Se quemó la coca

Esta semana he puesto antes lo del domingo que lo del sábado, no por nada en especial es que tenía que agradecer públicamente que alguien recogiera mi chaqueta que se me cayó bajando por el camí des cingles de Son Rullán y la dejara allí colgada por lo cual pude recuperarla. MIL GRACIAS otra vez.

Este episodio me permitió volver a recorrer lo que hicimos el sábado, esta vez andando, y por eso empecé desde el Hotel el Encinar, que me pillaba un poco más cerca. A las diez partía pista arriba después de la nevada-granizada que cayó minutos antes y a las diez y treinta y cinco estaba en la barrera del palé. Inaudito, el día anterior tardamos toda la mañana en llegar allí. Aquello no puede llamarse ruta fue un despropósito completo, no dimos ni una a derechas. Éramos cuatro gatos y nunca lo había hecho tan mal en esa zona aunque a pesar de ir unas cuantas veces nunca había logrado encadenar el tramo completo, y ése era precisamente el objetivo, y tampoco se cumplió. Ya la liamos en el coll de tords cuando lo más difícil es salirse del camino; pues lo hicimos y a base de bien ya que la vuelta a la pista fue a base de saltar marjades. Como era de esperar tampoco vimos el desvío a los cingles porque simplemente no llegamos a él, la barrera del palé me confundió y por eso salí solo a comprobar un sendero. Pronto vi que se trataba de uno que ya recorrí hace tiempo y que aunque empalma con el camino principal es más penoso de subir con la bici a cuestas, por eso cuando bajé recomendé dar la vuelta por la pista de Son Rullán que a pesar de pasar cerca de las casas me han dicho que no suele haber problemas aunque prefiero la alternativa y pasar desapercibido.

A pesar de mi propuesta se animaron a subir aunque fuera empujando la bici, craso error mío, ahí debería haber insistido u obligar si hubiera llegado el caso, a ir por la pista. Sea como fuere llegamos donde tocaba y pudimos disfrutar de la bajada. Ahí me puse las protecciones y la chaqueta quedó sin trabar, por eso se me cayó al poco de arrancar y al ir el último ahí se quedó. Cuando llegamos al cruce decidimos por unanimidad volver por el desvío y comprobar de una vez por todas de donde parte y así lo hicimos. Yo ya lo había hecho una vez pero al haber pasado tanto tiempo y no llevar GPS se me olvidó. No llega ni al minuto de bajada pero abajo no está señalizado y puede que no lo veas a la primera, por eso pusimos un hito para marcar el inicio pero al pasar el domingo ya había dos. Volvimos a liarla en el coll de tords por no salir de la pista por donde toca y no querer pasar por delante ya que había cazadores aunque no los vimos. El domingo también estaban, va toda la familia, incluidos niño y perro que fue precisamente quién me saludó cuando pasé.

Pero no acabaron aquí los despropósitos del sábado, no contentos con cagarla hasta el momento decidimos aumentar la lista de pifias partiendo por la pista de abajo en lugar de por donde habíamos venido. También está tapiada en la entrada de Son Gallard y, lo que es peor, cortada con más barreras cerca de las casas así que, en lugar de tomar la directa hacia la carretera nos liamos por el bosque hacia la pista de salida de Son Rullán que también está cerrada. Todo ese tramo era un enorme dejà vu para mí pero las ganas de salir podían más que cualquier otra consideración. Por eso no volví a buscar la chaqueta cuando me dí cuenta y volví el domingo tranquilamente para comprobar dónde y porqué la habíamos pifiado el día anterior.

Treinta y ocho minutos tardé en encontrarla aunque no creo que hubiera ido mucho más rápido en bicicleta. Una hora y cuarto calculo para llegar a Deià saliendo desde Valldemossa, no tiene que ser más y eso es lo que pienso comprobar el próximo día que salga; que puede que no sea este próximo fin de semana, dan mucho frío y nieve en cotas muy bajas, pero si no es este será el siguiente, pienso acabar esta ruta de una vez por todas y cuanto antes mejor.


MIL GRACIAS!!!


He empezado desde aquí para no tener que caminar tanto


Primeras rampas ya blanqueadas


Estampa bucólica del Mirador des Tudons


El bosque tenía ya un aspecto impresionante


Aspecto invernal de las cumbres


Nuestro hito, y más atrás se ve otro, pero ayer no estaba


Mi chaqueta...alguien antes que yo la ha dejado colgada, MIL GRACIAS


El camino de los Cingles muy resbaladizo


El desvío dichoso


Deià, el objetivo inalcanzado


Detalle del segundo hito


Paso claro del desvío del coll de tords


¿Estamos ciegos o qué?


Bis

Había algo previsto para el sábado por la Talaia d'Alcúdia pero no acababa de convencerme el menú que habían preparado y como no tenía aún nada decidido solo tuve que esperar a que me llegara la onda, cosa que sucedió el viernes y conocida no hubo más que hablar. Necesitaba un vehículo y se ofrecieron a llevarme a Valldemossa, allí veríamos.

Ruta en petit comité, Pepefz y yo con dos Sanchos y un pupilo, Miguel, y más pequeño que quedó el grupo cuando Mar se da cuenta de que no ha traído los zapatos y deciden volver a buscarlos quedando en que nos encontraremos más adelante mientras nosotros subimos al Pla des Pouet por el mismo sitio que lo hicimos la semana anterior (no se puede por otro, de todas maneras). Como teníamos que esperar a la olvidadiza hicimos un bucle hacia el coll de Son Gallard y desde allí a la cima de la Talaia vella. No me acordaba bien de estas subidas pero se me hicieron cortas, ya sé que lo repito pero es que es así, sea andando o montado que de todo hay que hacer por estos caminos.

Intentamos averiguar quién o porqué se ha restaurado el refugio de la cima sin llegar a ninguna conclusión satisfactoria. No pudimos entrar dentro así que no nos quedó otra que empezar a bajar hacia el mirador de ses Puntes pero antes de eso hay que culminar para lo que hay que bregar con un pequeño tramo de subida y fue precisamente ahí donde se produjo el accidente de Pepe cayendo de espaldas muro abajo, afortunadamente sin más consecuencias que un golpe y herida abierta en un codo, el casco le protegió de sufrir las mismas consecuencias en la cabeza. No estuvo mucho tiempo quejándose y pudimos seguir rápidamente nuestro camino aunque yo diría que ése es el peor tramo que nos encontramos en todo el día.

Los Sancho no aparecían, los senderistas que nos encontramos no los habían visto y sin cobertura telefónica era imposible saber por donde paraban. Después de merendar algo en la explanada nos fuimos hacia el Pla dets Aritges donde pudimos contactar con ellos, estaban más adelante, y efectivamente los encontramos en el desvío de Deià y ahora, al completo, volvimos al coll de Son Gallard y bajamos directos hacia Ca Madó Pilla. Lo teníamos a huevo para ir a hacer un paseo por los miradores hasta Miramar y comprobar in situ el estado de un camino fuera de toda ruta y que era la primera vez que lo veía marcado sobre el papel. Lo había recorrido subiendo y no fue plato de buen gusto pero ahora todo ha cambiado tras una buena limpieza y se puede recorrer. La pregunta que nos hacíamos era ¿quién y porqué? y ya sé quién es el autor y los motivos. El dueño de la propiedad lo ha acondicionado para poder ofrecer una excursión de ida y vuelta hasta el mar a los visitantes de Miramar, y desde luego parece una opción apetecible porque tener que venir caminando hasta la playa des Guix desde la carretera del port puede ser agotador aunque algunos se atrevan hasta con carritos de bebé.

A la vuelta me tuve que poner en configuración de verano, la temperatura era mucho más que agradable y todo me sobraba. Alcancé a Mar que iba rota, veía pájaros, una barrita había traído para su sustento y había acabado en el pozo; subí con ella por el asfalto para ver si se le pasaba un poco el cabreo que llevaba, en el último kilómetro volvió Pepe para interesarse por nuestra situación y le dejé que se llevara el rapapolvo él solo mientras yo intentaba olvidarme del picor de las rozaduras que me habían producido el culotte y quería llegar cuanto antes al coche para bajarme del sillín.

En resumen, una muy buena ruta, dura y entretenida a la vez, de mar y montaña, aunque hay que estar dispuesto a echar pie a tierra cuando no seamos capaces de vencer las dificultades por nuestros propios medios, pero eso no es motivo de desánimo o enfado sino más bien acicate para futuras incursiones, al final somos lo que somos y tenemos lo que tenemos, no hay más.


Sansebastianada

Viernes fiesta, qué gran oportunidad para salir a rodar, o quedarte a dormir en la camita aunque sea sólo a tobillo suelto, y éso fue lo que hice, no poner el despertador y dejar que el cuerpo decidiera por si mismo. Así que me desperté y me levanté más tarde de lo habitual con lo que no pude asistir a la salida programada, pero no pasa nada porque estaba ya previsto. Creía que podría aguantar todo el día sin tocar bici pero al filo del mediodía ya no pude resistir y me vestí de colorines para ir a rodar aunque fuera formando parte del enorme pelotón de la Diada ciclista de Palma.

Como llegué justo de tiempo a la plaza Mayor no me dio ídem suficiente para recoger el dorsal y como además me encontré con Miki bou antes de acceder al recinto pues ya me fui sin él, total, para lo que sirve. Como no tengo niños pequeños a los que vigilar asisto simplemente para hacer bulto y chafardear un poco con la gente que seguro que me encontraré.

El recorrido es el mismo de los últimos años hasta donde puedo recordar aunque esta marcha nunca ha sido santo de mi devoción. Tener unas horas restringida la circulación de vehículos por el casco antiguo no puede decirse que sea un logro espectacular si al día siguiente la realidad será tan contundente como antes, si no peor. ¿Y porqué digo peor? Pues porque ya ha salido del horno la nueva ordenanza que regulará la circulación ciclista en Palma y su valoración inicial es muy negativa en todos los aspectos.

Durante el trayecto había varios voluntarios del colectivo Palmaenbici repartiendo octavillas reclamando la atención de los ciclistas sobre la normativa recientemente aprobada, proponiendo alternativas y facilitando la tarea para una alegación en masa. Reconozco que no me la he leído, solo hablo por lo que veo cuando voy por ahí, y lo que veo no me gusta, veo “colectivos” que continuamente entran en conflicto porque no se adaptan unos a otros, cuando uno es conductor circula en su burbuja y no quiere intromisiones, ya sea de otro conductor, ciclista o peatón. Y lo mismo puede decirse cuando uno es ciclista o peatón. No tendría que ser necesariamente malo si se respetaran las normas de cada uno, aunque solamente fueran las del sentido común.

Ejemplos hay para todos los gustos, coches que circulan ocupando dos carriles entorpeciendo la circulación; peatones que esperan al semáforo en verde fuera de la acera, dentro del carril de circulación poniendo en peligro su propia integridad; ciclistas que circulan por aceras llenas de peatones cuando deberían hacerlo por la calzada o por calles cercanas con mucho menos tráfico, etc. Hay tolerancia cero, es impensable que un niño circule por la calzada como que tenga un espacio propio en cada calle de la ciudad, y si tampoco puede hacerlo por parques y jardines ¿para qué quiere una bici?.

Estamos en plena implantación de una cultura más sostenible, no hace tanto tiempo que el único carril bici era el del paseo marítimo y ni siquiera es municipal, de ahí el uso compartido con corredores pero solamente hasta donde llegaba originalmente, es decir, el Portixol, porque el que continua hacia Can Pastilla es exclusivamente de bicis aunque muchos corredores aún no lo han asimilado aún pasando dos veces por debajo de la señal que así lo indica y tienen un paseo peatonal a lo largo del recorrido pero claro, hay que ir sorteando paseantes y el carril bici está mucho más despejado. ¿Los multamos también?.

Querer proteger a los peatones sacando a las bicis de “su” espacio no tiene sentido. Si uno circula sobre una máquina y daña a otra persona se arriesga a una denuncia y posible indemnización con cargo a su bolsillo directo si no va provisto de un seguro de responsabilidad civil, ya se apañará si eso sucede, pero igualmente puede suceder entre dos peatones y no por eso van a poner carriles en las aceras.

Esta esquizofrenia actual que padecemos no se arregla con normas de tráfico y multas, el problema es de otra índole. Pongo un ejemplo, el viernes pasado en la diada cuando llegamos a la altura del cruce de Ramblas y Olmos todo el pelotón se paró de golpe pero yo no veía nada, al parecer había alguien en el suelo en el semáforo, creí que alguno se había caído, pero no, no era eso, habían atropellado a alguien en el semáforo porque se había puesto a cruzar en medio de las bicis cuando éste se puso verde, de película de risa. Pero al municipal de turno que estaba allí se le había quitado la risa mientras esa mujer le recriminaba que el semáforo estaba verde para ella y nosotros seguíamos pasando.

Anécdotas aparte tuve un fin de fiesta entretenido en la explanada conversando con una buena cantidad de amigos que allí nos congregamos, algunos de ellos ahora un poco apartados del mundillo pero con ganas de volver y eso es lo que cuenta.


Coca de anís

Después de dos semanas de ir renqueando por el mundo y unos cuantos paquetes de pañuelos más tarde parece que al fin podré ponerme de corto y salir a dar pedales aunque las apuestas no están aún al ciento por ciento. Podía elegir, tenía opciones para todos los gustos y requerimientos, la Trapa, Son Roca, Peguera o Valldemossa eran algunas de las posibilidades que tenía sobre el tapete pero como hay que mantener un orden, el primero que entra es el primero que sale, tocaba Valldemossa con los bous.

Había estado comentando el recorrido entre semana con Guiem para lograr que todas las campanillas sonaran al unísono porque quería (él), tenerlo claro desde el principio, pero precisamente el principio es lo que yo no tenía claro. Me plantearon subir por es Cairats pero el único requisito que se precisa para ese menester es tener la fuerza suficiente para poder aguantar esas pendientes y la inmensa mayoría no lo cumple, así que sugerí hacer la subida por el camí de Son Gallard, que al menos tiene piedras que sortear. Ese recorrido, a igualdad de condiciones físicas, te permite subir mucho más que el otro, pero no es sólo eso, tiene también mucho más juego, es más técnico.

Llegué un poco tarde por tener mal puesta la hora del reloj pero aún estaban allí. Me extrañó encontrar a Desi al que no veía desde el día de Aubarca (o fue en s'Arrom?), lo cierto es que hacía ya bastante de éso. Los demás, habituales del grupo, el único que desentonaba era yo, qué le vamos a hacer. Lo cierto es que sea como fuere habían decidido subir por el pla des pouet y me alegré por ello porque me daba pie a “sugerir” un cambio de ruta que propondría en el momento adecuado, antes había que llegar a sitio.

Se me hizo corto, corto y muy llevadero, aún teniendo que caminar un poco más de la cuenta, se me juntaba el nulo calentamiento y las dos semanas de parón que se resta de una condición física ya muy justa de por sí, y aún así se me hizo corto. En el pla hice una simple pregunta y la respuesta unánime fue no, entonces ya estaba todo dicho, haríamos la subida por el camí de ses Fontanelles, ciclable en toda su extensión, muy agradecido, que tiene de todo, rampas, buen piso, buenas vistas, y muy cómodo para rodar excepto en la parte final donde se nota más la bici y vas más de riñones.

Llegamos al pla dets Aritges y aparte de la moquera incesante (yo no necesito timbre) me sentía bastante bien, lo suficientemente animado como para afrontar el tramo siguiente, el resto del camí de s'Arxiduc, el tramo más espectacular, por eso hay que hacer unas cuantas paradas estratégicas para respirar ese mundo que se te abre sobre todo a tus pies. Estábamos en el top de la ruta y la idea era bajar lo máximo posible, es decir, hasta el nivel del mar, hasta s'Estaca, lo que nos quedaba era todo hacia abajo, así que protecciones acopladas y al tema.

Me sentí a gusto, cómodo y ligero en la bajada, eso me vale, no necesito más, me conformo con poco, si pude dar unas curvas sin poner pies o derrapar sin caerme me es suficiente, y así fue en toda la bajada antes y después del coll de Son Gallard. Allí hubo algunas dudas porque Miki y Xisco querían volver pronto pero les convencí de que tendrían tiempo suficiente si volvían por la ermita como creo que así sucedió aunque volvieron por carretera ya que en el fragor del descenso llegamos hasta la carretera directamente.

La bajada desde el coll con más piedras de las necesarias que hacen que debas estar muy atento pero a partir de la rejilla el sendero que tira hacia la carretera es una delicia, muy limpio y rápido se va abriendo más y más después de cruzar la pared (aún me acuerdo de lo bunkerizado que estaba ese paso) y no paramos hasta la carretera, ni me fijé en el mirador.

La pareja se fue antes de que llegaran los demás y al resto no me fue difícil convencerlos de irnos pendiente abajo por el camí de la barrera de Marina, y no lo fue porque realmente querían ir, en caso contrario no habría sido posible. Por mi parte quería volver a hacer esa bajada y me encontré más entonado que la última vez que estuve bastante torpón, como muchos habreis comprobado porque es la que hay inmortalizada en los videos de s'Estaca en esta misma página.

Comimos algo en el mirador de s'Erassa (o de sa Rassa) y sin perder mucho tiempo acabamos el descenso primero hasta la pista y después hasta el llogaret donde encontramos a bastante gente en las casas aunque con su habitual simpatía para con los visitantes con lo que, entre una cosa y otra, se hace difícil volver, y no lo digo por las cuestas que hay que superar, eso se va haciendo solo, y tras ello el relax que ya habrá tiempo después para volver a sudar un poco más en la última subida por la carretera.

Al final nos dimos un fin de fiesta en un bar de la calle principal, líquidos varios y algunas cocas de patata aunque ellos se llevaron muchas más para los postres, yo ese sábado me encontré casualmente sobre la mesa de casa una coca de anís, mira por dónde, y esa sí me la zampé rápido.


Últimas del año (y 2)

Y así pasamos rápido otra semana, semana en la que la gente del mundillo parece propensa a preparar “algo especial”, en mi caso había estado comentando con Pepefz unas variantes en la Mola de Son Pacs que nos tenían entretenidos en una serie de divagaciones que no conseguiríamos resolver sentados frente al ordenador así que decidimos salir de dudas a la vieja usanza, comprobándolo in situ.

En mi cabeza tenía la idea de comprobar dos caminos de Esporles cerca del Puig des Boixos, los dos constan como públicos en el catálogo de Esporles. Uno de ellos es muy evidente, no tiene pérdida y lo que quería encontrar era algún punto en común con otros itinerarios ya que si no era así no nos sirve para nuestros propósitos que no son otros que el poder ir en bicicleta. Los ensayos al otro lado de la valla no habían sido satisfactorios, por eso quería ahora verlo desde el lado.contrario y empezando por arriba.

Pepe quiso poner algo de su parte y encontró una pista en uno de los mapas que no recordaba haber hecho en lo alto de la Mola de Son Pacs y no me extrañó porque no conseguí ubicarla sobre el GE, así que ya teníamos deberes más que suficientes para toda la mañana.

No quedamos muy temprano, a las nueve en su casa para que me diera tiempo a llegar desde la mía rodando y no fuera aún de noche, de todas maneras llegué con bastante adelanto. Pepe Sancho se nos unió en la expedición y como trío conjuntado nos encaminamos hacia el camí de Passatemps. Nada de ritmos locos para subir al Estret, más bien un calentamiento suave para entrar en calor antes de atacar las rampas del Bosc d'en Gotzo. Lo cierto es que estuve tentado de hacerle cambiar de idea, no me seducía en demasía aunque los recuerdos de esta subida nunca han sido malos, así que, casi sin darme cuenta, ya estábamos enfilando las curvas espectaculares de ese camino. Y no defrauda en absoluto ya que es completamente factible hacerlo, tiene una trazada buena que seguir y si estás bien de fuerzas y consigues no revolucionarte demasiado, lo subes. Yo lo hice, aunque parando dos veces para calmar la maquinaria, falta de entreno cardiovascular.

Llegamos arriba, y después aún un poco más y ya sobraba toda vestimenta de abrigo en las alturas a raíz del estupendo día que se iba instalando sobre la isla. Bajamos hasta la casa de la mola y seguimos pista tomando el ramal correcto hasta que se va diluyendo entre los árboles y te das cuenta de que no sigues nada. Luego ya entre consultas a la pantalla y búsquedas varias por la zona lo único que conseguíamos ver eran “trazas de camino”. En vista del éxito se aplica la regla de “al fondo a la izquierda” para llegar a buen puerto y así se va marcando territorio. Después de reconocer toda sitja y coll de tords que hay por la zona llegamos a un estupendo camino que tomamos en la dirección equivocada para comprobar que tampoco va a ningún lado excepto a los sitios para los que se construyó, lugares que hoy en día no son más que montones de piedras mudas que observan nuestro vacilante paso buscando algún sentido a todo ello. Enfilados ya en la dirección correcta llegamos en un momento a la pista cementada que nos tenía que conducir al segundo objetivo del día, el comellar del Mal Cuinat.

Pepe no había cargado el track que le había enviado e íbamos los dos de oídas, como quién dice. Vemos el nacimiento del torrente pero sin rastro de camino por el que entrar así que decidimos seguir por la pista con lo que a cada metro que recorremos más separados estamos de su cauce. Proseguimos hasta la paret de partió y vemos una barrera y un camino al otro lado por el que empezamos a bajar aunque nos damos cuenta enseguida que vamos en la dirección equivocada. Volvemos arriba, hay rejilla y no hay paso, está claro que por ahí no es pero tras una exploración visual de la zona y avistar cerca nuestro objetivo final nos animamos a descender al cauce siguiendo el rastro de los equinos.

Llegamos abajo sin problemas y vemos restos de construcciones. Forn de calç y barracas, hombre ciclable no lo sería pero al menos saldríamos de allí con cierta dignidad. Esa era la teoría ya que estuvimos más tiempo desbrozando que otra cosa, y de montar nada, pero la verdad es que tenía su punto divertido. Pude comerme el mini bocadillo que llevaba mientras los pepes cambiaban la patilla que había roto el pofero cayendo de culo encima de la bici intentando partir una rama, no hay mal que por bien no venga.

Estábamos casi fuera del torrente por lo que pudimos montar otra vez y encontramos enseguida la pista que nos llevaría hacia la Coma d'en Llobera sin grandes dificultades circundando Son Antic y a una distancia prudencial de las casas para rodar con tranquilidad aunque, como ya comenté, por un itinerario, en teoría, público. El tema de esta pista es el final, saber donde acaba. Yo no he encontrado ese final, esa unión entre las dos pistas, ninguna de las veces que he circulado por la otra pista aunque no digo que no exista, así que la cruzamos por donde pudimos y tiene que ser por debajo de la rejilla, por arriba es prácticamente imposible.

Más dudas sobre si subir o bajar e hicimos ambas cosas. Encontramos el desvío correcto pero se ha hecho muy tarde para poder acabar a una hora más o menos razonable teniendo en cuenta de que debíamos volver rodando hasta casa. La solución era tirar por la finca hípica como solución de emergencia y nunca como costumbre e ir cavilando alguna excusa por si las moscas aunque esta vez enfilamos directamente hacia la puerta de salida y aún así, como la otra vez, volvimos a encontrar tráfico en la barrera pero no hubo altercados.

El día acabó bien del todo, también encontramos las gafas.


Últimas del año (1)

Cosa extraña pero el sábado pasado no puse crónica de la salida, que la hubo, pero no tuve tiempo, el otro blog atrae ahora toda mi atención con la nueva presentación lo que a su vez me obliga a recolocar y modificar casi todas las entradas por una causa u otra. Así que la salida de hace dos sábados con los bous por la comuna de Bunyola no tuvo su reflejo adecuado en estas páginas.

Puse el despertador a la hora oportuna y cuando acabé de desayunar eran las ocho y diez cuando tenía que estar a las ocho a sitio, imperdonable, estos estados de duermevela son peligrosos. Así que decido ir hasta Bunyola pero a mi ritmo, sin forzar, porque es imposible que recupere el tiempo perdido, e ir haciendo camino, si los encuentro, bien y si no, pues ya veremos. Y digo ésto porque no había confirmado mi asistencia, no suelo hacerlo, por lo tanto nadie estaba pendiente de mi presencia, ausencia en este caso. Lo más lógico es ir en línea recta o sea, por la carretera vieja en la que solamente soy adelantado por algunos grupos de carreteros.

Sorpresa cuando giro para enfilar la subida porque me encuentro allí todo el grupo, resulta que han hecho un pase en diagonal hacia Planera alargando bastante más el camino con lo que he podido recortar un poco la ventaja inicial. Algunos se van pero el grueso del pelotón continua y enfilamos la subida sin penalidad gracias al calentamiento inicial. En la barrera del comellar se van otros tantos y el resto decidimos seguir por la pista para no forzar el timing, queda aún bastante por recorrer.

Enfilamos hacia el Penyal y el depósito y giro en dirección coll des Picot aunque a los pocos metros Carlos duda de que sea por allí, dice que hay otro camino, apoyado por su GPS. Efectivamente, según el aparato, parece ser así ya que estamos muy desviados del track original y yo me ilusiono creyendo que puede haber otro camino diferente del que conocía hasta ahora, aunque tengo mis dudas, cuando observé el recorrido de la prueba original no vi nada extraño. Volvemos atrás pero todo acaba cuando Carlos se acuerda de que sí íbamos bien y además me lo confirmó su descripción de algunos detalles del itinerario; no era el día adecuado para descubrimientos.

De todas maneras no hicimos ese tramo, alguno metía prisa por volver y se le hizo caso como también se le podría no haberlo hecho, seguro que hubiera vuelto a casa sin problemas. Ya decididos a volver aún era un poco pronto por lo que le dimos un repaso al sendero del bosque encantado bajando después por el interior de la Coma d'en Buscante y el desvío antiguo del camino de Cas Bergantet. Estuvo bien.

La vuelta fue rápida campo a través sin apenas tocar asfalto hasta la carretera de Sóller donde me despedí de ellos ya que tiré directo hacia s'Indioteria y ellos continuaron recto hacia Palma. Es lo que dio de sí ese sábado, una ruta sencilla, sin complicaciones y en buena compañía.