Parece que ha llegado el viernes y me pilló un poco desprevenido y sin plan a la vista pero sobre todo sin mucho tiempo por delante por lo que tracé una ruta de compromiso, y qué mejor si aprovechamos lo que tenemos más cerca, una Burguesita valdrá, pero lo que tenía que ser una salida rápida y con vuelta a media mañana empezó ya con retraso y no nos pusimos en marcha hasta las nueve y media, a este paso no hacía falta ni llevar comida, no íbamos a parar siquiera.
Subimos hasta Gènova y atacamos por la vía directa y nos encontramos a dos ciclistas en el mirador, no eran los primeros, de hecho nos habíamos cruzado con bastantes, parecía como si los hubieran echado de casa a la mayoría. Llegamos al monumento dos por delante y dos por detrás y ésa es la configuración que se fue repitiendo a lo largo del camino hasta el coll des Pastors porque entre llamadas de teléfono e ir a plato pequeño no volví a ver al compañero hasta allí. Los dos chavales (de menos de treinta, me refiero) iban también a trompicones, uno de ellos parecía ir bastante bien pero el segundo iba sufriendo de lo lindo, y además no tenían nada claro de por donde tirar, entablamos conversación pero ante tal panorama y al observar las bicis no se me ocurrieron muchas opciones que comentar, cualquiera de ellas me parecía que les sobrepasaba por uno u otro motivo pero al menos eran voluntariosos.
La peña que pasaba por allí o que nos cruzamos era numerosa y abarcaba muchas actividades físicas y también del motor y tampoco faltaron los cazadores en su primer día de levantamiento de veda. Uno de ellos me informó, de forma muy sarcástica por cierto, de las distintas fincas públicas existentes en la isla donde nos iban a recibir a nosotros y a nuestras bicis con los brazos abiertos, le agradecí la información y le aseguré que no nos saldríamos del camino por si acaso. Al final los chavales bajaron con nosotros en dirección al coll des Vent pero tuve que parar en el hormigón porque volví a dar un llantazo en la zona de piedras anterior, ¿será verdad que tengo que meterle más presión? y es que ni siquiera noto el golpe, me viene de improviso, solo me faltaba ya eso para acabar de perder más tiempo si cabe, entre una cosa y otra nos iban a dar las uvas.
Cambiamos cámara y nos dirigimos a la carretera para hacer una vuelta directa y rápida por las dresseres aunque no tanto como para volver a encontrarnos a los dos ciclistas cerca de Son Dureta donde tenían aparcado el coche, otro rato de charla y más avisos del móvil respecto a las paradas de la ruta, menos mal que entre ese punto y casa ya no tuvimos que parar más y aún llegué a tiempo para que la bronca no fuera tan gorda como imaginaba, reto superado.
Por la tarde me pude dedicar un rato a quitar toda la arcilla blanca que llevaba pegada de donde los militares y dejar la máquina lista para lo que se entiende como la RUTA SEMANAL, aquella donde se marcan serios y concretos objetivos a cumplir, el problema es que ese apartado me lo había saltado y estaba en blanco así que me centré en la última salida y me propuse modificar lo que había empezado ya que el final no fue el previsto, recorté por horario y por dudas, hubiera sido ir en sentido contrario y habría habido conflicto seguro, así que lo dejé para otra ocasión, pero bien, ¿porqué no hoy? nada ni nadie me lo impide así que doy por hecho que eso es lo que voy a hacer y así, mientras voy pedaleando en dirección al Parc Bit voy enlazando mentalmente un recorrido que me satisfaga.
Se trataría de recorrer unos itinerarios poco conocidos y hay motivo para ello, aunque en un primer momento el camino está limpio a medida que vamos avanzando éste va perdiendo definición mientras la vegetación invade todo el ancho impidiendo el avance, de hecho al final hay que subir por la pendiente hasta encontrar una pared de rejilla que cuesta atravesar, y después múltiples cruces de pistas dificultan la orientación y para acabar de redondear el pastel al llegar a la pista principal empieza una dura ascensión solo apta para los más avezados y eso sin mencionar que ahora la barrera que hay a mitad de camino está cerrada y no hay forma de traspasarla, otra vez debemos buscar una solución a través de la rejilla y el ir solo tampoco ayuda en absoluto, está claro que no es un recorrido que aporte mucha diversión que digamos y yendo en solitario, menos.
Me costó llegar arriba por la misma dificultad del camino pero mi intención no era continuar sino dirigirme hacia el coll d'en Claret y desde allí buscar algo conveniente. Después de recorrer más o menos un kilómetro por asfalto me doy cuenta de que me he dejado el móvil ahí arriba, muy silencioso estaba todo, por eso me dí cuenta, y tuve que volver a toda leche a buscarlo y ahí estaba. Repito camino y me paro en la entrada de Son Ferrandell y me parece que está más cerrada que antes y sigo adelante sin comprometerme. Al llegar a la carretera me dirijo hacia lo más alto por el vial de la urbanización y encaro la entrada al camino que me debe llevar abajo y justo cuando estoy a punto de levantar la bici oigo unos gritos de uno que pasa en un vehículo e intuyo que se me está dirigiendo, no llego a atravesar la barrera y el tío para un poco más adelante y viene hacia mí preguntándome qué a dónde voy, lógicamente la conversación no llega a ningún puerto pero el hombre no se marcha, y no solo eso sino que llama a alguien por talki y móvil, menudo despliegue. Me como un plátano, me paseo por allí, saco fotos pero sigue en sus trece y para no complicarme más soy yo el que se va hacia la urbanización para hacer toda la bajada hasta Mirant de mar y hasta me parece que me crucé con ellos por alguna de esas calles, no parece que la consideración de camino público por parte de las autoridades haga mucha mella en la opinión de esos personajes enfrentándose con todo bicho viviente que por allí osa circular.
Bajada interesante, muy apta para coger velocidad si es ése nuestro objetivo, por eso al llegar a la explanada decidí continuar el descenso hasta la carretera en otro tramo donde pude comprobar de primera mano el incremento de seguridad que aporta la nueva máquina, que no se traduce en decremento de tiempos, esa es la verdad por otra parte.
Al llegar al cruce de arriba había bastante movimiento y es que al parecer habían atropellado, o quizás había caído solo, a un ciclista extranjero y allí se encontraba una ambulancia y el personal médico realizando las primeras curas. Lo que son las cosas, solo en el tramo entre el cruce del port y el desvío hacia Esporles me pasaron unos cuantos casi rozando el manillar tan panchos, ni al medio minuto de haber comprobado las consecuencias de un accidente son capaces de apartarse el metro y medio reglamentario, no es de extrañar que en cuanto pasara por el cruce del camí des Correu corriera a meterme por ese sendero, ese apaño de camino metido ahí a presión ya que el camino original debía recorrer la misma senda que la carretera actual.
Como no quiero bajar al pueblo es cuestión de ir a buscar el enlace de la Font de dalt por el safareig cuyo camino de acceso desde Son Tríes también precisa de una buena poda. Me queda lo que será ya la última subida del día por tierra hasta el sendero de arriba ya muy cerca de la fuente que supero de una tirada, creo que es la primera vez, y después de pasados ya los escalones me acordé de que debía haber echado una foto a la fuente y mientras vuelvo atrás me cruzo con un trío que vienen de allí, un saludo y no más y una vez tirada la instantánea vuelvo sobre mis pasos para salir a la carretera y subir el último tramo hasta lo alto donde veo que están saliendo por la barrerita otros bikeros que vinieron tras de mí por Son Malferit y como son cuatro las barreras que hay que cruzar en esa posesión nos fuimos encontrando en esos puntos, los dejé en la última porque se paraban a esperar a la fémina del grupo que iba un poco más lenta, de hecho fue el único momento que la vi, venían de la Fita y mientras esperaban charlamos un rato antes de separarnos.
Constatar que no me supo tan mal no poder hacer ese tramo ya que hay alternativas tan buenas o mejores, por ese aspecto no sufro pero tampoco me quise meter en discusiones sobre los caminos que no llevan a ningún sitio y tampoco creo que fuera ése el interlocutor válido, posiblemente eran los arrendatarios de la finca y siguen instrucciones de arriba, ya hace años nos pudieron dar su versión en una ocasión donde nos pararon en las casas de camino a Esporles, queda por ver si con la nueva normativa que se prepara con respecto a estos temas varía en algo la posición de la propiedad, está más que demostrado que circular en bici no ayuda y por lo que entendí por allí ni siquiera los senderistas tienen mejor cartel.
Subimos hasta Gènova y atacamos por la vía directa y nos encontramos a dos ciclistas en el mirador, no eran los primeros, de hecho nos habíamos cruzado con bastantes, parecía como si los hubieran echado de casa a la mayoría. Llegamos al monumento dos por delante y dos por detrás y ésa es la configuración que se fue repitiendo a lo largo del camino hasta el coll des Pastors porque entre llamadas de teléfono e ir a plato pequeño no volví a ver al compañero hasta allí. Los dos chavales (de menos de treinta, me refiero) iban también a trompicones, uno de ellos parecía ir bastante bien pero el segundo iba sufriendo de lo lindo, y además no tenían nada claro de por donde tirar, entablamos conversación pero ante tal panorama y al observar las bicis no se me ocurrieron muchas opciones que comentar, cualquiera de ellas me parecía que les sobrepasaba por uno u otro motivo pero al menos eran voluntariosos.
La peña que pasaba por allí o que nos cruzamos era numerosa y abarcaba muchas actividades físicas y también del motor y tampoco faltaron los cazadores en su primer día de levantamiento de veda. Uno de ellos me informó, de forma muy sarcástica por cierto, de las distintas fincas públicas existentes en la isla donde nos iban a recibir a nosotros y a nuestras bicis con los brazos abiertos, le agradecí la información y le aseguré que no nos saldríamos del camino por si acaso. Al final los chavales bajaron con nosotros en dirección al coll des Vent pero tuve que parar en el hormigón porque volví a dar un llantazo en la zona de piedras anterior, ¿será verdad que tengo que meterle más presión? y es que ni siquiera noto el golpe, me viene de improviso, solo me faltaba ya eso para acabar de perder más tiempo si cabe, entre una cosa y otra nos iban a dar las uvas.
Cambiamos cámara y nos dirigimos a la carretera para hacer una vuelta directa y rápida por las dresseres aunque no tanto como para volver a encontrarnos a los dos ciclistas cerca de Son Dureta donde tenían aparcado el coche, otro rato de charla y más avisos del móvil respecto a las paradas de la ruta, menos mal que entre ese punto y casa ya no tuvimos que parar más y aún llegué a tiempo para que la bronca no fuera tan gorda como imaginaba, reto superado.
Por la tarde me pude dedicar un rato a quitar toda la arcilla blanca que llevaba pegada de donde los militares y dejar la máquina lista para lo que se entiende como la RUTA SEMANAL, aquella donde se marcan serios y concretos objetivos a cumplir, el problema es que ese apartado me lo había saltado y estaba en blanco así que me centré en la última salida y me propuse modificar lo que había empezado ya que el final no fue el previsto, recorté por horario y por dudas, hubiera sido ir en sentido contrario y habría habido conflicto seguro, así que lo dejé para otra ocasión, pero bien, ¿porqué no hoy? nada ni nadie me lo impide así que doy por hecho que eso es lo que voy a hacer y así, mientras voy pedaleando en dirección al Parc Bit voy enlazando mentalmente un recorrido que me satisfaga.
Se trataría de recorrer unos itinerarios poco conocidos y hay motivo para ello, aunque en un primer momento el camino está limpio a medida que vamos avanzando éste va perdiendo definición mientras la vegetación invade todo el ancho impidiendo el avance, de hecho al final hay que subir por la pendiente hasta encontrar una pared de rejilla que cuesta atravesar, y después múltiples cruces de pistas dificultan la orientación y para acabar de redondear el pastel al llegar a la pista principal empieza una dura ascensión solo apta para los más avezados y eso sin mencionar que ahora la barrera que hay a mitad de camino está cerrada y no hay forma de traspasarla, otra vez debemos buscar una solución a través de la rejilla y el ir solo tampoco ayuda en absoluto, está claro que no es un recorrido que aporte mucha diversión que digamos y yendo en solitario, menos.
Me costó llegar arriba por la misma dificultad del camino pero mi intención no era continuar sino dirigirme hacia el coll d'en Claret y desde allí buscar algo conveniente. Después de recorrer más o menos un kilómetro por asfalto me doy cuenta de que me he dejado el móvil ahí arriba, muy silencioso estaba todo, por eso me dí cuenta, y tuve que volver a toda leche a buscarlo y ahí estaba. Repito camino y me paro en la entrada de Son Ferrandell y me parece que está más cerrada que antes y sigo adelante sin comprometerme. Al llegar a la carretera me dirijo hacia lo más alto por el vial de la urbanización y encaro la entrada al camino que me debe llevar abajo y justo cuando estoy a punto de levantar la bici oigo unos gritos de uno que pasa en un vehículo e intuyo que se me está dirigiendo, no llego a atravesar la barrera y el tío para un poco más adelante y viene hacia mí preguntándome qué a dónde voy, lógicamente la conversación no llega a ningún puerto pero el hombre no se marcha, y no solo eso sino que llama a alguien por talki y móvil, menudo despliegue. Me como un plátano, me paseo por allí, saco fotos pero sigue en sus trece y para no complicarme más soy yo el que se va hacia la urbanización para hacer toda la bajada hasta Mirant de mar y hasta me parece que me crucé con ellos por alguna de esas calles, no parece que la consideración de camino público por parte de las autoridades haga mucha mella en la opinión de esos personajes enfrentándose con todo bicho viviente que por allí osa circular.
Bajada interesante, muy apta para coger velocidad si es ése nuestro objetivo, por eso al llegar a la explanada decidí continuar el descenso hasta la carretera en otro tramo donde pude comprobar de primera mano el incremento de seguridad que aporta la nueva máquina, que no se traduce en decremento de tiempos, esa es la verdad por otra parte.
Al llegar al cruce de arriba había bastante movimiento y es que al parecer habían atropellado, o quizás había caído solo, a un ciclista extranjero y allí se encontraba una ambulancia y el personal médico realizando las primeras curas. Lo que son las cosas, solo en el tramo entre el cruce del port y el desvío hacia Esporles me pasaron unos cuantos casi rozando el manillar tan panchos, ni al medio minuto de haber comprobado las consecuencias de un accidente son capaces de apartarse el metro y medio reglamentario, no es de extrañar que en cuanto pasara por el cruce del camí des Correu corriera a meterme por ese sendero, ese apaño de camino metido ahí a presión ya que el camino original debía recorrer la misma senda que la carretera actual.
Como no quiero bajar al pueblo es cuestión de ir a buscar el enlace de la Font de dalt por el safareig cuyo camino de acceso desde Son Tríes también precisa de una buena poda. Me queda lo que será ya la última subida del día por tierra hasta el sendero de arriba ya muy cerca de la fuente que supero de una tirada, creo que es la primera vez, y después de pasados ya los escalones me acordé de que debía haber echado una foto a la fuente y mientras vuelvo atrás me cruzo con un trío que vienen de allí, un saludo y no más y una vez tirada la instantánea vuelvo sobre mis pasos para salir a la carretera y subir el último tramo hasta lo alto donde veo que están saliendo por la barrerita otros bikeros que vinieron tras de mí por Son Malferit y como son cuatro las barreras que hay que cruzar en esa posesión nos fuimos encontrando en esos puntos, los dejé en la última porque se paraban a esperar a la fémina del grupo que iba un poco más lenta, de hecho fue el único momento que la vi, venían de la Fita y mientras esperaban charlamos un rato antes de separarnos.
Constatar que no me supo tan mal no poder hacer ese tramo ya que hay alternativas tan buenas o mejores, por ese aspecto no sufro pero tampoco me quise meter en discusiones sobre los caminos que no llevan a ningún sitio y tampoco creo que fuera ése el interlocutor válido, posiblemente eran los arrendatarios de la finca y siguen instrucciones de arriba, ya hace años nos pudieron dar su versión en una ocasión donde nos pararon en las casas de camino a Esporles, queda por ver si con la nueva normativa que se prepara con respecto a estos temas varía en algo la posición de la propiedad, está más que demostrado que circular en bici no ayuda y por lo que entendí por allí ni siquiera los senderistas tienen mejor cartel.
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