FF 1

Me apetecía salir a buscar algo nuevo este fin de semana y además que no fuera exigente físicamente hablando pero tampoco que fuera plano o por asfalto. Repasé la lista de deberes y consulté la biblioteca de rutas y tracks para empezar a hacerme una idea, al menos aproximada de por dónde tirar. Elegí el Puig de s'Alcadena. Alguno ya ha pasado por allí pero sin realizar una circunvalación completa, al menos que yo sepa. Lo iba a intentar entonces. A la vieja usanza, miro mapas, miro tracks y memorizo el recorrido y sus variantes. Casi siempre suele salir mal porque no lo llevo impreso y sobre el terreno todo se complica.

Solamente dos voluntarios vienen conmigo sin saber muy bien lo que van a hacer, simplemente saben que van a rodar y que no habrá ni subidas ni bajadas significativas, aunque después vienen los peros. Al menos la primera parte sería sencilla, el Clot d'Almadrà, más sencillo que una pista asfaltada casi plana ya me dirás. A medida que nos vamos acercando voy buscando las posibles salidas, todas ellas cerradas con barreras con candado. Pero faltaba mucho para volver a ese punto todavía, y teníamos que tener mucha suerte para que saliera bien. Comentar que nos encontramos un forestal armado con escopeta del servicio de control de fauna. Luego sabríamos porqué.

Seguimos pues por territorio conocido hasta la barrera de Tossals y buscamos la salida por la pista hacia Oliclar. Dos cosas, una es que sí habría subidas. Las casas están a media altura del coll que tendríamos que coronar. Esperaba que al menos fuera ciclable. Confiaba en los pobleros en ese aspecto. Dos, que ha desaparecido el antiguo camino empedrado bajo un manto de tierra. Cuando pasé por primera vez sí estaba.
Primer cruce y ya lo tomamos mal, nos fuimos a la derecha. Es que no se ven las casas en ese punto y había que elegir. Llegar, llegas, eso es seguro, pero es mejor hacia la izquierda. Unas pequeñas rampas nos acercan hasta la rejilla que hay que saltar y poco después, otra. Ésta rodea un gran campo arado en pendiente que cuesta subir hasta arriba ya que no tiene un metro plano. Cogemos después un tramo del camino principal hasta las casas.

A partir de éstas el camino pierde definición pero se ve la dirección que hay que seguir y con más o menos suerte nos vamos acercando hasta el bosque donde encontramos una buena pista sin dificultad al otro lado de una pared con portillo que va justo por el linde del bosque en un principio en dirección contraria al coll. Encontramos otro portillo aún mayor con otra pista que parece proceder de las fincas por donde hemos pasado, probablemente de la zona de Cas Senyor. Lo que nos interesa para nosotros es que sigue subiendo ahora en la dirección correcta y por allí nos vamos. Es un paseo y vamos tranquilos llegando muy pronto a su parte más alta. Justo en ese punto se ve claro el descenso a mano de derecha pero también hay un desvío a la izquierda que queremos investigar. Para continuar deberemos pasar por debajo de un coll de tords montado en medio del camino (cuidado con el alambre a la altura de la cabeza del otro lado). Lo seguimos y debajo de los acantilados termina de súbito. Volvemos atrás y engancho algo con la rueda trasera, oigo un ruido seco y noto la cadena sin tensión. He partido un radio y el cambio está medio colgando aunque parece que todo está en su sitio. Carlos despliega el taller ambulante que lleva en la mochila y comienza la reparación, sin faltar la explicación técnica conveniente, por supuesto. Después de una hora, varias barritas y un bocata la rueda vuelve a rodar por su sitio y el cambio funciona correctamente. Nos podemos ir.

La bajada, aunque sea por pista, es una pasada. Sabemos más o menos dónde nos llevará pero no tenemos idea de lo que nos vamos a encontrar. Al salir del bosque llegamos pronto a una casa abandonada que no me sonaba de nada. No podía faltar por allí tampoco otro animal muerto y destripado, y van ya unos cuantos los que nos hemos encontrado. A la vista de la carretera de Orient el camino parece volver a subir e intuimos que vamos mal. No es cierto, lo que pasa es que bajando no hemos podido ver la continuación del camino en esa ladera.

Volvemos atrás para empezar a subir la pista que hemos bajado. Esperaba encontrar pronto un desvío por el bosque porque se me antojaba que nos costaría subirla. Aún así lo prefería porque lo que habíamos hecho hasta el momento no era gran cosa. El primero que investigamos no tiene continuación y seguimos subiendo. Encontré un desvío unas cuantas curvas más arriba y me fui solo a recorrerlo. Es ancho pero está muy invadido por la vegetación. Oí a Carlos que decía “aquí pone pista fea”. Creí que estaba de cachondeo con Juan y seguí. Tras las primeras rampas se podía ciclar, al menos mientras el carrizo nos lo permitía. Agrupados vamos haciendo metros hasta que encontramos una pared con rejilla donde el camino gira bruscamente y no parece que tenga intención de pasar al otro lado. Me desilusionó un poco aunque sospechaba que si atravesábamos la pared encontraríamos otras pistas al otro lado ya que al tratarse de pistas de fincas diferentes no tienen porqué comunicarse.

Cuando volvimos a la pista principal me enseñó el letrero de la “pista fea”. No era eso lo que ponía sino “Pista FF 1”. En ese momento no supe lo que significaba y al llegar a casa lo busqué. Encontré una referencia a ese trazado, que vuelve al coll d'Oliclar, aunque no su significado, pero cuando vi el nombre de la casa, Font Figuera, lo entendí enseguida. Se hablaba también de una Pista FF 2 pero lo que es bajando seguro que no la veremos.

Empezamos a bajar y se pone a llover pero en esta época se agradece. Después de pasar por delante de las casas otra vez tenemos el segundo gran error del día. Había que girar a la izquierda y eso que Juan lo había comentado antes pero no le habíamos hecho caso. Y es que casi prefería no hacerlo porque eso significaba que acabaríamos cerca de Alaró y tendríamos que volver a Lloseta por carretera. Pronto nos dimos cuenta de que no íbamos a llegar a la carretera. Pues llegaríamos a Solleric, dónde sino.

Rodeamos las casas para tomar la pista asfaltada hacia la Placeta d'en Sión sin más contratiempos que los ladridos del perro que está junto a la barrera. Nadie salió a preguntar. Dejamos el desvío de Oliclar atrás (hubiera sido bastante fácil la salida si lo hubiéramos tomado) y llegamos a la Placeta continuando ya por la pista sin asfaltar. Pasadas la Casa Nova Carlos revienta las dos ruedas a la vez no se sabe con qué y estamos otro buen rato cambiando las cámaras. Me gustó volver a pasar otra vez por esa zona. Tras pasar las dos barreras y llegar otra vez al torrente abajo del todo y ver las casa de Oliclar no tuvieron clara la ruta que habíamos hecho.

Al final salimos por donde no debimos pero no importa, fue de esas salidas típicas de las de antes, sin planos, sin maquinitas, sin agobios, de subir y bajar buscando pasos y ramales, memorizándolos, para luego, al llegar a casa, dibujarlo todo sobre los mapas de que disponía, al tiempo que se iba gestando la ruta para la semana próxima, la Volta a s'Alcadena completa.


De nuevo en Sóller

Había tenido una conversación con Jauja donde me comentó que quería estrenarse en el Barranc y me invitó a acompañarle. Dado que los contactos con otros bikeros de la isla no tienen porqué circunscribirse solamente a las quedadas, ya de por si muy espaciadas en el tiempo, acepté de buena gana. Los expedicionarios habían vuelto del periplo alpino y supuse que necesitaban unos días de descanso y asimilación de toda la aventura con lo que no contaba con ellos. Pese a todo, y suponiendo que otros podrían estar interesados en asistir si les apetecía, lo anuncié en la lista, eso sí, dando por hecho de antemano que al organizador de la ruta no le iba a importar si aparecía alguien más; estaba casi seguro de que no, como efectivamente así ha sido cuando se lo he comentado. Yo me he presentado con Carlos, también primerizo en el descenso del Barranc, y además ha venido Pepe y Fibras. En total, éramos más de Palma que de Llucmajor, ya que solamente le han acompañado Jaume y Ramón, de los Llucmabike.

Además de querer hacer el descenso principal quería completar el itinerario con una rodada por los Cingles, en realidad algo muy parecido a la Ruta 8. Tenía sus dudas sobre el exceso de desnivel y la distancia, podría ser una ruta larga para él pero a mí me sigue pareciendo una ruta muy asequible aún cuando no se está ni de lejos en plena forma. Cosa que por otro lado es una utopía para muchos, yo incluido. Pero las sensaciones que tenía esta mañana eran muy buenas, aún a costa de haberme dormido muy tarde, por el cine y por el calor después, y de haberme despertado muy pronto, por mi hijo que no llevaba llaves para entrar y se ha presentado a las tantas.

De primer plato tienes una subida larga, de casi catorce kilómetros y novecientos metros de desnivel, pero muy asequible ya que en los primeros compases está asfaltado y hay buena tracción con lo que se consigue llevar un ritmo acompasado y constante. La única pega, la cantidad de coches que suben y bajan pero, al tratarse de un camino privado, gracias. Desde Ses Cabanes dejamos el asfalto y empiezan los inconvenientes típicos de un camino de montaña aunque esté bien acondicionado. Más adelante entramos ya en el Bosc de Monnàber aumentando las posibilidades de que nos despachen por eso Pepe me ha recordado que debería haber alguna pista que nos dejara en la carretera sin pasar cerca de las casas. Sabía de esa posibilidad ya que alguna vez la recorrí a pie pero viendo la cantidad de pistas que se han abierto sería incapaz de seguirla de nuevo. Solamente guiados por el GPS hemos dado con la adecuada saliendo cerca de la fuente, más arriba aún de la curva donde se encontraba la estructura del hotel. Tiene la ventaja de que es totalmente ciclable aunque ha sido de lo más complicado del día.

Tramo de carretera hasta la entrada principal de los Binis, nada de pistas directas hasta la barrera inabordables en subida, esas las dejamos si venimos en sentido contrario. Pepe había investigado un día que fue solo por allí el ramal superior que empieza justo allí y que yo nunca había cogido aún sabiendo que te ahorra unas cuantas curvas del final de la otra pista. Su única dificultad es su inicio, una rampa criminal, después de eso, paz.

Bajamos por los Cingles desperdigados para reunirnos en la Font (seca) Subauma. Solamente da tiempo para unas fotos, comentar lo bien que han dejado la pista, sobretodo el tramo final que tenía bastantes piedras, y partir hacia las Alzines Fumadores para tomar un bocado. Antes de llegar ya estrenamos el empuje pero tanto el anterior como el posterior se me ha hecho muy corto y eso solamente quiere decir que el esfuerzo necesario para superar ese tramo ha sido inferior al de otras veces o al de sitios similares. Quizás los entrenos secretos empiezan a notarse. Tampoco se notaba sensación extrema de calor, factor que ha contribuido a hacer bastante llevadero ese tramo.

No se ha perdido mucho tiempo preparando el descenso hasta la carretera. Es más psicológico que otra cosa, lo único que he notado es que desde el momento en que desenganchas por cualquier motivo después cuesta mucho volver a clavar la cala con todo el movimiento de la bici por lo que aumenta la sensación de no tener completamente el control de la situación. Quizás unos pedales con plataforma ayuden a superar esos inconvenientes. Aparte de eso no me ha disgustado la bajada. Carlos venía detrás de mí y después nadie. A los de Llucmajor ni se les veía. Al llegar Jauja ha explicado que ha tenido un incidente con el cambio que, aunque se le ha metido en los radios y estaba completamente fuera de sitio, no se ha roto ni tan siquiera se ha doblado la patilla. Fibras y Pepe se han encargado de llevarlo todo a sitio mientras llegaban los demás, que venían andando. No es un terreno propicio para ellos, más acostumbrados a las planicies. Me ha recordado a los menorquines y el cabreo generalizado que pillaron, tanto por el pateo como por la bajada.

Después de estudiar el horario Jaume y Ramón han decidido bajar por carretera para poder llegar a tiempo a unos compromisos mientras los demás seguíamos con la ruta prevista. Eso sí después de tener que cambiar yo la cámara, había pinchado y no me había dado cuenta. Nos esperaban en el chiringuito del acueducto y ya reunidos, a ritmo hasta la Font des Noguer. Jauja seguía con problemas en el cambio pero aún así la cadena ha aguantado la tralla.

Repostados de agua y de risas en la fuente nos hemos ido hacia el Coll de l'Ofre por el dique y he tenido que regular la pedalada a esperas de afrontar la última subida por la trialera. Se me ha hecho larga (porque lo es) pero dejándote siempre el regusto de que algún día se conseguirá recorrerla montado en su totalidad. Hemos hecho la primera parte de bajada, diría bastante bien, pero al llegar al inicio del Barranc ha empezado mi calvario particular. Ya con los primeros escalones he empezado a notar molestias en la mano izquierda que no han hecho más que aumentar a medida que íbamos bajando con lo que todas las expectativas que tenía puestas en cuanto a mejora de conducción y técnica han pasado a un segundo plano. Hemos hecho un trío Carlos, José Carlos y yo y hemos bajado prácticamente juntos de principio a fin.

Al final hemos llegado abajo tardando más de media hora pero el crono no era mi objetivo principal ya que mejorarlo lo doy prácticamente por imposible, que como he dicho era la mejora del paso de curvas y técnica en general.

Lo mejor del día, Pepe nos ha deleitado con unos largos en los lavaderos de Biniaraix para sorpresa de propios y extraños, espero que el reportaje gráfico sea lo suficientemente explícito.

Rutear con gente nueva, que espero no sea la última.

Lo peor, la mano dolorida con la sensación añadida de que se te va soltar el manillar.

No haberme podido quedar a comer, aunque parece ser que el sitio elegido estaba cerrado. Supongo que lo habrán hecho en otro lugar.


Es Piconar

No me esperaba tener que salir solo hoy. Cierto es que los voluntarios para rutas endureras escasean estos días pero de eso a no tener compañía, hay un trecho. De hecho solamente dos compañeros, Pepe y Bonus, habían confirmado ayer a ultimísima hora su intención de salir a rodar. Los demás se caían de la convocatoria por las más variopintas razones. Había propuesto yo una rodada costera por la zona de Cala Figuera, al parecer muy de moda estas últimas semanas, pero no cuajó y me apunté a la propuesta? de Pepe por Caimari aunque no he podido ir, me ha fallado la intendencia, bueno no, podría haber ido pero,...dejémoslo, es complicado de explicar.

Lo cierto es que he hecho un cambio de planes de urgencia y he decidido subir a Randa y buscar la bajada de Albenyà. Muchos ya la han hecho, está editada en video por varios grupos y dicen que está muy bien. Así pues, mientras iba hacia el Aqualand me doy cuenta de que me he dejado los guantes. Tampoco pasa nada, puedo ir sin ellos, pero a la hora de sacar la bici veo que también me he dejado la mochila. Ara si que l'hem feta bona!. Nada, vuelvo a casa a recogerla y como no me resigno a no salir me planteo hacer una clásica, una vuelta por la Fita del Ram, ya que la tenemos cerca.

Así pues, a eso de las diez y media me he puesto en movimiento con la solana ya en su apogeo y en la barrera del Bunyolí he hecho algo que aún no había probado, quitarme la camiseta. La verdad es que va bien pero hay que tener cuidado con el sol. Ahora llevo una camiseta permanente de color rojo. Se va fresquito pero no lo recomiendo en absoluto si no te tapas de alguna manera.

Mientras subía por el Bunyolí además de preguntarme quién habría sido el capullo que ha hecho una pintada en uno de los eucaliptos del paseo y porqué está la barrera de abajo destrozada en el suelo. ¿Tendrá algo que ver el interés especial que tenía l'amo en que estuviera bien cerrada? Espero que no. Me preguntaba como decía, si no estaría abierta la barrera del Pouet de Sobremunt. Alguna vez estuvimos por allí y la encontramos cerrada pero sé de gente que ha podido pasar y hacia allá me dirijo a averiguarlo.

Tramo de camino, asfalto, camino, asfalto hasta Sobremunt y tiro hacia las antenas desviándome enseguida hacia Ca Na Lluïsa y el Pouet. De lejos ya se ve la barrera, resaltada sobre el reluciente cemento. No es muy alta y se puede saltar sin problemas, excepto los que te puedan plantear los lugareños. Pero voilâ, el candado estaba abierto y he podido pasar limpiamente. Sigo recto hacia arriba y enseguida paso una barrera y entro en una pista en descenso bajo los Penyals de na Freda, donde estuvimos hace tiempo buscando, y seguramente encontrando, un paso para bajar desde arriba pero muy problemático, por no decir imposible, para bajarlo con una bici.

Paso por la casa con un magnífico huerto, todo muy bien montado y adornado, pero con una antiestética rejilla con pinchos rodeándola para evitar visitas inesperadas. Es de pena. Salgo de la zona cultivada para entrar en el bosque donde me encuentro un sendero muy cuco para gozar de una buena bajada aunque hay que ir dando pedales para conservar la velocidad, hasta que llegamos a una pared con el portillo tapiado por una barrera fija pero fácil de saltar. Al otro lado ingresamos enseguida en las zonas cultivadas de Cas Metge. Allí me he perdido un poco por los bancales intentando separarme de las casas pero al llegar a la pared he tenido que dar media vuelta y llegar a la casa pasando entre los dos aljibes. No es una residencia pero tampoco está abandonada; hay bastantes mulos por allí.

He visto cerca la barrera por donde salir y la pista que sigue hacia la izquierda por donde me he ido. Pronto he llegado a la barrera de Son Fava de Superna y he vuelto atrás decidido a salir a la carretera, pero al volver a Cas Metge he visto un desvío de la pista hacia arriba y me ha picado la curiosidad. Buena subida por pista y mejor cuando se mete en el bosque. Medio técnica pero sumamente interesante, y por más de un aspecto, no solo por el piso. No vas nunca recto y te da la sensación de que vas rodeando las rocas como si hubieran querido que el camino fuera lo más enrevesado posible. He disfrutado por allí.

En un momento en que he salido del bosque estaba ya decididamente orientado hacia Puigpunyent y me ha empezado a rondar en la cabeza un caminillo que había visto marcado en los mapas pero que no había visto comentar en ninguna página de excursiones, y menos de MTB. Cuando he visto ese portillo en la pared lo he visto claro, ahí estaba esa bajada, delante de mí, esperando que la dejara marcada con mi rueda trasera. Es..., es..., cómo lo diría, es muy buena. Decir que a partir del portillo se pierde un poco lo que es el trazado en sí pero no tienes ninguna dificultad en seguirlo, que no en hacerlo, no es lo mismo. Es de esas bajadas en las que necesito a alguien delante para que me estire pero que puede dar muchas satisfacciones a otros más experimentados. No esperéis una trialera de velocidad pura; alguno la bajará andando.

Ha llegado un momento en que he perdido totalmente el trazado pero hasta en ese punto puedes tirar la bici para abajo. Se pasa por algunos rotlos de sitja y al llegar a una rejilla vuelve a aparecer con las curvas de la carretera a nuestros pies y Puigpunyent un poco más lejos. Tramo técnico de dar pedales el que nos espera y bastante rocoso pero con una sorpresa en su parte final, una losa buena, buena. Llegamos otra vez al bosque cerca de una casa y la cosa se ensucia bastante por lo que he salido por donde no debía pero aún así queda un tramo de camino de carro con algunos escalones hasta la carretera adonde he llegado eufórico. Realmente feliz. Un día memorable.


De torradas y demás

Nueva cita en la casita de Fibras con la excusa de una salida en bici. La ruta siempre es la misma, Pollensa-Lluc, con alguna pequeña variante en su parte final. El año pasado fue el paso por la ermita de Son Amer y el sendero de la zona dels Pixarells, aunque no lo hicieron todos. Este año ha sido más clásico, carretera vella de Lluc, Coll Pelat. Son Amer y vuelta por el campo de fútbol.

Antes de llegar al Pi de Son Grúa ya habíamos tenido las dos averías principales de la jornada, rotura de cadena y patilla, en bicis diferentes. Sin mayores problemas los mecánicos lo solventaron en pocos minutos, aunque para quitar la patilla se necesitan al menos dos herramientas al mismo tiempo para aflojar el tornillo que la sujeta. Al llegar a s'Empeltada nos dimos cuenta de que la barrera estaba abierta y todo el mundo quiso subir por el tramo de camino en discordia y al llegar al desvío del GR opté por no ir por allí, por varias razones. Es más exigente físicamente y consideré que era un gasto de energía innecesario; anteriormente siempre había optado por esa opción y esta vez quería subir más cómodo por el camino y de paso volver a verlo ya que hacía muchísimos años que no pasaba por allí. En un principio nadie se apuntó y seguí solo aunque después Chus me comentó que él y Juan sí habían subido también.

Me llevé una sorpresa viendo cómo estaba de bien. Preciosa. Te permite una subida a ritmo constante ya que es de pendiente muy suave. Lo que no tenía tan claro era su longitud, veintitrés curvas hasta la barrera de Muntanya. Lo que es seguro es que se hacen más kilómetros que yendo por el bosque. Seguí a ritmo sin parar y sin coger atajos que me obligaran a desmontar, aunque cerca del cruce de las casas de Muntanya tuve que poner plato pequeño para ir regulando y no forzar más de la cuenta. Aún más arriba me pasó Pepefz y no lo vi llegar por el retrovisor, me cogió de sorpresa.

Pasé la barrera de Binifaldó ya con la certeza de que no podía tirar tanto por la pista como otras veces y seguí a ritmo para asegurar. En la fuente solamente estaba Pepe o sea que todos los demás iban por detrás. Aún subiendo a ritmo cansino y recorrer más distancia es casi seguro que llegas antes. Perdigón renunció a seguir más allá y se quedó a esperarnos por la zona. Los demás, más o menos refrescados en el aujub, seguimos el periplo hacia el Coll Pelat. A mí me costaba afrontar las cuestas, no me sobraba nada. No me comí el bocata cuando tuve ocasión y acabé con hambre pero tampoco hubiera variado mucho la situación; tendría que haber llevado barritas. La trialera desde Binifaldó hasta el Coll Pelat con mucho tráfico no se agradece. O taponas o te taponan. Pista para arriba, paseo por la moleta y salto de valla incluido para protegernos antes de empezar el descenso hacia la ermita y la carretera. En el segundo tramo de esta bajada han construido unos desaguadores (fila de piedras más elevada que el resto para desviar hacia un lado el agua que corre hacia abajo) muy altos y con los filos muy agudos donde había que estar atento con la velocidad que llevabas para no reventar las cámaras. Albert no lo calculó bien y cascó una. Tras reparar bajamos a reencontrarnos con el grupo que nos esperaba en la carretera.

Subimos al refugio de Son Amer y bajamos por el camino empedrado hacia Lluc. Quería probar bien el nuevo manillar pero además de manillar hay que cambiar otros aspectos me parece a mí. Sin ni siquiera entrar en Lluc (eso no va para los empanados) nos fuimos directos al campo de fútbol y vuelta hacia arriba. Me parece que allí eché el resto porque la continuación por asfalto hacia Binifaldó fue patética por lo que decidí salir antes que los demás y al menos no me tendrían que esperar tanto tiempo abajo. Pepe no obstante salió antes que yo.

Me encontré a Perdigón dormitando en la barrera de Binifaldó adonde llegué a base de un gran esfuerzo, y eso que es casi plano, por no decir cuesta abajo. A partir de allí seguro que es cuesta abajo. Él se quedaba a esperar al resto y yo salgo. Ya me extrañaba no ver a nadie por detrás. Bajé y me hice todos los atajos, algunos más complicados que otros, más que nada por las curvas. La rueda de delante con un poco menos de presión que la que llevaba al principio y el rebote de la suspensión más lento iba mucho mejor encaminada por el terreno. Llego al último tramo de GR y aún no aparece nadie por detrás con lo que afronto la bajada sin trazador delante. A mí me gustó. Pude ver algún recto entre las curvas pero los dos últimos, que eran de los que tenía recuerdo, si que los hice. Entre en el asfalto y me pasé el último desvío (me dí cuenta al ver el cemento) y ya no volví atrás.

Allí estaba Pepe esperando y aún tardaron unos minutos en ir llegando todos. El que faltaba era Carlos que había pinchado justo arriba del último tramo. Le esperamos unos cuantos mientras los demás iban a comenzar la segunda parte de la diada, la torrada. Fui incapaz de seguir el ritmo en el asfalto y llegué el último a la casita, donde ya Carlos había tomado las riendas de la barbacoa y andaba dando un recital de torrada de costilleja y xua. Los demás a picar e hidratarnos aunque agua vi bien poca.

Se acercaron Xisco y Monic, cosa que también va siendo habitual, y con carne para veinticinco en la mesa nos sentamos catorce a su alrededor. Por supuesto sobró de todo y quién quiso se llevó aunque por la hora en que se fueron los últimos bien podrían haber dejado un poco para empezar la cena.

La sobremesa fue larga y distendida. Tenía previsto irme antes de las cinco y media pero se me fue el santo al cielo y ya nada me impedía prolongarla unas horas más.
Hubo un momento álgido no programado que fue cuando Yarik sacó de la mochila la célebre y famosa báscula de los chinos de Wiro, reconocida en todos los foros mtbeteros, y pesamos todas las bicis. Solamente decir que hubo sorpresas, casi siempre desfavorables para el propietario por supuesto, en forma de gramos, y hasta kilos de más.

La mía, por poner un ejemplo, de marcar doce novecientos sobre el papel, se me ha ido a catorce trescientos solamente cambiando las cubiertas; lo cierto es que creía que sería un poco menos. También es cierto que no la pesé cuando la compré. Tampoco es que importe mucho.

Lo dicho, ruta de cinco donde puede afirmarse que lo que se hace sobre la bicicleta es solo el aperitivo.


Ses Rotes

Como había resaca en los Toys después de Gran Valira su página estaba tranquila, creo que por primera vez en mucho tiempo (corríjanme si me equivoco) y me animé a mí mismo para ir a acabar la Ruta 9, una que tengo en construcción desde hace ya la tira. Intentamos hacerla no hace mucho y tiramos por donde no era en la última subida; me di cuenta al cabo de un rato pero me pudo la curiosidad, con lo que volvió a quedar pendiente el final para otro día.

Lo anuncié y se apuntaron los que realmente podían, Fibras, Pepefz y Yarik, contando siempre con Juan y Carlos, por supuesto. Seis, buen número para no ir solo y si además viene Pepe hay que estar dispuesto a acometer alguna variante de última hora. Los demás con compromisos sobretodo familiares.

Personados en Lloseta, a una distancia adecuada para no empezar en frío las rampas de subida y para ponernos al día en cuanto a chismes, nos dirigimos a Biniamar y de allí a Mancor por la cantera. Alguno no había pasado por allí y la ventaja es que te deja en Mancor sin tocar carretera. Pepe me comentó algo de un sendero por las afueras de Lloseta, cerca del polideportivo, que también ataja. Se lo recordaré la próxima vez que vayamos por allí.

La primera variante respecto a la ruta anterior es que esta vez subimos por el camí de Sa Font Garrover en lugar de tirar directos a Biniarroi, más que nada para que conocieran el sendero que une ambos lugares. Tampoco lo conocían unos bikeros de Inca que nos encontramos en la subida en un momento en que nos paramos para arreglar un pinchazo de Fibras. Se lo enseñé pero prefirieron no cambiar la ruta que tenían prevista. Así y todo reconocieron que es una buena variante a la ruta directa. Es casi ciclable aún de subida, un poco sucia en algún tramo puntual, nada que no arregle una buena destral.

En Biniarroi no estuvimos parados tanto tiempo como la otra vez, el justo para descansar un poco y admirar las vistas. Desde arriba parece que estás mucho más alto que viéndolo desde abajo y claro, con esa perspectiva después se hace larga la subida. Y no acaba ahí el asunto, queda lo peor hasta arriba, las cuestas más inclinadas. Las casas no están a mitad de camino pero tampoco están arriba del todo. Menos mal que cuando llegas al bosque entras en otro mundo, la temperatura baja una barbaridad y parece que te den un soplo de fuerza extra. No nos queda más que la última rampa de tierra para alcanzar la barrera y coronar. Estamos en el punto más alto, ahora es todo bajada hasta Can Bajoca y, excepto un pequeño tramo de descenso puñetero hasta el torrente, pista ancha y pedregosa.

Justo al lado de la primera casa tendremos que saltar otra barrera con lo que es posible que alguna vez nos pillen por ahí, ya sea en la primera o en la segunda, y no nos quedará más remedio que volver atrás por donde hemos venido. O quizás no, porque podríamos bajar por el Camí vell de Biniarroi que de otro modo nunca vamos a bajar a no ser que vayamos ex profeso a bajarlo. Habrá que plantearlo. Pero, como decía, supondremos que no tendremos problemas para superar las barreras y continuaremos el descenso por la pista encontrando otra casa por la que tenemos que pasar justo por delante y a partir de donde la pista se hace más salvaje para acabar en una pared al lado de un Fiat abandonado. Hay otra barrerita fácilmente sorteable, más que nada porque está la llave ahí, y al otro lado un campillo y al fondo otra pared con rejilla con la pista principal de Els Rafals al otro lado. También se aprecia el inicio del Camí de Pinatons que nos llevaría a Tossals Verds muchos metros más arriba pero ahora lo que nos interesa es bajar y lo haremos rápido porque la pista es prácticamente de arena, de polvo finísimo, que te hace separarte del de delante so pena de no ver absolutamente nada. Pasamos cerca de una caseta y cuando la pista gira hacia la derecha para empezar un ascenso que se preve cuanto menos bastante duro, salimos por la izquierda por otra pista más salvaje y pedregosa que desaparece al poco rato para desembocar en un caminillo difícil de bajar por roto, por la pendiente y por las curvas muy cerradas.

En cuanto llegamos al torrente recuperamos la configuración de pista pedregosa con barrera cerrada incluida pero sin pérdida posible nos plantamos en Can Bajoca en un momento. Justo cuando llegamos pasaron los expedicionarios en Suzuki, una larga caravana de vehículos repletos de turistas que se lo estaban pasando pipa. Me queda la duda de si siguieron hacia las Cases des Bosc o subieron hacia Els Rafals. Más bien creo que fue lo segundo.

Pero no encontramos en las casas lo que habíamos ido a buscar, agua. Al parecer la habían cortado desde dentro y no pudimos rellenar las bolsas. Había pues que racionar el resto. Nos disponíamos a partir cuando vemos otro grupo de vehículos que bajaban por la pista por la que íbamos a subir. Se reagruparon y los dejamos pasar. Nosotros les hacíamos fotos a ellos y ellos a nosotros. ¡Que dure el negocio! Cuánto mejor les vaya menos pensarán en cobrarnos a nosotros (espero).

Refrescados en una cuba para ganado salimos a probar esa subida. Creo que ninguno la habíamos hecho en ese sentido. Yo desde luego que no, pero me acuerdo que un día (hace ya tiempo) salí solo con esa intención pero cuando estaba a punto de iniciar la ascensión empezó a diluviar y tras cobijarme bajo un árbol (ya sé que no debe hacerse pero es lo que hice en ese momento) esperé a que amainara. Debió durar bastante porque se me pasaron las ganas de subir y me marché por donde había venido. Le tenía pues ganas desde hacía tiempo a esa subida. Y más después de haberla hecho de bajada con Xisco donde disfruté como un enano.

Pero claro, lo que se ve de una manera en un sentido en sentido contrario es totalmente diferente, pero a eso vamos. El principio no es muy complicado pero tiene pocos tramos de recuperación y mientras iba subiendo intuía que sería muy difícil llegar arriba sin poner pie, pero al menos quería llegar hasta el cruce, cosa que logré, pero me tuve que parar a recuperarme. Solamente una salida en el mes de julio se nota en las piernas y aunque dicen que hacía calor no se puede decir que me afectara mucho, más que nada era la falta de fondo físico. No podía faltar mucho para llegar arriba porque habíamos hecho una tirada bastante larga pero como en Biniarroi, lo peor está por venir. El tramo de zigzag es corto pero empinado y lento, lento, a paso de caminante vamos, llegué a la barrera de arriba.

Descanso, porque agua y comida quedaba bien poca por no decir nada, aunque hambre no pasé. Había traído un bocata de pan y otro trozo pequeño y le dí la mitad a Yarik y así y todo no tuve hambre ni ningún bajón de rendimiento por ese motivo. Y de beber, solo agua. Tampoco es que sea una ruta muy complicada porque las subidas son muy factibles, son por asfalto o pista y eso ayuda muchísimo a mantener un ritmo constante, el que sea, pero constante. Por cierto, ayer fue el día del estreno oficial en ruta de la nueva bici de Yarik. Sus opiniones están en el foromtb.

Nos fuimos por la pista de arriba aunque no vimos a nadie por las casas y tomamos las últimas decisiones sobre la idea que tenía de subir al Puig de sa Creu. A primera vista parece (y será) una matada. Desde el coll se ve perfectamente ahí arriba, firme, puntiagudo, y seguramente sin camino para subir, recto por el bosque, pero teniendo que transportar una bici puede ser muy exigente. Y sin saber qué nos vamos a encontrar al otro lado ya que solamente tenemos unas vagas orientaciones por parte de unos excursionistas que por supuesto van andando. Quizás sea mejor investigar por el lado de Caimari; sabemos que tampoco se llega arriba pero hay una pista que se supone ciclable y al menos podremos situarnos sobre la pantalla del GPS y valorar la oportunidad de seguir o no. Ya veremos.

Entonces lo que hicimos fue bajar por el bosque hacia Ets Horts y desde allí por pistorra asfaltada hasta Caimari donde echamos el resto (al menos yo) en el asfalto. Había prisa por llegar aunque era bastante temprano y no volvimos a Biniamar por Biniatzent. Hubiera estado bien, solamente eran unos metros más de subida.