su intención de aparecer por allí, todo hay que decirlo. De todas maneras parece que el grupo toy tiene otras intenciones y sigue con su idea de subir por Bunyolí con lo que desde el principio cada uno sigue su camino. Quedamos en contactar vía teléfono para notificar nuestra respectiva posición y poder juntarnos.

Estas rutas en las que hay un promotor claro son prácticamente las únicas en las que dejo de ver rueda, me dejan ir delante y no osan acercarse a perturbar mi liderato pero en cuanto pillan un tramo de camino en el que no hay pérdida posible me vuelven a ningunear dejándome la cola del pelotón para mí solo. Ten amigos para ésto y más, habrá revancha segura. Alguno se estrenaba en el Gravet, y si eso fuera una competición habría sido clave para su desarrollo, hubo debacle en esas rampas, mi prueba de fuego, mi test particular para calibrar el resto de ruta, y debo decir que lo pasé, no sin cierta debilidad, pero lo pasé. Había unos que se estrenaban en ese terreno y lo superaron sin grandes dificultades pero otros se quedaron enrocados en el lugar, nada que unos minutos de espera no resuelvan.

Hacemos la primera subida, me pongo las protecciones y encaramos la primera bajada, la que hay antes de llegar a la ermita, alguna piedra, alguna curva, en general muy rápida y sin grandes obstáculos, pero al llegar a la pista nos damos cuenta de que los demás no vienen y es que casi todos bajaron por un ramal equivocado, más corto que el nuestro. Estamos otra vez arriba y vamos a buscar la tercera bajada, la más trialera, la más exigente sin llegar a ser siquiera difícil, tan solo algunas curvas cerradas y en pendiente nos harán dudar. Ahora no se equivoca nadie y nos reagrupamos en la pista donde se hace recuento de bikeros y algunos se plantean la vuelta desde ese punto, algunos bastantes porque se fueron, sino la mitad, casi, el resto continúa otra vez hacia arriba, hacia la ermita, donde paramos a tomar un piscolabis y llenar bidones y mochilas.

Allí tenemos tiempo de observar con un poco más de detenimiento la bici de Benjo, una SC Bronson de 27,5”, muy fina ella, y es que el triángulo trasero asimétrico, parte del cableado interno, el plato único, es decir, sin desviadores ni cables en esa zona, contribuyen a adornarla con un halo de ligereza al menos visual aunque sin llegar a comprobar realmente si se corresponde esa sensación con la realidad. Lo que no me quedó claro son las supuestas ventajas que se le atribuyen a ese tamaño determinado, para mí la prueba definitoria sería comparar la misma bici en los dos tamaños, no dos bicis completamente diferentes sin poder llegar a discernir la relación real causa-efecto respecto al tamaño.

Juan no está, ni oye nuestros gritos, el teléfono parece no querer funcionar en esas alturas y debemos irnos y aunque estoy casi convencido de que va por delante me adentro un poco en el bosque para descartar su presencia por allí. Emprendemos la marcha hacia la Ermita vella y me cuesta poder subir acompasadamente y la misma sensación se repite después en algunos de los repechos posteriores pero no es hasta el portell que da acceso a la moleta de Son Poquet que no me doy cuenta de que voy a plato mediano, y los demás que no me avisan, cagondell.

Ni rastro de los Toys ni los TramuntanaEnduro que debían venir en sentido contrario desde las antenas, tampoco de Juan al que alguno parece haber visto dirigiéndose hacia Sobremunt. Yo no me lo acabo de creer, como así es, ya que al poco rato aparece bajando desde el geodésico. Estamos todos, Jauja y Luismi, Benjo y Benja, Juan y yo. Comemos algo, charlamos, fotos en el vértice junto a otros excursionistas y ya no quedan excusas para demorar el inicio de la larga bajada que nos conducirá otra vez a Son Ferrá.

Primera parte hasta la pared y luego hasta el pou de neu, adivinar la grafía exacta de la pintada no parece fácil ni tampoco su significado pero no nos hace perder más tiempo del necesario y seguimos el descenso. La bajada es larga y abundan los cambios de terreno aunque en general se baja bastante bien. Enlazamos con otro camino que vemos que también se dirige a las alturas y finalmente con otro de carro que nos dejará en el aujub. Ahora sí que pica hacia arriba accediendo al cruce donde podemos tomar el desvío de Son Poquet. Es una bajada donde prima la técnica sobre la mecánica, sin pasos complicados pero con un trazado y una pendiente muy exigentes y ahí es donde Benja más sufrió con una 29” rígida, no fue de su agrado, en cambio otros sí pudimos disfrutar un poco más. Y tenía que ser al final, en la zona cultivada donde salí por encima del manillar después de rebotar en dos piedras sueltas de en medio del camino, sin más consecuencias que la pérdida de un tapón del puño.

Sorpresa al acceder a la barrera, es lo que tiene que te lleven, que te despreocupas hasta de saber dónde estás y no tener que estar pendiente de una pantalla que te guíe. Ya está, solo queda la vuelta por el camino por el que hemos ido con tiempo suficiente para ir reposando las sensaciones y acabar de juntar todas las piezas del rompecabezas.

Ahora ya a empezar a urdir la próxima y tentar a los colegas. O que te tienten a ti, eso también gusta.


Crónica

Otro fin de semana donde me veo obligado a cambiar de día, será el domingo y con horario un poco reducido por lo que debo recurrir a ayuda externa, en este caso una salida promovida por la gente de NFBikes de la que me da cuenta Guiem. Me han dicho que salen por na Burguesa, poca cosa más no sé, tampoco hace falta mayor detalle, lo que sea pasará.

Pero las cosas no empiezan bien ya desde el principio, al querer aceitar un poco la cadena antes de salir me doy cuenta de que la transmisión va muy dura, incluso rodando hacia atrás y rápidamente desmonto la biela comprobando que ahora sí rueda fino el resto, es al apretar la tapa-tornillo que se endurece y lo hago al revés, primero aprieto la biela y después la tapa consiguiendo la ligereza adecuada, aunque el porqué del asunto no lo tengo nada claro. Otro percance del que me doy cuenta es de que voy mucho más vacío de delante de lo que es recomendable por lo que hincho un poco pero con las prisas no lo suficiente (después pagaré por ello).

Esos contratiempos me retrasan y salgo ya tarde de casa y más tarde que llego a la tienda pero sorprendentemente aún están por allí, y son muchos; un pequeño aviso al pasar por delante y me esperarán. Así sucede y tocan presentaciones, hay muchos bous, aparte del dueño de la tienda y otro compinche ataviados con una camiseta ilustrativa de su afiliación, otros integrantes aparecen también completando casi una quincena de bikeros.

Un poco de rodaje hasta la rotonda de Madre Alberta donde nos tiramos por la pendiente de tierra y al llegar abajo ya hubo parón, me cargué la cámara por no hinchar lo que toca cuando debía. Cambiarla rápido y a seguir, no hay tiempo que perder y como sigamos en este plan voy a tener que recortar ruta seguro, ya de por sí corta. El guía nos vuelve a sacar a la carretera enseguida para llevarnos hacia el coll de sa Creu por carretera y alguno más que yo se pregunta también porqué no hemos hecho el torrente, el meternos por la zona militar no compensa del todo ese detalle inicial.

Como el plan era llegar a las antenas salimos del asfalto en el coll des Vent aunque por la opción fácil pero ninguna voz discordante se levanta para remediar esa afrenta. Lo que ya no me parece de recibo es la secuencia de hechos acaecidos en el siguiente cruce, sabíamos que se produciría alguna deserción en esos momentos, pero era lógico y sabido por lo que no era preciso que todo el grupo adoptara la misma solución que no fue más que bajar por la pista directos a Bendinat. Ojo, es una crítica, pero sin acritud, tanto es así que ni siquiera a mí me parecía una opción del todo descabellada.

Parada de reagrupamiento cerca del desvío de Costa d'en Blanes para luego marchar todos juntos por la alternativa, tramo que ha quedado a partir del domingo mucho más expedito al quitar ramas y algún que otro tronco ya podrido que no ha podido resistir el empuje de unos cuantos aguerridos bikeros. La cosa está más o menos finiquitada pero no del todo, en el tramo anterior a la cuesta de tierra alguien parece atisbar una variante, de hecho solo hay que pararse un momento para verlo claro y lo que hacemos es irnos por ahí, no es excesivamente complicado su paso aunque algunos puntos interesantes tiene pero lo que realmente cuenta es el final, una losa abierta e irregular que pone a prueba el temple del piloto en su intento de descenso.

Así pues, no puedo decir que no me sintiera satisfecho con los resultados, aunque éstos sean mínimos, y si además le añadimos buen tiempo y buena compañía ya no sé qué más puedo pedir.

¿Repetir al sábado siguiente, quizás?


Nota: Debido a un error mío me he dado cuenta ahora que esta entrada no estaba publicada, había quedado grabada como un simple borrador.


Mil y un cruces

Esta semana fijé mi día de salida al sábado, diversas circunstancias así me lo aconsejan, aún a pesar de verme obligado a obviar un acontecimiento deportivo que se desarrolla en nuestro centro espiritual de la isla, Lluc, y por la parte que me toca no asistir a una quedada betetera en toda regla.

Bien, fijado el día queda buscar a los acompañantes, tanto como si soy yo el que fija la ruta como si me acoplo a alguna de las numerosas salidas programadas que realizan los grupos en fin de semana. Serán numerosas pero no me entero de ninguna a no ser que se anuncien en medios públicos como algún foro o me lo hagan saber expresamente. En el primero de los casos se encontraba una expedición de un grupo amigo con una ruta por las cercanías y en el segundo caso tenía alguna pincelada de información de otra que se quedó en eso con lo que solamente me quedaba la opción de tirar solo pal monte y rodar por donde me viniera en gana.

Sabía por otro lado del interés de Juan en salir y no me costó convencerlo de que viniera aunque con algunos peros de por medio. Así pues pergeñé una ruta con fundamento por la Fita del Ram para que no se quejara de su retorno a las andadas. La excusa era calibrar y tomar tiempos para una posible salida con gente de las afueras, esa era la oficial, la verdadera es que me encanta ese tipo de terrenos pero que había que reeditar dado que uno de los tramos no lo transitaba desde hacía mucho tiempo y quería evitar sorpresas y fallos de última hora con el público de cuerpo presente.

Decidimos acortar un poco el itinerario presentándonos en Establiments a bordo de un vehículo y allí encontramos los coches de los compañeros pero sin rastro ya de ellos con lo que continuamos con el plan previsto. Tira tira hacia Sarrià, Son Malferit y Son Ferrà para tirar por la barrerita para arriba. La subida por el Gravet es de todos conocida, unas bonitas rampas de cemento con la inclinación adecuada para hacerte perder los papeles que consigo superar sin levantarme del sillín y no dar opción al patinaje de la rueda. Seguimos adelante y vamos observando los distintos enganches, uno, dos, tres, ¿cuatro?, no me cuadran y llego arriba con dudas, que además no se disipan al observar el terreno en directo. Bajamos por lo que pienso que es la segunda bajada pero salimos por la tercera, ya estoy liado del todo!. Volvemos a subir y buscamos la segunda sin encontrarla, remontamos como podemos, más montados que andando por lo que me vienen ideas raras a la cabeza para futuras subidas a la ermita, y comemos algo arriba pero sin llegar a cruzarnos palabra con un grupo que ha llegado desde arriba.

Juan tiene malos pensamientos cuando los ve partir hacia Son Bams (hay que ver lo que se llega a inventar la gente) pero le sabe mal dejarme solo (después se arrepentirá de ello, todo hay que decirlo) y nos vamos a hacer la cuarta bajada, más trialera, más divertida que la anterior, saliendo a donde toca. Al volver a subir a la ermita (ya van tres) decidimos hacerlo remontando por la segunda y saliendo por la primera, toma ya! Vale, os he liado, lo sé, pues así estábamos los dos al llegar arriba y debemos recomponer la situación geográfica antes de partir al siguiente reto. Después de un rato de discusión parece que lo tenemos claro y podemos continuar.

Situémonos, estamos en la ermita (hace una hora y pico que estamos en la ermita y no hemos parado de subir y bajar) y quiero ir al geodésico. Se lo he dicho tres veces a Juan y habrá entendido otra cosa porque tengo que estirarle y convencerle para que no vuelva atrás, conseguimos que supere el bajón antes de llegar al hito de la cima y llegamos arriba con cierta dignidad. Comentar, por exótico, el cruce con un trío de guiris, creo que guiados por un indígena local, en el tramo llano.

Estamos arriba, creo que era la una y media aproximadamente y todo lo que quedaba era bajada con lo que los ánimos suben un poco aunque sin ponernos de acuerdo ni en nombres, ni recorridos ni fechas en nuestros pases por la zona. Se supone que no debemos tener problemas de orientación pero al llegar al pou de neu se nos presenta un dilema, al frente o a la izquierda? Las indicaciones sobre la roca confunden más que ayudan y me fío más del instinto que de la memoria y se ve que me fallaron los dos porque nos metimos en un marrón de tres pares. El marrón tenía forma de torrentera llena de piedras que no me sonaba de nada y aún así fuimos bajando como pudimos para darnos cuenta que hasta las cabras tienen problemas para pasar por allí y hasta que no vi el espacio libre detrás de los árboles no me convencí de lo equivocado que estaba.

Pude remontar bien pero me sabía mal por Juan que juraba en arameo por lo bajini, en algún momento pensé que dejaría la bici por allí tirada pero lo superó aunque dejándole mella para el resto de bajada que no pudo disfrutar como se merecía, se necesita potencia y estilo a la vez para superarla con nota por lo técnica y exigente. La recordaba de bajada pero no de subida, ésa era la impresión general en cada cruce, y sin poder confrontar datos sobre una pantalla se nos hacía difícil encajar todas las piezas del rompecabezas sobre el terreno.

El hecho es que llegamos donde teníamos que llegar, al aujub, y solo faltaba un pequeño tramo hasta el siguiente punto decisorio, el paso o la comodidad de la pista. Yo digo paso, Juan dice yo paso de todo y se viene conmigo. Tercera (o cuarta?) bajada por la zona y la disfruto aún con mis eternos defectos sin pulir (quizás deba asumir que serán eternos) y podemos llegar abajo sin mayores contratiempos. Tengo hambre, se nos ha hecho tarde seguro, ninguno de los dos queremos mirar la hora y al llegar a Establiments se confirma, es tarde, aunque más bien podemos decir que se nos ha alargado el día; no pasará lo mismo cuando la repitamos, iremos a tiro fijo, paradas las mínimas y porque no quede más remedio.

Que gran día de mtb, no puedo decir otra cosa.