Acierto de pleno

Como esta semana tengo que estar localizable por si las moscas no pude aceptar la invitación que me hicieron para ir a Mancor a pedalear un poco por allí, querían hacer una ruta con varias bajadas interesantes y que hace tiempo no cato, de hecho, la del puig de Lloseta solamente la he hecho un par de veces, o una, porque aunque en una ocasión subí por la ladera de Lloseta no me acuerdo si al final bajé por allí mismo o por la pista cementada. Tampoco me causaba gran desazón, de todos modos no podía ir y no cavilé mucho en ello, iremos otro día y espero que con metas un poco más altas.

Menos alto sería mi paseo cercano, de hecho ni me lo había pensado y no es porque no hubiera oído veces durante los días anteriores que iba a llover y lo que me quedó es que empezaría sobre el mediodía y han acertado de pleno aunque antes ya se había producido un pequeño chispeo que me ha pillado en Gènova justo cuando estaba parado reparando un pinchazo y es que antes han pasado cosas y las voy a contar, por lo de empezar desde el principio que es como mejor se entienden las cosas.

La única diferencia de esta jornada a otros días es que hoy me he puesto dos camisetas para salir y aunque eran poco más de las ocho he pasado bastante calor, pese a que las dos eran de manga corta, tentado estaba de quitarme una. Me he ido carrileando hasta el parc de sa Riera y he atravesado por la cuesta hasta el de arriba, donde la petanca, para continuar hasta el centro comercial y desde allí empezar a rodar por tierra atravesando la finca por algunos de sus muy numerosas rodadas hasta el torrente donde me he entretenido practicando algunos lances en un escalón, a estas alturas y con ésas, seguro que piensa alguno, y con razón!. Eso ha sido después del episodio con la perra que me ha dejado claro que ése era su territorio cuando me ha enganchado el tobillo pero sin llegar a apretar, solo a modo de advertencia, y tampoco se notaba preocupación en el dueño así que la cosa no ha pasado de la anécdota.

Para salir de allí toca atravesar algún paraje más o menos pisado pero hoy he querido ir a dar una vuelta y me he metido por algún tramo menos concurrido y ha sucedido lo inevitable, de pronto iba culeando de atrás aún antes de salir a la carretera y no he querido meter mano sin probar al menos que estuviera pinchada de verdad, un poco de bombeo y a continuar pero no he llegado muy lejos y me he tenido que parar en el semáforo de Gènova para cambiar la cámara y ahora es cuando llegamos al punto por donde había empezado el relato y podemos continuar desde ese instante.

Decía que he tenido que cambiar la cámara trasera pero antes he repasado a conciencia la cubierta y he encontrado numerosos pinchos clavados, ahora hará falta saber cuántos han pinchado la cámara antes de poner siquiera el primer parche y es que en alguna ocasión he tenido que poner tres o cuatro seguidos al ir apareciendo agujeros uno detrás del otro.

Subidita al monumento y sudando y eso que no lucía el sol ni mucho menos, todo gris, gris, gris pero al menos había terminado de llover así que me he decidido a continuar al menos hasta el coll des Pastors y aparte de los moteros todos los que me he encontrado venían en sentido contrario, donde más había estaban en los alrededores del coll, los he visto cuando me iba pista abajo a buscar alguna bajada interesante que meter en el zurrón, la conocida como Caseta des Pinar me ha parecido la más idónea, más rápida que lenta y sin excesivas complicaciones, de hecho antes la hacíamos subiendo, ahora no creo que fuera capaz pero más o menos se asemejaba bastante lo que iba recordando a lo que me iba encontrando, ha estado bien.

Justo donde empieza este camino en la urbanización hay una serie de senderos que van junto o solapando el torrente que van estupendamente para llegar hasta abajo, hasta puedes cruzar la autopista por debajo pero me he hecho un pequeño lío y solamente he hecho los primeros y pese a saber que podía entrar por la pista de tenis he bajado por asfalto, una pena.

En la vuelta ha sido cuando ha empezado a llover con más insistencia y al final he quedado empapado hasta abajo pero la temperatura, pese al viento, era bastante suave y no tenía sensación de frío aunque tampoco diré que sea cómodo el circular bajo la lluvia y más que bajo de, sobre de, porque casi te empapa más la que te escupe las ruedas que la que te cae encima, pero bien, una duchita caliente lo arregla todo y a pensar en la siguiente.


El rondo

Parece que el fin de semana se estira y que hará hasta calor, situación un poco engañosa porque en realidad solo notas esa sensación si estás directamente enfocado por los rayos solares, de otro modo, al meterte de pleno en los bosques la temperatura se rebaja bastante al estar todo bastante húmedo, pedrolos incluidos.

Me había parecido que una visita a la mola de Planícia daría pie a un buen argumento bikero pero afrontarla como tengo pensado, con los casi 900 metros en vertical de corrido, me daba un poco de pereza en estos días, por otra parte ya había descartado ir a Lluc, más que por la ida por la vuelta y las condiciones reinantes, así que me decidí por algo más liviano, la Comuna de Bunyola, ¡gran atrevimiento!.

Partí por el itinerario clásico de Son Macià y allí pude encontrar la primera sorpresa, me fijé en que no había coches aparcados y que la puerta de la cocina estaba abierta y en un vistazo rápido noté desorden en el interior lo que hizo que volviera atrás a fisgar un poco y efectivamente está más que desordenado, está hecho un cisco, paré un día a hablar con quién estuviera por allí a preguntarle por el tema de la barrera y no me había parecido que aquello estuviera en tamaña ruina así que me paseé un poco por allí dentro y la verdad, lo que vas viendo va de mal en peor, se está cayendo en pedazos, a saber lo que pasará a partir de ahora (quién quiera ver algunas fotos las tiene en el álbum correspondiente).

Había pensado en salir a la carretera por Son Sales entrando desde Planera no por la barrera, que está cerrada, sino por algún paso libre del linde y justo al ir a hacerlo sonaron varios disparos, ¡rediez, cazadores! no había caído en la cuenta y no es cuestión de ir a ganarte algún sobresalto en el menor de los casos así que me volví a dirigir al camí de Muntanya en un giro que visto sobre la traza no tiene el menor sentido si tu destino es Bunyola, sea como fuere ya estaba encaminado sobre el camino de tierra que no iba a abandonar hasta la carretera de Santa María.

Puestos en posición aerodinámica toca afrontar los últimos kilómetros de asfalto hasta el pueblo confiando en cruzarte con el menor tráfico rodado posible por si las moscas, de hecho puede que hubiera más ciclistas que coches en ese tramo, un grupo me pasó pero tampoco se alejaron mucho y de hecho cuando aceleré un poco iba recortando distancia y mientras tanto oía voces por detrás que se iban acercando pero que no me llegaron a pasar hasta que llegué a los chalés y me disponía a girar, no sé cómo no les dio vergüenza el chupar rueda de esa manera en esa mini subida, ¡que un plato de 30 no da para tanto!.

Había una bici de hiper en el aparcamiento pero el tiempo que estuve no apareció personaje alguno a interesarse ni tampoco nadie montado vi u oí en toda la subida aunque sí bastantes coches, de escaladores sobre todo, y caminantes... perdón, perdón, algunos XC sí bajaron, rectifico. En las mesas sí había alguien, tres bikeros que iban a hacer un bosque y la k3? y se fueron un poco antes que yo a completar la faena mientras por mi parte iba a dar la vuelta a toda la parte alta, pasando por el depósito y volviendo por el penyal, allí iba a poder valorar algunas dificultades con los nuevos desarrollos, no me fue mal pero en mi empeño en no reventar las cámaras había puesto demasiada presión (no medida, solo presentida) y en algún punto tuve pérdida de tracción aunque más lo achaco al desentreno que otra cosa.

Paré arriba y fue en la vuelta donde me crucé con multitud de caminantes, casi todos extranjeros, me pareció bastante raro, la verdad. Quise hacer la variante del comellar d'en Cupí pero lo escurridizo del suelo en la zona complicada no me dio ninguna confianza (no me la da en seco como para hacerla en mojado) y la pasé andando. Un poco mejor me fue en las zetas y la parte larga, mucho más asequible aunque con algunos senderistas paseando por allí. Descarté de inmediato continuar por ese camino hacia el pueblo y me dirigí hacia la pista para bajar por los tramos que aún se conservan del camí vell sin tomar las nuevas dresseres entre lazadas que se van abriendo. Me pasaron por allí varios miembros de Aupuja bajando a toda pastilla pero como el camino antiguo a menudo tiene o una mala entrada o una mala salida y te ves obligado a pasarlas a pie enseguida te han sacado mucha ventaja y no pude ni siquiera saludar. Lo que no esperaba para nada es cruzarme con quién lo hice ya casi abajo del todo, un antiguo compañero de andanzas ha retomado la actividad y vuelve a las andadas en lo que espero no sea solo un calentón y podamos disfrutar de su presencia en alguna salida.

Había enfilado hacia el campo de fútbol pero rectifiqué animado por el horario y reculé hacia el pueblo para empezar la vuelta real desde Can Penasso por el GR marcado, camino también bastante concurrido, por cierto. Me queda un tramo de asfalto para enlazar con Son Termens y hacer el camí de Passatemps con sprint incluido y no con los mejores tiempos, dicho sea de paso, después ya la vuelta fue mucho más tranquila y solo con la nota más sonada como son las obras de la rotonda del camí dels Reis en el polígono que no había visto, creo que la ordenarán por semáforos, no sé qué tal será la solución, no suelo pasar por allí.


Pensando título

Parece que ha llegado el viernes y me pilló un poco desprevenido y sin plan a la vista pero sobre todo sin mucho tiempo por delante por lo que tracé una ruta de compromiso, y qué mejor si aprovechamos lo que tenemos más cerca, una Burguesita valdrá, pero lo que tenía que ser una salida rápida y con vuelta a media mañana empezó ya con retraso y no nos pusimos en marcha hasta las nueve y media, a este paso no hacía falta ni llevar comida, no íbamos a parar siquiera.

Subimos hasta Gènova y atacamos por la vía directa y nos encontramos a dos ciclistas en el mirador, no eran los primeros, de hecho nos habíamos cruzado con bastantes, parecía como si los hubieran echado de casa a la mayoría. Llegamos al monumento dos por delante y dos por detrás y ésa es la configuración que se fue repitiendo a lo largo del camino hasta el coll des Pastors porque entre llamadas de teléfono e ir a plato pequeño no volví a ver al compañero hasta allí. Los dos chavales (de menos de treinta, me refiero) iban también a trompicones, uno de ellos parecía ir bastante bien pero el segundo iba sufriendo de lo lindo, y además no tenían nada claro de por donde tirar, entablamos conversación pero ante tal panorama y al observar las bicis no se me ocurrieron muchas opciones que comentar, cualquiera de ellas me parecía que les sobrepasaba por uno u otro motivo pero al menos eran voluntariosos.

La peña que pasaba por allí o que nos cruzamos era numerosa y abarcaba muchas actividades físicas y también del motor y tampoco faltaron los cazadores en su primer día de levantamiento de veda. Uno de ellos me informó, de forma muy sarcástica por cierto, de las distintas fincas públicas existentes en la isla donde nos iban a recibir a nosotros y a nuestras bicis con los brazos abiertos, le agradecí la información y le aseguré que no nos saldríamos del camino por si acaso. Al final los chavales bajaron con nosotros en dirección al coll des Vent pero tuve que parar en el hormigón porque volví a dar un llantazo en la zona de piedras anterior, ¿será verdad que tengo que meterle más presión? y es que ni siquiera noto el golpe, me viene de improviso, solo me faltaba ya eso para acabar de perder más tiempo si cabe, entre una cosa y otra nos iban a dar las uvas.

Cambiamos cámara y nos dirigimos a la carretera para hacer una vuelta directa y rápida por las dresseres aunque no tanto como para volver a encontrarnos a los dos ciclistas cerca de Son Dureta donde tenían aparcado el coche, otro rato de charla y más avisos del móvil respecto a las paradas de la ruta, menos mal que entre ese punto y casa ya no tuvimos que parar más y aún llegué a tiempo para que la bronca no fuera tan gorda como imaginaba, reto superado.

Por la tarde me pude dedicar un rato a quitar toda la arcilla blanca que llevaba pegada de donde los militares y dejar la máquina lista para lo que se entiende como la RUTA SEMANAL, aquella donde se marcan serios y concretos objetivos a cumplir, el problema es que ese apartado me lo había saltado y estaba en blanco así que me centré en la última salida y me propuse modificar lo que había empezado ya que el final no fue el previsto, recorté por horario y por dudas, hubiera sido ir en sentido contrario y habría habido conflicto seguro, así que lo dejé para otra ocasión, pero bien, ¿porqué no hoy? nada ni nadie me lo impide así que doy por hecho que eso es lo que voy a hacer y así, mientras voy pedaleando en dirección al Parc Bit voy enlazando mentalmente un recorrido que me satisfaga.

Se trataría de recorrer unos itinerarios poco conocidos y hay motivo para ello, aunque en un primer momento el camino está limpio a medida que vamos avanzando éste va perdiendo definición mientras la vegetación invade todo el ancho impidiendo el avance, de hecho al final hay que subir por la pendiente hasta encontrar una pared de rejilla que cuesta atravesar, y después múltiples cruces de pistas dificultan la orientación y para acabar de redondear el pastel al llegar a la pista principal empieza una dura ascensión solo apta para los más avezados y eso sin mencionar que ahora la barrera que hay a mitad de camino está cerrada y no hay forma de traspasarla, otra vez debemos buscar una solución a través de la rejilla y el ir solo tampoco ayuda en absoluto, está claro que no es un recorrido que aporte mucha diversión que digamos y yendo en solitario, menos.

Me costó llegar arriba por la misma dificultad del camino pero mi intención no era continuar sino dirigirme hacia el coll d'en Claret y desde allí buscar algo conveniente. Después de recorrer más o menos un kilómetro por asfalto me doy cuenta de que me he dejado el móvil ahí arriba, muy silencioso estaba todo, por eso me dí cuenta, y tuve que volver a toda leche a buscarlo y ahí estaba. Repito camino y me paro en la entrada de Son Ferrandell y me parece que está más cerrada que antes y sigo adelante sin comprometerme. Al llegar a la carretera me dirijo hacia lo más alto por el vial de la urbanización y encaro la entrada al camino que me debe llevar abajo y justo cuando estoy a punto de levantar la bici oigo unos gritos de uno que pasa en un vehículo e intuyo que se me está dirigiendo, no llego a atravesar la barrera y el tío para un poco más adelante y viene hacia mí preguntándome qué a dónde voy, lógicamente la conversación no llega a ningún puerto pero el hombre no se marcha, y no solo eso sino que llama a alguien por talki y móvil, menudo despliegue. Me como un plátano, me paseo por allí, saco fotos pero sigue en sus trece y para no complicarme más soy yo el que se va hacia la urbanización para hacer toda la bajada hasta Mirant de mar y hasta me parece que me crucé con ellos por alguna de esas calles, no parece que la consideración de camino público por parte de las autoridades haga mucha mella en la opinión de esos personajes enfrentándose con todo bicho viviente que por allí osa circular.

Bajada interesante, muy apta para coger velocidad si es ése nuestro objetivo, por eso al llegar a la explanada decidí continuar el descenso hasta la carretera en otro tramo donde pude comprobar de primera mano el incremento de seguridad que aporta la nueva máquina, que no se traduce en decremento de tiempos, esa es la verdad por otra parte.

Al llegar al cruce de arriba había bastante movimiento y es que al parecer habían atropellado, o quizás había caído solo, a un ciclista extranjero y allí se encontraba una ambulancia y el personal médico realizando las primeras curas. Lo que son las cosas, solo en el tramo entre el cruce del port y el desvío hacia Esporles me pasaron unos cuantos casi rozando el manillar tan panchos, ni al medio minuto de haber comprobado las consecuencias de un accidente son capaces de apartarse el metro y medio reglamentario, no es de extrañar que en cuanto pasara por el cruce del camí des Correu corriera a meterme por ese sendero, ese apaño de camino metido ahí a presión ya que el camino original debía recorrer la misma senda que la carretera actual.

Como no quiero bajar al pueblo es cuestión de ir a buscar el enlace de la Font de dalt por el safareig cuyo camino de acceso desde Son Tríes también precisa de una buena poda. Me queda lo que será ya la última subida del día por tierra hasta el sendero de arriba ya muy cerca de la fuente que supero de una tirada, creo que es la primera vez, y después de pasados ya los escalones me acordé de que debía haber echado una foto a la fuente y mientras vuelvo atrás me cruzo con un trío que vienen de allí, un saludo y no más y una vez tirada la instantánea vuelvo sobre mis pasos para salir a la carretera y subir el último tramo hasta lo alto donde veo que están saliendo por la barrerita otros bikeros que vinieron tras de mí por Son Malferit y como son cuatro las barreras que hay que cruzar en esa posesión nos fuimos encontrando en esos puntos, los dejé en la última porque se paraban a esperar a la fémina del grupo que iba un poco más lenta, de hecho fue el único momento que la vi, venían de la Fita y mientras esperaban charlamos un rato antes de separarnos.

Constatar que no me supo tan mal no poder hacer ese tramo ya que hay alternativas tan buenas o mejores, por ese aspecto no sufro pero tampoco me quise meter en discusiones sobre los caminos que no llevan a ningún sitio y tampoco creo que fuera ése el interlocutor válido, posiblemente eran los arrendatarios de la finca y siguen instrucciones de arriba, ya hace años nos pudieron dar su versión en una ocasión donde nos pararon en las casas de camino a Esporles, queda por ver si con la nueva normativa que se prepara con respecto a estos temas varía en algo la posición de la propiedad, está más que demostrado que circular en bici no ayuda y por lo que entendí por allí ni siquiera los senderistas tienen mejor cartel.


Estret

Después de una ruta donde no había brillado especialmente no me esperaba gran cosa para esta semana, no era apatía ni pesimismo pero tampoco había preparado algo como para sentirme resarcido y poder quitarme ese regusto del paladar, por eso no salí con una ruta clara y concisa sino más bien todo lo contrario.

Tenía que venir un compañero y desistió de buena mañana por lo que el único límite era mi propio aguante y/o curiosidad (más bien lo primero) pero también con la salvedad de que podría estar más concentrado en mis propias tareas, estoy en estas últimas rutas realizando más fotografías de elementos que no tienen un valor paisajístico intrínseco pero sí de su localización en un mapa, es decir y con otras palabras, estoy recopilando puntos de paso, en inglés waypoints, aprovechando las características de la cámara que sí me da esta información y es que si vas acompañado o acompañando estoy más pendiente de otras cosas y se me pasan muchos puntos que podrían ser interesantes.

Lo que sabía cierto es que quería ir a Valldemossa pero no por Esporles sino directamente por Raixa y Raixeta para encaminarnos después hacia la Moleta rodeando las casas por su trasera. Ya lo hice la última vez que pasé por allí y me crucé con alguien ya en la subida pero solamente nos saludamos, ni siquiera paró a interesarse por mi presencia por esos barrios por lo que pude continuar sin problemas. En esa ocasión si no recuerdo mal continué hacia el camí des Caragol y bajé hacia la font des Polls pero esta vez quería ir hacia Son Verí.

Ya en Raixa me fijé en el cartelito que hay clavado en el poste junto a la barrera (ya debía estar la última vez que fui pero como seguimos por el camino de abajo no lo vi) y que señala directamente al pueblo ¿quiere esto decir que realmente hay vía libre? y recuerdo entonces que algo he oído al respecto aunque no me consta que oficialmente así sea, parece pues que es el día adecuado para descubrirlo.

Se me hizo corto el trayecto y eso que ni mucho menos realicé mi mejor crono pero las sensaciones así me lo confirmaban. Paradita en las casas en ruinas para estirar las piernas y continuar por el tramo más complicado del camino pegado al torrente precisamente porque éste ha desaparecido erosionado y/o camuflado casi por completo de manera natural, no parece pues haya habido cambio alguno desde el último pase. Dejamos atrás el portillo y el cruce de las casas pese a desobedecer la flecha indicadora que nos señala esa dirección y seguimos por la pista hasta enlazar con el camino asfaltado de las casas.

He vuelto a notar ahí el mismo desajuste del cambio trasero (eso sobra ya que no hay otro) que la semana anterior y justo es cuando necesitas mayor potencia y me tengo que parar a intentar solventarlo y para ello solo dispongo del tensor de la maneta al que doy vueltas de un lado para otro hasta que me parece que los chasquidos cesan y puedo continuar sin problemas, al menos aparentes. Una vez arriba dudo entre ir a subir por los establos o por la pista del chalé y aunque ya he salido en dirección a la carretera me desdigo y vuelvo atrás, me parece más interesante la segunda opción y creo que igual de erróneas las dos porque si no voy equivocado el GR pasará por las casas y subirá por otro lado pero de momento yo tomaré esta opción, lo que pasa es que no estoy seguro de dónde me tengo que desviar pero aún así dejo de lado el primer desvío casi abajo sin temor a equivocarme y cuando veo el segundo sé que es por ahí.

Se trata de una especie de pista aplanada paralela a una rejilla aún dentro de la zona de bancales pero que pronto encontramos el portillo que da acceso al bosque continuando también al costado de la rejilla. Éste es el tramo que peor se encontraba y justo detrás de las casas aún persisten algunas dificultades pero en general se puede decir que es ciclable en toda su extensión presentando un aspecto bastante digno. A continuación parece que ha habido algunas mejoras pero hay que adivinarlas, no hay nada señalizado y tuve que investigar un poco por allí para dar con el itinerario correcto, hay que pasar otro botador antes de enfilar hacia la fuente, o más bien lo que queda de ella, de la mina solo brota un fino hilillo de agua, prácticamente es un goteo, y tal cual se fue al suelo la estructura así ha quedado, al final se perderá todo.

Para salir ya no hace falta atravesar la pared ya que se ha desplazado la barrera unos metros hacia el interior y tenemos salida franca. Solo nos queda pedalear unos metros y estar atentos al desvío también sin señalizar aunque una pintada en el suelo lo delata. Sendero rápido que accede a algunas propiedades de la zona pero que no tienes tiempo de contemplar, hay que concentrarse en lo que está uno metido. Al llegar a la carretera opto, tras alguna indecisión, por subir hasta la plaza del pueblo y comerme allí un tentempié entre los paseantes tras lo cual voy a buscar la bajada que da a la carretera vieja y desde ese punto coger el ramal de la depuradora para continuar por el antiguo itinerario hacia Son Salvat, y se nota que ha pasado la brigada por allí, no ha quedado ni rastro de matorral ni zarzas.

Pont de s'Estret, punto crucial de la ruta, enfrente tenemos el camino que se encarama hacia la pared rocosa ahora con lo que queda de la barrera metálica y que no impide el paso como antaño. El primer tramo es más sendero que otra cosa casi pegado a la pared y con desvíos que se dirigen a los diversos puntos de escalada, desvíos que voy dejando atrás hasta llegar a la intersección con un camino de carro que baja hacia las casas cercanas, nuestra ruta pues, es hacia arriba. Este tramo no tiene mayores complicaciones hasta la siguiente barrera que fue donde me encontré a los dos alemanes que subían conversando tranquilamente y no sé adonde se dirigían, no creo que ni ellos lo supieran realmente.

A partir de este punto empieza el cacao, una espectacular obra de ingeniería que nos va a poner a prueba en todos los aspectos, solo nos queda disfrutarla a rabiar. Una vez terminada la parte dura pasamos por el porxo y todo vuelve a la calma, estemos atentos para dejar atrás el desvío de bajada y continuar de frente para llegar al final del camino unos minutos después junto a un rancho de carbonero. Hay un sendero muy marcado que se encamina hacia la pared de arriba que aunque no tenga paso peatonal hay que atravesar junto al coll de tords para ir a parar a la pista que se ve más abajo que bien se puede hacer montado.

Hemos aparecido junto a un aujub y debemos tomar dirección en ascenso, pasaremos frente a otro grupo de construcciones y es donde empieza la parte más dura aunque no es muy larga, desde luego la bajada que viene a continuación es mucho peor que esta si la hacemos en sentido contrario. Vamos circulando por la amplia pista que desemboca en otra asfaltada que acaba a su vez en la explanada de la casa des bosc, a partir de este punto volvemos a pisar tierra y piedras, nuestro hábitat natural y donde pueden empezar a surgir algunas dudas sobre qué desvío es el que hay que tomar si vas hacia Esporles, de hecho seguí recto cuando llegué al forn y tuve que volver atrás, por ahí no era, esa pista realiza un bucle y va a dar a la asfaltada, luego cogí el correcto y me dispuse a probar ese sendero de bajada y me lo pasé bien, pude hacer más de lo que esperaba y al llegar al desvío en lugar de continuar volví a subir por el comellar por otro sendero menos rocoso y que vuelve a la pista de arriba, grata sorpresa, ahora lo tenía todo de frente para hacer una bajada directa hacia el coll de sa basseta sin prácticamente ninguna dificultad insalvable aunque no pueda decir que la pasara con nota, solo sé que me lo pasé pipa.

Si no hubiera sido tan tarde hubiera podido apartarme de los convencionalismos y volver por otros derroteros más acordes con nuestros gustos pero el horario manda y una bajada rápida por la carretera hasta Esporles es lo suyo para ahorrar tiempo aunque tomé el último tramo de tierra señalizado y ahí se puede considerar que terminé la ruta pero evidentemente tenía que volver a mi punto de partida pero eso es circunstancial, lo que realmente me fastidió después fue comprobar que con el fallo del teléfono aparte de cambiarse la hora también se paró la grabación de la traza y no me di cuenta hasta Son Cabaspre donde lo volví a activar, una auténtica pena y que con toda seguridad va a ser la excusa para volver a repetir la ruta más pronto que tarde, mejorando el final, por supuesto.