Algo especial

Pues sí, me apetecía para este sábado algo fuera del circuito y me dispuse a encontrarlo fuera como fuera aunque sin tener muy claro qué es lo que me podría encontrar, sobre el papel parecía claro pero luego sobre el terreno la cosa es distinta, muy distinta por no quedarme corto, hay que traducir una simple línea discontínua amarilla en algo rodable y a poder ser, divertido, una teoría simple que a veces precisa de múltiples experimentos para llegar al éxito si es que se consigue, y tampoco es de extrañar que en algunas ocasiones en las que he querido hacer partícipes de tamaño logro a algunos compañeros haya habido un desencanto generalizado en el mejor de los casos por no hablar de simples y llanas deserciones a mitad de camino. No será el caso en esta salida, tampoco el contrario, la participación será nula y deberé apañarmelas solo asumiendo todo el fracaso y disfrutando sin reservas de todos los logros.

Me acerco a Alaró por el camí des Raiguer para girar por el empedrado y dar en las afueras, aunque que haya que retroceder hoy no será un problema, y atravieso el pueblo para ir a enfilar el inicio de la subida por el camino que me lleva directo a Orient, lo que pasa es que es de muy diferentes hechuras, ancho y cementado en su mayor parte, donde coinciden en ese tramo la mayoría de accesos a todas las propiedades de la zona y la mayoría de esa mayoría son accesos barrados sin posibilidad de entrada de manera civilizada, de todas maneras si tuviera que emplear algún itinerario sería siempre en bajada.

Tenía cierto apuro en probar los nuevos desarrollos en unos caminos con pendientes importantes y este del Estret es uno de ellos pero con la cierta ventaja de estar cementado de abajo arriba por lo que el esfuerzo es mucho menor. Efectivamente y ante mi relativa sorpresa puedo subir con cierto desahogo durante bastante rato y varios piñones en la recámara por si las moscas, moscas que desde luego aparecieron y que me obligaron a usarlos aunque alguno ya fue en las últimas curvas aunque con la penalización de que se me bajara el sillín en esos tramos finales y por no parar seguí pedaleando.

Parada-descanso en el desvío y luego a empujar, he de decir que el tramo no es muy largo pero que en sentido contrario creo que es una de las trialeras más exigentes que he visto, bastante complicado no poner pie. Se acomoda un poco tras pasar por la escaleta y yo continuo hasta el punto más alto justo donde está el desvío y ahí sí hubiera agradecido más potencia en las piernas para poder subir ese camino que, aparte de estar descuidadísimo, presenta algunos puntos propios de muy entrenados. Yo lo hago andando y es casi un paseo, sobre todo comparado con el tramo del bosque donde el camino desaparece y solo se sigue una borrosa trazada en el suelo de tierra hasta la pared, casi recta y con bastante pendiente, ahí si se nota en las piernas.

Tras cruzar la divisoria hay que tirar de orientación para ir a encontrar un camino más marcado unos metros más abajo, después ya es solo seguirlo para hacernos disfrutar en ese tramo de bosque. Pequeña confusión en un desvío antes de empalmar con una pista en buenas condiciones que sin pérdida nos conduce hasta los campos sembrados cerca de la pista de las casas, digo sin pérdida si siempre tomamos los desvíos adecuados que son los que más bajan a simple vista aunque parece ser que cualquiera de ellos nos conducirán al mismo puerto. Al aparecer en el descampado no vi clara la salida y tomé el ramal que más descendía y llegué a un cuello de botella con un corral allí montado y del que no vi continuación clara aunque a posteriori he podido comprobar que no iba desencaminado, ya tenemos excusa para volver, de hecho quería hacerlo este sábado próximo aunque me parece que lo dejaré para más adelante por motivos laborales.

Voy a hacer una parada reconfortadora en la pista justo en la entrada de la finca, me la tengo bien merecida, para después empezar a buscar otro sendero de bajada que no tiene que andar muy lejos y que me parece encontrar a pocos metros de allí pero no, solo llega hasta un coll de tords cercano por lo que vuelvo al camino principal del que ya no me vuelvo a separar, mejor buscarlo andando que montado, instintivamente se te aflojan las manos de las manetas y empiezas a ganar velocidad y se acabó el buscar, claro. Nada, que sin casi quererlo me presento en la planta embotelladora buscando una salida hasta la carretera a peu pla, sin tener que saltar o tener que tirar la bici para bajar de la pared, lo que pasa es que el sitio está bastante sucio y no tiene buen rodar, ni siquiera un rodar y salté la pared cansado de bregar con las ramas para poder avanzar unos pocos metros cuando aún me faltaban unos cuantos metros para llegar hasta la barrera.

Emprendí la vuelta por carretera hasta la ciudad después de callejear un poco por las calles del pueblo pasando también por el mercadillo de la plaza donde se concentraba el bullicio mayor a esas horas, después ya es solo meter una marcha más o menos constante para poder llegar entero a casa sin fundirnos en el intento.


Tres pinos

Sabía que tenía ir el sábado más a lo largo que no a lo alto, por decirlo de alguna manera rápida y entendible, lo que no había hecho era cavilar el por dónde así que salí a verlas venir, en principio no sabía de ningún evento cercano al que me pudiera acoplar y decidí partir en dirección a Gènova aunque no llegué, en la rotonda del cuartel tiré hacia arriba, hecho del que me casi arrepentí poco después ya que hubiera preferido cruzar por Son Muntaner o en su caso por Son Vida y de paso comprobar cómo está la obra del chalé que nos cortó la salida fácil a la urbanización, eso si quieres salir a la carretera porque si prefieres tierra 100% continúas PT3 arriba hasta el cortafuegos y más allá, pero yo prefería ritmo a secas y tomé carretera a tope.

Paré en el km 6 junto con algunos otros carreteros, de esos que se lo toman con más calma, pero yo tenía ya un plan alternativo, iba a tomar el antiguo camino de bajada que la verdad no me encantó nada, ni iba convencido ni bien ajustado de suspensiones por lo que no lo disfruté y así llegué hasta los terrenos de Valldurgent por los que hay que transitar fuera pista siguiendo el rastro marcado por los animales y que te van sacando de la finca por la barrera que da acceso a la finca circundante de la subestación. Ya la primera barrera está cerrada pero no es difícil pasarla pero la peatonal está candada y la de vehículos va con motor por lo que hay que salir por el marge, lo que obliga a soltar la bici sobre las matas si vas solo, tiene un mal bajar.

Creía que había pinchado al pasar por la finca pero hinché con la bomba y de momento mantiene así que solo fueron figuraciones mías. Que podía haberme metido por el Burotell y subir a Galilea, sí, pero no a ritmo, así que tiré por asfalto hasta el cruce de Son Boronat por el que me desvié. Dudaba si seguir recto por las marjades de Son Pillo y el barranc de Cohans para presentarme en Santa Ponça para la vuelta pero opté por girar hacia el pueblo ya pensando en irme a merendar a Es Capdellà, no es que un plátano y una galletita de café se puedan considerar unos manjares exquisitos pero pueden cumplir su función nutritiva por el momento.

Ya me marchaba cuando aparecen tres bikeros de los cuales conozco a dos, Rol y Fran, a los cuales me acerco a saludar y departir un rato (lo que dure en acabarse la bebida fría que han pillado en el súper), tienen hora convenida de llegada y parece que la cumplirán. No podré ir de donde vienen pero al menos iré hasta Galatzó (o casi) para volver por Puigpunyent, me parece la opción más sensata teniendo en cuenta que no me estoy sintiendo mal, cómo llegar es el dilema. Parece claro que hay que ir al Ratxo por la pista, bien, no ha habido catástrofe por el momento; barrera cerrada, o eso me parece ver porque con una mano soy incapaz de moverla así que la rodeo por el torrente pero viendo cómo está el mecanismo y que la cadena no está pasada llego a conclusión de que se puede mover y así es, con dos manos se abre y vuelvo a dejarla como estaba. Toca subir ahora por el coll Pumarà con sus rampitas dichosas dejando su logro para mejores momentos y eso que voy por la zona de curvas, si tirara por la recta ya ni te cuento.

Paso por el portell y continúo por el camino de la ladera, saludo sin parar al allí representado y me entretengo en corroborar el espléndido aspecto que empiezan a tener esas laderas, lástima que el camino no discurra por el interior de ese incipiente bosque, más bien queda siempre en un extremo, como si de una frontera se tratara ya que por la zona que he discurrido hasta el momento presenta un aspecto lamentable y poco cambiará en el futuro. Fui un poco conformista y no cogí el desvío adecuado para hacer la última subida por tierra aún a pesar de haberme causado gran satisfacción haberla descubierto en su día y preferí subir hasta el cruce y desde allí ascender por asfalto para coger la directa hacia el pueblo por el interior del bosque no sin antes pararme a acabar con las últimas raciones junto al montón de escombros, que ya son ganas de subir allí a tirarlos.

Más que entretenida es rápida la bajada siguiente y como tal se hace corta, después el segundo tramo no tiene parangón con el primero, sucio, tapado y con algún que otro obstáculo insalvable, ya es lo último y no va a ser la guinda perfecta y además es evitable pero no me voy a quejar de eso ahora, me queda la vuelta por asfalto que realizo sin problemas y si fuera por sensaciones le doy a la ruta un más que aprobado, la verdad es que los números no son tan malos, con los esfuerzos bien repartidos sin llegar a la extenuación, en ese sentido me salió redonda, ni que pintada.


Días de gloria

Semana de fatigas y no me da por pensar en rutas trascendentales, ni siquiera en rebuscar itinerarios pendientes que quedan por ahí, y como tampoco he quedado con nadie decido darme un garbeo por la sierra más cercana, quizás de una punta a otra y bajando por donde pueda o convenga, no parece un plan muy arriesgado ni que precise de mayores preparativos, tan solo algo para roer, mucho para beber y ánimos para empezar.

Por la hora que es al salir quizás encuentre a alguien si es que han quedado por reunirse en el taller de bicis pero no hay nadie en las cercanías por lo que me apresto a seguir el plan establecido pero no he recorrido ni doscientos metros cuando me cruzo con Javi que no es que vuelva de ninguna parte sino que está haciendo tiempo hasta el encuentro con otros compañeros con los que ha quedado algo más tarde y como parece que vamos por los mismos lugares me uno al grupo y nos refugiamos a la sombra a la espera de los demás. No tarda en llegar el siguiente miembro de la terna, por Pina lo conocen, y pocos minutos después el último, Musaquillo es su alias, con éste no había rodado aún y solamente lo conocía de oídas, es decir, de Wikiloc. Pero no partimos, parece que tiene algún problema con la pinza de freno trasera, y no es para menos ya que parece imprescindible que para asegurar un buen funcionamiento de los mismos no solamente no deban estar gastadas sino que también sean del mismo tamaño, dos circunstancias que no se cumplían ni a la de tres, por tanto, fracaso asegurado.

La solución pasa por un cambio de bici y por eso pasamos por su casa que nos viene de paso y así no perdemos mucho tiempo en la maniobra. Estamos condicionados por el horario pero también, y eso se notará después claramente, por la forma física de los participantes por lo que al principio hay algunas dudas de cuál es la mejor opción de ruta a seguir, yo he propuesto empezar por la carretera de Puigpunyent en un claro delirio de optimismo de que podríamos llegar hasta las antenas de Calvià y en caso de que alguno quisiera acortar podría hacerlo por alguna de las numerosas bajadas que hay entre medias, plan que la cruda realidad se encargaría de disipar más adelante.

La subida propuesta no la conocían y yo podría haber sido más prudente y haber metido algunos piñones más, que el 22 ya ha pasado a la historia, chaval, y además, en un paso francamente limpio, se cae un compañero lastimándose el pecho dejándolo tocado para el resto de ruta. Pasamos por el coll de Son Marill y ataco las rampas de cemento sin la debida convicción, ni la suficiente potencia, para ser más justos, por lo que en la segunda me planto y ahí ya veía las antenas lejos, muy lejos, insultantemente lejanas, en la otra punta de la isla, vamos, por lo que, en vistas del éxito de la mitad del grupo en las rampas propongo bajar por la trialera de la cantera que, para mi sorpresa, aún hay gente que no conoce, será un buen test para mí también y me obligan a pasar delante, la cosa no va del todo mal aunque me parece notar como que voy parado, al menos alegre no voy, y en la última curva de arriba, al querer meterme por la izquierda me quedo enganchado en la mata y pierdo definitivamente el ritmo, ni que decir que no volví a ver a Pina hasta abajo, taponero es mi segundo apodo, pero así y todo los tiempos mejoraron de otras bajadas, está claro que lo relojes se inventaron para algo, si por sensaciones fuera me habría puesto un suspenso.

La vuelta no tiene ni que mencionarse, lo más interesante fue la parada en un cuchitril para la correspondiente hidratación con tapa incluida que al menos para eso sí hubo tiempo y también para algo de conversación sin tener que estar pendiente de mirar al suelo continuamente y con todo llegué a casa mucho más temprano de lo habitual y si digo la verdad, lo agradecí porque no estaba para mucho más, menos que entre una cosa y la otra los compañeros tampoco se quejaron mucho y se puede decir que todos quedamos contentos, entendiendo evidentemente que el golpetazo quedó solamente en eso, un cardenal algo molesto en un principio pero que se ha disipado sin consecuencias, esperemos que sí.


Semana de calores

Llevamos un mes escaso y el tema avanza aunque lo único que me preocupaba en esta mañana de sábado era encontrar un resquicio de sombra en algún sitio pero más bien se trataba de plantearme una excusa algo presentable para obligarme a salir, y pensé en acercarme a Bunyola a sabiendas de que la subida está bastante expuesta pero al menos es cómoda y sin sobresaltos añadidos. Dicho y hecho, hacia allá que me dirijo y para no repetirme mucho cruzo por las urbanizaciones en lugar de rodearlas y una vez en el camí de Muntanya ya es rodar por territorio común hasta el pueblo. La duda que tenía era si debía subir por la coma Gran o no y en vista de mi estado físico general a la hora de pasar por delante del cruce lo dejé atrás sin mayores remordimientos y me convencí a mí mismo para ir a lo seguro.

Aproveché para descansar un poco en el aparcamiento y en esos momentos pasó uno que empezó la subida sin parar y me enganché a su ritmo aunque a cierta distancia, diferencia que se mantuvo en los dos o tres primeros kilómetros pero a partir de la barrera ésta se fue reduciendo hasta llegar a cogerlo, cosa que no le debió gustar mucho porque dio un acelerón en cuanto notó mi presencia a su vera y se fue distanciando hasta llegar a perderlo de vista y se ve que tampoco paró en las mesas con lo que desapareció ya del todo, en cambio estaba el lugar muy concurrido de otros bikeros con máquinas de todo tipo, endureras sobre todo, y alguna eléctrica también. Saludé a todos pero me mantuve apartado cerca del pozo y mientras comía algo de fruta se acercaron varios al centro de la explanada, uno de ellos cojeando ostensiblemente, y lo reconocí al instante, se trataba de Miki de los Tramuntanaenduro, (para quién no sepa de la existencia de este grupo puede picar en el enlace correspondiente de la botonera lateral si siente curiosidad), de quién me habían comentado que había sufrido un accidente en un pie, lo que no sabía es de la gravedad del asunto que no voy aquí a detallar, lo que quiero resaltar es su capacidad de recuperación y de cómo utiliza la bici para tal fin, solo espero buenos resultados al respecto, se los merece.

El grupo de inqueros que le acompañaba se marchó hacia la bajada de Son Pou y él bajó por la pista y yo me quedé aún un rato más por allí y también opté por esa bajada aunque en un principio había pensado en bajar por la coma d'en Buscante después de haber pasado por la coma de s'Aigo aunque la extendida charla hizo que me lo replanteara y me fui directo hacia el desvío de Son Pou al que tampoco le hacía ascos, por supuesto, también sería un buen test aunque para mí ahora es todo nuevo, como si empezara desde el principio.

No llevaba protecciones, no creí necesitarlas y eso es un fallo, confiemos que no sea de los gordos ya que el apartado de caídas ya lo he estrenado, en principio no es una bajada técnica pero sí puede ser rápida y un fallo puede tenerlo cualquiera y tampoco sería el primero al que tienen que ir a rescatar por allí, pero no seamos agoreros, pericia y confianza y no pasarse de los límites y todo irá bien. El primer tramo, el que discurre sin camino propio por los terrenos de la Comuna es el que está peor, es más, va empeorando a ojos vista, se nota y mucho el paso de las bicis en su afán de superar retos y tiempos, más bien lo segundo porque, como he comentado, no tiene pasos técnicos de relevancia aunque hay uno, el principal, con un paso por unas rocas donde solía pasar por la izquierda y donde ahora el escalón me parece mucho más grande y aún así pasé por allí y me encontré de repente en la derecha y muy cerca del pino al que tuve que sortear, o al menos es la sensación que me dio, visto desde fuera puede que se viera de otra manera aunque lo que quiero resaltar es el sentir el aplomo de la máquina en toda la maniobra lo que derivó en una reconfortante sensación de seguridad, que no de alivio, es diferente.

Está claro que gané en velocidad pero una cosa importante, no derrapé ni patiné en ningún momento, señal también de que es un aspecto muy mejorable aunque también directamente proporcional a la erosión producida sobre el terreno, de hecho uno de los puntos más desfavorables que se pueden achacar a esta práctica deportiva y de difícil solución una vez constatado. No creía que volvería a ver a los compañeros pero varios de ellos no llegaron abajo de una tirada, uno de ellos pinchó y creí ver que querían solventar el problema a base de botellines de gas comprimido, yo me quedé con el resto en el camino principal hasta que llegaron y después emprendimos el regreso hacia Santa María. El pinchado llegó hasta Son Roig donde volvió a hinchar apremiando al grupo a seguir porque se ve que no podía reparar el mal y aunque se me escaparon en el asfalto los volví a ver parados hinchando otra vez cerca del desvío del camí de ca na Cili que es por donde yo me marché hacia Palma aunque dando algún desvío por el pueblo y después yendo a fisgar por el camí del Raiguer esperanzado por si tenía alguna conexión con la carretera que no conocía y que de hecho no encontré por lo que tuve que dar media vuelta y meterme por el camí de sa Bomba que ese sí la tiene seguro.

Pues nada, que voy a contar ya que no se sepa de la vuelta, Festival (o como se llame ahora), Caülls, caballos (ya me entendéis), Son Macià y civilización, no caben muchas florituras en este tramo, es volver y punto.

Tampoco el domingo ha dado mucho de sí saliendo a las nueve y largas, de hecho solamente me he atrevido a hacer la subida hasta el monumento de na Burguesa por aquello del pundonor y de comprobar como puedo tener aún la ciudad a mis pies, desde la sombra, eso sí, porque, madre mía el baf que pegaba al bajar desde ahí arriba, no me extraña que me haya ido a meter al bosque de Bellver para salir a la costa por el torrente en el que por otra parte hay que adivinar el sendero en su parte final tal como están las plantas de crecidas y no contento con eso al llegar delante de la Seo he vuelto a casa callejeando por el casco viejo bastante más sombrío que el resto de ciudad confiando en aplacar un poco los calores. Es lo que tiene el verano, que hace calor, calor de verdad.


Nota: La foto no es de ahora (ya quisiera), la he escogido al azar.