Tiovivo

Todas las rutas deben ser revisadas de tanto en cuando, siempre habrá que anotar algún cambio importante que pueda dar al traste ese itinerario que pudimos completar sin problemas y que mereció nuestra atención pero que ahora, por hache o por be, sea imposible repetir y esta semana toca rememorar la R55 Puntiró. No voy aquí y ahora a repetir punto por punto todas las peripecias que me llevaron a completar ese trazado, lo que sí recordaré es que fueron muchas las salidas por la zona con tal fin, algunas más provechosas que otras evidentemente pero todas necesarias.

Lo que de verdad no recuerdo es como logré convencer a un nutrido grupo de pedaleadores que me acompañara para lo que iba a ser el estreno oficial, y no solo eso sino que además alguno se presentó con algunos colegas adicionales por lo que el pelotón fue numeroso cuando empezamos y bastante mermado cuando acabamos, pero hoy no iba a ser el caso porque de trío no pasamos, solamente Juan y José M. parecen estar dispuestos a corroborar mi buena opinión sobre esta ruta (tampoco nadie más lo sabía por lo que difícilmente podría haber venido alguien más).

Empezamos desde Santa María y allí nos espera ya J.M. que ha venido rodando desde Palma, para entrenar dice, y le hago repetir traza porque nos vamos por la carreterita que se dirige a Marratxinet que es por donde había venido, y desde allí giramos para dirigirnos a Sa Cabaneta para tomar la calle principal tal como si nos dirigiéramos a Pòrtol aunque desde la misma recta principal tomamos un desvío que en pronunciada bajada nos deja en el fondo del valle donde quería enseñar una curiosidad a los compañeros pero ya no está, interpretémoslo como queramos. Lo que sí ha mejorado es la señalización de los caminos rurales de la zona, ahora se pueden leer y no tenemos la más mínima pega en recorrerlos hasta casi las inmediaciones de Pòrtol adonde no llegamos para desviarnos por un caminito en ascenso que sin embargo no tiene conexión directa con el siguiente tramo de nuestra ruta, hay que entrar por un descampado y al final hay que meterse en una propiedad donde no suele haber problemas por la lejanía de la casa pero que no obstante preferiría no tener que realizar, el objetivo es llegar a la pared del fondo que separa la finca del bosque y que no descarto que se pueda entrar por otro lado menos (en teoría) conflictivo. En ese bosque hay varios itinerarios de DH, algunos incluso con saltos, por lo que si se conoce se puede elegir el que más nos apetezca en esos momentos para llegar abajo.

El tramo siguiente hasta Puntiró me gusta bastante pero el siguiente no tanto ya que se trata de llegar a ses Olleríes y no ha habido manera de suplir ese asfalto por alguna opción más idónea para nuestros intereses, no podría asegurar que no la haya, digo que no la he encontrado, así pues toca rodar unos kilómetros por carretera hasta el llogaret donde buscamos la primera dificultad seria del día en forma de rampa inmisericorde, habrá más pero no serán tan exageradas, y que consigo pasar sin penalizar. El asfalto va perdiendo calidad a medida que subimos hasta llegar a una rotonda final desde donde arranca un camino que comunica con las casas de arriba que ni siquiera llegamos a ver ya que antes de llegar enganchamos con otro camino junto a un gallinero por el que nos lanzamos cuesta abajo hasta llegar a una casita reformada desde donde salen dos senderos que se vuelven a juntar un poco más adelante, y el que había visto anteriormente más sucio ahora está mucho más despejado y es porque el principal para entendernos tiene algunos árboles caídos que te hacen poner pie a tierra, se ve que ahora se emplea más el otro por estas razones. La parte final es muy empinada y divertida a la vez justo antes de llegar junto a las casas de es Rafal donde empalmamos con el camino asfaltado.

Por ahora todo va siguiendo el plan previsto y no tardamos en llegar al cruce que nos tiene que volver a llevar casi al mismo punto en las alturas por el que hemos pasado hace pocos minutos. La primera casa que vemos es Can Sineu con una barrera cerrada y un poco más adelante un acceso a la carretera en forma de escalera de piedra, tomamos nota. La subida no es complicada en sí, alguna rampilla pero se puede hacer bastante bien, se nos sale de la ruta pero optamos por ir a merendar en la cima, si es que a esa explanada se le puede llamar cima aunque tenga un vértice geodésico plantado, de todas maneras vamos y comemos algo a la sombra de la torre forestal, mucho más imponente por supuesto, pero no es momento de contemplaciones y volvemos al camino de subida para tomar otro desvío al poco de empalmar con el camino de subida. Esta bajada es diferente de la anterior y si estuviera más limpia sería aún más divertida y va a acabar en los terrenos de la casa que hemos mencionado antes con la tontada de no saber salir por las escaleras y lo hacemos por una pared vertical donde tenemos que ayudarnos unos a otros para poder pasar las bicis sin matarnos.

Volvemos a estar abajo y continuamos por el camino principal asfaltado hasta el siguiente ascenso, hago constar que hemos dejado de lado el desvío hacia la carretera principal que sí marca actualmente la traza de mi ruta pero he de reconocer que incluí el bucle del monumento en un alarde de confianza ya que el ir en grupo puede retrasar la media general y hacerla puede resultar demasiado larga y dura aunque lo que pasó a continuación condiciona esa idea, la barrera está cerrada, antes también lo estaba pero el paso por el lateral era muy fácil, esto ha cambiado, se ha reparado la rejilla y es de mayor altura por lo que saltarla se antoja harto difícil, si esto te lo encuentras en mitad de una ruta es posible que no tengas más remedio que hacerlo pero en este caso si se puede evitar lo evitaremos, nos queda bastante claro que la propiedad no quiere que la gente ande por allí y supongo no es por ellos mismos ya que pude comprobar que la casa en realidad se alquila a turistas y la inoportuna presencia de ciclistas pudiera alterar el negocio, nadie hace un gasto así para nada.

Obviamos esa subida y como ya nos hemos pasado el cruce que mencionaba antes dejamos también para otro día la subida al puig de Santa Eugènia, no vamos sobrados de tiempo y José tiene que volver a Palma rodando así que no conviene alargar el horario en demasía aunque no hemos acabado, aún nos queda la última subida, ésta por un camino en peores condiciones que los anteriores pero sin llegar al incordio. Cerca de una barrera debemos traspasar la pared lateral para encontrar una bajada ancha que sin llegar a tener nunca una inclinación exagerada por lo despejada y buen piso puede ser muy rápida y divertida y que nos deja en un campo arado ya fuera del bosque y donde hay que girar enseguida a mano izquierda para poder salir, allí ya es camino y empalma con el que viene de Ses Coves hasta la carretera principal.

Y hasta aquí lo que dio de sí la ruta, solamente nos quedan unos kilómetros de asfalto hasta Santa María para dar por finalizada la salida y con todos los objetivos cumplidos, uno quería hacer kilómetros, su próxima andadura por la península así lo exige, otro quería esforzarse para ir adquiriendo tono, otro quería comprobar caminos y actualizar datos técnicos pero lo que sí queríamos todos era divertirnos, pasarlo bien en compañía y si es conociendo algunos lugares nuevos mejor que mejor, entonces, desde estas premisas, se puede decir que salió todo redondo, de lo cual me alegro muchísimo por la parte que me toca.


3 puntos

Hay días en que es mejor no levantarse de la cama, claro que aunque lo supiéramos no haríamos caso, por eso salí. Había quedado con dos compañeros de fatigas para hacer una ruta cercana (creo que coincidió que estaba de guardia y no me quería alejar demasiado), así que optamos por acercarnos a la sierra de na Burguesa donde teníamos algunos asuntos pendientes de los cuales me iban dando cuenta entre semana y decidimos que ese sábado sería un buen día para solventarlos.

La cosa es que quedamos en la rotonda del polígono de Can Valero para tirar directos a la cantera por carretera y no perder el tiempo en preliminares y 1 kilómetro de asfalto tampoco es que nos pueda hacer mucho daño que digamos. No nos fue nada bien lo de entrar en el recinto de la cantera, han puesto una plancha por abajo de la barrera para impedir que pasemos y también han reforzado las rejillas por donde entraban las motos y en vista de tal situación decidimos subir por otro lado olvidándonos de esa opción a la espera de encontrar una alternativa viable y segura para acceder. Rodamos pues un poco más por asfalto hasta el bosquecillo de la derecha donde me paré a llamar a José M. que desde que se encontró a un forestal por allí que le dio la murga prefiere no pasar, aún así me hizo caso y dio marcha atrás, entonces yo arranqué junto a las piedras que allí hay colocadas para impedir la entrada de vehículos y sin ni siquiera enterarme me caí de costado encima de una de ellas y como no podía despegar el pie del pedal tuvieron que venir a sacarme del apuro ya que estaba en una posición bastante incómoda, por no decir casi cómica.

Menos gracia me hizo verme el edema, el bulto vamos, al parecer me había clavado alguna punta de la piedra en la espinilla y me había hecho un corte, ni muy grande ni muy profundo pero sí lo suficiente para tener que taparlo con una venda para comprimir la zona para sacar el líquido y hacer caso a los compañeros para finalizar la ruta (que ni había empezado) y acercarnos a un centro de salud para recibir una cura en condiciones, y eso hicimos y nos dirigimos al PAC de s’Escorxador donde la ATS o enfermera en prácticas se esmeró en darme unas puntadas que parece que no aprobó su supervisor que fue el que realmente acabó el trabajo.

Después de estas vicisitudes me levanté el domingo con ganas de marcha pero con una cierta desazón, algo no cuadraba, notaba que faltaba algo pero no sabría decir de qué se trataba, y hasta que no estuve vestido y a punto de salir a rodar viendo que la pierna me lo permitía me dí cuenta, los guantes no estaban, eso es, me los dejé en el box de curas, estaba seguro, otra excusa más para salir, me dije, queriendo ver el lado positivo del asunto pero lo que no me imaginaba es que me dijeran que no los habían encontrado por allí, no estaban donde se suponía que amontonan las pertenencias de los pacientes que puedan quedar por allí, me pareció raro, raro, raro, y me quise convencer de que quizás estarían en el bar y eso sí que era más complicado de creer ya que tendría que habérmelos dejado encima de la mesa y éramos tres y efectivamente tampoco los habían visto.

Conclusión, aparte de tener que llevar la herida tapada dos semanas, la primera sin poder mojarla e ir dos veces al centro de salud a quitarme los puntos (no es que me los quitaran dos veces es que la primera no me los quitó), aparte de todo eso es que me quedé sin guantes, y enrabiado porque solo me los había puesto dos veces, alguno disfrutará de ellos, que te den urticaria, descuider@.


Febrero tostado

Con la tija en su sitio exacto solamente debía esperar que llegara el sábado, tener la ruta preparada y los compañeros dispuestos a compartirla para saborear el día perfecto pero lo que llegó es un aviso, una petición, un ruego, un tienes que venir del encargado para ir a currar ese día, y fui, claro, por lo que de ruta nada de nada, la del domingo no suple ese factor de espontaneidad que me gusta encontrar en las salidas, estarán pensadas pero no tienen porqué cumplirse rigurosamente, y más si el grupo es reducido y dispuesto al experimento. Desde luego este sábado no va a pasar nada de esto y avisados los colegas queda anulada la salida y no me queda más que conformarme con una escapada rápida de domingo, y tiene que ser así porque tampoco estoy nada dispuesto a salir muy temprano, haré un bunyolí up-down y se acabó.

La ruta no puede tener mucha enjundia si no pretendes mejorar en algo, subiendo, en tiempos claro, y no fue el caso, 32 minutos no puede considerarse ninguna hazaña y en eso la aplicación que todos usamos no engaña (aunque a veces he llegado a pensar que sí) y como no tengo datos anteriores a su uso pues todas las comparaciones son las que se ven en sus tablas. Lo que no iba a mejorar seguro era el crono de la bajada, no iba a forzar nada y aún así hice el segundo mejor tiempo, ¡pero si llegué a pararme por falta de pedaleo en algún tramo!. Eso solo demuestra que cuando creo que bajo rápido solo es mi cerebro el que procesa esa velocidad, el crono no miente, qué le vamos a hacer, pero otra cosa muy diferente es la sensación de seguridad y aplomo que he ganado con la nueva bici, otro mundo, y aunque con el cambio de horquilla en la bici anterior gané bastante confianza y me solté en muchos sitios en conjunto no estaba compensada la parte delantera con la trasera y no podía hacer milagros aunque en algunos tramos aún tengo mejor tiempo con la vieja que con la nueva pero desde luego se acabaron los traqueteos del tren trasero que no es ni de lejos el sistema más adecuado para ir pegado al suelo constantemente, al menos ahora no debo bregar con esos inconvenientes, habrá otros pero esos son vitales.

El tema es que me fui a voltear por los alrededores para no volver demasiado pronto y poder disfrutar de una mañana si no completa al menos saludable.