Me informaron de una salida próxima a la ciudad y me apunté ya que en todas las efectuadas este mes he salido solo y aunque en la del sábado próximo no me podré ir lejos he preferido no salir a trescar en solitario y disfrutar de la compañía que por otro lado tampoco sabía exactamente quienes serían, asegurados solo tenía a un par nada más y aunque no era muy numeroso el grupo sí estaba representada casi toda la geografía isleña, al menos desde Andratx hasta Alcúdia y uno de ellos era el que tenía que llevar la voz cantante así que nos hemos amoldado a su idea inicial no sin algún tímido intento de cambio de planes pero en general se ha seguido el guión preestablecido, y por mi parte sin ni siquiera intentar cambiarlo, ya me iba bien lo de bajar desde el puig des Revells y el puig de Bendinat con lo que ello supone de subidas, la primera bastante chunga para llegar a la casa derruida más la continuación por el hormigón y la segunda por carretera, ciertamente más suave pero también más larga, pero que luego hay que sumar otra vez la otra rampa cementada y el pateo hasta el top, aquí no hay nada regalado.
Entramos pues en faena por la Vileta recorriendo el valle del silencio para encarar la primera dificultad del día aunque creo que la mayoría se lo toma con bastante calma y resignación porque saben (sabemos) que es casi imposible superarla montados, quizás si entrenara 20 o 30 horas semanales diría lo contrario pero por ahora la cuestión es la que es pero al menos se intenta. Procuro no quedarme parado mucho rato arriba y me voy a por las cuestas de hormigón no sin antes rechazar una oferta de atacarlas con una eléctrica, el resultado es sabido de antemano con lo que no tiene ningún aliciente, solo se trataría de dilucidar cuán más fácil es subirlas, por ahora paso.
Foto de grupo en el geodésico, vuelo de dron incluido, y preparación para la bajada que viene a continuación donde me doy cuenta a las primeras de cambio que voy sin freno de atrás y con el de delante bastante mermado también con lo que el descenso se queda en un mero trámite realizándose sin pena ni gloria y con más pieses de los que la vergüenza puede asumir y me queda ya claro que el segundo descenso de la jornada será aún peor, paso de comerme el tarro y continúo como si no pasara nada, como si la cosa no fuera conmigo.
Hay que atravesar el golf de Son Quint y llegar al de Son Muntaner por el túnel inferior y una vez delante del edificio social nos advierten que en la salida han puesto una barrera con sensor automático, decía el empleado que si nos poníamos encima se abriría, mis dudas tengo pero no hizo falta comprobarlo ya que cuando llegamos se abrió por un vehículo que venía en sentido contrario. Al pasar por las casas de posesión Colau y yo nos adelantamos para no estar parados y no volvimos a ver ni oír a nadie más del grupo hasta el coll des Vent un buen rato más tarde donde los carreteros dominaban la plaza a sus anchas.
Creo que ya faltaban unos cuantos en el reagrupamiento que ya habían anunciado que su horario era bastante limitado, entonces el resto continuamos hacia la pista principal donde Papito propone y consigue que vayamos a subir por la dressera que me pareció mucha más empinada que cuando la bajas en sentido contrario y que además solo te deja en la mitad de la cuesta así que preferí no parar para no hacerlo aún más sangrante y acabar cuanto antes. Se me hizo extraño no parar en el coll des Pastors (es casi obligado) y fuimos directos a la subida, el último reto cuesta arriba de la jornada y con varios puntos infranqueables para el mortal medio y algunos más capacitados. No es que estuviera eufórico arriba esperando el comienzo del descenso en vista del enorme handicap con el que partía de inicio y tuvo que ser eso lo que me magnificó las dificultades, la verdad es que me pareció todo muy cambiado y fuera de mi alcance, todo muy penoso, la verdad, y ni siquiera pude comprobar sobre el papel cuán de ridículo llegó a ser ya que aunque la traza quedó bien grabada quedó desplazada sobre el mapa y no se contabilizaron los segmentos en strava, quizás sea mejor así, menudo fiasco.
No llevar frenos tampoco es la mejor opción para bajar por el camino original de Bendinat, hasta el golf más o menos se puede llevar porque aunque a algunos les parezca un sendero es un camino de carro totalmente invadido durante décadas de abandono por la vegetación y en el que solamente queda una línea clara de paso, pero como digo, al ser de carro la pendiente es más suave al tener largas tiradas, de hecho ese camino era (y es) mi preferido en el caso de querer subir por Bendinat y más desde que algunos se animaran a despejarlo de árboles caídos en la zona baja.
Otra sorpresa vino a continuación, la rampa de acceso a s’Ermita está renovada y eso solo puede significar que la casa está permanentemente habitada y puede haber problemas más arriba, realmente en esta ocasión no pues aunque los perros comienzan a ladrar bastante antes de que tu llegues avisando al propietario (o inquilino) de la casa este ya había salido llave en mano para abrir el candado de la barrera, tampoco me enteré de la conversación que sostuvo con nosotros porque entre la escandalera del perro y el acento del hombre no ayudó nada a entender lo que decía, habrá que ver si no está por las inmediaciones como se pasa esa barrera porque aunque abajo hay un cartel prohibiendo el paso a vehículos a motor todo parece indicar que andando o en bici sí se puede (al parecer es de acceso público) pero quedando a expensas de que te pueda abrir, digo yo.
El pescado está casi todo vendido a estas alturas, solo quedan algunas piezas en la canasta para completar el lote y las rampas alternativas al rampón de la autopista no es que sean uno de mis platos favoritos pero hay que pasarlas sí o sí para salir del lugar aunque tendría que recordar en alguna próxima ocasión el paso subterráneo de la autopista más alejado para volver al camino del cementerio (realmente el camí dels reis) por los túneles, aunque como alternativa a esas rampas creo recordar que deja bastante que desear.
Entramos pues en faena por la Vileta recorriendo el valle del silencio para encarar la primera dificultad del día aunque creo que la mayoría se lo toma con bastante calma y resignación porque saben (sabemos) que es casi imposible superarla montados, quizás si entrenara 20 o 30 horas semanales diría lo contrario pero por ahora la cuestión es la que es pero al menos se intenta. Procuro no quedarme parado mucho rato arriba y me voy a por las cuestas de hormigón no sin antes rechazar una oferta de atacarlas con una eléctrica, el resultado es sabido de antemano con lo que no tiene ningún aliciente, solo se trataría de dilucidar cuán más fácil es subirlas, por ahora paso.
Foto de grupo en el geodésico, vuelo de dron incluido, y preparación para la bajada que viene a continuación donde me doy cuenta a las primeras de cambio que voy sin freno de atrás y con el de delante bastante mermado también con lo que el descenso se queda en un mero trámite realizándose sin pena ni gloria y con más pieses de los que la vergüenza puede asumir y me queda ya claro que el segundo descenso de la jornada será aún peor, paso de comerme el tarro y continúo como si no pasara nada, como si la cosa no fuera conmigo.
Hay que atravesar el golf de Son Quint y llegar al de Son Muntaner por el túnel inferior y una vez delante del edificio social nos advierten que en la salida han puesto una barrera con sensor automático, decía el empleado que si nos poníamos encima se abriría, mis dudas tengo pero no hizo falta comprobarlo ya que cuando llegamos se abrió por un vehículo que venía en sentido contrario. Al pasar por las casas de posesión Colau y yo nos adelantamos para no estar parados y no volvimos a ver ni oír a nadie más del grupo hasta el coll des Vent un buen rato más tarde donde los carreteros dominaban la plaza a sus anchas.
Creo que ya faltaban unos cuantos en el reagrupamiento que ya habían anunciado que su horario era bastante limitado, entonces el resto continuamos hacia la pista principal donde Papito propone y consigue que vayamos a subir por la dressera que me pareció mucha más empinada que cuando la bajas en sentido contrario y que además solo te deja en la mitad de la cuesta así que preferí no parar para no hacerlo aún más sangrante y acabar cuanto antes. Se me hizo extraño no parar en el coll des Pastors (es casi obligado) y fuimos directos a la subida, el último reto cuesta arriba de la jornada y con varios puntos infranqueables para el mortal medio y algunos más capacitados. No es que estuviera eufórico arriba esperando el comienzo del descenso en vista del enorme handicap con el que partía de inicio y tuvo que ser eso lo que me magnificó las dificultades, la verdad es que me pareció todo muy cambiado y fuera de mi alcance, todo muy penoso, la verdad, y ni siquiera pude comprobar sobre el papel cuán de ridículo llegó a ser ya que aunque la traza quedó bien grabada quedó desplazada sobre el mapa y no se contabilizaron los segmentos en strava, quizás sea mejor así, menudo fiasco.
No llevar frenos tampoco es la mejor opción para bajar por el camino original de Bendinat, hasta el golf más o menos se puede llevar porque aunque a algunos les parezca un sendero es un camino de carro totalmente invadido durante décadas de abandono por la vegetación y en el que solamente queda una línea clara de paso, pero como digo, al ser de carro la pendiente es más suave al tener largas tiradas, de hecho ese camino era (y es) mi preferido en el caso de querer subir por Bendinat y más desde que algunos se animaran a despejarlo de árboles caídos en la zona baja.
Otra sorpresa vino a continuación, la rampa de acceso a s’Ermita está renovada y eso solo puede significar que la casa está permanentemente habitada y puede haber problemas más arriba, realmente en esta ocasión no pues aunque los perros comienzan a ladrar bastante antes de que tu llegues avisando al propietario (o inquilino) de la casa este ya había salido llave en mano para abrir el candado de la barrera, tampoco me enteré de la conversación que sostuvo con nosotros porque entre la escandalera del perro y el acento del hombre no ayudó nada a entender lo que decía, habrá que ver si no está por las inmediaciones como se pasa esa barrera porque aunque abajo hay un cartel prohibiendo el paso a vehículos a motor todo parece indicar que andando o en bici sí se puede (al parecer es de acceso público) pero quedando a expensas de que te pueda abrir, digo yo.
El pescado está casi todo vendido a estas alturas, solo quedan algunas piezas en la canasta para completar el lote y las rampas alternativas al rampón de la autopista no es que sean uno de mis platos favoritos pero hay que pasarlas sí o sí para salir del lugar aunque tendría que recordar en alguna próxima ocasión el paso subterráneo de la autopista más alejado para volver al camino del cementerio (realmente el camí dels reis) por los túneles, aunque como alternativa a esas rampas creo recordar que deja bastante que desear.