Se suele decir en abril aguas mil y ya no me acuerdo de si realmente sucedió así o no de lo que sí me acuerdo nítidamente es de lo hecho polvo que estuve y visto en retrospectiva cabe preguntarse si no hubiera podido suceder el episodio de un modo completamente diferente. Todo empezó con un ligero dolor de garganta que fue yendo a más hasta el punto de hacerme una prueba de covid que resultó negativa, por lo menos algo serio descartamos de momento pero que sin un asesoramiento médico pertinente lo llevé arrastrando durante bastantes días, jornadas en las que me presentaba a trabajar más o menos motivado pero decayendo físicamente a lo largo del día para acabar con fiebre alta aunque remitiendo durante la noche y provocándome al día siguiente una falsa sensación de seguridad repitiéndose el proceso del día anterior lo que me llevó a presentarme de urgencia en un centro médico en busca de un remedio milagroso pero no acertó la galena y se cumplió fatídicamente en mi caso aquello de que fue peor el remedio que la enfermedad, no me sentó nada bien el brebaje recetado y seguí más o menos igual, pero todo cambió como por arte de magia tras otra visita médica a media semana como si el paracetamol de 1g fuese la panacea farmacéutica del decenio.
Pero una cosa es no caerse desmayado y otra muy distinta pedalear en condiciones encima de una bici, no solo hay que trasladar el vehículo más el ciclista encaramado, también hay que poder mantener el equilibrio de ahí que dejara pasar algunas jornadas, bastantes jornadas, antes de atreverme a dar pedales y cuando me atreví me monté una mini ruta interior completamente urbana y es que ni siquiera atravesé el perímetro de la vía de cintura y cuyo colofón fue un castell de Bellver y como hito a tener en cuenta solamente puedo constatar la casi total (o sin casi) limpieza del cauce del torrente del Mal Pas hasta su desembocadura, que bonito es todo cuando uno se conforma con poco!.
Y ahora es cuando viene el vacío, vacaciones y la esperada reunión familiar al completo hizo que la bicicleta quedara relegada a un segundo o tercer plano y a lo que se añadió un luctuoso suceso que directamente provocó que me olvidara de rodar durante varias semanas y no volviera a montar hasta junio donde me marqué una subida y posterior bajada por Bunyolí y todo por el camino ancho, no tenía el cuerpo para trialeras ese día y fue justamente en uno de los ramales nuevos de abajo que han abierto para quitar algunos árboles de en medio por donde me metí sin darme cuenta y que propició un sonoro llantazo de atrás obligándome a parar para solventar el entuerto, momento en el que pasó Fibras y aprovechamos para platicar un poco, reparé pero ya no le queda nada útil a las gomas, habrá que ir pensando en su sustitución.
Transcurrida la semana tocaba salir otra vez y opté por una rodada hasta Bunyola en sentido horario, se empieza por la carretera de Sóller y prosigue por Son Sardina y el camí de Passatemps hasta Son Termens, falta el enlace hasta Raixa por lo que hay que llegar a la carretera y girar hacia la finca para volver a enlazar con el trazado GR hasta la rotonda de Bunyola y fue en el pueblo donde el teléfono se paró por falta de carga y opté por crear una actividad de spinning que al menos me contara el tiempo sin disponer de traza siquiera, ni a remiendo llega.
El sábado siguiente me atreví a llegar hasta Esporles por Son Malferit, esa finca limítrofe de Palma que desde que su camino pasó a engrosar el catálogo GR se ha prohibido el paso a las bicis aunque dudo mucho que alguno de nosotros haya hecho caso a esa advertencia que debe venir de la propia normativa GR como salvaguarda de los privilegios senderistas frente al resto de usuarios (es lo que supongo), caminantes por otra parte que prefieren ahorrarse la andadura bajo la solana en estos meses de agobio estival, por tanto conflictividad con ese colectivo poca, la verdad. Vuelta por carretera hasta Establiments para alargar un poco el recorrido por Son Sardina y s’Indioteria a fin de ir sumando kilómetros al zurrón aunque los parciales van muy dispares ya que el marcador no se movió de cero la semana siguiente y tampoco la que vino después aunque sí hubo varias sesiones de entrenamiento sobre el rodillo para volver a empezar al mes siguiente, ya en julio, con un coll des Tords, coll de sa Creu, todo por carretera menos la bajada por el sendero militar y posterior pase por Son Muntaner para acabar con un poco de alegría en el cuerpo, alegría solitaria de todas maneras, ya que aún no me sentía con ánimos suficientes para compartir rutas con los compañeros, de hecho pasarían aún un par de meses hasta coincidir de nuevo.
Entre semana hice un poco de rodillo porque el sábado quería salir ya de cercanías y me apetecía rodar por montaña, Tossals verds me parecía una opción idónea, hay un buen paseo desde Lloseta y más si no paras hasta arriba, todo muy tranquilo con el aparcamiento vacío, desde luego no estaba el día para caminatas cuesta arriba, no sé, parece que en bici se soporta mejor la calor pese al pateo que me quedaba por delante ya que había decidido subir hasta el desvío de Mancor y por la parte más dura, la pica des Garrover, donde conviene más llevar la bici a cuestas que empujando y donde sigo, por cierto, sin localizar el origen del topónimo, andará cerca.
El objetivo de esa subida, aparte de disfrutar de las vistas, es la bajada que viene a continuación y que debería corresponder de manera natural hacia Mancor, bien directamente por es Rafals o por Can Bajoca, pero ya que iba por allí querría ir a mirar una variante hacia Biniarroi que ya exploré hace tiempo en sentido inverso y que no llegó a buen puerto no siendo capaz de seguir un antiguo sendero que al parecer puede haber desaparecido, de hecho la ruta que siguen otros compañeros usa el camino de acceso principal a una casa de la zona para acceder al poblado, así que descarté esa opción por tiempo ya que me podría suponer un retraso importante en el caso de querer explorar sobre el terreno todas las posibles variantes así pues la bajada consistiría en volver hacia el refugio y continuar hasta la barrera de Solleric, que no es para nada moco de pavo, una técnica depurada se exige como mínimo para firmar un descenso al menos digno, y como yo no voy nada sobrado no logro eliminar por completo esos momentos de duda en los que todo parece muy complicado pero en general me di por muy satisfecho del resultado aunque seguramente otros lo expresarían de forma diferente, está claro.
Otro tipo de reto es el que viene a continuación, el sendero GR que sube a la placeta d’en Siòn donde opto por no complicarme la vida en los tramos más exigentes y sigo por la pista hasta arriba donde la parada es obligatoria para disfrutar del momento ya que el resto de ruta no nos va a exigir casi ningún esfuerzo, los tramos de bajada son muy rápidos y los de subida son casi llanos, prácticamente un paseo.
Semana siguiente sin actividad y a lo que más me atrevo a la hora de salir es de ir a rodar por las cercanías y opto por Son Macià donde me meto por la variante más cercana a la autopista ya que al parecer se ha asentado un sendero muy pisado que va recorriendo el perímetro hasta la barrera de salida lo que da bastante comodidad para circular. Metido ya en sa Planera solo me faltaba encontrar la salida entre la espesura de árboles y no la vi a la primera, parecía más clara desde el otro lado así que busqué el paso menos espeso entre los restos de poda que algunos dejan por allí para encontrar mejores caminos al otro lado, esta vez no me equivoqué y los seguí a rajatabla para ir a buscar la salida a través del muro paralelo a la carretera y que teniendo que pasar una bici solo tiene prácticamente un paso apto y que tampoco vi a la primera, por cierto, pero que una vez superado tienes la salida a la carretera muy cerca y justo enfrente un camino que nos va de perlas para enlazar con el camí d’Establits dando algunos rodeos idóneos para alargar la ruta sin moverse casi del sitio ya que vuelves a la carretera solamente unos cientos de metros más adelante donde la vuelves a atravesar y aunque suelo ir casi siempre por Son Pizà esta vez opté por ir por Cas Capellers y de paso recordar algún ramal sin salida para volver al camí de Muntanya y regresar por Son Macià esta vez por el camino principal hasta la carretera para llegar a s’Indioteria por el parque.
Otro hueco imperdonable de 2 semanas entre salida y salida y tampoco nada de rodillo y si unes a ese despropósito el calorazo reinante pues hace que la ruta del sábado no pase de ser un corto paseo hasta el monumento de na Burguesa, paseo entre comillas, claro, porque la subida se las trae aunque solo sea llegando hasta allí. Me conformo con las vistas y vuelvo a bajar para llegar al paseo marítimo por el torrente y vuelta a casa por el carril bici.
Pero una cosa es no caerse desmayado y otra muy distinta pedalear en condiciones encima de una bici, no solo hay que trasladar el vehículo más el ciclista encaramado, también hay que poder mantener el equilibrio de ahí que dejara pasar algunas jornadas, bastantes jornadas, antes de atreverme a dar pedales y cuando me atreví me monté una mini ruta interior completamente urbana y es que ni siquiera atravesé el perímetro de la vía de cintura y cuyo colofón fue un castell de Bellver y como hito a tener en cuenta solamente puedo constatar la casi total (o sin casi) limpieza del cauce del torrente del Mal Pas hasta su desembocadura, que bonito es todo cuando uno se conforma con poco!.
Y ahora es cuando viene el vacío, vacaciones y la esperada reunión familiar al completo hizo que la bicicleta quedara relegada a un segundo o tercer plano y a lo que se añadió un luctuoso suceso que directamente provocó que me olvidara de rodar durante varias semanas y no volviera a montar hasta junio donde me marqué una subida y posterior bajada por Bunyolí y todo por el camino ancho, no tenía el cuerpo para trialeras ese día y fue justamente en uno de los ramales nuevos de abajo que han abierto para quitar algunos árboles de en medio por donde me metí sin darme cuenta y que propició un sonoro llantazo de atrás obligándome a parar para solventar el entuerto, momento en el que pasó Fibras y aprovechamos para platicar un poco, reparé pero ya no le queda nada útil a las gomas, habrá que ir pensando en su sustitución.
Transcurrida la semana tocaba salir otra vez y opté por una rodada hasta Bunyola en sentido horario, se empieza por la carretera de Sóller y prosigue por Son Sardina y el camí de Passatemps hasta Son Termens, falta el enlace hasta Raixa por lo que hay que llegar a la carretera y girar hacia la finca para volver a enlazar con el trazado GR hasta la rotonda de Bunyola y fue en el pueblo donde el teléfono se paró por falta de carga y opté por crear una actividad de spinning que al menos me contara el tiempo sin disponer de traza siquiera, ni a remiendo llega.
El sábado siguiente me atreví a llegar hasta Esporles por Son Malferit, esa finca limítrofe de Palma que desde que su camino pasó a engrosar el catálogo GR se ha prohibido el paso a las bicis aunque dudo mucho que alguno de nosotros haya hecho caso a esa advertencia que debe venir de la propia normativa GR como salvaguarda de los privilegios senderistas frente al resto de usuarios (es lo que supongo), caminantes por otra parte que prefieren ahorrarse la andadura bajo la solana en estos meses de agobio estival, por tanto conflictividad con ese colectivo poca, la verdad. Vuelta por carretera hasta Establiments para alargar un poco el recorrido por Son Sardina y s’Indioteria a fin de ir sumando kilómetros al zurrón aunque los parciales van muy dispares ya que el marcador no se movió de cero la semana siguiente y tampoco la que vino después aunque sí hubo varias sesiones de entrenamiento sobre el rodillo para volver a empezar al mes siguiente, ya en julio, con un coll des Tords, coll de sa Creu, todo por carretera menos la bajada por el sendero militar y posterior pase por Son Muntaner para acabar con un poco de alegría en el cuerpo, alegría solitaria de todas maneras, ya que aún no me sentía con ánimos suficientes para compartir rutas con los compañeros, de hecho pasarían aún un par de meses hasta coincidir de nuevo.
Entre semana hice un poco de rodillo porque el sábado quería salir ya de cercanías y me apetecía rodar por montaña, Tossals verds me parecía una opción idónea, hay un buen paseo desde Lloseta y más si no paras hasta arriba, todo muy tranquilo con el aparcamiento vacío, desde luego no estaba el día para caminatas cuesta arriba, no sé, parece que en bici se soporta mejor la calor pese al pateo que me quedaba por delante ya que había decidido subir hasta el desvío de Mancor y por la parte más dura, la pica des Garrover, donde conviene más llevar la bici a cuestas que empujando y donde sigo, por cierto, sin localizar el origen del topónimo, andará cerca.
El objetivo de esa subida, aparte de disfrutar de las vistas, es la bajada que viene a continuación y que debería corresponder de manera natural hacia Mancor, bien directamente por es Rafals o por Can Bajoca, pero ya que iba por allí querría ir a mirar una variante hacia Biniarroi que ya exploré hace tiempo en sentido inverso y que no llegó a buen puerto no siendo capaz de seguir un antiguo sendero que al parecer puede haber desaparecido, de hecho la ruta que siguen otros compañeros usa el camino de acceso principal a una casa de la zona para acceder al poblado, así que descarté esa opción por tiempo ya que me podría suponer un retraso importante en el caso de querer explorar sobre el terreno todas las posibles variantes así pues la bajada consistiría en volver hacia el refugio y continuar hasta la barrera de Solleric, que no es para nada moco de pavo, una técnica depurada se exige como mínimo para firmar un descenso al menos digno, y como yo no voy nada sobrado no logro eliminar por completo esos momentos de duda en los que todo parece muy complicado pero en general me di por muy satisfecho del resultado aunque seguramente otros lo expresarían de forma diferente, está claro.
Otro tipo de reto es el que viene a continuación, el sendero GR que sube a la placeta d’en Siòn donde opto por no complicarme la vida en los tramos más exigentes y sigo por la pista hasta arriba donde la parada es obligatoria para disfrutar del momento ya que el resto de ruta no nos va a exigir casi ningún esfuerzo, los tramos de bajada son muy rápidos y los de subida son casi llanos, prácticamente un paseo.
Semana siguiente sin actividad y a lo que más me atrevo a la hora de salir es de ir a rodar por las cercanías y opto por Son Macià donde me meto por la variante más cercana a la autopista ya que al parecer se ha asentado un sendero muy pisado que va recorriendo el perímetro hasta la barrera de salida lo que da bastante comodidad para circular. Metido ya en sa Planera solo me faltaba encontrar la salida entre la espesura de árboles y no la vi a la primera, parecía más clara desde el otro lado así que busqué el paso menos espeso entre los restos de poda que algunos dejan por allí para encontrar mejores caminos al otro lado, esta vez no me equivoqué y los seguí a rajatabla para ir a buscar la salida a través del muro paralelo a la carretera y que teniendo que pasar una bici solo tiene prácticamente un paso apto y que tampoco vi a la primera, por cierto, pero que una vez superado tienes la salida a la carretera muy cerca y justo enfrente un camino que nos va de perlas para enlazar con el camí d’Establits dando algunos rodeos idóneos para alargar la ruta sin moverse casi del sitio ya que vuelves a la carretera solamente unos cientos de metros más adelante donde la vuelves a atravesar y aunque suelo ir casi siempre por Son Pizà esta vez opté por ir por Cas Capellers y de paso recordar algún ramal sin salida para volver al camí de Muntanya y regresar por Son Macià esta vez por el camino principal hasta la carretera para llegar a s’Indioteria por el parque.
Otro hueco imperdonable de 2 semanas entre salida y salida y tampoco nada de rodillo y si unes a ese despropósito el calorazo reinante pues hace que la ruta del sábado no pase de ser un corto paseo hasta el monumento de na Burguesa, paseo entre comillas, claro, porque la subida se las trae aunque solo sea llegando hasta allí. Me conformo con las vistas y vuelvo a bajar para llegar al paseo marítimo por el torrente y vuelta a casa por el carril bici.