No me creo nada

Hace tiempo, allá por finales de 2017, me invitaron a asistir a la presentación de la ley de caminos públicos que tramitó el Consell Insular y que un año después aprobó definitivamente el Govern Balear y donde asistió como público también algún propietario afectado, hubo una cierta tensión en el turno de preguntas ya que la norma pretendía ser bastante expeditiva respecto a la usurpación de estos viales y además daba pie a la expropiación en muchos supuestos, extremo que al parecer se suavizó bastante en el texto final. Comento esto porque el caso en cuestión del tramo de este propietario ha vuelto a salir a colación en estas fechas, nada más y nada menos que 4 alcaldes y varios altos cargos anunciando a bombo y platillo la apertura, o más bien la pronta consecución de un trazado completo entre Palma y Puigpunyent y no tenía idea de un cambio de postura de la propiedad respecto a ese tema, vayamos pues a comprobarlo sobre el terreno, pues. Sabía de alguna que otra salida de los compañeros por esos andurriales pero no comenté nada con ellos, mejor corroborarlo por uno mismo y salimos de dudas de una vez por todas.

Me he saltado el tramo que cruza desde Son Quint por feo y jodido y me he ido directamente por carretera, pasando eso sí por el punto x por si acaso, y excepto los carreteros, nadie. Un poco de pedaleo y estamos ya en el inicio del tramo que hasta la pared está bastante claro, lo sabía y no lo hice, girar a la derecha enseguida pero seguí recto y tuve que atravesar los bancales de mala manera para volver a enlazar, mis espinillas sufrieron las consecuencias. Allí me pasaron dos bikeros a toda mecha que perdí de vista enseguida antes de llegar al inicio del bosque donde todo parece continuar como antes, rejilla abajo, árboles cruzados, bastante sucio y ninguna señal hasta la barrera desde donde podemos continuar tranquilamente hasta la pared que delimita los campos arados, están por allí los ciclistas pero vuelven a poner la directa y adiós muy buenas.

Por ahora todo sigue igual que antes salvo que no puedo saber de ninguna de las maneras si ahora permiten el paso o no y lo que a mí me parezca resulta irrelevante, se sigue cruzando por en medio del campo hasta la pista y en cuanto se llega al torrente giramos a mano derecha para circular junto a su cauce sin notar ningún cambio. Podemos salir de la finca por una barrerita en la rejilla y continuar durante un largo tramo hasta la entrada de Son Serralta donde debemos pasar a la carretera para abandonarla casi al instante como si nos dirigiéramos hacia Son Puig, camino asfaltado que nos lleva hasta la parte alta de Puigpunyent y que me recuerda que un poco más adelante también tengo asuntos pendientes y de hecho voy a fisgar un poco. Estoy en la entrada de Son Forteza y la barrera está abierta pero me fijo en los carteles y señales, carteles del Consell grafiando los GR y señales de prohibido el paso a las bicis, de hecho vino alguien en un vehículo y me lo recordó, que si está prohibido, que si soy el dueño, que si vino la Guardia Civil por un accidente y puso multas, etc., etc., etc., vamos, que nada ha cambiado.

Me voy al cruce a comer algo y después intento continuar por la vera del torrente hasta donde puedo que fue poco, la naturaleza pone sus propios límites así que me toca volver a Son Serralta por asfalto pero esta vez en cuanto llegue a la rejilla voy a acceder a la carretera otra vez para ir por el otro margen aunque no se puede decir que por un trazado muy claro, por donde se pueda. El trazado contrario es mucho más abierto pero tiene una pega, no puedes volver al anterior por culpa de la barrera del torrente, ya he estado por allí otras veces y saltar las rejillas es harto complicado, eso ni lo intenté por lo que me aposté en la barrera a esperar algún acontecimiento y el primero sería ver pasar a los moteros que venían del bosque, pasó uno por el escalón, luego otro pero a alguno se le atragantaba y no subía, y mientras lo esperaban uno de ellos comentó que yo les estaba grabando, no sé con qué, la verdad, pero el compañero le tranquilizó diciéndole, “déjalo, no nos puede hacer nada”¿¿¿???.

Lo gracioso del caso es que al poco de largarse, y se fueron hacia la finca conflictiva en cuestión, se abrió la barrera y pude pasar pero no apareció nadie por allí y me dispuse a marcharme yo también, le eché un vistazo al escalón y le di la aprobación, zas, de cabeza y zas, a volar, primero yo y después la bici, valoración errónea, toma nespla, la piedrita ha bloqueado la rueda delantera y ha aparecido supermán de repente, hacía algunas temporadas que no me sucedía pero se ha saldado con unas raspaduras en el codo izquierdo y poco más sin llegar al nivel de las de las espinillas, más ridículo que daño hubo, pero la pregunta que aún me hago es ¿llegué a tocar el freno, sí o no?.


En tres líneas, según ChatGPT

El narrador reflexiona sobre su experiencia al explorar un tramo de camino público en bicicleta, recordando la presentación de una ley relacionada con este tema en 2017. A pesar de la promesa de apertura de un tramo entre Palma y Puigpunyent, encuentra obstáculos como señalización confusa y terreno difícil de navegar. Durante su recorrido, se encuentra con motociclistas y se pregunta sobre la legalidad de su acceso. Finalmente, su viaje termina con una caída leve, dejándolo cuestionando sus acciones.