Acertada previsión

Debido a las malas previsiones meteorológicas para el sábado no obtuve respuesta para realizar una salida conjunta, y era una de esas que me apetecen, repetir alguna ruta de las que han quedado por ahí medio olvidadas y que desde luego tuvo mejores tiempos, al menos la segunda parte, antaño muy recorrida y comentada y en estos días (y meses) ni nombrada, me refiero a la Coma de s’Aigo, mayormente conocida como es Burotell, hay que salir a investigar, pues.

Ese trazado forma parte de la R3, Son Roca, a la cual se accede por caminos secundarios en la más pura esencia montanbikera, nada de carreteras de asfalto que aunque duras no tienen punto de comparación con los caminos interiores a menudo ya olvidados y lo que es peor, abandonados a su triste suerte con lo que ello conlleva, gracias si se puede pasar pedaleando, salgamos pues y pongámonos al día en estos asuntos.

Esa ruta la monté con ciertos itinerarios a modo de collage y como se notará, en un estado de forma bastante más elevado que el actual por lo que en ciertos periodos de menos ímpetu podría hacerse bastante dura, eso ya lo notamos el día que hicimos su estreno, por decirlo de alguna manera. Pero ahora no se trataba de medir fuerzas ni demostrar nada, simplemente había que comprobar el estado de paso actual, las cosas cambian, los propietarios pueden cambiar, y lo que antes se podía hacer igual ahora no es posible, y me gusta comprobar por mí mismo esas cuestiones.

De la ruta en sí modifiqué hace tiempo el inicio y quité el paso por la Vileta yendo directamente a las rampas de Bunyolí, me pareció lo más adecuado y consecuente ya que la subida primera era en su mayor parte un pateo. Realicé el ascenso dentro de los márgenes de siempre y sin sobresaltos y al llegar a la cadena bajé en lugar de subir, lo contrario de lo que viene siendo habitual. No hubo problemas para encontrar la entrada por el torrente ni en seguir el camino más allá de las casas aún estando en un estado casi salvaje no obstante en esos casos casi siempre se puede circular por la rodada que es el espacio libre que dejan las matas de carrizo. Pasamos por el porxo medio derrumbado tal y como lo recordaba y excepto algún cruce de torrente más técnico el resto se mantiene en bastante buenas condiciones aunque muy tapado. Al final dudo de si se acaba realmente o no o si es un tramo que se ha perdido, por eso debemos subir andando pero enseguida logramos empalmar con su continuación y proseguir con el pedaleo. Por aquí ya se puede considerar como pista y tiene algunos tramos bastante empinados y algún que otro obstáculo en forma de derrumbamiento y a poco de superarlo es cuando empieza a lloviznar pero no me da ni un minuto para que esa fina lluvia se convierta en una aguacero importante que no tarda en empaparme del todo por lo que me veo obligado a parar más que nada para proteger los terminales dentro de una bolsa impermeable aunque con solo sacarla y manipularla con los guantes quedó muy humedecida y preferí apagarlos para evitar problemas, eran poco más de las once y se habían cumplido las previsiones meteorológicas al cien por cien, ahora me vería obligado a regresar empapado y tembloroso, y es lo que hice en cuanto amainó un poco.

Lo que sí pude ver es que las casas están en obras, las rodean unos andamiajes no sé si de obra mayor o menor, lo cierto es que puede suponer muchas cosas y la peor de ellas es que se nos restrinja el paso por allí, ya no estaban muy conformes anteriormente así que ahora no creo que el tema pueda haber mejorado lo más mínimo, pero no va a ser hoy el día que lo averigüe, me largo y doy por terminada la vuelta, me conformaré por ahora a la espera de otro pase más confortable, quizás la semana siguiente o no, expuse la idea pero me parece que no provocó excesivo entusiasmo, más bien ninguno si entendemos que un no al principio de una frase es una negativa en toda regla, quizás vuelva solo cuando menos lo espere.


Subirse a la chepa

El sábado no había salido conmigo por Planícia, tenía cosas que hacer y la hice en solitario aprovechándome un poco de la situación para no estar pendiente del reloj y así se me hicieron las tantas yendo de un lado al otro y peleándome otro tanto con el teléfono de los tejones, creo que tendré que borrar todas las fotos para saber al menos dónde las guarda cuando cambia de fecha, en fin, problemillas de mentirijillas. Pero el domingo sí que tenía ganas y además le pareció bien que solamente fuéramos hasta el monumento de na Burguesa, un par de horitas bien aprovechadas y si además nos da tiempo para darnos un paseo por la ciudad, mejor que mejor.

No todo fue asfalto, nos metimos por la entrada del parque desde la Bonanova y salimos por el torrente al Paseo Marítimo, esa fue toda la tierra que pisamos pero fue divertido. Y como también ya me previno de que para el sábado siguiente no contara con él urdí entre semana algo más adecuado, quizás algún camino no transitado desde hace años? Y porqué no? Pongamos por caso el coll de sa Línia por su recorrido largo, es decir, entrando por Massanella. La última vez que pasé fue bajando y me pareció que estaba bastante estropeado, para mis adentros esperaba que esto no fuera así o el pateo sería de campeonato.

Haría una aproximación a Lloseta desde Binissalem cambiando un poco el inicio yendo a buscar el camí des Raiguer desde mucho antes y que es mucho más entretenido que la carretera vieja entre las dos poblaciones. Para no enredar mucho más al principio, y también por curiosidad, al llegar a Biniamar me desvío hacia el área recreativa para llegar a ese valle escondido y maravilloso, lugar del cual algunos nos quieren privar de su contemplación pero espero que con las debidas consideraciones podamos disfrutar por muchos años, de hecho y aunque hay que atravesar muchas barreras todas permiten el paso sin tener que jugarnos la integridad.

Ya veo la caseta del cobrador junto a la barrera y parece que me espera con los brazos abiertos para que cumpla con mi parte del trato, debo pasar por taquilla para poder rodar por sus caminos y con la advertencia de que no me devolverán el dinero si no soy capaz de llegar arriba montado, más vale que lo consiga entonces. No parece que haya cambiado casi nada el entorno respecto a lo que recordaba y es que las últimas veces que he pasado ha sido viniendo de es Pinatons con ruta hacia els Horts y por ahí no hay cobradores, por eso digo que el camino entero no lo recorría desde hace mucho.

Van pasando los kilómetros y a medida que nos vamos adentrando en el Estret es cuando el camino toma algo de inclinación, soportable en gran medida con un desarrollo medio. Pasar el portell ya es otro mundo, dejamos la zona más modificada y entramos en el bosque donde la naturaleza parece querer llevar el control, pero no nos engañemos, a poco que nos fijemos notaremos el efecto humano por doquier, el propio camino y sus aledaños, algunas construcciones, pocas empero, la más importante las cases des bosc aún utilizadas hoy en día como refugio en caso de que quieras contratarlo; y algo no menos importante aunque más imperceptible, la Canaleta, la célebre canaleta, no es la única pero sí la más conocida.

Hasta aquí ha sido un buen calentamiento y todo ha ido según lo previsto, ahora va a empezar lo bueno y no estoy del todo convencido de lo que puedo hacer con lo que me voy a encontrar aunque la sensación que me ronda es que es posible y si tengo que parar o descabalgar en algún momento no me lo voy a tomar como un fracaso, será lo que será. La verdad es que me voy sorprendiendo de lo bien que está, no a todo lo ancho evidentemente pero tiene una buena marca de rodada que permite un pedaleo efectivo y casi redondo, lo único malo es que ese tramo es muy largo y mi estado de forma no me permite pasarlo de una tirada, además hay una zona mala en la parte alta que la recordaba bien pero en general me sentí satisfecho del resultado por tanto tengo bien merecido un descanso en los pilones, bonitos recuerdos me traen.

Allí estoy cuando aparece uno montado, viene de Comafreda y también queda remoloneando por allí, algo me cuenta y yo le contesto pero parece más interesado en corretear por los caminos que en hacer amistades. Dice que ha visto a otros subir tras él, concretamente argentinos, la verdad, con esos datos no puedo saber de quiénes se trata y efectivamente cuando llega el primero no le conozco pero enseguida entabla conversación, que haya tenido anteriormente una máquina como la mía ayuda a romper el hielo mientras van llegando otros compañeros suyos y finalmente uno me reconoce, tenemos un amigo en común y nos hemos cruzado en varias rutas, charlamos un rato pero no podemos quedarnos allí toda la mañana, habrá que partir, ellos ya vuelven pero yo no tengo nada claro lo que voy a hacer, lo primero será bajar a la carretera y allí decidir el siguiente paso y si por un momento ese plan hubiera sido volver por donde había venido pronto lo descarté al comprobar (volver a comprobar, mejor dicho) lo dura que es la subida por esa vertiente, más corta pero mucho más concentrada, se me quitaron las ganas de repente así que llegué abajo y me fui a merendar algo en las mesas del exterior del refugio y urdí la siguiente parte del plan, ya metido en faena iba a hacerlo a lo grande, a por el Pas d’en Bartomeuse ha dicho.

Pues a eso vamos, subo por asfalto hasta arriba y parece que la concentración ciclista en la terraza no disminuye pero ese detalle no tiene que ver conmigo y me meto por la pista enseguida a buscar el paso, espero que no con la misma suerte que la última vez y sí llego directamente y sin fallar. Hasta aquí bien pero me acuerdo bien de la continuación, terreno muy pedregoso y prácticamente imposible de circular para la mayoría, donde el vocablo atrancarse cobra su máximo significado. Más adelante aún tenía esperanzas de mejoría y sabía que así sería pero el ir solo no ayudó, y ni siquiera en el caso de haber ido acompañado tampoco, ya que en estos casos el que acompaña debería ser el que diera ejemplo y no es todo el mundo el que pueda hacerlo, así que me dispuse a intentarlo aunque en el cómputo final solo podría decirse que se trató de un tímido intento y el que tuviera que lidiar infructuosamente con el teléfono para sacar unas simples instantáneas no es excusa, de hecho la traza se paró mucho antes y ya no se recuperó.

Había oído que se habían comenzado unas actuaciones de recuperación en las casas de ses Figueroles pero lo vi todo igual, quizás sea solo sobre plano y cuando vuelva tengamos allí todo un nuevo refugio. Sobre el camino y la bajada más de lo mismo, tramo sucio y mayormente cuesta arriba hasta una especie de paso entre rocas y una bajada que he recorrido con mejores sensaciones en ocasiones anteriores. No quiero mirar el reloj pero me doy cuenta de que la mejor opción hubiera sido sin duda volver por donde había venido aún a pesar de que la subida por la vertiente de Comafreda solo puede calificarse de pestosa pero quizás hubiera estado lamentando el resto de semana no haber ido por donde fui, y es que no hay manera de saber cuando vas a acertar, de lo único que puedes estar seguro es de a quién NO tienes que llevar por allí. Machacado, sí, arrepentido, nunca.


La espinita

Llevo algunas semanas con problemas en el terminal donde grabo las rutas, a saber un simple teléfono que también utilizo para sacar fotos, eso implica que abro y cierro la pantalla muy frecuentemente y parece que últimamente eso afecta a su funcionamiento ya que si escucho música, por ejemplo, no se producen ninguno de esos efectos. La situación más grave es cuando el aparato se apaga y pierde la hora ya que no lleva SIM entonces debo mirar el otro teléfono y poner la hora manualmente para que la traza pueda continuar al menos sin disparidad horaria, otra cosa es cuándo me doy cuenta de que se ha parado para realizar esta operación, en principio debería darme cuenta rápido porque la aplicación me va cantando los tiempos cada kilómetro, o sea que en teoría ésa debería ser la distancia máxima que podría perder pero a veces voy concentrado en la ruta o bien todo lo contrario y pasa bastante tiempo hasta que adivino que algo va mal. Casos ya más graves es cuando pierdo totalmente la traza a pesar de todos los esfuerzos, y ese es el caso del sábado, tantas veces fue el cántaro a la fuente que acabó hecho trizas y lo único que obtuve fue una traza ridícula de un kilómetro, y mira que le tenía ganas, me había pasado la semana con una idea fija, ir a ver un camino del que solamente tenía la referencia de la traza sobre el mapa, ninguna opinión expresada ni siquiera de refilón en ninguna parte, una perlita.

Más Bunyolí, otro ascenso del que no tengo queja, iba solo por si alguien se lo pregunta, los compañeros están dispersos. Voy a llegar solamente, en altura me refiero, hasta Sobremunt, después ya únicamente me queda una rampilla hasta el Pouet con sus correspondientes barreras las cuales vuelvo a fotografiar para retener sus coordenadas exactas. La pista llega hasta el Hort de Sobremunt donde al entrar en el bosque se convierte en un simple sendero, rodable en su mayor parte aunque aún quedan algunos árboles cruzados y por su tamaño presumo que por mucho tiempo.

Salimos del bosque para entrar en dominios civilizados donde la mayor dificultad radicaba en una barrera que habían sellado con alambre duro imposible de deshacer a mano limpia, no sé quién ha desenredado esos cierres pero ahora sí se puede pasar civilizadamente, queda otra en la carretera pero es baja y fácil de superar, en cambio la que da acceso al camino de la Comuna y la Campaneta está abierta pero si tenemos que hacer caso a las indicaciones no podríamos pasar ya que expresamente prohíbe el paso de bicicletas por esas propiedades pero a la vez es el único acceso al GR, a menos que éste empalme con la carretera en otro lugar que yo desconozco. Hay que arriesgarse entonces y seguir adelante, afortunadamente solamente me crucé con un bikero y un corredor, ningún vehículo, habrá que pensar seriamente porqué en una pista frecuentada por vehículos a motor, sin barreras que retengan el ganado y que tampoco te acercas a las casas puede molestar tanto a los propietarios o explotadores del negocio que pasemos por allí.

Estoy ya en el GR y me toca apechugar con el peor tramo, no el empedrado, que ese más o menos se pasa, sino el siguiente, el escalonado, el que ya cuesta bajarlo como para querer hacerlo subiendo pero una vez arriba ya todo es coser y cantar, al menos hasta que enlazamos con el que sube de Son Forteza donde continúa bastante fuerte aunque me pareció más corto de lo que recordaba. Una vez nivelado es cuando debía empezar a buscar mi camino secreto, y no está lejos, y aunque su inicio sea muy visible y fácil de seguir se parece poco a un camino propiamente dicho, y mucho menos, construido como tal ya que es un simple zigzagueo entre las encinas pero al menos se puede rodar. No tardamos mucho en alcanzar una pared con su correspondiente portillo y ahí empieza otro mundo, del claro a la selva donde el sendero queda completamente tapado por la vegetación y además va cuesta arriba con lo que el pedaleo es imposible, y además hay que sumarle el poco espacio de que disponemos para pasar en una ladera de mucha pendiente, factores que no deben desagradar a los senderistas pero que a la mayoría de los que transportamos bicicletas pueden hacerse pesados, por no usar palabras malsonantes.

Lo cierto es que el itinerario discurre muy cerca de la pared rocosa por lo que me imagino que estoy prácticamente a los pies del llamado pas de sa Rata y que haya escalado ese paso hace tiempo no me faculta a que deba acordarme de dónde está exactamente, no recuerdo un detalle que destacara en su base por lo que no podría ubicarlo de ninguna manera, por todo ello saco fotos para tenerlas al menos ubicadas. El sendero se va separando paulatinamente del muro pétreo y no tardo en llegar al inicio de un camino de bajada bastante claro, ahora mismo no sabría decir por cuantos cruces pasé pero lo que es seguro es de que en alguno de éstos el camino continuaba en altura mientras yo me decidí por el de bajada, es ancho pero por momentos no es evidente, está claro que no es un sitio de paso marcado pero a pesar de ello puedo concluir ese descenso sin errores hasta que desemboco en un camino perfectamente definido y que me es muy familiar desde el primer momento, aunque no es hasta que llego a un portillo de una pared cuando puedo asegurar y aseguro que sé donde estoy. Se trata de na Jovera, sobre el camino que sin pérdida posible me llevará hasta Planícia, y me sabe mal haber acabado tan pronto con el anterior aunque son solo sensaciones atemporales ya que el tiempo sí ha corrido y de qué manera, pero qué quieres que haga, estoy en la vertiente oeste y si no tuviera todo ese bosque delante podría contemplar el mar, cosa harto difícil de donde vengo y todo eso se traduce que me queda mogollón de vuelta y yo de contemplación.

Efectivamente acabo en las casas y ahí sí que la vista abarca kilómetros y kilómetros de naturaleza, lugar privilegiado que ahora podemos disfrutar aunque si tuviera que hacer caso a los mandamientos tendría que haber dejado la bicicleta aparcada en el Salt como mínimo y haber llegado aquí andando. Misma situación de ahora en adelante pero qué queréis que haga, bajar a la carretera no es una opción por lo que debo continuar hasta enlazar con el camí des Correu, y lo haré por el camí bord y aunque la tentación de bajar a la pista a mitad de camino fue grande opté por continuar por la pedrera, no sé si han vuelto a abrir paso por abajo pero lo que sé es que pasar por las rocas tal como están y esa pendiente es casi idiota. Da igual, continúo y al llegar al camí del Correu no encuentro la salida, al parecer han reparado los muros y tapado el acceso y aunque el camino por el que transito aún continúa más allá decido dar media vuelta y bajar por la pared. Hice el tonto porque desaproveché la oportunidad de pedir a algunos del numeroso grupo de scouts que pasaban en ese momento que me ayudaran a pasar la bici y después tuve que hacerlo solo y la verdad es que lo han dejado bastante complicado pero finalmente logré bajar.

Mientras recuperaba el aliento y comía algo llamé a casa para informar de mi situación y pasaron en ese momento dos bikeros hacia Esporles aunque no logré alcanzarlos ni siquiera verlos hasta que llegué al cruce de la carretera cuando ellos se metían por el sendero de enfrente y yo no quise ir tras ellos emprendiendo regreso directo por asfalto.

Después, ya comido y descansado, eché mano al teléfono y comprobé que nada de lo grabado era recuperable, estaba definitivamente perdido, solamente la localización de las fotos me daba una idea aproximada de por dónde circulé pero con una duda sin resolver, la continuación de ese camino hacia la mola de Planícia donde presumo buenas vibraciones pero esa confirmación deberá esperar a una nueva ruta y creo que en el mismo sentido porque yo diría que hacerla al revés es tarea hercúlea aunque es un extremo que no descarto una vez compruebe donde está el enlace con el camino de la Mola, todo por decidir.


De un día a otro

Llega el sábado y por circunstancias no salgo, se pospone la ruta al domingo y por ese cambio me podré explayar un poco más en el horario pero no lo suficiente como para irme muy lejos por lo que quiero aprovechar desde el minuto uno así que meteré la directa hacia Bunyolí y más allá. La subida estuvo muy bien, de más a menos pero pudiendo conservar un ritmo decente aguantando el 32 y se notó en el cronómetro. Toca descanso en la cadena y de paso alguna que otra plática con los allí presentes, unos que vienen y otros que se van, yo no volví a ver a nadie hasta la explanada del último chalet, allí se presentó un bikero que también subía por lo que se puede suponer con total seguridad que haremos la misma ruta por lo que parece que no habrá inconveniente en hacerla juntos y como no me apetece descabalgar de la bici nada más empezar le propongo rodear la casa por detrás sin padecer esas molestias, le parece bien y así lo hacemos mientras que el grupo de eléctricos que se han presentado un poco más tarde van a hacerlo por delante aunque nos volvemos a cruzar al cabo de un minuto aunque nosotros partimos por delante.

El llaneo se presenta bien y se puede rodar de una tirada sin complicaciones y mejor rapidito que es cuando la bici se siente más cómoda. Vamos a hacer el recorrido clásico al menos hasta la ermita, por ahora todo ha ido a pedir de boca, sin sobresaltos, con la salvedad del intercambio de posiciones con el grupo de eléctricos que nos alcanza en el desvío de la cumbre donde he parado un momento a ponerme las protecciones, ellos ahora van por delante y nosotros no somos capaces de pillarles antes de llegar a la ermita.

Como no tengo una ruta predefinida estoy abierto a varias posibilidades, el guía del grupo me invita a bajar hacia el camí des Correu, opción que no me parece idónea aunque no es tanto por la nueva prohibición de paso en el tramo final como porque quiero bajar por alguna senda menos concurrida, lo cual expongo a mi compañero de aventuras y le parece bien so pena de no alargar demasiado el horario, y como no parece que vaya a ocurrir finalmente sí me acompaña. Hacemos un itinerario alternativo un poco más técnico al principio pero que después, al ensancharse, permite disfrutar de un plus de velocidad. En el cruce de caminos me hago un lío al principio y vamos un poco de acá para allá aunque logro situarme correctamente al cabo de un momento y emprendemos camino hacia el área recreativa, sendero técnico al principio, camino de carro cómodo después y pista rápida al final.

La vuelta también la realizamos juntos por Son Malferit, de empezar solo se ha ido animando la mañana a base de ir encontrando compañeros de fatigas que sin conocerte de nada no tienen reparos en ofrecerte su compañía y así pasar un buen rato practicando deporte con todo lo que ello importa.


Pretensiones las justas

Después del panzón del sábado tocaba relajar piernas y salí el domingo por las cercanías, muy cercanías ya que ni siquiera llegué a rozar las estribaciones de la sierra, me conformé con llegar al castillo y poco más después de haber rodado en plan tranquilo por el carril bici costero en esas horas en las que aún puede sentirse algo de tranquilidad y ahí donde se acaba me meto por las callejuelas de el Terreno en sentido contrario para entrar en el parque y acabar con las últimas rampas antes de llegar a la explanada de arriba donde se están montando las carpas de las asociaciones para celebrar el Diumenge de l’Àngel, ostras, ni había caído, es el día de la fiesta a la que antes sí acudía con la familia pero con un interés decreciente a medida que pasan los años, tanto que ha llegado a ser inexistente por eso ni me fijo en la parafernalia y sigo mi camino a través del bosque para llegar a la bajada de sa Teulera pasando a su vez por el parquecillo y salir a la rotonda donde, para acabar de bordar la torta, bajo al bosque para cruzarlo y salir por la rotonda del colegio y ahí sí que puede decirse que se acabó lo que se daba, toca carrilear y volver a casas dando por buena la salida y el objetivo cumplido.

Solo han pasado tres días desde esta pedalada y tengo la oportunidad de poder realizar otra y esta vez un poco más extensa en tiempo y distancia pero como no tengo compañeros de correrías tiro por lo rápido y conocido, esta vez en el punto cardinal contrario, vayamos a la Comuna de Bunyola que falta gente. El Rafal, Son Cladera, s’Indioteria, Son Macià, Son Daviu, Son Pizá y carretera para finalizar en Es Garrigó dispuesto a emprender la larga subida hacia los dominios comunales.

Sube uno delante de mí pero con mucho desarrollo (eso quiere decir que va muy lento) y aunque paré a charlar con él un rato tuve que dejarle atrás debido a su cansino ritmo, al parecer tenía algún tipo de inconveniente físico que le impedía ir más rápido o más cómodo. Luego encontré a otro en las mesas que partió a rodar un poco más antes de emprender el regreso, de buena gana le hubiera acompañado pero quería perder el menor tiempo posible y tomé rumbo Cocons al poco de llegar arriba no sin antes haber comentado con él algunos chismorreos sobre bicis, no dio tiempo para intimar más.

Bajada sin complicaciones y sin forzar nada, los que me encontré lo pasaban algo peor con sus bicis rígidas e inadecuada postura, no sé cómo les iría para llegar hasta el final, a mí bien, no diré relajado pero tampoco a muerte y no era por la cantidad de gente que me encontré, aún en el caso de no haberme cruzado con nadie hubiera hecho lo mismo.

La vuelta casi pisando metro a metro la traza me pareció lo más idóneo en cuanto no quería salirme del horario previsto y pude cumplir sin tener que pisar el acelerador y disfrutar así de un retorno sin prisas ni agobios, bendito deporte.