Variado

Lo del mes de marzo no ha tenido mucho misterio debido a temas laborales que me han modificado los esquemas y así lo único que he hecho son tres salidas cortas en sábado o domingo casi por el qué dirán. Me fui el día 18 al Arenal y llegué hasta Son Verí solo para poder decir que he tocado tierra y también por un poco de curiosidad porque me habían comentado de ciertos cambios en la zona boscosa, casi como si se hubiera barrado el paso de manera intencionada, no pude corroborar ese extremo pero lo cierto es que sí ha habido movimiento pero no sabría decir con seguridad si se trata de talas, limpiezas u otros motivos ya que no le vi un orden claro, parecía todo un poco caótico, sin ningunas señales orientativas o prohibitivas por ahora y sin respuestas claras que despejaran mis dudas emprendí regreso a la civilización y dando las gracias de que aún no esté bloqueada la zona aunque todo llegará.


Cuando uno no quiere meterse en berenjenales de rutas, exploraciones o simplemente participar en alguna salida con los compañeros por cualquier motivo, sea por tiempo, salud o pereza si me apuras pues queda lo que queda y aún así algo tiene que caer, vamos a dar unas pedaladas por los arrabales de Son Rapinya, en concreto por esas parcelas tan concurridas por los bikeros de Son Puigdorfila Vell y Son Suredeta, al menos de paso aunque yo no pasaré de allí, mi intención es hacerme unos bucles por la zona que de todo permite.

Hizo calor y ya enfrente del colegio y antes de arrancar pendiente abajo ya me tuve que despojar de alguna prenda, pasó un grupito de conocidos que iban a la montaña pero no me convencieron de abandonar mis planes y en cuanto estuve listo me tiré hacia abajo tras ellos, se suele girar a la izquierda abajo pero yo seguí recto para llegar hasta el torrentillo teniendo que superar un escalón que no presenta mayor dificultad el bajarlo pero cual va a ser mi sorpresa porque me pegué el trompazo padre fruto de un patinazo inesperado de la rueda delantera antes de llegar, aterricé sobre el codo derecho y la cadera pero afortunadamente, y tras unos minutos de recompostura, pude continuar el periplo y que no consistió más que en unas vueltas por la zona rodando lo máximo posible.


Durante la semana practiqué la mecánica ciclista y me entretuve en volver a montar la bici Rockrider, la 9.3, con todo lo que tenía a mano, le metí los frenos que llevaba en la Rallon y le acoplé los mandos de puño de la rígida, todo con calzador porque tengo un mando de 3 platos cuando solo llevo 2 y el trasero de 7 velocidades con una piñonera de 9, la cadena rueda mejor que lo que se ve y la potencia y el manillar también son originales de la Orbea pero al menos pude completarla y ponerla en orden de marcha, quedaba pues probarla.

Rodando al menos va mejor que la rígida que después de montar y probar en la calle la descarté de inmediato y quedó solo para el rodaje en casa durante la pandemia, vamos a ver si esta reliquia doble soporta un trato algo más duro para lo cual me dispongo a efectuar una salida de comprobación aunque tarde y en domingo por lo que no aventuro mucha miga solamente notando como se comporta en los primeros compases, que no son más que los mismos de la semana pasada por tenerlos más presentes y a modo de comparación por lo que al pasar por la rotonda de los militares decido llegar hasta el monumento y ahora con más razón si voy acompañado. La subida no es mala y no preciso enganchar el plato pequeño lo que al menos me da algún ánimo aunque todo el rato un poco intranquilo por un posible desajuste de los cambios que me de algún susto en forma de avería.

En la explanada nos despedimos y yo vuelvo atrás para cruzar por el bosque de Bellver y salir por la entrada principal, todo por tierra y al menos ha cumplido lo mínimo, para llegar hasta el paseo marítimo cruzando después por el interior del barrio antiguo, lo que hago de tanto en cuando para verificar que aún existe. El test de la bici no ha sido muy convincente que digamos, simplemente pasable y usable solo en el caso de una extrema necesidad en montaña, más en ciudad donde no tiene tantos requerimientos y si varias ventajas.


No me creo nada

Hace tiempo, allá por finales de 2017, me invitaron a asistir a la presentación de la ley de caminos públicos que tramitó el Consell Insular y que un año después aprobó definitivamente el Govern Balear y donde asistió como público también algún propietario afectado, hubo una cierta tensión en el turno de preguntas ya que la norma pretendía ser bastante expeditiva respecto a la usurpación de estos viales y además daba pie a la expropiación en muchos supuestos, extremo que al parecer se suavizó bastante en el texto final. Comento esto porque el caso en cuestión del tramo de este propietario ha vuelto a salir a colación en estas fechas, nada más y nada menos que 4 alcaldes y varios altos cargos anunciando a bombo y platillo la apertura, o más bien la pronta consecución de un trazado completo entre Palma y Puigpunyent y no tenía idea de un cambio de postura de la propiedad respecto a ese tema, vayamos pues a comprobarlo sobre el terreno, pues. Sabía de alguna que otra salida de los compañeros por esos andurriales pero no comenté nada con ellos, mejor corroborarlo por uno mismo y salimos de dudas de una vez por todas.

Me he saltado el tramo que cruza desde Son Quint por feo y jodido y me he ido directamente por carretera, pasando eso sí por el punto x por si acaso, y excepto los carreteros, nadie. Un poco de pedaleo y estamos ya en el inicio del tramo que hasta la pared está bastante claro, lo sabía y no lo hice, girar a la derecha enseguida pero seguí recto y tuve que atravesar los bancales de mala manera para volver a enlazar, mis espinillas sufrieron las consecuencias. Allí me pasaron dos bikeros a toda mecha que perdí de vista enseguida antes de llegar al inicio del bosque donde todo parece continuar como antes, rejilla abajo, árboles cruzados, bastante sucio y ninguna señal hasta la barrera desde donde podemos continuar tranquilamente hasta la pared que delimita los campos arados, están por allí los ciclistas pero vuelven a poner la directa y adiós muy buenas.

Por ahora todo sigue igual que antes salvo que no puedo saber de ninguna de las maneras si ahora permiten el paso o no y lo que a mí me parezca resulta irrelevante, se sigue cruzando por en medio del campo hasta la pista y en cuanto se llega al torrente giramos a mano derecha para circular junto a su cauce sin notar ningún cambio. Podemos salir de la finca por una barrerita en la rejilla y continuar durante un largo tramo hasta la entrada de Son Serralta donde debemos pasar a la carretera para abandonarla casi al instante como si nos dirigiéramos hacia Son Puig, camino asfaltado que nos lleva hasta la parte alta de Puigpunyent y que me recuerda que un poco más adelante también tengo asuntos pendientes y de hecho voy a fisgar un poco. Estoy en la entrada de Son Forteza y la barrera está abierta pero me fijo en los carteles y señales, carteles del Consell grafiando los GR y señales de prohibido el paso a las bicis, de hecho vino alguien en un vehículo y me lo recordó, que si está prohibido, que si soy el dueño, que si vino la Guardia Civil por un accidente y puso multas, etc., etc., etc., vamos, que nada ha cambiado.

Me voy al cruce a comer algo y después intento continuar por la vera del torrente hasta donde puedo que fue poco, la naturaleza pone sus propios límites así que me toca volver a Son Serralta por asfalto pero esta vez en cuanto llegue a la rejilla voy a acceder a la carretera otra vez para ir por el otro margen aunque no se puede decir que por un trazado muy claro, por donde se pueda. El trazado contrario es mucho más abierto pero tiene una pega, no puedes volver al anterior por culpa de la barrera del torrente, ya he estado por allí otras veces y saltar las rejillas es harto complicado, eso ni lo intenté por lo que me aposté en la barrera a esperar algún acontecimiento y el primero sería ver pasar a los moteros que venían del bosque, pasó uno por el escalón, luego otro pero a alguno se le atragantaba y no subía, y mientras lo esperaban uno de ellos comentó que yo les estaba grabando, no sé con qué, la verdad, pero el compañero le tranquilizó diciéndole, “déjalo, no nos puede hacer nada”¿¿¿???.

Lo gracioso del caso es que al poco de largarse, y se fueron hacia la finca conflictiva en cuestión, se abrió la barrera y pude pasar pero no apareció nadie por allí y me dispuse a marcharme yo también, le eché un vistazo al escalón y le di la aprobación, zas, de cabeza y zas, a volar, primero yo y después la bici, valoración errónea, toma nespla, la piedrita ha bloqueado la rueda delantera y ha aparecido supermán de repente, hacía algunas temporadas que no me sucedía pero se ha saldado con unas raspaduras en el codo izquierdo y poco más sin llegar al nivel de las de las espinillas, más ridículo que daño hubo, pero la pregunta que aún me hago es ¿llegué a tocar el freno, sí o no?.


En tres líneas, según ChatGPT

El narrador reflexiona sobre su experiencia al explorar un tramo de camino público en bicicleta, recordando la presentación de una ley relacionada con este tema en 2017. A pesar de la promesa de apertura de un tramo entre Palma y Puigpunyent, encuentra obstáculos como señalización confusa y terreno difícil de navegar. Durante su recorrido, se encuentra con motociclistas y se pregunta sobre la legalidad de su acceso. Finalmente, su viaje termina con una caída leve, dejándolo cuestionando sus acciones.