Se quemó la coca

Esta semana he puesto antes lo del domingo que lo del sábado, no por nada en especial es que tenía que agradecer públicamente que alguien recogiera mi chaqueta que se me cayó bajando por el camí des cingles de Son Rullán y la dejara allí colgada por lo cual pude recuperarla. MIL GRACIAS otra vez.

Este episodio me permitió volver a recorrer lo que hicimos el sábado, esta vez andando, y por eso empecé desde el Hotel el Encinar, que me pillaba un poco más cerca. A las diez partía pista arriba después de la nevada-granizada que cayó minutos antes y a las diez y treinta y cinco estaba en la barrera del palé. Inaudito, el día anterior tardamos toda la mañana en llegar allí. Aquello no puede llamarse ruta fue un despropósito completo, no dimos ni una a derechas. Éramos cuatro gatos y nunca lo había hecho tan mal en esa zona aunque a pesar de ir unas cuantas veces nunca había logrado encadenar el tramo completo, y ése era precisamente el objetivo, y tampoco se cumplió. Ya la liamos en el coll de tords cuando lo más difícil es salirse del camino; pues lo hicimos y a base de bien ya que la vuelta a la pista fue a base de saltar marjades. Como era de esperar tampoco vimos el desvío a los cingles porque simplemente no llegamos a él, la barrera del palé me confundió y por eso salí solo a comprobar un sendero. Pronto vi que se trataba de uno que ya recorrí hace tiempo y que aunque empalma con el camino principal es más penoso de subir con la bici a cuestas, por eso cuando bajé recomendé dar la vuelta por la pista de Son Rullán que a pesar de pasar cerca de las casas me han dicho que no suele haber problemas aunque prefiero la alternativa y pasar desapercibido.

A pesar de mi propuesta se animaron a subir aunque fuera empujando la bici, craso error mío, ahí debería haber insistido u obligar si hubiera llegado el caso, a ir por la pista. Sea como fuere llegamos donde tocaba y pudimos disfrutar de la bajada. Ahí me puse las protecciones y la chaqueta quedó sin trabar, por eso se me cayó al poco de arrancar y al ir el último ahí se quedó. Cuando llegamos al cruce decidimos por unanimidad volver por el desvío y comprobar de una vez por todas de donde parte y así lo hicimos. Yo ya lo había hecho una vez pero al haber pasado tanto tiempo y no llevar GPS se me olvidó. No llega ni al minuto de bajada pero abajo no está señalizado y puede que no lo veas a la primera, por eso pusimos un hito para marcar el inicio pero al pasar el domingo ya había dos. Volvimos a liarla en el coll de tords por no salir de la pista por donde toca y no querer pasar por delante ya que había cazadores aunque no los vimos. El domingo también estaban, va toda la familia, incluidos niño y perro que fue precisamente quién me saludó cuando pasé.

Pero no acabaron aquí los despropósitos del sábado, no contentos con cagarla hasta el momento decidimos aumentar la lista de pifias partiendo por la pista de abajo en lugar de por donde habíamos venido. También está tapiada en la entrada de Son Gallard y, lo que es peor, cortada con más barreras cerca de las casas así que, en lugar de tomar la directa hacia la carretera nos liamos por el bosque hacia la pista de salida de Son Rullán que también está cerrada. Todo ese tramo era un enorme dejà vu para mí pero las ganas de salir podían más que cualquier otra consideración. Por eso no volví a buscar la chaqueta cuando me dí cuenta y volví el domingo tranquilamente para comprobar dónde y porqué la habíamos pifiado el día anterior.

Treinta y ocho minutos tardé en encontrarla aunque no creo que hubiera ido mucho más rápido en bicicleta. Una hora y cuarto calculo para llegar a Deià saliendo desde Valldemossa, no tiene que ser más y eso es lo que pienso comprobar el próximo día que salga; que puede que no sea este próximo fin de semana, dan mucho frío y nieve en cotas muy bajas, pero si no es este será el siguiente, pienso acabar esta ruta de una vez por todas y cuanto antes mejor.