Ruta de pega

El viernes noche nada hacia presagiar el aciago comienzo del sábado, cuando ya me disponía a montarme en la bici estaba pinchada de delante, no del todo pero sí lo suficiente como para tener que cambiar la cámara, primer contratiempo y primer retraso, y mientras estaba en faena recordé que en la salida del jueves me mosqueó un poco el leve roce de las pastillas del freno de atrás así que me puse a mirarlo también, total, unos minutos más perdidos ya no me iban a cabrear más de lo que estaba. Mal pensado, la cosa se alargó más de la cuenta porque la realidad es que ya tenía las pastillas lisas y los pistones desencajados de tal manera que era imposible que no rozaran, la conclusión es que tuve que decidirme por una ruta que si tenía alguna bajada ésta no fuera muy exigente, pero no solo eso, además, no sé si por una mala postura o qué, me dio una especie de tirón en la espalda que me producía molestias sobretodo en los giros.

Con todos estos ingredientes barajados no se me ocurrió más que ir a corretear por las vías del tren de Sóller ya que hacía unas fechas, cuando estuve por ses Veles, me dio la impresión de que no pasaba ninguno y lo comprobé, y efectivamente está en parada técnica por lo que podría circular sin problemas. Pero no me convence, demasiados kilómetros sin poder quitar la vista del suelo, es incómodo, y mis tirones de espalda no ayudaban, por lo que no aguanté más allá del apeadero de Caubet y me metí por los caminos volteando de arriba abajo hasta aparecer en la carretera cerca de la rotonda, podría haber subido al pueblo directamente pero preferí ir a buscar el primer camino que te lleva hasta allí y después crucé por el sendero del torrente donde comprobé lo fácil que es irse pared abajo cuando tropieza el manillar, demasiados centímetros.

¿Debo subir a la comuna sin frenos? Si me tomo la bajada en plan tranquilo, puedo, entonces ya me veo subiendo por la pista intentando mantener un ritmo aceptable con la misma marcha, no del todo conseguido pero al menos dejé en paz el cambio. Había que llegar a las mesas para comer algo y allí me encontré un grupito de bikeros con un conocido justo acababan de dar cuenta de la torrada que se habían montado, no quedaban ni las sobras así que me tuve que conformar con la conversación. Ellos se marcharon para bajar por el bosque encantado y yo bajaría por Cocons un poco más tarde. Algunos más pasaron hacia allí, uno con una eléctrica a toda mecha y un trío un poco más indeciso que atrapé en la primera barrera después de una bajada de lo más mediocre y de cruzarme con varios grupos de senderistas.

Bajé con ellos hasta abajo alternando la apertura de las barreras pero nos separamos antes de llegar a la carretera ya que volvían a Bunyola y a mí me quedaba la vuelta a la ciudad que me planteé por Son Pizá y el camí de Muntanya para dar un poco de colorido a la traza si es que ello deba ser necesario ya que el leitmotiv de la salida había resultado un tanto decepcionante, si la pretensión fuera cruzar al valle de Sóller por el túnel quizás debería hacerse la reflexión de llegar a Bunyola por la vía clásica, no la férrea, y así evitar la posible frustración o deserción de algunos miembros del pelotón y más teniendo en cuenta que la vuelta sería por el mismo itinerario, aunque seguramente acortado. Comenté estos pormenores con un compañero que resulta que ya ha hecho este trayecto, solo ida, y me confirmó estos temores, es un coñazo, lo que no acrecentó mis ganas de realizarlo desde luego, al menos completo, ya que siempre se puede acortar y dejar como plato principal el túnel llarg, me lo voy pensando.


Segona festa

Días señalados en el calendario, fiestas de guardar, aunque el tiro de los pedales no cesa, por eso cuando ves que se prepara una salida y la concurrencia aumenta se te ponen los dientes largos y más cuando mi participación con el grupo es exigua, y no es por falta de ganas, las cosas a veces vienen como vienen y cambiarlas es difícil, pero hoy iré aunque sea solo para saludar y poco más ya que no voy a hacer la ruta entera, creo que quieren hacer alguna bajada cañera de na Burguesa y no es que le haga ascos es que no quiero tardar más de la cuenta, así que preveo que en un par de horas tendré tiempo suficiente para un sube-baja que me quite las legañas, me deje contento y me permita acoplar otros planes.

Venga, no se hable más, partamos hacia el punto de reunión que no es que esté precisamente aquí al lado, han quedado en un aparcamiento de un centro comercial cerca de Son Rapinya y tengo al menos 25 minutos de correría a ritmo de comienzo y ya antes de llegar allí me alcanza otro grupo de colegas que se dirigen a lo suyo y me invitan, pero que va! se van al Toro nada más y nada menos, y es que hay niveles y niveles, y cuando uno no llega, no llega por más que estire. Buena ruta les salió. Integrado ya en el grupo partimos enseguida no sin antes saludar especialmente a Yarik que ha estado por aquí unos días con la familia y como no podía ser de otro modo ha aprovechado que le han prestado una buena bici para salir a dar unas pedaladas con los colegas. También está Román, que parece que quiere retornar al redil, y Pep Sancho aparte de los más habituales de los grupos de sábado y domingo.

Creía que subiríamos por na Burguesa pero no, lo hicimos por asfalto no sin antes pasearnos un poco por Son Puigdorfila y el torrente aledaño, terreno motero por excelencia y que tiene pasos de la dificultad que queramos para entretenernos, por tanto, el tiempo que estemos por allí siempre es un poco relativo y mostrar una sola traza, irrelevante. En todo caso sí pasamos por el túnel inferior que parecía que se había secado lo suficiente para no pringarse en demasía y fuimos a buscar el torrentillo que nos lleva a la carretera de subida, frente al cuartel. Fue salir y empezar con las averías, otra de cambio, no sé qué de unos dientes que saltan o se gastan o algo así, el tema es que va a tener que subir a piñón fijo, y bajar también claro pero parece que va a poder sobrellevarlo.

Vamos un poco desperdigados ya que algunos han decidido subir un tramo por las pistas militares y han aparecido por detrás, yo iba haciendo la goma con el grupo delantero y al llegar arriba me he despedido de todos a medida que iban viniendo aunque faltaba uno que ha girado antes de tiempo. Por mi parte he bajado por todas las dresseres cruzándome con todos los que subían por carretera, que no eran pocos.

Y poco más, he querido llegar hasta línea de mar y volver por el carril bici para ir un poco más directo pero al final, contando las paradas, creo que he clavado el horario así que todo el mundo contento.


Muchas más antenas

Es como una repetición de la ruta del otro día, aquella donde me quedé con las ganas de encontrar ese camino del cual me acordaba bastante bien pero sobre el terreno fallé, es de esas ocasiones en las que, cuando vuelves al sitio, no puedes adivinar el motivo del error, pero en fin, no adelantemos acontecimientos aunque, ahora que lo pienso, no sé si hubo algo de importancia antes de llegar allí, vamos a repasarlo pues a ver si aparece algún motivo de reseña.

Ojeando la traza vemos la voltera inicial por asfalto y uno puede preguntarse por la razón, si es que hubo alguna de peso, pues no, no la hubo, simplemente me decidí por no repetir itinerario respecto a la salida anterior por la misma zona, no hubo más y hasta puede decirse que tenía ganas de hacer la subida al coll des Vent, así que metí marcheta y fui haciendo camino, lástima que no hubiera nada que hacer contra los demás que me encontré por ahí, todos carreteros, sin ninguna opción, es lo que hay. Pues no, no parece que pasara nada destacado.

Me tocó subir el cemento una vez más en solitario, un poco de descanso en la explanada de los pinos y a por el resto de pista hasta las antenas, único detalle a destacar el numeroso grupo de moteros en la curva desde donde parte la bajada más agreste a la Costa d’en Blanes, no sé si fueron por ahí o no, lo único seguro es que tres de ellos continuaron hasta las antenas porque me pasaron poco antes de llegar y donde dieron algunas pasadas entre éstas y la torre forestal antes de tirarse por donde quería bajar yo, si ellos bajan, yo también, el tema es cómo pero no falta mucho para averiguarlo solamente hay que esperar a que me alimente un poco y me calce las protecciones por si me da por pegar algún rodillazo contra alguna roca traicionera, de esos que duelen un huevo como mal menor.

Protegidos y para abajo, han pasado por aquí seguro, me da la impresión de que hay más piedras removidas en la trazada producto de los acelerones, en todo caso minucias si lo comparamos con lo que va a venir. El camino efectivamente da un giro brusco a la izquierda e inicia una bajada por un divertido sendero por el interior de un bosque joven aunque en mucho mejor aspecto de cuando bajé por primera vez, lo que no creo que haya cambiado mucho es el torrente, porque sí, es un torrente esa bajada aunque a algunos se les ocurriera utilizarlo de camino. Muy técnico, para expertos, hay que estar muy convencidos de que llevas la mejor trazada y velocidad para conseguir que la bici circule sin parar, un poco de adrenalina extra tampoco viene nada mal para lograr un deslizamiento constante y acorde al terreno, en todo caso es un reto a considerar aunque para bikeros muy específicos.

No tardo mucho en empalmar con un camino de carro que se inicia junto a un forn de calç que nos deja sobre la bajada principal sin tiempo material para encarar un mísero tramo de ésta si lo que queremos es bajar por la bajada secundaria que sí es mi próximo objetivo. La vi hace unas semanas pero quería comprobar que tal es la variante de la rampa de tierra, aquella que no me acabó de convencer, también la vi a la primera y excepto algún paso algo comprometido el resto es factible y que para mí constituiría el itinerario principal casi siempre. Desvío a la izquierda abajo y salimos junto al portillo del campo abierto para encarar la vuelta pero con la salvedad de que no quiero salir por Palmanova sino por Portals Nous, así pues debo meterme en la finca colindante de la carretera de las minas, ahora ya de manera más fácil al haber tumbado un tramo de rejilla, no parece el mejor método para calmar a los propietarios, he visto otras alternativas. Este tramo que viene a continuación no es el más difícil pero sí uno de aquellos en los que podríamos tener problemas de paso, de hecho, si tuviéramos que hacer caso de los letreros que vemos, no entraríamos.

Me acuerdo que después de cruzar el torrente se iba por un sendero bastante chulo dando algún rodeo por la finca pero ahora ya no hay nada de eso, están limpiando una tirada de terreno como si quisieran construir una pista forestal aunque aún hay bastantes restos arbóreos aún en el suelo, trazada que voy siguiendo hasta encontrar un camino que sube y que tiene su inicio en las casas, aún bastante alejadas. Toca subir aunque sin grandes dificultades y el camino se dirige directo hacia unas antiguas casas utilizadas al parecer por el cuidador de la finca tiempos ha, actualmente en claro desuso por lo que no hay problema alguno en pasar por allí, la dificultad mayor es acceder a la zona de chalés ya que o bien no existía tal conexión o ésta ha quedado arrasada por lo que la única opción es una rampa infernal por la que es casi imposible subir andando.

Está claro que hemos subido mucho aunque no lo suficiente como para no tener que apechugar con rampas dolorosas si hemos decidido volver a la pista de las antenas aunque no es mi intención en ese día señalado, bajaré hacia la costa y tomaré el desvío por la calle de Santa Lavinya para buscar en una de las vaguadas el paso subterráneo bajo la autopista, el de menor diámetro, ese que te obliga a avanzar de cuclillas y aún así el casco te salva de algunos cabezazos al techo. A la salida prosigo por el torrente que parece bastante salvaje en ese tramo y que no da la sensación de encontrarte en un paraje habitado ni mucho menos, es una sensación extraña y a la vez reconfortante pero dura poco y en unos minutos te ves obligado a retornar a la realidad, no diremos triste, más bien cruda, de la civilización y por sus venas abarrotadas de toda clase de especímenes retornar al punto de inicio de nuestra ruta.


A toda vela

Aproveché para pasar por el polígono de ses Veles de camino a Bunyola, no me daba tiempo para más ya que había decidido no poner el despertador este sábado, me levanté más tarde de lo habitual y la hora de salida se fue alargando más de la cuenta, entonces casi siempre esa opción parece interesante. El tema es que tienes que ir directo, si empezamos con ornatos superfluos lo único que vamos a conseguir es que seguramente haya que sacar las tijeras y pegar un buen recorte, pero como lo de ses Veles era ineludible no quise prestar demasiada atención a ese detalle y ya que estaba por allí quise comprobar que tal está el asunto de entrar en el Rafalot. Ya comenté hace tiempo que estaba blindado por todos los rincones y suponía que la situación no habría variado en demasía; empecemos a revisar el perímetro por el exterior de las naves desde una de las esquinas del polígono hasta la barrera que era habitual de entrada y ya podemos comprobar que la rejilla se mantiene en su sitio en todo lo largo. La barrera tiene una valla de mallazo que facilitaría mucho el saltar la rejilla adosada y entrar pero no quiero hacerlo, me propongo encontrar un punto por donde pueda pasar con la bici sin descabalgar y por eso me voy al otro extremo de la calle y la situación es la misma, no hay paso, pero de vuelta me meto a fisgar por un solar donde hay restos de obra y maquinaria y me fijo que se ha construido una pista en la finca y está elevada del suelo por lo que el terraplén ha tirado la rejilla en algunos puntos, técnicamente no la he saltado, sería la excusa, débil pero cierta.

Estoy dentro y circulando por esta nueva pista de la que no alcanzo a adivinar su propósito ya que no lleva a ningún sitio en concreto pero que me sirve para ir rodeando la finca hasta que llego a una de las esquinas, ahora continuo por una rodada agrícola hasta la carretera de acceso principal pero por el lado interior de la barrera móvil, desde ahí podría hacer como hacíamos antes, dirigirnos hacia las casas, girar a mano izquierda y salir por la urbanización de sa Coma pero también está cerrado, entonces, qué? Evidentemente no voy a volver al polígono por lo que retrocedo unos metros para encontrar el sitio idóneo para pasar la rejilla que en este punto es bastante baja y afortunadamente también puedo salir de la parcela contigua por una barrera sin candado junto a las vías, tarea resuelta por fin y ahora sí puedo llegar hasta el apeadero por la pista paralela a los raíles y continuar aún más allá tras cruzar la carretera hasta el vial de acceso al hospital.

Giro hacia arriba y veo a un bikero que viene en dirección contraria, por M.A. Arenas lo conocen, lo reconozco, me reconoce y paramos, y de un escueto saludo pasamos a animada conversación, total, que sin acabar los temas y por la hora que era ya me doy media vuelta y emprendo camino de regreso con él. En un primer momento volvemos por donde he venido yo hasta la barrera del Rafalot para dirigirnos hacia la parcelación de Son Amar donde hacemos un alto antes de salir a la carretera de Sóller para continuar después por una de las calles de Palmanyola hasta alcanzar el perímetro exterior que recorremos hasta llegar a la carretera de s’Esgleieta para tomar desde allí el camí de Passatemps hasta sa Garriga y después el que nos lleve directos a s’Indiotería adonde llegamos tras enseñarme un sendero paralelo al torrente para volver al camino principal no sin ante llevarnos un buen susto con un coche en una curva.

El pescado está vendido ya del todo, solo nos queda acercarnos a casa y a él lo dejo delante de la suya y yo prosigo por la barriada de Son Cladera en un intento de cambiar un poco el itinerario de vuelta que ya lo tengo muy visto y así me voy a dar un voltio por el polígono de Son Valentí y aparecer por Jacinto Verdaguer. ¿Valoración de la ruta? Me abstengo de opinar en el sentido ciclista propiamente dicho, en ese aspecto no vale mucho, pero a nivel de detalles, interesante, y si además pude gozar de amena compañía pues ya sube muchos enteros y de seguro superó mis expectativas iniciales, valió la pena.


Muchas antenas

Semana intensa, esos días de tormenta afectaron a ciertos equipos dejando a varios clientes afectados y me tocó intentar solucionar la papeleta (el intentar es literal) así que llegó el viernes y no me sentía especialmente eufórico respecto a la ruta a realizar, prueba de ello es la hora de inicio, de aquellas que te marcan una mueca de incredulidad cuando te lo comentan, ¿pero qué horas son esas de partir?, mira tú si era tarde que hasta puse un mensaje por si me encontraba a alguien por ahí pero nadie parecía activo esa mañana por lo que me tocó decidir a mí solo donde partir. Y a pesar de lo tardío aún me dio por ir a dar unas vueltas por Son Puigdorfila, allá por el torrente, y aunque intenté pasar al otro lado por el paso subterráneo no me quise pringar de buena mañana y opté por ir a buscar el vial asfaltado más luego quise salir a la rotonda directamente y aunque encontré un camino motero arriba no pude pasar por mor de las rejillas así que tuve que volver atrás y salir por donde siempre, ahora sí estaba encaminado hacia Gènova.

Justo en el desvío hacia el monumento, cuando me estaba quitando la chaqueta, pasaron tres bikeros también en mi misma dirección pero ya no hubo manera de pillarlos después, el único que me encontré fue a un carretero que se había quedado a mitad de subida, por falta de preparación, me dijo, yo le engañé un poquito con la distancia que le faltaba por llegar, espero no se lo tomara a mal.

Los tres bikeros estaban parados arriba y yo no paré, seguí hasta el coll des Pastors sin detenerme, la verdad es que no me encontré mal del todo en ese tramo, no hice mi mejor tiempo, lo reconozco, pero me había imaginado que me sentiría mucho peor. En el cruce de caminos sí me detuve un rato antes de largarme hacia las antenas, ya lo tenía decidido, tenía en mente hacer alguna de las bajadas olvidadas de esa zona porque al volver a mirar los mapas y verla marcada me daba un poco de coraje haberme equivocado aquel aciago día (toca ir aquí el enlace de la gesta pero quizás pase de buscarlo), llegué a la cantera de la Carnissera y según lo representado no tuvo que ser así, hagamos pues el segundo intento.

Llegar a las antenas no tiene secreto, tan solo algunas cuestas que hay que pasar dignamente, por lo demás, un paseo, pero una vez allí y viendo en vivo tan solo el inicio de ese sendero me lo hizo repensar dos veces, también porque iba mal de tiempo y sospechando de posibles pérdidas y otros inconvenientes provocarían que se me alargara en demasía la vuelta, todas esas dudas solo podían implicar una más que probable anulación, y efectivamente lo dejé para otro día pero me quedaba la segunda opción, otra bajada técnica con varias zonas de pateo pero mucho más directa que la anterior y por ahí me metí, ostras!, no la recordaba tan clara ni tan rápida hasta que llegué al borde del desnivel, mucho no vi porque se había levantado una niebla importante y no vislumbraba muy lejos, de lo que sí estaba seguro era de que me había pasado la curva que debía tomar entonces lo único que debía hacer era retroceder unos metros y desviarme, la vería de frente, lo que pasa es que ni así la vi, ¿se ha tapado o qué?, la leche, paso de buscar más y me voy a lo seguro, por la que no me voy a perder ni queriendo, y me dirijo hacia la torre forestal, al parecer no parecía un día apropiado para exploraciones.

Allí me vuelvo a encontrar al trío de bikeros de antes que no parecen afectados por el factor tiempo y tras algunos segundos de parada emprendo el descenso. Esa primera parte es bastante técnica pero muy agradecida y muy rápida en la zona donde el camino es más ancho que discurre en forma de largas tiradas rectas y donde está más elaborado y expuesto. Al llegar al llano y después de pasar el desvío de la pista de la mina hay otro a la derecha que nunca había tomado y pese a que el tramo que viene a continuación es el más técnico y pedregoso de toda la bajada pero también el que más me gusta pero en esta ocasión sí quise conocer el nuevo segmento del que tanto se habla actualmente. Tiene un primer tramo sin prácticamente ningún obstáculo y después se desparrama en una pendiente de tierra impresionante de la que solamente bajé montado la mitad, una vez puesto pie a tierra imposible volver a subir, es de los tipos de terreno que menos me gustan, donde menos controlo y menos seguro me siento, aunque es posible que exista una alternativa, a comprobar ese punto. El tramo final es mucho más divertido y atentos a un desvío, si no se quiere descabalgar tomar el de la izquierda donde no tardamos en empalmar con la bajada clásica justo delante del portell del campo abierto de la finca.

Me queda pues solamente el tramo que va bordeando el campo con alguna que otra dificultad siempre hacia arriba pero no tardamos en llegar a la carretera de las minas donde el único pero será sortear la barrera ya que la gran mayoría de los mortales no dispondremos de la llave del candado. Una vez superado ese obstáculo se puede decir que es un simple rodar y rodar por el paseo y las calles de Palma hasta enganchar el carril bici del puerto donde podemos sentirnos algo más seguros sabiendo que si alguien nos embistiera por detrás al menos pelea con nuestras mismas armas y no tendríamos que ser nosotros los que siempre salgamos perdiendo, solo por eso ya vale la pena.