Bona volta

Me parece recordar que entre semana había visto un video de un compañero bajando por el camino que todo el mundo conoce como el Burotell y comprobé como se ha despejado de árboles caídos en su parte alta, al menos la mayoría, quizás fuera el incentivo que necesitaba para volver porque no me dejó un grato recuerdo el último pase que hice por allí ya que fue realmente penoso, y dicho en el sentido de costar horrores atravesar por allí.

Yo estaba animado pero el compañero con el que tenía que rodar no tanto pero pensaba (ilusamente) que ofreciéndole un acercamiento nuevo y en términos ciclistas, muy fácil, le animara lo suficiente como para acabar la ruta como tenía pensado. En un principio se presentó a la salida, con el consabido retraso para no desentonar, y nos pusimos al tema con tiempo suficiente para calentar si hay que llegar a la Vileta desde donde partimos, 5 o 6 kilómetros no nos los quita nadie. Vamos a subir por el camí vell de Puigpunyent hacia el coll de Son Marill y ahí toca empujar ya que el tramo de pista empinado sigue estando de pena, ya costaría estando bien así que es doble dificultad, massa penyora, pero en pocos minutos estamos arriba y esto es lo que cuenta ya que a partir de este punto es todo bajada y como mucho, llano, pero sigo siendo un iluso integral y es llegar abajo para empezar a oír los lamentos del acompañante y yo erre que erre, que es plano, que no hay problema, que es un paseo, y así de esta guisa consigo arrastrarle (porque no hay otro descriptivo mejor) unos pocos cientos de metros, el sembrado fue la puntilla y acrecentó sus quejas y al volver a pillar carretera ya fue inútil cualquier intento, desertó aunque eso no impidió que continuara yo la ruta por mi cuenta prosiguiendo por el camino recién abierto y llegando al pueblo de manera más que honorable.

No paré en el cruce y continué hacia es Coverany donde hice el alto programado junto a la pared y antes de afrontar el segundo pateo del día, este mucho más suave y corto que el anterior y además en lugar de ir por el paso me desvié hacia la carretera por la que recorrí el último kilómetro antes de llegar al desvío del GR. No voy a contar las delicias de este camino ni como te agradece la bici que la lleves a trotar por ahí, ya lo he comentado en muchas ocasiones anteriores pero es que si esas son precisamente las sensaciones que te recorren el cuerpo cada vez que pasas es inevitable no hacer la mención y si además sabes de antemano que lo que hay a continuación de la barrera es positivo no temes acelerar el paso para saborearlo cuanto antes.

Hago la parada obligatoria en la barrera y además se me ocurre también llamar a casa para informar de mi posición y mis planes ya que ni siquiera se los había confiado al compañero, nunca se sabe. No fue una bajada espectacular, aún quedan algunos árboles atravesados que, aunque pocos, te hacen perder el compás; el hecho de ir solo y de oír algunos cabrones persiguiéndome con cara de pocos amigos y muchos cuernos, y sumado a que tenemos aún la barrera cerrada a mitad de camino no hizo que disfrutara esa bajada al máximo y para colmo me tuve que llevar la bronca de unos payeses (creo) que entraron con furgoneta por la barrera de la carretera y me pillaron a punto de salir, me echaron muy educadamente, si fuera por mí podría decidir, en un momento dado, no volver a pasar pero donde más me afecta es en la difusión de la ruta publicada que utiliza ese itinerario, la Ruta 3, lo que me va a obligar a añadir una nota informativa al respecto de las intenciones de los propietarios respecto al paso de bicis y no sé si de senderistas también ya que el paso por la barrera intermedia está impedido para todo el mundo.

El incidente no me desanimó lo suficiente como para no querer subir el coll des Vent aunque realmente desde la misma puerta del Burotell sea ya todo subida, no es que me sintiera eufórico pero si bastante ligero y esa misma sensación es la que sentí al tomar el sendero desde arriba e ir enlazando con los tramos de bajada donde dí un buen recorte a mi crono en ese segmento, no es que fuera con esa idea ni mucho menos ya que se trata estrictamente de sensaciones, no hay manera de controlar el crono en pleno descenso, todo se ve a posteriori así que solamente y únicamente se trata de disfrutar del momento.


Inciso: ese tramo de bajada y su crono precisamente es muy engañoso ya que la aplicación que todos sabemos ofrece una clasificación errónea ya que unifica dos trazadas distintas en un mismo segmento con grandes diferencias de tiempo entre una y otra.


El domingo me desperté tempranamente, con ganas de salir a rodar visto lo sucedido el día anterior, y salí a dar una vuelta por los alrededores, polígono, Bunyolí, Sarrià y barrera de Son Malferit donde me convencí de que era hora de volver aunque fue una decisión tomada sin base alguna, lo deduje sin mirar el reloj, ni tan siquiera haciendo mucho caso a las cantadas de la voz de la aplicación, y más ahora que en estos últimas rutas parece que va algo despistada, tanto le da por no cantar ningún kilómetro como recitarlos seguidos, así me salen medias de más de 200 km en algunos tramos, claro. Y llegué muy temprano a casa aún habiendo ido a hacer un poco el pardal por los terrenos universitarios, no hubiera pasado nada en el supuesto de haber cruzado la barrera, quizás hasta hubiera tardado lo mismo ya que vuelves más directo, pero no me puedo quejar, el rodar por pistas de tierra siempre se agradece.


Cositas nuevas

Día 24 y es fiesta, festividad que ni siquiera me acordaba que estuviera en el calendario pero que por fuerza me tuve que enterar, quise salir pero evidentemente en estas ocasiones hay que compaginar y siempre viene bien tener algo cercano en la carpeta de pendientes, y no me refiero a lo que cuelga de las orejas, caminos pendientes. Este, por ejemplo, tampoco puedo obviarlo aunque quiera, como la fiesta, ya que parece estar en boca de todo el mundo ahora, y es crear un segmento nuevo e ir el resto a fisgonear aunque bastantes con intenciones más espurias, yo me apunto al primer grupo porque a primera vista me extraña su ubicación, no digo que no haya una senda pero que pueda considerarse camino… vamos a tratar de dilucidar esa cuestión en breve y para eso salimos temprano (parece que ya es costumbre) y nos disponemos a efectuar un rodaje de calentamiento por el carril bici durante unos cuantos kilómetros antes de desaparecer del asfalto allá por Son Puigdorfila, por ahora aún con paso libre.

Esa zona está muy trillada y permite muchas combinaciones y de todos los niveles, yo elijo uno básico para bajar hasta el torrente y circulo por allí unos minutos antes de pillar otro camino que me lleva hasta el paso subterráneo que por algún motivo indeterminado no quiero cruzar y vuelvo atrás para pillar un vial asfaltado que me lleve a la rotonda y desde allí otra vez por el carril del cuartel hasta Gènova por donde voy a subir al monumento por el camí vell preguntándome una vez más quién habrá sufragado los gastos de asfaltado e iluminación de ese tramo. Creo que en mucho tiempo no había continuado pedaleando hasta el cable, a lo mejor fue por falta de sombra en la explanada, pero sí lo hice un poco más arriba a buen recaudo, también tengo derecho a comer y beber algo, mis vatios necesitan combustible.

Volví a arrancar al poco y ya no paré hasta el coll des Pastors y creo que por allí pasaron algunos sin detenerse y que continuaron en direcciones separadas, quizás también vayan a buscar esa bajada pero no me los volví a cruzar. Partí en dirección a la mamut para intentar rodar el sendero que sube al puig major de Bendinat, senda que se ve perfectamente desde el camino pero que nunca había intentado ni antes ni después del incendio que arrasó esa zona y todo por la convicción de que terminaba arriba, al parecer me equivocaba. La senda de subida me gustó aunque hace falta algo más de fuerza para superarla con éxito, en otra ocasión más propicia, lo que me interesa es la bajada y está allí mismo, no hay problema en verla ni mucho menos, vamos a ver qué pasa a continuación.

Desde luego no es lugar idóneo para charlas ahí arriba ni mucho menos, está repelado aquello y la solana puede ser inmisericorde, así que estoy el tiempo mínimo para calzarme unas protecciones por lo que pueda pasar y a tomar viento. Debo reconocer que en algún momento me sopló en contra pero también creo que lo podría haber superado con algo más de convicción, bastantes veces yendo solo fallo en ese apartado, casi siempre lo achaco a la máquina pero no nos engañemos, es genético con toda probabilidad.

El tema que me tenía un poco intrigado (y hasta ahora) es saber cómo ha aparecido ese sendero, tiene toda la pinta de ser una senda motera de subida porque no se aprecia manufactura alguna, tan solo la trazada limpia producto de la erosión de las ruedas, a ver, es mi teoría y todavía no corroborada, lo que está claro es que ha venido para quedarse, como los coronavirus.

Lo que no hice fue desviarme hacia la autopista, quería ver el otro camino de bajada que hay en la otra vertiente y que viene al pelo para poder hacer toda la bajada sin tocar pista, que como pude comprobar en mis idas y venidas está hecha una pena, sobre todo la primera mitad, precisamente donde sería más necesario que estuviera en mejores condiciones, esas tres rampas seguidas dan auténtica grima. La única pega es que no lo había situado bien mentalmente y tampoco me acordaba de donde salía, solo tenía dos certezas sobre el mismo, que salía de un falso llano y que se veía perfectamente, pues mira tú por donde que ninguna de las dos fue cierta y di varias vueltas arriba y abajo por la pista sin lograr verlo, en una de ellas me dije “si no lo has visto es que no has pasado por delante” y volví a intentarlo, incomprensiblemente sin éxito, la traza en esos momentos ya solo reflejaba un quiero y no puedo pero me convencí de que si ahora se ha puesto de moda es porque ya no hay impedimentos para pasar por lo que lo más conveniente sería ir a subirlo y salir de dudas de una vez por todas, y además no iba a suponerme ningún problema porque ese camino lo utilizaba casi siempre para subir pero dejamos de hacerlo cuando se bloqueó por algunos árboles caídos y no volví a pasar pero siempre me quedó un buen recuerdo de esa subida. Y es verdad, no me ha defraudado en absoluto, ni siquiera el primer tramo por el torrente es insalvable, y no digamos del resto donde aún se aprecian los restos de un elaborado camino de carro aunque hoy en día muy selvatizado.

La sorpresa fue ver el final, mucho más arriba de lo que pensaba y no en un falso llano si no en pendiente y además muy tapado por la vegetación, creo que no lo hubiera encontrado por mucho que hubiera buscado, ahora solo me queda bajarlo, se puede hacer muy rápido sin prácticamente dificultades técnicas. Volví a dudar frente a la barrera del golf, motivo? difícil de explicar porque no hay comparación entre ir por un lado o por otro y lo que no recordaba es que la barrera del golf estuviera tan lejos de la carretera, pero tampoco nos vamos a inmolar para una vez que paso en un porrón de años, seamos comprensivos.


El cuarteto

Tras el encuentro fortuito de días atrás con varios integrantes del grupo de los Bous habíamos quedado Sito y yo en hacer alguna ruta conjunta y con quién más nos quisiera acompañar aunque de ese tema se encargaría él y también han aparecido dos Carlos, cuatro no es mal número para una grupeta, ahora habrá que ver cómo va cada uno y adecuar el ritmo al grupo, aunque dada la ruta que pensamos hacer no se prevé mucha disparidad. La ruta a lo mejor les puede parecer repetitiva ya que la semana anterior estuvieron por la zona y sin saberlo yo también había cavilado una parecida intentando combinar nuevos tramos antes y después de la ermita, al menos esa era mi intención original, de lo que pasó después van a tratar las siguientes líneas.

Nadie pone pegas a mi propuesta de tirar directos a Bunyolí por la carretera, no es cuestión de llegar con el tiempo justo al punto de exploración y no poder realizarla, así pues nos plantamos en la barrera de abajo en pocos minutos y sin embargo ha habido tiempo de ponerme al día con las novedades más importantes, que lo son y mucho. Sin novedades destacables de la subida que prácticamente conoce todo quisqui que posea un artilugio de dos ruedas y que quise hacer con una marcha bastante larga para mi esquema aunque a ritmo bastante lento, el tema sería comprobar hasta donde, bueno, pues parece que pude subir hasta arriba de las antenas pero como digo, a ritmo bastante lento, de todas maneras, muy satisfecho.

Ni siquiera llegamos delante del chalé, me he propuesto no volver a hacerlo aunque al propietario parece que también le molesta que pasemos por detrás visto como ha dejado el paso pero supongo que ya se imagina que no es problema para nosotros, quizás al revés, un aliciente. La única nota destacada de todo el trayecto es que han arreglado la pared intermedia aunque el paso es perfectamente factible, sin problemas, el rodar por la Mola de Sobremunt es una delicia para las bicis, los bikeros de verdad disfrutan de ese tramo. Damos la curva cerrada y encaramos la parte técnicamente más complicada aunque con un buen día y la velocidad adecuada se pasa sin demasiados problemas y justo al final de este tramo volvemos a encontrarnos con la pared limítrofe y allí abandonamos el camino principal para rodar por el otro lado, volvemos a Esporles.

Toca empujar durante un corto periodo después de rodar unos cientos de metros, pocos en comparación con la caminata pero que de todas maneras no se hace larga aunque en algún punto hay que estar al tanto de no desviarse al difuminarse el sendero en el roquedal pero después de pasar por el aujub ya es mucho más claro. En el pou de neu nos volvimos a encontrar a los senderistas de antes y que creo que se marcharon hacia la ermita después de consultar sus mapas mientras que los compañeros intentaban acordarse de si habían pasado por allí el domingo pasado, no lo tenían nada claro aunque al final acordaron que sí, pues mira, lo que no vamos a hacer es repetir itinerario, al menos en parte, y nada más salir hacia abajo nos desviamos del camino establecido y tomamos otro que no desmerece en nada al principal y que se junta con él más abajo quedando por delante la parte más rápida del itinerario.

Las restricciones de horario de un integrante del grupo nos obligaron a tomar alguna decisión en la explanada de la ermita y optaron por hacer la bajada larga en lugar de la que proponía yo, la primera sí la conocían y la segunda no por lo que optaron por lo seguro y en el desvío nos encontramos una pareja de bikeros que al parecer no tenían muy claro por donde tirar y se unieron con nosotros en el descenso donde no tuve ningún problema, no así Carlos B. que tuvo que ingeniar una pieza de aguante para la maneta del freno que al parecer se había soltado. Atravesamos hasta la fuente y el área recreativa para continuar hacia Son Malferit donde hubo otro parón por mor de esa maneta por lo que el horario establecido se sobrepasó en algunos minutos, supongo que sin consecuencias graves para el compañero.

No pude valorar la ruta que tenía en mente ya que aunque podría haberla realizado perfectamente si hubiera querido me sujeté a la disciplina de grupo y la realizaré en otra ocasión, quizás con otros compañeros o en solitario aunque siempre es preferible poder contar con una primera opinión en bruto, lo primero que te pasa por la cabeza, esos detalles son los que pueden hacer que ames u odies una ruta de por vida, iremos a por ello.


Remolonear es poco

Ha tenido que pasar casi una semana para poder salir otra vez a deshacer el entuerto (y soy muy benévolo conmigo mismo porque aquello debería clasificarse de debacle para arriba) y he convencido a un colega para que me acompañe ya que preveo que será una salida interesante, tengo buenas vibraciones, ya veremos después en qué se traducen.

Quedamos pronto pero se presenta tarde sin llegar a muy tarde y no es necesario recuperar el horario perdido justo al inicio por lo que partimos tranquilamente para cruzar la ciudad hasta el polígono de can Valero y más allá, hasta Establiments que también cruzamos para llegar al camí de Sarrià y de ahí a Son Malferit, tramo donde nos empezamos a cruzar con otros afines a los dos pedales aunque la mayoría asistidos y además con ganas de darnos buenas indicaciones sobre las monturas que por cierto nadie le había pedido, vaya usted con dios, señor!. Hasta aquí, bien, pero la cosa se va a poner interesante dentro de poco, puede decirse que nada más traspasar la barrera de arriba, y efectivamente debe ser así por las quejas del compañero hasta el punto de querer hacer otra prueba con las bicis y nos las intercambiamos para valorar desde otro punto de vista esa subida y yo lo que noto es falta de precisión delante, puede que lleve la horquilla demasiado viva y me desvía de la línea idónea a seguir lo que se traduce en ligero descontrol, sobre todo en la primera zona que aún es de tierra y piedras y aún así continuamos hasta donde pusimos el primer pie, él ha subido mejor que yo gracias a la diferencia de geometrías y a pesar de tener que arrastrar más quilos y un desarrollo más largo, de todas maneras volvimos a cambiar las máquinas y en mi caso para intentar superar ese último escalón que se me atragantó en la ocasión anterior pero no hubo manera, me quedé en el mismo sitio y con esa extraña sensación de que no hice todo lo que pude, creo que me faltó convicción.

Quedan aún un par de curvas de tierra antes de llegar al llanito y empezar a buscar otra vez tras pasar la curva de marras y lo encuentro enseguida, la entrada se ve bien si uno quiere verla pero lo que hay a continuación hay que imaginárselo un poco y mientras intento convencer al compañero que no lo tiene nada claro aparece una pareja de corredores y se meten por allí, ¿qué más necesitas para convencerte, Juanito? Pues parece que algo más porque ni por esas quiere meterse por allí pero tras algunas súplicas y sutiles engaños logré que se encaminara conmigo peña abajo aunque sin convicción alguna y eso que el itinerario prometía pero entre las paradas y contratiempos varios se nos alargó más de la cuenta y gracias porque tuvo varios amagos serios de largarse con viento fresco para arriba, yo creo que se hubiera perdido un buen camino y tampoco ayudó mucho las palabras de apoyo de un senderista que subió por otro lado, según él, por fora pista lo que acabó ya con la poca moral del otro asistente.

Un poco más tarde y más abajo empalmamos con el camino que sube desde el área recreativa a donde nos dirigimos sin tardanza pero no para quedarnos ya que como no pude convencerlo para volver a subir e ir a buscar el otro camino al menos no volveríamos por donde siempre y fuimos a visitar el safareig de Bellavista que sigue bastante impoluto, cerramos la rejilla otra vez para que no se escapen las abejas y bajamos por las escaleras de piedra hasta la marjada por la que accedemos al camino de acceso de las casas y de ahí ya a uno de las calles del pueblo, escenario que tampoco nos retuvo en nuestro afán de regresar, de ahí que tuviéramos que apretar un poco más de la cuenta en el asfalto hasta la rotonda de la carretera de Valldemossa donde ya se puede acceder a caminos más adecuados hacia ses Rotgetes y el parc Bit donde volvimos a hacer cambio de bicis para subir y pese a ser final de ruta donde se supone que estás ya más castigado pudo subir de una tirada y yo me las vi canutas para poder seguir una trazada más o menos consistente, volví a notar la dirección bastante imprecisa debido a la horquilla y él, en cambio, bastante dura pese a estar posicionada en la posición intermedia, hecho que también constató en la bajada y que le provocaron más dudas de las habituales, al contrario que a mí yendo mucho más ligero. Es lo que hay.


Semana 5 COVID

¿Nos acordamos de una vez que subimos no hace mucho por un camino de Sant Jordi y llegamos a un punto muerto con dos barreras? Pues hemos estado investigando un poco sobre lo que hay más allá, nada más y nada menos que nada interesante, al parecer es una de las entradas, no la principal, de una extensa finca de la zona, se trata de Can Vola Vola, y el camino lleva su nombre. Las casas no se ven desde allí pero existe un camino transversal desde la entrada principal frente a Son Binissalom hasta Son Oliver que comunica las casas de posesión con una casa moderna ya que en la actualidad se dedican al turismo vacacional.

Me fijé que frente a esta última hay un depósito de agua y quise averiguar si habría algún hueco por allí por donde colarse, cuando fui encontré abierta la barrera pero no hay pasos entre vallas, que además es doble, la de las parcelas sin edificar y la de la finca más atrás, no me pareció lo más idóneo para pasearse en bici por allí; inspeccioné algún ramal más abajo pero para lo único que sirven es para ir a tirar escombros, que manía con ir a esconderlos, allí pueden estar años, de pena. No me quedó más remedio que bajar a tomar la entrada de las cacas y me la encontré taponada por trastos, a ver, digo yo, si existe un servicio de recogida que basta que dejes los trastos en la calle para que se los lleven ¿a qué viene subir hasta allí para dejar un sofá y mil cosas más entre los arbustos?, ya son ganas.

Tras haberme quedado a gusto despotricando de tanto guarro me fui hasta el otro extremo del camino para comprobar un detalle, uno de esos caminos tiene un ramal que se acerca aún más al límite, eso había que verlo, aunque fue en el segundo intento, primero me equivoqué de camino pero cuando estuve en el sitio correcto comprobé que ese ramal está asfaltado, de hace muchos años pero asfaltado, y no va a ningún lado, solo a la valla, insalvable por otra parte, por allí solo pasa el viento. Descansé un poco y volví atrás sorteando la basura allí acumulada, se ve que excursionistas no pasan pero los incívicos encuentran todos los rincones más escondidos para dejar la basura, por cierto, si alguien se quiere entretener en restaurar una especie de lancha pequeña con motor allí la encontrará.

De vuelta al camino principal de Son Binissalom tiro hacia arriba dispuesto a llegar donde hiciera falta, tenía ganas de continuar ya que estos parajes no los tengo muy transitados últimamente aunque me acordaba bastante bien de los detalles. Ese camino tiene algunos tramos bastante irregulares que lo hacen interesante como menos, y más en ese sentido, en subida, pero lo que más intriga me daba era el ramal que sale en una curva ya que por ahí nos metimos alguna vez de estrangis y tal vez alicates en mano, pero no recordaba nada más. Sorpresa total ya que aparte de estar abierto y señalizado es el tramo más interesante sobre todo el paso por el bosque donde además en estos días calurosos es cuando más se agradece.

Si pasamos por allí en su tiempo debimos continuar hacia algún lado pero para mí ya es todo nuevo, estoy en los caminos vecinales de Algaida pero como si estuviera en Logroño así que me da igual norte que sur, izquierda o derecha, y lo hice a siniestro por aquello de dirigirme hacia la carretera, no miré pantalla ni llevaba chuleta así que no tenía ni idea de donde estaba. Dejé un camino de lado en una curva y seguí circulando, tomé el siguiente y giré en el primero, fallo, no tiene salida y decido probar en el siguiente y más de lo mismo, entonces la pregunta es: ¿dónde ostias está la carretera?.

Vuelvo atrás al primer camino y sigo dejando de lado el primero que he visto y debe ser por algo aunque de todas maneras tampoco tiene salida como comprobé después, continúo ruta y doy un giro que me deja enfilado mirando el puig de Randa, que mal vamos, y ahí me digo que ya saldremos en algún momento del lío. Bien, giro a la izquierda, ya debo estar en línea con el pueblo y unos instantes después un cruce y como todos los caminos están señalizados, me llevo una sorpresa, el camí de Muntanya, bingo, ahí me vengo arriba, dios, por ahí llego hasta Consell y ganas me dieron así que tiré para arriba (entiéndase norte) y llego a la carretera junto a las bodegas y me detengo un poco más allá a la sombra a comer algo, que aún no he parado en toda la mañana, y sigo dispuesto a llegar donde hiciera falta pero al pasar por el cruce del camí vell de Pina se me trastocaron todos los planes y por allí me colé. No es la parte más interesante del itinerario, es la más civilizada, pero me contentó recordarlo, no piqué en continuar recto cuando llegué al camí de ses Malloles y giré hacia la carretera para ir a buscar el barranco de Son Gual otra vez, en esta ocasión con la postura adecuada, sin embargo algo sí bajé el sillín, lo suficiente para sentirte un poco más relajado y que a la vez te permita pedalear con bastante efectividad, y además ya con la confianza de que no vas a encontrar ningún obstáculo en el camino excepto algún posible usuario en sentido contrario, que todo puede ser, por ello iba soltando algunos “voyvoy” en curvas especialmente cerradas y sin visibilidad. Lo que no hice después de pasar la barrera final es subir por el rampón, giré antes por unas rodadas que te llevan a rodear un campo superior y te acercan a la pared exterior con lo que debes pasar por delante de las casas sí o sí para volver a la carretera, hoy ya había más gente jugando y preferí no meterme por los carriles para no molestar o que algún empleado se viera en la tesitura de tener que echarme, y una vez en el asfalto volví directamente a la ciudad sin tomar ninguna variante, creo que ya estaba bien servido.


Después de visualizar detenida y concienzudamente la traza de la salida anterior sobre el mapa te das cuenta de lo fácil que te desorientas sobre el terreno si no tienes unas referencias claras a la vista y un mapa sobre el que situarlas, a ras de suelo muchas veces no ves lo evidente por más que lo tengas delante, y una de esas evidencias es de lo cerca que estaba de la carretera de Son Gual, en concreto a 280m, lo que no era tan claro es la forma de llegar allí si lo que tienes colindante al camino son parcelas con casas habitadas y solo una entrada, hay que mirarlo bien y en todos los mapas se grafía con claridad un camino que continúa desde el principal aunque en vivo no lo vi tan claro, más bien parece una rodada en una parcela agrícola, por eso no seguí por allí.

Ese era solo uno de los puntos a comprobar, luego había otro que sí parecía enlazar con uno de los viales de la urbanización de forma clara pero muy cerca de unas casas y eso siempre suelen ser problemas insalvables y en tercer lugar llegué a intuir un camino entre dos parcelas que también viene de la urbanización y separado de las viviendas, para mí era la mejor opción pero iría a comprobarlas todas, de hecho fui tan directo que ni salí del asfalto, llegué arriba por el vial de servicio para no perder ni medio minuto aunque fuera en abrir y cerrar barreras y me dirigí al primer punto a revisar, se trata de una explanada justo donde el vial de la urbanización se desdobla y vi una barrera de entrada pero no vi ninguna construcción, la valla divisoria tampoco ayuda a traspasarla ni allí ni más adelante por lo que se descarta entrar en el solar por ahora así que sigo adelante hasta un desvío con uno de los ramales cerrado pero es por allí por donde debo meterme y paro a comprobar esas barreras, se han entretenido en atarlas con alambre pero se pueden franquear bien y voy a buscar ese enlace y lo encuentro a mitad de camino, hay una barrera y al otro lado un camino, o al menos es lo que creí vislumbrar entre la maraña vegetal, desde luego hacía bastantes años que nadie traspasaba esa barrera ni circulaba por ahí, segundo fiasco del día, 0 de 2, vamos bien.

Vuelvo atrás por la carretera y me paro a fisgar un poco por la rejilla y nada me parece convincente, habrá que ver si por el lado contrario la cosa mejora. Circulo por el carril de servicio hasta el desvío a Algaida y giro a la derecha por el primer camino que encuentro, el que supuestamente debería haber enlazado de donde venía y lo continúo hasta el final, frente a una barrera que ya no quise traspasar y fui a ver unos viales semi asfaltados que parecen no cuadrar en estos terrenos y que llegan hasta una especie de cantera pequeña, un poco difuminada ya entre la vegetación por el paso de los años, vuelvo atrás y compruebo que el vial marcado en los mapas como camí de Marina no se puede realizar sobre el terreno, con dos barreras en los dos extremos y aún antes de llegar al asfalto investigo otro, había una señal de dirección prohibida pero no hice caso, de todas maneras tampoco tiene salida.

Llegué hasta el pueblo y lo crucé para dirigirme a Llucmajor, ya de perdidos al río, para volver por Son Mendivil, lo que pasa es que entre medias me fui encontrando desvíos por donde meterme y que no esperaba, tramos de la carretera antigua que te van adentrando en un mundo diferente, pero si no lo conoces y no sigues una traza es imposible saber si por donde vas tiene continuidad o no aunque lo que vi me llamó bastante la atención como para volver otros días a inspeccionar todo aquello. De todas maneras preferí ir a lo seguro y después de recorrer el segundo tramo de camino antiguo seguí por la carretera hasta encontrar el primer ramal marcado como itinerario cicloturista y así, siguiendo las marcas, llegar hasta el camí de Son Mendivil y una vez situados allí es imposible perderse intentando llegar a Palma. Sabía que era largo el tramo de asfalto pero no tanto pero no quería parar hasta llegar al inicio del tramo de tierra y allí algo más se paró, la última llamada que recibí por teléfono acabó por consumir la poca batería que me quedaba y quedó la traza a medias aunque una de las aplicaciones que uso para guardarlas sí me permite modificar o añadir tramos y la pude completar pero no subirla de esa guisa en todas.


El viernes había pensado en hacer una escapadita a Mirant de Mar, sin ninguna tarea en especial antes de partir. Preferí pasar por Bunyolí y tomar el desvío a Sarrià y a partir de ahí, todo recto. La bajada al pueblo por el camí vell estaba seca así que por ahí es por donde bajé, la primera parte aún conserva el empedrado y se mantiene más o menos íntegro pero la segunda está reventada, cuanto más limpio y conocido, más concurrido y en ese caso, mucho más deteriorado, las bicis aportan desgaste evidentemente pero no es la única causa.

Atravieso el pueblo para ir a buscar el camí des Pescadors pero tomaré el desvío de can Covent y, oh sorpresa, está arregladito con una capa de gravilla negra que debe ser muy cómoda para los vehículos a motor pero muy pegajosa para mí aunque he de confesar que la prefiero como está ahora. Solo me queda la última parte pegado a la rejilla para llegar a la carretera y desde ahí la recta final hasta el mirador, dicen que de la mar, que debe ser aquello azul que se entreve entre las copas de los árboles.

Si hubiera tenido algo de dignidad habría tirado hacia arriba o hacia abajo pero preferí ponerme una excusa cualquiera para regresar por donde había venido, aunque no sea del todo cierto, tenía por delante una pequeña exploración, revisitar una senda olvidada en años y que quizás nos dé alguna sorpresa, lo cierto es que está marcada en los mapas pero no vale la pena, asimismo está marcada con hitos y andando se podría llegar a considerar como válida, por lo que a mí respecta tiene cierto grado de elaboración, ya me lo pareció la primera vez que pasé por allí, pero la falta de uso y mantenimiento la hacen casi inviable para el paso de bicis. Lo que no me quise perder fue la comprobación del final del camino de carro al que accede y tampoco es para tirar cohetes ya que muere cerca de una especie de industria de la piedra, no quiero poner cantera o mina porque la verdad no sé lo que era.

De vuelta atrás bajé al pueblo por unas escaleras vecinales y por la calle paralela a la principal me encaminé hacia la subida del coll de s’Heura hasta que me acordé de que tenía otro asunto pendiente en el otro lado, junto al coll d’en Portell y giré en redondo para dejar también ese tema solucionado, es poca cosa, solamente una bajada que enlaza la carretera con el coll que no tenía guardada y que quería utilizar en la enésima modificación de la Ruta 18 que espero sea ya la última y una vez recorrido ese tramo podré insertar y dar por finalizada y no me quedó ya más que enfilar la vuelta por asfalto hasta el cruce del camí de Passatemps para tocar la última tierra del día. Punto final.


El sábado había habido movimiento en las redes con los compañeros preparando una salida el domingo por la Fita del Ram, es decir, subida por Bunyolí con el resto ya conocido, y por mi parte me sentía bastante intrigado por unos caminos por la zona de la ermita que aunque marcados en los mapas no me constaba que estuvieran recorridos aunque esa no fuera una condición suficiente como para no querer comprobarlos, quiero decir, alguien ha pasado por allí y visto lo visto ha decidido no incluirlos en su biblioteca pública, pues quizás, en algunos casos yo también he hecho lo mismo. De todas maneras voy a aprovechar la cercanía y me voy a acercar a saludar al grupo que con el confinamiento de por medio el contacto se ha convertido en aún más esporádico, y eso hago y voy rodando hasta el punto de reunión cuando al llegar se pone a llover y la salida se retrasa un poco más mientras nos refugiamos en el interior de los vehículos a esperar que escampe.

Mi compañía solo dura hasta la entrada de Bunyolí porque me desvío hacia Sarrià ya que si hiciera la ruta con ellos mi exploración sería al final y si algo extraño sucede me va a disparar el horario, prefiero hacerlo al revés y me encamino hacia Son Malferit en cuya barrera de entrada me alcanza un compañero y me anuncia que los bous vienen por detrás y claro, no me puedo marchar sin saludarlos así que charlamos un poco mientras esperamos al último y volvemos a emprender marcha hacia Son Ferrà donde nos despedimos, ellos van a hacer la ruta que hice hace dos días y yo voy a subir por el cemento hasta donde pueda, el camino que quiero encontrar está un poco más arriba y no voy a poder evitar el tener que enfrentarme a esas rampas mortíferas sin ayuda.

El camino de la ermita hace una curva muy amplia sobre una vaguada y me dije, aquí es y me meto adentro, al principio no está mal, se puede hacer y aunque vamos pasando por diversos ranchos no se nota rastro alguno de paso, está muy empinado y debería quedar alguna marca en el suelo, ese detalle no me convenció pero los restos de construcciones y actividad en la zona deberían ser un buen presagio. La pendiente se empina mucho y lo que puede ser el camino zigzaguea en cortas y maltrechas lazadas, no es posible circular montado pero pronto llego a una antigua zona de olivar y solo tengo que seguir las bajadas que deben existir entre bancales aunque la mayoría de pasos están desmoronados y no es cómodo bajar. La vaguada se va estrechando y a la vez espesarse de vegetación lo que me impide físicamente el paso, esa circunstancia me hace dudar lo suficiente como para entender que me he equivocado, no haber visto tampoco una traza clara de camino en buena parte de la bajada no hace más que corroborar esa sensación y no es agradable.

Subo y vuelta a empujar hasta que veo a mi izquierda una especie de paso entre las rocas, voy a verlo y parece prometedor aunque tampoco se puede montar pero de todas maneras decido seguirlo y así voy dando la vuelta hasta que me doy cuenta de que estoy en el mismo lugar de donde me he desviado, miento, más abajo, repetición de la jugada y otra vez hacia arriba para volver al mismo sitio, si sirviera de algo habría proferido algunos gritos de rabia pero me los tragué. Sigo subiendo por una empinada cuesta hasta las cercanías de una pared que no reconozco, yo no he pasado por aquí, me oí decirme, ostras, se impone alguna solución drástica, hay que consultar el mapa, en esos momentos dí las gracias por haber puesto a cargar el teléfono la noche anterior, ahora debería servir para algo. Tras consultar la traza me doy cuenta de que me estoy alejando de la línea de bajada y lo que voy a hacer es volver a bajar hasta converger y subir por la línea correcta, voy bajando y consultando varias veces pero la fiabilidad no es mucha y a veces parece que te acercas y en otras te alejas pero al menos te va dando una idea.

Llego a un punto en el que parece que he pasado antes aunque no lo reconozco, de todas maneras me siento tentado a hacer caso a la máquina y empiezo a subir y es cuando al rato me doy cuenta de que no llevo las gafas, tienen que haberse caído al quitarme la mochila y no estoy dispuesto a dejarlas allí por lo que dejo la bici de pie por si las moscas y vuelvo a bajar hasta el punto donde me había desviado antes y vuelvo a subir hasta la pared que no reconocí y efectivamente allí estaban, la duda que tenía era si podría volver a donde tenía la bici, la pantalla parecía un garabato de niño pequeño en lugar de marcar una traza clara y eso que solamente estaba dando idas y venidas por los mismos sitios, afortunadamente regresé al sitio correcto y la encontré, ahora solo debía ir subiendo para desandar el camino de bajada, la pega es que no lo reconocía y cada vez que miraba la pantalla en lugar de subir parecía que me había desplazado lateralmente, unas veces estaba a la derecha y otras a la izquierda, seguramente era así y no controlaba exactamente la escala visualizada pero no fue hasta que vi algo reconocible que pude sentirme aliviado, en estos sitios y circunstancias la bici es un verdadero agobio.

Habían pasado dos horas y media dando vueltas perdido, hubiera dicho que menos pero la máquina no engaña, no me extraña el mal cuerpo que tenía, al llegar a la pista me tumbé y por fin me pude relajar un poco, allí no miré la hora que era pero no quise continuar así que en cuanto hube comido y bebido algo bajé por donde había subido y volví por donde había venido exceptuando el último tramo de asfalto de Establiments ya que me fui a dar la vuelta por el hospital pasando por dentro en lugar de rodearlo por fuera, es lo máximo que se me ocurrió.