Sin noticias del taller. Aventuro que no lo han podido reparar en Palma, cosa que me hubiera extrañado mucho; casi pensaría que ni siquiera lo han intentado. Sigo esperando, pues. Pero no quieto, ayer mismo compré dos cubiertas nuevas, las más baratas que encontré. Vamos a ver, la bici no tiene suspensión y tendré que ver si hay elastómeros de repuesto aunque tampoco estaría de más buscar otra cosa. Tampoco tiene frenos, por más que intenté ajustarlos aún frenan menos. Entonces, aparte de caminos casi planos, planos de superficie me refiero, y asfalto, poca cosa más se puede hacer. Y en esas estaba pensando estos días.
Sé que nadie vendrá conmigo ni yo puedo ir con nadie por lo que decidí coger carretera hasta Bunyola y después Sóller, aunque me acordé de que pasaría por delante de la barrera de la carretera que sube a Alfàbia, entonces ¿porqué no intentarlo?. Quedó así decidido pues.
Con la bici con las cubiertas nuevas hinchadas a buena presión, la suspensión hundida y los pedales automáticos puestos me encamino hacia s'Indiotería por las calles del Vivero. Y ya a las primeras de cambio me voy dando cuenta de lo que es volver a sentir el brío de una bici rígida, esas que cuando pedaleas se mueven hacia adelante, no hacia abajo. Y eso a lo largo de los kilómetros se nota y mucho. Y hoy tenía que hacer bastantes. En un principio, subir hasta las antenas en Alfàbia y bajar por el mismo sitio, pero me he ido calentando a medida que iba para allá y he pensado en buscar la bajada hacia el Coll des Vent, cerca de Honor.
Aparte de algunos carreteros solamente he visto dos bikeros que iban hacia Bunyola, con unas máquinas parecidas a la mía. Los he pasado y me la han devuelto antes de llegar a la rotonda. Pero en la cuesta final de Bunyola han aflojado bastante y los he dejado atrás. Atravieso el pueblo para salir a la carretera y empezar la subida del Coll de Sóller, sin forzar, que queda mucho todavía.
No hay nadie en la barrera, la sorteo y, por suerte, tampoco me encuentro al garriguer en todo el recorrido. Tendría que esforzarme mucho para recordar cuando fue la última vez que subí en bicicleta, menos que en coche, eso es seguro, y me ha parecido bastante fácil, larga eso sí, pero sin dificultad. La primera parte la recordaba más complicada y me ha sorprendido que no fuera así. Las diecisiete curvas con sus largas rectas nos recompensan al final con una vista magnífica sobre la zona de Palma. Oía gritos cerca pero sin ver la carretera no sabía si venía alguien por detrás.
Prosigo después de tomar un bocado (literalmente) y de una tirada hasta arriba, aunque he llegado con las posaderas que parecía que me habían metido un pebre de banyeta, ahora bien, la capita de cemento desde las casas de Sa Serra hasta arriba se agradece de veras. Lo del escozor no sabría si atribuirlo al cambio de sillín, a la falta de amortiguador trasero, o a ambas cosas a la vez.
Delante de las casas no he tenido dudas, imposible bajar hacia Sóller en estas condiciones, por lo que he llegado hasta arriba dispuesto a buscar la bajada hacia Orient. El guarda forestal no me ha aclarado el tema porque tampoco la conocía y he tenido que empezar la búsqueda desde la pista de abajo. He visto un hito y nada más, investigo hasta unas peñas y no veo nada, ni marcas ni trazadas, y con un terreno bastante abrupto por lo que descarto continuar y vuelvo a la pista para seguir buscando desde allí. Veo un hito, y un poco más lejos otro. Parece que vamos bien pero no hay continuación. Desisto definitivamente y sigo por la pista.
Mientras voy cambiando de vertiente hay algunas bajadas con piedra suelta, lo peor del día creía yo, pero como todo, puede empeorar. Había visto sobre el GE que algunas de las pistas llegaban muy cerca del Coll de … (¿Cuál es ese punto?. Carretera, diecisiete curvas y una barrera vieja donde justo dejaremos de ver Palma. Es ahí) por eso en los cruces tiraba hacia la izquierda y así iban empeorando las condiciones sobretodo porque las ramas caídas y la misma vegetación las invaden. Al final me he quedado sin trazado y he tenido que bajar a la brava hacia donde se suponía que debía estar la carretera. Pronto he encontrado un viejo camino pero por el que era imposible circular por los inconvenientes mencionados y he llegado a la carretera muy cerca de la barrera del coll.
Bajada sin contratiempos hasta la barrera de abajo, última comida del día, y sigo bajando. Tenía ganas de comprobar una cosa, una tontería al fin y a la postre, a ver hasta donde llegaría sin dar pedales. Pues hasta el cruce de Caubet ni más ni menos, y con viento en contra. Pero a partir de ahí le he metido todo lo que tenía hasta el cruce del camino 140, el que me llevará directo hacia s'Indiotería, Son Cladera, Son Gibert y para casa.