Ayer volví a ver en el garage de mi hermano pequeño, la bicicleta que se compró allá por el año 1992. Era una Ridge Back azul y blanca de acero. Nada del otro mundo; con unas llantas anchísimas. Pero lo que me llamó la atención fueron las cubiertas. Muy finas, solamente 1,5 pulgadas. Creía que estaban deshinchadas, pero no. Comprobé la medida varias veces. Antes de tenerla no tenía ni las más mínimas ganas de ir en bici, aunque alguna se veía por la calle. Pero empecé a usarla ocasionalmente. Salidas al Castillo de Bellver los domingos realizando bucles por los caminos que hay en el bosque que lo rodea. Antes se podía. La primera vez que fui ni llegué arriba. Después mejoré paso a paso. Allí coincidía con otros bikeros pero cada uno iba a su rollo. Esta etapa duró más de un año, sólo con alguna salida esporádica por Na Burguesa. No me sentía preparado para una salida seria por la montaña, hasta que encontré por casualidad una revista en una consellería del Govern Balear en la que se ofrecían excursiones, tanto a pie como en bicicleta, cada quince días. Pude apuntarme y aprovechar las ventajas de ese sistema, ya que el traslado se realizaba en autocar. Que me acuerde hicimos La Trapa, sa Talaia d'Alcúdia, Na Burguesa, es Teix, Sa Talaia dels Reis, Sa Comuna de Bunyola, y puede que alguna otra.
La experiencia resultó positiva en su conjunto. El nivel era muy parejo y no desentoné. Conocí muchos itinerarios nuevos y me despertó el gusanillo para hacer cosas más interesantes. Comencé a documentarme sobre caminos y excursiones de la isla para salir a realizarlas, en un principio, solo. Los demás integrantes de ese grupo parece que lo dejaron cuando se acabaron las salidas organizadas.
Al comienzo solía salir los domingos por la mañana con algún compañero de trabajo o cuando me compré la bici, con mi hermano. Fue una de aquellas que se ofertaban en los bancos, en concreto, Sa Nostra. Una Markhor de acero, muy pesada, pero suficientemente resistente para las acometidas que iba a sufrir. Al menos llevaba un 32 atrás y, aunque los platos eran grandes, 48-38-28, y ovalados, se subía bastante bien. Bajar ya era otra cosa. ¿Cómo se baja con una rígida? Pues, muy lento; y calculando muy bien las trazadas, que a la mínima te quedas clavado en una piedra. Y muy cansado de brazos. A esa bicicleta solamente le cambié la potencia y el manillar. La potencia por una Kalloy Uno (el que no le ponía esta le metía una Zoom) y el manillar un Rito de aluminio, que aún conservo, pero que cambiaré mañana por uno de doble altura.
Pero se hicieron muchos caminos. A algunos de los cuales aún no he vuelto; por esto, después de una etapa de dejadez, he retomado las salidas con ánimos renovados. Esa etapa en solitario duró algunos años, en los cuales se recorrió buena parte de la sierra, buscando los itinerarios a partir de algunos mapas y libros de excursiones que iban cayendo en mis manos. No fue hasta que hojeé el Catàleg d'antics camins de la Serra de Tramontana, editado por el Consell, cuando la búsqueda y recorrido se hizo más sistemática.
En una de estas salidas por la Comuna me encontré un grupo de gente de Palma con la que congenié rápidamente y acabamos juntos la parte final de la ruta, quedando para días venideros. Con ellos se programaron salidas largas y alejadas de Palma. Las más comunes en esa época eran Massanella por el Coll de sa Línia; Camí vell Pollença-Lluc, sin coger ninguno de los nuevos desvíos; Serra de Alfàbia, hasta els Cornadors y bajada por el Barranc; La Trapa o Maristel.la, sin olvidar Castell d'Alaró o la Comuna de Bunyola, entre otras; aunque una de mis preferidas era Planisi.
Dado que en aquella época disponía de un ordenador portátil para el trabajo comencé a poner por escrito esos caminos que había hecho en solitario y las nuevas rutas que íbamos realizando. Con ellos las salidas se hicieron más amenas y divertidas. El tipo de bicicleta típico era la rígida con suspensión delante. Solamente uno de ellos llevaba una doble, y era del Carrefour de verdad, pero nunca petó escandalosamente.
Como conocedor del terreno me convertí en jefe de grupo, decidiendo donde íbamos y donde no íbamos. Normalmente la ruta solía salir según lo planeado, siempre dentro del horario y kilometraje previsto. Aunque también tuve algún traspiés importante. Me acuerdo del día de la subida a els Horts. Acabamos en la cima del Puig d'en Alí después de escalar durante más de una o dos horas, y digo escalar, porque eso fue lo que tuvimos que hacer. Me intentaba convencer a mí mismo de que llegaríamos a algún punto de la subida desde Mancor, pero no tenía idea de dónde estábamos realmente.
Otra de las fuertes fue cuando hicimos la Costera desde Sóller. En Cala Tuent los convencí para volver a Sóller por la carretera. Casi me muero; fue el día de la gran pájara.
Fue por esa época cuando cambié el cuadro por uno de aluminio Oria muy ligero, que me regalaron, teniendo que cambiar más componentes al ser de medidas diferentes. El cambio más drástico fue en la transmisión, pasando a llevar platos Microdrive 42-32-22, con menos piñones atrás, hasta 28. Tuve que ponerle una horquilla nueva y encontré una superligera, Trimoly (cromo-molibdeno triple conificado), que me daba la sensación de llevar dirección asistida en la bicicleta. Fue un cambio muy positivo. Gané mucha fluidez en las subidas y bajando era más nerviosa; pero seguía siendo rígida.
Por esa época solía salir con otro bikero solitario que me encontré por Na Burguesa. Solía aprovechar los ratos libres que le dejaba su profesión para salir a estirar las piernas cerca de Palma. Juntos hicimos buenas migas y buenas rutas. Fue él quién decidió que debía llevar ya una suspensión como Dios manda y se presentó con una Manitou Spyder, que le sentó de maravilla a mi nuevo cuadro. Un nuevo mundo se abrió ante mí. Las trialeras parecían tener menos baches y mejoraban mucho, siempre y cuando no te lanzaras como un loco, ya que era muy cortita de recorrido (solo cuatro cms.). Aún la llevo, aunque alguien me ha comentado que las gomas deben estar ya podridas.
La edición del libro seguía su curso, complementándose con unos mapas hechos a mano. Hice algún intento de conseguir su publicación, o al menos su lectura por alguien entendido, pero no hubo éxito, aunque seguía creyendo que tenía su hueco. Había un primer libro, de un tal Juan Poyatos, con todas las clásicas por esa época, con algunas fotos y datos técnicos. Al cabo de unos años apareció el segundo, y es cuando vi más factible mi proyecto, ya que se trataba de recorridos por el Pla, de los llamados cicloturistas. De todas maneras, no puse mucho empeño en que viera la luz.
Tras una etapa en el dique seco debido a una operación de hernia en la que hice unas cuantas excursiones a pie, volví a la carga, nuevamente con el grupo, pero sin la continuidad adecuada. Nuevamente hubo un parón importante de bastantes meses por diversos avatares domésticos (cambio de domicilio y demás), que relegaron la bicicleta al trastero, por lo que perdí contacto con el grupo. Dispuesto a no perder esa afición comencé a salir de nuevo, esporádicamente, notando que no había perdido las ganas de pedalear por la montaña.
Como la red me brindaba una posibilidad de publicación a través del Blog o Cuaderno de Bitácora, opté por esa opción y creé uno para ir poniendo unos pequeños comentarios sobre las salidas que hacía (calidad literaria aparte) e ir intercalando los capítulos del libro que tenía guardado en el armario. Así fue en un principio, hasta que me dí cuenta de que la parte del libro quedaba confundida entre los comentarios que no tenían nada que ver con éste. Además la disposición física del blog no permite muchas filigranas sin tener que entrar en la edición HTML. Para ello se optó por crear otro blog solamente para el libro donde se pudiera seguir con más facilidad.
Al poder acceder a Internet comencé a rebuscar todo aquello relacionado con MTB en la isla, encontrando no más de una docena de enlaces interesantes. Hay algunas buenas páginas por el contenido que me produjeron la envidia necesaria para volver a sentir la necesidad del pedaleo y el descubrimiento de nuevos itinerarios juntamente con otros forofos de la materia.
Y así fue como volvió a comenzar todo otra vez.